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La nueva moda entre los jóvenes: «Salen de fiesta con viagra para poder beber y que se les levante»
El uso recreativo de la pastilla azul se normaliza a partir de los 17 años
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La nueva moda entre los jóvenes: «Salen de fiesta con viagra para poder beber y que se les levante»
María Pedreda
El uso recreativo de la pastilla azul se normaliza a partir de los 17 años
La bomba la dejó caer la sexóloga Nayara Malnero: «Hay cantidad de chavales de 20 años que salen de fiesta con viagra en el bolsillo, así pueden beber lo que les dé la gana que se les va a levantar igual. Y luego desarrollan una dependencia muy grande, el cuerpo se acostumbra a responder al químico». De desengancharlos se encarga luego ella y, como ella, otros tantos psicólogos que confirman que, aunque esta no es todavía una práctica extendida, sí comienza a normalizarse.
Chicos jóvenes, «de hasta 17 y 18 años», recurren al sildenafilo y demás fármacos de su misma familia, indicados para tratar la disfunción eréctil, para contrarrestar el efecto antigravedad del alcohol y las drojas, pero también, directamente, para «estar a la altura», para «cumplir las expectativas». «La presión es enemiga, supone inseguridades y miedos que van en contra de la respuesta sensual», señala la psicóloga Arola Poch.
«Consumen viagra durante las noches de fiesta como si fuese una sustancia estimulante más, como una especie de optimizador químico del rendimiento sensual», detalla Ricardo Fandiño, psicólogo clínico y coordinador de Aseia (Asociación para a Saúde Emocional na Infancia e na Adolescencia). ¿Pero es solo una cuestión práctica, un atajo? «Una cosa es cómo ellos expresan este acercamiento, desde una perspectiva recreativa (‘es más divertido', ‘duras más', ‘es una forma de aguantar'...), y otra los motivos implícitos en él: se convencen de que así se garantizan la penetración, que para ellos es el centro del encuentro sensual, ese miembro viril erecto —explica el experto—. Este imaginario les llega a través de la pronografía, pero de manera menos explícita también del cine comercial, de la publicidad, de las series».
Los problemas de rigidez* son a día de hoy el primer motivo de consulta sexológica en varones jóvenes de 18 a 28 años, revela Santiago Frago, director del centro de referencia en sexología Amaltea. «Esta disfunción no tiene que ver con causas orgánicas ni físicas, porque sucede en gente joven con buena salud —observa—, sino con la manera de entender las relaciones sensuales». «Vivimos en una sociedad de lo inmediato —agrega Poch—. Las cosas tienen que funcionar y tienen que funcionar ahora. Y, si no, aparece la frustración. Quieren la solución inmediata. Y si es a través de una pastilla, recurren a ella».
«Si yo me tomo diez mojitos, no voy a conseguir una rigidez* ni con medicación», advierte el médico y sexólogo Santiago Frago, convencido, como Arola Poch, de que en el fondo este uso tiene más que ver con inseguridades arrastradas, con malas experiencias, que con el disfrute puro y duro. Argumenta que con altas cantidades de alcohol en el cuerpo ni siquiera la pastilla azul hace efecto: «El efecto del alcohol sobrepasa el del componente químico de la viagra, en grandes dosis siempre va a vencer el alcohol». «Siempre se ha entendido el miedo de una chica joven al dolor de la primera vez, pero quizá no tanto el agobio de los chicos por perder la rigidez*», añade.«Si yo me tomo diez mojitos, no voy a conseguir una rigidez* ni con medicación»
De cualquier manera, Ricardo Fandiño, experto en perfiles adolescentes, advierte del riesgo de que este tipo de prácticas, que tienen mucho de moda, se extiendan con facilidad. «Enseguida pueden llegar a edades más tempranas», avisa.
¿QUÉ ES LA VIAGRA?
