El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
Se le ha acusado de practicar canibalismo, se le ha responsabilizado del caos y la violencia absoluta que asola Haití, pero lo cierto es que Jimmy «Barbecue» Chérizier no es más que una consecuencia del colapso del Estado haitiano.
Cuando la autoridad cede el poder, rápidamente lo ocupan los «señores de la guerra». Lo que está sucediendo en Haití ya se vio en los años 90 del siglo XX en Somalia. Se vio también en Sudán del Sur tras su independencia.
El expolicía Jimmy «Barbecue», o «la pesadilla Barbecue», ha ocupado el espacio dejado por el corrupto e inoperante estado y ha decidido que el Estado será, a partir de ahora, él y amenazó con una guerra civil y un genocidio si el primer ministro no dimitía, cosa que hizo poco después.
La misma jefa de UNICEF, Catherine Russell, ha descrito la situación como catastrófica y ha comparado el país con la película postapocalíptica Mad Max.
Con las pandillas controlando las principales carreteras del país y prácticamente todo el entramado urbano de la capital, Puerto Príncipe, «es casi como una escena sacada de Mad Max», afirmó. «La situación es horrible», aseguró en una entrevista concedida a Face the Nation.
«Muchas personas sufren hambre y desnutrición severa. No podemos darles suficiente ayuda», e insistió en que la crisis «es la peor que se haya visto en décadas».
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Las pandillas han liberado a miles de encarcelados de las prisiones, han asaltado comisarías, el aeropuerto y sedes gubernamentales.
Hace unos días Barbecue ofreció una muestra de su poder durante un operativo policial en el barrio de Puerto Príncipe donde vive para detenerlo.
La Policía Nacional de Haití difundió un comunicado según el cual habrían muerto varios pandilleros en el operativo y se habrían confiscado una importante cantidad de armas. Sin embargo, de Barbecue, ni rastro.
Al frente de la alianza de bandas G9, Barbecue ha sido acusado de cometer atrocidades contra la población civil, aunque él se defiende y asegura que sólo busca justicia para la población.
Custodiado por sus guardaespaldas, se pasea fusil en mano, con chaleco antibalas y a cara descubierta por Puerto Príncipe.
Consciente de la importancia del relato, ha cultivado una imagen de libertador y rebelde frente a las élites que han sometido al país a la miseria.
Lo cierto es que la rebelión de Barbecue ha empeorado la situación y ha llevado a Haití al caos absoluto y convertido el Estado en fallido.
Mientras Barbecue afianza su poder, los restos del poder político han constituido un Consejo Presidencial de tras*ición con el objetivo de reconstruir el Estado, nombrar un gobierno legítimo y recuperar el control de las calles.
Sin embargo, las divisiones internas parecen apuntar a que la tarea será compleja o imposible. Al mismo tiempo, las pandillas criminales siguen asolando Haití, principalmente Puerto Príncipe, donde continúan los saqueos y la anarquía.
Sin ir más lejos, las pandillas controladas por Barbecue realizaron esta misma semana una incursión en uno de los barrios más elitistas de Puerto Príncipe, saquearon varias viviendas y dejaron tras ellos 14 cadáveres.
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Cuando la autoridad cede el poder, rápidamente lo ocupan los «señores de la guerra». Lo que está sucediendo en Haití ya se vio en los años 90 del siglo XX en Somalia. Se vio también en Sudán del Sur tras su independencia.
El expolicía Jimmy «Barbecue», o «la pesadilla Barbecue», ha ocupado el espacio dejado por el corrupto e inoperante estado y ha decidido que el Estado será, a partir de ahora, él y amenazó con una guerra civil y un genocidio si el primer ministro no dimitía, cosa que hizo poco después.
La misma jefa de UNICEF, Catherine Russell, ha descrito la situación como catastrófica y ha comparado el país con la película postapocalíptica Mad Max.
Con las pandillas controlando las principales carreteras del país y prácticamente todo el entramado urbano de la capital, Puerto Príncipe, «es casi como una escena sacada de Mad Max», afirmó. «La situación es horrible», aseguró en una entrevista concedida a Face the Nation.
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Hace unos días Barbecue ofreció una muestra de su poder durante un operativo policial en el barrio de Puerto Príncipe donde vive para detenerlo.
La Policía Nacional de Haití difundió un comunicado según el cual habrían muerto varios pandilleros en el operativo y se habrían confiscado una importante cantidad de armas. Sin embargo, de Barbecue, ni rastro.
Al frente de la alianza de bandas G9, Barbecue ha sido acusado de cometer atrocidades contra la población civil, aunque él se defiende y asegura que sólo busca justicia para la población.
Custodiado por sus guardaespaldas, se pasea fusil en mano, con chaleco antibalas y a cara descubierta por Puerto Príncipe.
Consciente de la importancia del relato, ha cultivado una imagen de libertador y rebelde frente a las élites que han sometido al país a la miseria.
Lo cierto es que la rebelión de Barbecue ha empeorado la situación y ha llevado a Haití al caos absoluto y convertido el Estado en fallido.
Mientras Barbecue afianza su poder, los restos del poder político han constituido un Consejo Presidencial de tras*ición con el objetivo de reconstruir el Estado, nombrar un gobierno legítimo y recuperar el control de las calles.
Sin embargo, las divisiones internas parecen apuntar a que la tarea será compleja o imposible. Al mismo tiempo, las pandillas criminales siguen asolando Haití, principalmente Puerto Príncipe, donde continúan los saqueos y la anarquía.
Sin ir más lejos, las pandillas controladas por Barbecue realizaron esta misma semana una incursión en uno de los barrios más elitistas de Puerto Príncipe, saquearon varias viviendas y dejaron tras ellos 14 cadáveres.
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