El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
En La Guarda (Pontevedra), pegado a la frontera con Portugal, existe una marisquería afamada por el trato de su dueña a los clientes y por las múltiples imágenes y figuras de Francisco Franco en su comedor
A sus más de 90 años, Olga recibe a los clientes uno a uno. Les saluda y les acompaña en sus mesas a ratos mientras comen. «¿Qué dueño te recibe con un abrazo y un beso?», valora una de las reseñas del restaurante.
Su clientela, de todo tipo, puntúa de manera distinta –como suele ocurrir en cualquier restaurante– la comida. Mientras unos opinan que la calidad es excelente, otros apuntan a que el precio es desorbitado. Muchos son los que destacan, precisamente, el trato de la dueña y otros resaltan positiva o negativamente el ambiente del lugar. «Del proselitismo de extrema derecha de la dueña no me voy a quejar que ya sabíamos dónde nos metíamos», opina un cliente.
«Olga sigue recibiéndote con un abrazo a cada comensal, te pregunta por tu ideología. Te puede sentar bien o mal, pero si somos capaces de escuchar más allá de la política, te encuentras con una señora fuerte, amable, trabajadora y cariñosa», apuntan. «El local, sin grandes pretensiones, con su ronco a la nostalgia del ayer, con símbolos de Franco a quien profesa cierta devoción Olga, que no oculta ser una mujer de derechas muy pro activa y muy tolerante. Ella vende su producto, la langosta y la nostalgia franquista», reseña otro. Muchos son los que acompañan sus comentarios con imágenes.
Captura de una de las reseñasTripadvisor
Sobre la atención de Olga también existen comentarios en contra: «La dueña es una señora muy dulce pero invasiva y nostálgica del Caudillo, cosa que podría no importar si no primara en el ambiente, ya que nada más entrar te pregunta por tu ideología para asegurarse de que no seas socialista» (aunque es cierto que te sirve igual). El marisco estaba bien pero con el incómodo ambiente y los «viva España» no se disfruta”, se queja.
«Con los sabios consejos de su progenitora y su peculiar situación familiar se dota de un carisma y fuerza especial, que hace que con 59 años inicie su andadura en solitario, contando con el apoyo de sus clientes y el cariño de sus nietos, hasta el punto de convertirse en una institución, no se puede visitar La Guardia, el Monte Santa Tecla o el puerto, sin visitar Casa Olga», define su página web.
A sus más de 90 años, Olga recibe a los clientes uno a uno. Les saluda y les acompaña en sus mesas a ratos mientras comen. «¿Qué dueño te recibe con un abrazo y un beso?», valora una de las reseñas del restaurante.
Su clientela, de todo tipo, puntúa de manera distinta –como suele ocurrir en cualquier restaurante– la comida. Mientras unos opinan que la calidad es excelente, otros apuntan a que el precio es desorbitado. Muchos son los que destacan, precisamente, el trato de la dueña y otros resaltan positiva o negativamente el ambiente del lugar. «Del proselitismo de extrema derecha de la dueña no me voy a quejar que ya sabíamos dónde nos metíamos», opina un cliente.
«Olga sigue recibiéndote con un abrazo a cada comensal, te pregunta por tu ideología. Te puede sentar bien o mal, pero si somos capaces de escuchar más allá de la política, te encuentras con una señora fuerte, amable, trabajadora y cariñosa», apuntan. «El local, sin grandes pretensiones, con su ronco a la nostalgia del ayer, con símbolos de Franco a quien profesa cierta devoción Olga, que no oculta ser una mujer de derechas muy pro activa y muy tolerante. Ella vende su producto, la langosta y la nostalgia franquista», reseña otro. Muchos son los que acompañan sus comentarios con imágenes.
Captura de una de las reseñasTripadvisor
Sobre la atención de Olga también existen comentarios en contra: «La dueña es una señora muy dulce pero invasiva y nostálgica del Caudillo, cosa que podría no importar si no primara en el ambiente, ya que nada más entrar te pregunta por tu ideología para asegurarse de que no seas socialista» (aunque es cierto que te sirve igual). El marisco estaba bien pero con el incómodo ambiente y los «viva España» no se disfruta”, se queja.
Casa Olga
Casa Olga es una marisquería situada en el puerto de La Guardia, en la calle más antigua del pueblo, C/ Malteses nº24, en la zona del puerto. Esta andadura se inicia en 1992 después de que se fraccionase el restaurante familiar de su progenitora, Marisquería Gran Sol.Estos son los 13 pueblos más bonitos de Galicia según este famoso blog de viajes
Olaia González«Con los sabios consejos de su progenitora y su peculiar situación familiar se dota de un carisma y fuerza especial, que hace que con 59 años inicie su andadura en solitario, contando con el apoyo de sus clientes y el cariño de sus nietos, hasta el punto de convertirse en una institución, no se puede visitar La Guardia, el Monte Santa Tecla o el puerto, sin visitar Casa Olga», define su página web.
La marisquería franquista de una mujer de 90 años: «Te invita amablemente a irte si no sientes la bandera»
Muchos son los que destacan el trato de la dueña y el recibimiento individual a los clientes
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