Mi primera ex me dejó con 19 años después de 3 de relación, era una chica buena de familia complicada (viogen, separaciones de padres, criada con padrastro, odiaba a su "padre biológico" que era un pobre buenazo en verdad, progenitora con hijos de otros padres...) a la que se le fue la olla con la hibristofilia, empezó a saltar de platano en platano de malote, los típicos porreros tatuados, gente que pasaba, incluso alguno que estuvo en la guandoca. Quizás los mejores con los que estuvo eran del perfil mecánico o camarero. Se quedó preñada de uno y abortó. Se quedó preñada de otro y lo tuvo pero el tío voló y estuvieron muy a malas de juicios etc por la paguita de manutención.
Resulta que la chica es muy muy guapa, de las que tienen cara de muñeca que te quedas embobado mirando, pues se ha liado nada menos que con un médico maduro (ella rozando los 30, trabajos no cualificados, él 45+) con el que han tenido otra larva y el dr. le ha cargado con la mochila.
Pues ahora después de tres embarazos con tres hombres diferentes (un aborto) tiene su familia feliz tradicional con una casa bonita, dos niños y buena pasta después de 10 años de haber gozado del carrusel con la peor calaña de la zona.
Le deseo lo mejor en lo personal y la prefiero con el medico que con el porrero, porque además con esa chica y la forma inexplicable y cruel de dejarme aprendí mucho sobre la naturaleza de la mujer y la importancia de que la base de la felicidad sea uno mismo, pero este caso me hace reflexionar sobre lo fácil que tiene la vida una chica joven y guapa, juega con unas cartas tan buenas que diez años de malas decisiones las arreglas con un encoñamiento de un hombre con una buena carrera profesional
Resulta que la chica es muy muy guapa, de las que tienen cara de muñeca que te quedas embobado mirando, pues se ha liado nada menos que con un médico maduro (ella rozando los 30, trabajos no cualificados, él 45+) con el que han tenido otra larva y el dr. le ha cargado con la mochila.
Pues ahora después de tres embarazos con tres hombres diferentes (un aborto) tiene su familia feliz tradicional con una casa bonita, dos niños y buena pasta después de 10 años de haber gozado del carrusel con la peor calaña de la zona.
Le deseo lo mejor en lo personal y la prefiero con el medico que con el porrero, porque además con esa chica y la forma inexplicable y cruel de dejarme aprendí mucho sobre la naturaleza de la mujer y la importancia de que la base de la felicidad sea uno mismo, pero este caso me hace reflexionar sobre lo fácil que tiene la vida una chica joven y guapa, juega con unas cartas tan buenas que diez años de malas decisiones las arreglas con un encoñamiento de un hombre con una buena carrera profesional