La maternidad a los 40: “Llevo más de 30.000 euros invertidos”

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Madrid es la segunda región española donde las mujeres tardan más en tener su primer hijo, solo por detrás del País Vasco. Para fomentar los nacimientos, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso pondrá en marcha una batería de medidas como los cheques bebé y la relajación de los requisitos para acceder a tratamientos de fertilidad en la sanidad pública, incrementando hasta los 45 la edad límite. Mientras, y hasta el momento, la mayoría de mujeres cercanas a los 40 años acuden a clínicas privadas para poder ser madres.

La natalidad es una cuestión que preocupa a las instituciones y que determina el futuro de cualquier sociedad. España atraviesa un invierno demográfico y es el segundo país de la Unión Europea con menor tasa de natalidad con 7,15 nacimientos por cada 1.000 habitantes, cifra que en Madrid se sitúa medio punto por encima, hasta los 7,68 nacidos. Según el INE, la edad media del primer embarazo en la región es de 32,06 años, un dato algo superior a la media española. En este punto, otro dato reseñable es que una de cada cuatro mujeres que da a luz por primera vez tienen 40 años o más.

La sanidad pública cubre los tratamientos de fertilidad para personas que tengan problemas en la concepción. En la región, son siete hospitales los que tienen departamentos dedicados a la medicina reproductiva, sin embargo, desde la Consejería de Sanidad no han proporcionado los datos oficiales sobre el número de usuarios atendidos ni sobre el tiempo medio que las mujeres aguardan en las listas de espera para acceder a los tratamientos.

“Me dijeron que tenía 40 años. ¿Y qué?”

En cualquier caso, lo que sí se sabe son algunos de los requisitos que la pública exige, como tener menos de cuatro décadas y contar con un diagnóstico de infertilidad. Hace cuatro años, Almudena no conocía estos requisitos y cuando acudió a un hospital público para acceder a un tratamiento de fertilidad le denegaron el acceso porque acababa de sobrepasar el límite de edad: “Me dijeron que tenía 40 años. ¿Y qué?”.

Cuenta Almudena que no tuvo más remedio que ponerse en contacto con clínicas privadas para iniciar un costoso proceso que ya se alarga cuatro años. En este tiempo, se ha sometido a tratamientos de hormonación y ha tratado de quedarse embarazada en dos ocasiones de forma infructuosa. Según cuenta, se sintió preparada para ser progenitora cuando consiguió alcanzar una estabilidad laboral con cierta holgura económica y cuando encontró a su pareja idónea. En su caso, la fecundación in vitro ha sido el método elegido para intentar concebir a su hijo, un procedimiento con un precio elevado. Entre la medicación, los numerosos análisis, las cirugías y las implantaciones, Almudena lleva más de 32.000 euros invertidos.

“A nivel psicológico, puedes romper tu relación, además de que supone un desgaste enorme, llega un momento en que piensas que tu mente no puede soportar una derrota más”, explica esta mujer que reivindica un cambio por parte de la sanidad pública para que se adapte al ritmo de la sociedad. Las mujeres son madres cada vez más tarde y la ausencia de este servicio público a partir de cierta edad obliga a acudir a clínicas privadas que no todos se pueden permitir. “Si yo en una clínica privada lo puedo hacer, ¿por qué no en la pública?”, se pregunta.

"Nadie te dice absolutamente nada"

El caso de Ana, de 29 años, es diferente. En marzo de 2020 acudió a un hospital público y pudo acceder a un tratamiento de fertilidad. Aquel mes comenzaron los estudios médicos necesarios para poder realizarle la fecundación in vitro, algo que ocurrió el pasado julio de 2021. Ahora Ana está embarazada pero se queja de la falta de información durante todo el proceso. “Nadie te dice absolutamente nada, ni previsión ni nada. Si a mí me hubieran dicho que el tratamiento iba a tardar tanto, habría hecho un esfuerzo económico y habría acudido a una clínica privada”, critica esta mujer que ahora se encuentra en el séptimo mes de embarazo.

Otro caso es el de Verónica, que al igual que Almudena acudió a una clínica privada. Relata que cuando se informó en un hospital público, no le pudieron dar ningún plazo aproximado sobre cuándo iban a comenzar los tratamientos. De este modo, se sometió a una fecundación in vitro en un centro privado, ya que en este caso el problema de la fertilidad lo tenía su pareja. Tuvo suerte porque consiguió quedarse embarazada en el primer intento y desde hace 10 años es progenitora.

Clínicas privadas, la gran alternativa
La clínica IVI es una de las empresas más importantes en el campo del tratamiento de la fertilidad en España. En Madrid tienen tres centros y en el año 2021 han realizado 8.834 procedimientos a mujeres con problemas en la concepción. Según el director de IVI Madrid, Juancho García Velasco, el 70 u 80 por ciento de las personas que acuden a esta clínica habían acudido primero a la pública y por diferentes motivos, no habían conseguido concebir. Así, la edad media de las mujeres que optan por esta clínica es de 37 años.



