M. Priede
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Ana Oramas, que se atreve a decir lo que todos sabemos, lo cual, en los tiempos de hipocresía y pensamiento histérico que corren, no es poco:
ANA ORAMAS,
Álvarez de Toledo:
Aunque a Cayetana se le olvida algo importante: el PP es la derecha de toda la vida; salvo los franquistas y antes los tradicionalistas, siempre ha sido así desde Napoleón hasta hoy. Ya lo decía Franco. Se refiere a la primera restauración, pero es válida también para ésta en la que estamos, la segunda:
ANA ORAMAS,
Álvarez de Toledo:
"Rajoy no se ha ido por la corrupción. El impacto de la sentencia de Gürtel es una pura desproporción, obra cumbre del sensacionalismo mediático. Rajoy ha caído porque se negó a combatir el paradigma ideológico y cultural de la anti-España. Que es el mismo de la anti-democracia. Para empezar, nunca asumió la verdad sobre el nacionalismo. No denunció su proyecto liberticida, xenófobo y radical. No cuestionó su insólito papel de árbitro de la moderación española. En Cataluña, aceptó el 9-N. Insistió en la vía cegada del diálogo. Retrasó la intervención económica y política de una Generalidad en rebeldía. Convocó elecciones en lugar de aplicar a fondo el 155. No intervino TV3. Y permitió la investidura del holograma de Puigdemont. En el País Vasco, más de lo mismo. Liquidó al sector del PP que conjugaba ética y eficacia. Aceptó una paz sucia y publicitaria que ha servido para blanquear a la vez a ETA y a la moción de censura. Y le regaló al PNV el dinero y la oportunidad de traicionarle. El error de Rajoy, lo que ha acabado con su carrera política y ya veremos si también con su partido, es haber subestimado tanto la fuerza ilegítima del nacionalismo como la fuerza legítima del Estado para derrotarlo. Le faltó convicción en España. Y la anti-España lo tumbó".
"(...)" El bipartidismo se ha acabado, sí. Pero la polarización va a dispararse. Y a partir de ahora el juego -el enfrentamiento- ya no será entre dos grandes corrientes ideológicas, sino existenciales. Entre España y la anti-España. Con el agravante de que la segunda es Gobierno y la primera, Oposición. Y así, digerida la noticia, superado el shock de ver a Rajoy hacer sus cajas y Sánchez tomar posesión, habrá que ponerse en marcha. A lo Celaya. En la Oposición, ya no puede haber distingos entre liberales, conservadores y socialdemócratas; entre Ciudadanos, el viejo Partido Socialista y si acaso un nuevo Partido Popular. Hay que buscar un denominador común, aunque sea mínimo, y la máxima movilización: llamémonos españoles y salgamos a la calle.
El mínimo común denominador | España Home | EL MUNDO
"(...)" El bipartidismo se ha acabado, sí. Pero la polarización va a dispararse. Y a partir de ahora el juego -el enfrentamiento- ya no será entre dos grandes corrientes ideológicas, sino existenciales. Entre España y la anti-España. Con el agravante de que la segunda es Gobierno y la primera, Oposición. Y así, digerida la noticia, superado el shock de ver a Rajoy hacer sus cajas y Sánchez tomar posesión, habrá que ponerse en marcha. A lo Celaya. En la Oposición, ya no puede haber distingos entre liberales, conservadores y socialdemócratas; entre Ciudadanos, el viejo Partido Socialista y si acaso un nuevo Partido Popular. Hay que buscar un denominador común, aunque sea mínimo, y la máxima movilización: llamémonos españoles y salgamos a la calle.
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Aunque a Cayetana se le olvida algo importante: el PP es la derecha de toda la vida; salvo los franquistas y antes los tradicionalistas, siempre ha sido así desde Napoleón hasta hoy. Ya lo decía Franco. Se refiere a la primera restauración, pero es válida también para ésta en la que estamos, la segunda:
Bajo aquel sistema fallaban los más firmes propósitos. ¿Cuánto fue el patriotismo y buena voluntad de vuestro amado padre, para mí querido Rey, en el servicio de la Nación y cómo sus buenos propósitos naufragaron en medio de la desasistencia, el egoísmo o los torpes intereses de grupo y de partidos irresponsables, más fuertes y poderosos que la propia Monarquía? ¿Cuántos de los que hoy se llaman monárquicos viven llenos de prejuicios liberales, de bastardas ambiciones o de turbios propósitos y añoran aquellos pasados y desdichados tiempos? Los sucesos de la Historia están encadenados y no se producen casualmente, sino como resultado de un proceso que, sin embargo, muchas veces no acertamos a descubrir.
Carta de Franco a Juanón. O de cómo Franco entendía a la perfección la lucha de clases
Carta de Franco a Juanón. O de cómo Franco entendía a la perfección la lucha de clases
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