Bipolar
Madmaxista
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Voy a exponer parte de mi vida sentimental como un lo que creo que es una vida corriente y muy repetida en este país y en occidente en general, vamos, una vida media:
De todas las mujeres con las que he estado -ni muchas ni pocas- solo dos merecían algo la pena por su buen carácter y porque sabían algo más que hacer la o con un canuto; una me dijo que no quería tener hijos ni formar una familia (obsesionada con los viajes y "vivir la vida") y la otra que era demasiado joven (con 35 años) para hacerlo y que no tenía instinto maternal (también tenía que "vivir la vida" y no le valía una vida sencilla, muy ambiciosa). Así de realmente simple es la historia de por qué no pude formar una familia, no contemplo la opción de ir a la desesperada con alguna ídem.
Los amigos se han convertido en extraños, siempre he presumido de tener muy buenos amigos, de los de verdad, de los que acudían a ayudar si estabas en problemas y sin necesidad de llamarlos, de los que podías decir lo que pensabas (yo hacía lo mismo con ellos). Pues... ya no, de un tiempo a esta parte se han convertido en puros interesados que solo se relacionan con los demás para pedir algo. Todo es postureo y son mensajitos de chorradas por whatsapp, cuando llaman ya sé que es para pedir algo, jamás preguntan "¿qué tal estás?" porque les da igual, se nota que no les importa.
El problema no solo es la falta de afecto recibido, es que pasado un tiempo así el desapego aparece de forma brutal y solo invita al descreimiento de cualquier tipo de relación. Por tanto, te conviertes en un ser plano incapaz de tras*mitir lo que deseas así que se forma un circulo vicioso.
Obviamente los que habláis de que se está mejor solo es porque jamás os habéis visto en una situación de enfermedad grave o convalecencia dura, donde una pequeña ayuda en las tareas caseras, unas simples palabras amables o simplemente tener a alguien a quien decirle que te encuentras mal supone una ayuda anímica importantísima para la recuperación.
Felices fiestas.
De todas las mujeres con las que he estado -ni muchas ni pocas- solo dos merecían algo la pena por su buen carácter y porque sabían algo más que hacer la o con un canuto; una me dijo que no quería tener hijos ni formar una familia (obsesionada con los viajes y "vivir la vida") y la otra que era demasiado joven (con 35 años) para hacerlo y que no tenía instinto maternal (también tenía que "vivir la vida" y no le valía una vida sencilla, muy ambiciosa). Así de realmente simple es la historia de por qué no pude formar una familia, no contemplo la opción de ir a la desesperada con alguna ídem.
Los amigos se han convertido en extraños, siempre he presumido de tener muy buenos amigos, de los de verdad, de los que acudían a ayudar si estabas en problemas y sin necesidad de llamarlos, de los que podías decir lo que pensabas (yo hacía lo mismo con ellos). Pues... ya no, de un tiempo a esta parte se han convertido en puros interesados que solo se relacionan con los demás para pedir algo. Todo es postureo y son mensajitos de chorradas por whatsapp, cuando llaman ya sé que es para pedir algo, jamás preguntan "¿qué tal estás?" porque les da igual, se nota que no les importa.
El problema no solo es la falta de afecto recibido, es que pasado un tiempo así el desapego aparece de forma brutal y solo invita al descreimiento de cualquier tipo de relación. Por tanto, te conviertes en un ser plano incapaz de tras*mitir lo que deseas así que se forma un circulo vicioso.
Obviamente los que habláis de que se está mejor solo es porque jamás os habéis visto en una situación de enfermedad grave o convalecencia dura, donde una pequeña ayuda en las tareas caseras, unas simples palabras amables o simplemente tener a alguien a quien decirle que te encuentras mal supone una ayuda anímica importantísima para la recuperación.
Felices fiestas.