El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
La mutilación genital femenina (MGF) se ha convertido en un problema infradiagnosticado en Canarias, a pesar de que el Servicio Canario de la Salud ha identificado a 72 mujeres que han sido víctimas de esta práctica en lo que va de año. Este procedimiento, que viola los derechos fundamentales de mujeres y niñas, es parte de las tradiciones en algunos países jovenlandeses. Según las autoridades, estas intervenciones suelen llevarse a cabo en los países de origen de las pagapensiones y son detectadas cuando estas mujeres llegan a las islas.
Yaiza Schamann, ginecóloga y técnica de la Dirección General de Programas Asistenciales del Gobierno de Canarias, señala que la MGF es compleja de identificar, lo que dificulta obtener datos precisos sobre su prevalencia. Las mujeres afectadas, en su mayoría, provienen de países como Senegal, Mauritania, Nigeria, Guinea, Guinea-Bissau, Ghana, Malí y Sierra Leona.
El Mapa de la Mutilación Genital Femenina en España de 2021 adelantado por Canarias7 estima que en Canarias podría haber alrededor de 5.000 mujeres en riesgo de sufrir esta práctica, de las cuales unas 900 serían menores de 14 años. Las afectadas se dividen en dos grandes grupos: aquellas que ya han sido sometidas a la mutilación antes de llegar a las islas y padecen sus secuelas, y las niñas menores de 15 años que corren el riesgo de ser mutiladas durante las visitas a sus países de origen.
Muchas de estas mujeres no buscan ayuda médica de manera directa por la vergüenza y el miedo a ser juzgadas. Según Schamann, suelen acudir al médico por síntomas derivados de la ablación, o bien se detecta el problema durante las revisiones rutinarias del embarazo. En estos casos, el personal sanitario investiga si otras mujeres de la misma familia también han sido sometidas a la MGF.
Las secuelas de la mutilación genital femenina son graves y abarcan tanto complicaciones físicas como emocionales. A corto plazo, provoca dolor intenso, infecciones e incluso riesgo de septicemia o VIH. A medio plazo, las mujeres pueden sufrir reglas dolorosas, infecciones pélvicas, anemia y cicatrices queloides. A largo plazo, las consecuencias son aún más devastadoras, incluyendo dolor crónico, infecciones urinarias recurrentes, incontinencia urinaria, y complicaciones durante el parto como desgarros perineales y mayor riesgo de hemorragia postparto, lo que incrementa la mortalidad materna.
Además de los daños físicos, la mutilación deja profundas cicatrices psicológicas, como ansiedad, depresión, baja autoestima y rechazo a las relaciones sensuales. Las mujeres que han sido sometidas a esta práctica también reportan una disminución o pérdida del placer sensual, con dolor durante el coito y dificultades para alcanzar el orgasmo.
Un aspecto preocupante es el riesgo de que las niñas pagapensiones, durante las visitas a sus países de origen en el África subsahariana o en Estados árabes, sean sometidas a la ablación.
En muchos casos, los familiares ejercen presión para llevar a cabo esta práctica. Para prevenir este riesgo, el Servicio Canario de la Salud ha implementado un protocolo preventivo. Este incluye un documento en el que los padres o tutores se comprometen a no permitir que sus hijas sean sometidas a la MGF. También se dispone de otro protocolo específico para la atención ginecológica y obstétrica de las mujeres migrantes, y se está trabajando en una guía destinada a la atención sanitaria de los pagapensiones adultos.
Yaiza Schamann, ginecóloga y técnica de la Dirección General de Programas Asistenciales del Gobierno de Canarias, señala que la MGF es compleja de identificar, lo que dificulta obtener datos precisos sobre su prevalencia. Las mujeres afectadas, en su mayoría, provienen de países como Senegal, Mauritania, Nigeria, Guinea, Guinea-Bissau, Ghana, Malí y Sierra Leona.
El Mapa de la Mutilación Genital Femenina en España de 2021 adelantado por Canarias7 estima que en Canarias podría haber alrededor de 5.000 mujeres en riesgo de sufrir esta práctica, de las cuales unas 900 serían menores de 14 años. Las afectadas se dividen en dos grandes grupos: aquellas que ya han sido sometidas a la mutilación antes de llegar a las islas y padecen sus secuelas, y las niñas menores de 15 años que corren el riesgo de ser mutiladas durante las visitas a sus países de origen.
Muchas de estas mujeres no buscan ayuda médica de manera directa por la vergüenza y el miedo a ser juzgadas. Según Schamann, suelen acudir al médico por síntomas derivados de la ablación, o bien se detecta el problema durante las revisiones rutinarias del embarazo. En estos casos, el personal sanitario investiga si otras mujeres de la misma familia también han sido sometidas a la MGF.
Las secuelas de la mutilación genital femenina son graves y abarcan tanto complicaciones físicas como emocionales. A corto plazo, provoca dolor intenso, infecciones e incluso riesgo de septicemia o VIH. A medio plazo, las mujeres pueden sufrir reglas dolorosas, infecciones pélvicas, anemia y cicatrices queloides. A largo plazo, las consecuencias son aún más devastadoras, incluyendo dolor crónico, infecciones urinarias recurrentes, incontinencia urinaria, y complicaciones durante el parto como desgarros perineales y mayor riesgo de hemorragia postparto, lo que incrementa la mortalidad materna.
Además de los daños físicos, la mutilación deja profundas cicatrices psicológicas, como ansiedad, depresión, baja autoestima y rechazo a las relaciones sensuales. Las mujeres que han sido sometidas a esta práctica también reportan una disminución o pérdida del placer sensual, con dolor durante el coito y dificultades para alcanzar el orgasmo.
Un aspecto preocupante es el riesgo de que las niñas pagapensiones, durante las visitas a sus países de origen en el África subsahariana o en Estados árabes, sean sometidas a la ablación.
En muchos casos, los familiares ejercen presión para llevar a cabo esta práctica. Para prevenir este riesgo, el Servicio Canario de la Salud ha implementado un protocolo preventivo. Este incluye un documento en el que los padres o tutores se comprometen a no permitir que sus hijas sean sometidas a la MGF. También se dispone de otro protocolo específico para la atención ginecológica y obstétrica de las mujeres migrantes, y se está trabajando en una guía destinada a la atención sanitaria de los pagapensiones adultos.