Elpaisdelasmaravillas
Madmaxista
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Al concejal socialista Fernando del Río le cogieron una tarde por banda Trinidad Rollán y su suegro, Valentín Gómez. Le citaron en un «cafetín» de la plaza del Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz y le hicieron una propuesta con la que estaban seguros que se callaría y se sometería a la disciplina de partido. Esperaban conseguir que Del Río retirase las cinco denuncias públicas sobre distintos convenios urbanísticos realizados por el Consistorio que dirigía Rollán como alcalsesa y su suegro como concejal de Cultura. Estaban seguros de que la oferta le quitaría de la cabeza la idea de abandonar el PSOE y, sobre todo, la amenaza de denunciarles a todos. No lo lograron.
La oferta
Ni Rollán, ahora número dos de Tomás Gómez, ni su suegro consiguieron «comprar» a Del Río a pesar de que le ofrecieron cobrar hasta nueve millones más de las antiguas pesetas. En concreto, afirma Del Río, le dijeron entre cafés que si reconsideraba la actitud que había tomado en los últimos meses, desde las elecciones de 2003, le convertirían en el nuevo concejal de Cultura y pondrían a un cargo de confianza a su elección, «vamos, que les diera el nombre de un amigo y que ellos le contrataban», afirma. «Creyeron que me podían comprar, porque había perdido otro trabajo que compaginaba con el de concejal, pero yo no iba buscando ni dinero ni poder», explica.
Del Río pertenecía al PSOE de Torrejón desde hacía casi veinte años. Tras las elecciones de 2003, en las que entró a formar parte de la corporación municipal como «concejal de a pie», es decir, sin un área adscrita, Del Río se había encontrado con varias «irregularidades urbanísticas» realizadas por el secretario general local y edil de Urbanismo, Francisco Martín Rojas.
Con ellas y con hasta veinte compañeros de partido presentó queja en marzo de 2004 al Comité de Ética de la Federación Socialista Madrileña. En concreto, denunció hasta cinco irregularidades realizadas por Rojas a la que por entonces era portavoz del PSOE en la Asamblea, Ruth Porta, y al secretario de Organización del partido, Antonio Romero. Querían evitar que Rojas continuara dirigiendo el partido. Del Río afirma que la FSM hizo oídos sordos: «me dijeron que si tenía pruebas que fuera al juzgado y que si lo hacía me echarían del partido. Pero no hizo falta. Me fui yo», afirma.
Aquello, y el hecho de que Rojas fuera ratificado como secretario de la agrupación local socialista en septiembre de ese mismo año, precipitó la salida de Del Río del partido (octubre de 2004) y, a partir de ahí, una retahíla de denuncias en los juzgados. Cinco por recalificaciones de terreno de uso industrial como suelo residencial en Torrejón y otra por amenazas «contra mí y contra toda mi familia» por parte del marido de Rollán, Valentín Gómez Lirola, responsable de Organización del PSOE local e imputado por aquellos hechos que tuvieron lugar en 2005.
Hoy, Rollán tendrá que explicar ante el juez por qué dio luz verde a un convenio urbanístico en 2001 pese al informe negativo del instructor. Un caso conocido como «Patrimonio Siglo XXI» que Del Río llevó a los tribunales después de rechazar el «chantaje» de Rollán y su suegro.
La número dos del PSOE intentó sobornar al concejal que la denunció
La oferta
Ni Rollán, ahora número dos de Tomás Gómez, ni su suegro consiguieron «comprar» a Del Río a pesar de que le ofrecieron cobrar hasta nueve millones más de las antiguas pesetas. En concreto, afirma Del Río, le dijeron entre cafés que si reconsideraba la actitud que había tomado en los últimos meses, desde las elecciones de 2003, le convertirían en el nuevo concejal de Cultura y pondrían a un cargo de confianza a su elección, «vamos, que les diera el nombre de un amigo y que ellos le contrataban», afirma. «Creyeron que me podían comprar, porque había perdido otro trabajo que compaginaba con el de concejal, pero yo no iba buscando ni dinero ni poder», explica.
Del Río pertenecía al PSOE de Torrejón desde hacía casi veinte años. Tras las elecciones de 2003, en las que entró a formar parte de la corporación municipal como «concejal de a pie», es decir, sin un área adscrita, Del Río se había encontrado con varias «irregularidades urbanísticas» realizadas por el secretario general local y edil de Urbanismo, Francisco Martín Rojas.
Con ellas y con hasta veinte compañeros de partido presentó queja en marzo de 2004 al Comité de Ética de la Federación Socialista Madrileña. En concreto, denunció hasta cinco irregularidades realizadas por Rojas a la que por entonces era portavoz del PSOE en la Asamblea, Ruth Porta, y al secretario de Organización del partido, Antonio Romero. Querían evitar que Rojas continuara dirigiendo el partido. Del Río afirma que la FSM hizo oídos sordos: «me dijeron que si tenía pruebas que fuera al juzgado y que si lo hacía me echarían del partido. Pero no hizo falta. Me fui yo», afirma.
Aquello, y el hecho de que Rojas fuera ratificado como secretario de la agrupación local socialista en septiembre de ese mismo año, precipitó la salida de Del Río del partido (octubre de 2004) y, a partir de ahí, una retahíla de denuncias en los juzgados. Cinco por recalificaciones de terreno de uso industrial como suelo residencial en Torrejón y otra por amenazas «contra mí y contra toda mi familia» por parte del marido de Rollán, Valentín Gómez Lirola, responsable de Organización del PSOE local e imputado por aquellos hechos que tuvieron lugar en 2005.
Hoy, Rollán tendrá que explicar ante el juez por qué dio luz verde a un convenio urbanístico en 2001 pese al informe negativo del instructor. Un caso conocido como «Patrimonio Siglo XXI» que Del Río llevó a los tribunales después de rechazar el «chantaje» de Rollán y su suegro.
La número dos del PSOE intentó sobornar al concejal que la denunció