Entre una y tres horas. El sildenafilo (Viagra es uno de sus nombres comerciales) es un vasodilatador que se usa para tratar problemas de rigidez*. Se administra por vía oral y se difunde por sangre, explica el jefe de urología del Chuac, Venancio Chantada. Solo hay una única contraindicación: no puede mezclarse con medicamentos con nitritos o nitroglicerina, utilizados para cardiopatías. «En un principio se decía que la viagra era mala para el corazón, pero todo lo contrario —desarrolla—. Lo que pasa es que no se puede mezclar con vasodilatadores coronarios. Con sintrom sí puede combinarse, y también pueden tomarla trasplantados cardíacos o pacientes con arritmia. Pero nadie puede tomarlo sin un control médico, porque puede haber pacientes que desconozcan tener ciertas afecciones». Los efectos duran entre una y tres horas, concreta el experto, pero algunos compuestos similares tienen una vida media más larga. «Tras tomar la pastilla, puedes provocar la rigidez* en ese tiempo —aclara el especialista—. No significa que el que la toma vaya a estar todas esas horas en rigidez*; tiene ese margen para provocarla».
rigidez*, PERO NO DESEO
No mejora la libido. Puntualizan todos los profesionales consultados que la viagra no aumenta el deseo sensual, que para esto hay otros medicamentos. Admiten, sin embargo, que una cosa va muy ligada a la otra. «Cuando un chico va con inseguridad a un encuentro sensual, el miedo va contra el deseo —expone Frago—. Si toma una pastilla se queda más tranquilo, y el deseo se expresa con más tranquilidad». Cuenta Fandiño que en los talleres de educación sensual que imparte, los chicos respiran aliviados cuando les explica que las películas prono están editadas, que todas esas prácticas que ven en pantalla no suceden así, del tirón. Que ese ritmo es inhumano. «Se genera un ideal, una expectativa que tiene casi más que ver con el trapecismo que con las relaciones sensuales reales, y para estar en esos niveles de rendimiento ligan el encuentro al uso de sustancias, y esto genera mucha frustración», observa.
¿CÓMO LA CONSIGUEN?
Exige receta, pero la compran en internet o a «camellos». En España es necesaria una receta médica para poder comprar viagra en la farmacia, pero los chicos acceden a ella a través de internet o del mismo tráfico ilegal por el que consiguen cualquier otra sustancia no permitida. Los expertos alertan: «No saben qué es lo que están comprando, hay que tener mucho cuidado, en la red se pueden encontrar muchos sucedáneos y esto no es algo para jugar». El consumo recreativo de viagra es un consumo puntual, al que los jóvenes recurren sobre todo para relaciones esporádicas. Las cajas suelen compartirse entre varios y en internet pueden encontrarse blísteres por euro y medio. ¿Cuánto consumen? Lo normal es media pastilla de diez miligramos por noche. ¿Efectos secundarios? Como mucho, sensación de calor (es un vasodilatador) y enrojecimiento del rostro.
ANSIEDAD ANTICIPATORIA
La exigencia de rendir. Bajo este empeño por conseguir una rigidez* (y mantenerla) subyace, insisten los psicólogos, una ansiedad anticipatoria que tiene mucho que ver con esa exigencia de rendimiento sensual masculino tan arraigada en la sociedad actual. «Estas ansiedades provocan un vaciado vascular —precisa Frago—. La rigidez* se produce cuando las arterias del miembro viril, que son las más finas del cuerpo, se comprimen para que la sangre no retorne. Si hay miedo, si hay presión, las válvulas que han de cerrarse se abren. La sangre va y vuelve. Un problema de causa no orgánica acaba convirtiéndose en un problema valvular».
DEPENDENCIA
Funciona como un peligroso placebo. Subrayan Poch y Fandiño que el hecho de «depender de una pastillita» es un problema: «Si piensas que dependes de ella, sin ella no puedes funcionar y eso psicológicamente no ayuda, bloquea, y refuerza esa idea de soluciones mágicas e instantáneas». ¿Pero es peligroso consumir viagra a los 20 años? Lo es psíquicamente en este sentido, en el de llegar a pensar que sin ella no se puede mantener un encuentro satisfactorio, porque puede condicionar las relaciones futuras, pero también porque, al fin y al cabo, es un medicamento. No es un estimulante más. Y puede tener efectos negativos al mezclarlo con alcohol y drojas. «Son malas combinaciones», advierte seriamente Frago.