“En muchos casos, comienzan los tratamientos con 39 años y a poco que se complique llegan a 40 y han perdido dos o tres años maravillosos porque la edad es, de lejos, el factor más crítico para que sea fácil o difícil”, detalla el director de IVI Madrid. Para este profesional, las circunstancia vitales determinan la voluntad de tener un hijo: “Hay gente que ha consolidado su relación pasados los 35 años, otros son personas que por motivos laborales no han podido, los motivos son muy diversos”.
En cuanto a los costes de estos tratamientos en esta y en otras clínicas de fertilidad, varían en función de dificultad y de la infraestructura médica necesaria. Por ejemplo, en IVI una inseminación artificial, el procedimiento más sencillo, cuesta unos 840 euros. En cuanto a la fecundación in vitro, una técnica mucho más compleja por la cantidad de parámetros y condiciones biológicas que hay que controlar en la mujer, asciende hasta los 4.995 euros.

"La edad es, de lejos, el factor más crítico"

La dificultad para quedarse embarazada a partir de los 38 años radica en la reserva ovárica de la mujer. A esa edad, el número de ovocitos, que es la célula precursora del óvulo, comienza a disminuir de forma drástica. La pérdida de la cantidad y calidad de los ovocitos asociada a la edad es irreversible y afecta a las posibilidades de un embarazo porque para conseguir embriones es necesario que los ovarios respondan a la estimulación con un número mínimo de ovocitos.

Por eso, las posibilidades de éxito con la fecundación in vitro disminuyen a medida que aumenta la edad de la mujer, pasando de un 40-50% a los 35 años a un 5-10% a los 40 años de edad. De hecho, según diversos estudios como Reproducción en pacientes de más de 40 años: estudio multicéntrico de los resultados obstétricos de 2578 partos, publicado en la revista científica Medicina Reproductiva y Embriología Clínica en 2018, los embarazos a partir de esa edad suponen "una situación de riesgo que requiere asesoramiento preconcepcional y seguimiento obstétrico específico".

El plan de Ayuso
El Gobierno de la Comunidad de Madrid anunció hace pocas semanas un plan para fomentar la natalidad que incluye una serie de medidas en cuanto a la fertilidad en la sanidad pública. “Plan de Fertilidad en Red”, ha sido el nombre elegido por el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso para este paquete de medidas.



Dos de las medidas anunciadas más relevantes son el aumento del límite de edad para acceder a tratamientos de fertilidad, que pasará de los 40 años actuales a los 45, y la creación de un Banco Madrileño de Ovocitos. Además, se creará una única lista de espera para los siete centros de reproducción asistida disponibles; se permitirá la libre elección entre los siete hospitales; se permitirá el acceso a aquellas mujeres que ya tengan un hijo y no superen los 45 años; se cubrirán hasta cuatro intentos completos por mujer; y se crearán dos unidades nuevas de reproducción asistida.

En cuanto al incremento de la edad límite, las reacciones de las mujeres entrevistadas para este reportaje han sido muy positivas. De hecho, en algunos casos critican que no se haya producido antes, ya que les podría haber evitado acudir a una clínica privada con el coste que implica. Por parte, precisamente, para del director de la clínicas IVI en Madrid Juancho García, el nuevo plan de fertilidad es motivo de celebración: “Me encanta que los políticos se preocupen por la fertilidad; el cómo quizás lo podremos matizar pero el hecho de que se facilite a las mujeres a tener acceso en la sanidad pública a crear una familia me parece fundamental”.

Más Madrid pide más medidas
Para Más Madrid, el plan de Ayuso de fomento de la natalidad y el plan para mejorar el acceso a los tratamientos de fertilidad no son suficientes para resolver el problema. Ayer jueves, registraron una Proposición No de Ley que recoge un conjunto de medidas de apoyo a la maternidad en la región, entre las que se encuentran una prestación anual por hijo a cargo de 1.200 euros y la creación de un banco público de óvulos y esperma. Desde el partido, además, aseguran que son necesarias medidas socioeconómicas dirigidas a paliar las desigualdades estructurales entre hombres y mujeres, y a mejorar la falta de estabilidad y precariedad a la que se enfrentan las mujeres jóvenes que desean ser madres.

"Está muy bien ampliar el acceso a técnicas de reproducción asistida a los 45 años, pero estaría aún mejor garantizar las condiciones para que las mujeres que deseen ser madres lo sean cuando lo deseen, a los 28, a los 32 o a los 40", sostiene la diputada Loreto Arenillas. Entiende esta diputada que esto se consigue con políticas de refuerzo de la sanidad pública, vivienda accesible y asequible y políticas de empleo que ayuden a la conciliación de padres y madres para que "las mujeres no se vean discriminadas en el ámbito del empleo".

Por su parte, Mónica García señala que la Comunidad de Madrid "tiene una triple crisis social, sanitaria, climática y reproducción y de cuidados". "Hay un abismo entre los deseos de ser progenitora y las capacidades materiales que tienen los madrileños. Ayuso nos ha presentado una medida que va encaminada a la propaganda y las medidas de maternidad no solo tienen que ir dirigidas al embarazo, sino también a la crianza y a todos los cuidados", critica.

 
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