La libertad de expresión contra la censura estatal

Alex Cosma

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La libertad de expresión contra la censura estatal


La libertad de expresión se desvanece. Estamos asistiendo a su trepidante extinción. Incluso las ficticias libertades formales del constitucionalismo liberal están desapareciendo.

Dichas libertades son falsas pues desde 1812, cuando se aprueba la primera constitución del reino de España, hasta 1931, cuando se instituye el sufragio universal, se vulneraron sistemáticamente todas y cada una de ellas. Pero, la cosa no quedó ahí, sino que las élites militares, políticas y económicas mandaron castigar, golpear, hacer daño y asesinar a cientos de miles de disidentes que osaban contrariarles, sobre todo en la ruralidad. Y lo mismo sucedió en el periodo republicano hasta junio de 1936, cuando estalla la Guerra civil, como bien recoge Félix Rodrigo jovenlandesa en Investigación sobre la II República Española, 1931-1936.

El general F. Franco realizó orgullosamente matanzas a las órdenes de los gobiernos republicanos, tanto, por ejemplo, contra los loables revolucionarios asturianos de 1934, como durante su misión imperialista en jovenlandia. De modo que resulta fútil hablar de libertad de expresión en aquel entonces, igual que mientras Franco fue generalísimo.

La constitución de 1978 se diferencia poco de las anteriores; si bien, ingenuamente, muchos súbditos del estado español la concibieron como un triunfo. Los sucesivos gobiernos del PSOE y PP demostraron que en realidad representaban una continuación de sus predecesores liberales; iguales en todo, aunque algo más mentirosos, inmorales, ladrones, degradados y zafios.

Hasta 2008 dichos gobiernos disfrutaron de cierta bonanza económica. Este factor nubló el entendimiento y el sentido ético de la mayoría. Mientras se tuviera el estómago bien lleno y cierta abundancia material, lo demás no importaba. Casi nadie se interesaba por la libertad de expresión ni por la de conciencia. El Estado y los medios de comunicación adoctrinaban sin mesura. Por lo que el individuo se quedó mudo; aunque al haberle destruido el cerebro tampoco tenía mucho que decir.

En la crisis de 2008-14 una parte de la población del estado español despertó, intentó expresar su descontento, e incluso plantear un cambio. Con el fin de evitar cualquier tras*formación, desde las cloacas del Estado por un lado se impulsó a Podemos, para manipular, coptar y fagocitar a la juventud más activa. Por otro se implementaron leyes coercitivas y totalitarias, como la Ley Orgánica de protección de la seguridad ciudadana de 2015, conocida como la Ley Mordaza.

El partido ahora llamado Unidas Podemos prometió retirar la Ley Mordaza implantada por el PP si llegaba al poder, y otros cuantos ingenuos le creyeron. En cambio, cuando lo consiguió, no sólo no retiró esa funesta ley, sino que junto con el otro partido izquierdista PSOE aprobaron el Real Decreto-Ley 14/2019 que continuaba la laminación de la libertad de expresión. En este caso afectaba al mundo virtual, de ahí que se conozca como la Ley mordaza digital. Otro de sus logros es tener el récord de autorizaciones de ventas de armas al extranjero con 22.545 millones en el primer semestre del año pasado; siendo el mayor cliente Arabia Saudí, quien continúa con su matanza imperialista en Yemen.

Así pues, gracias a la izquierda en el poder, la censura, el cierre de blogs, páginas web, cuentas electrónicas, etc., las amenazas, incautación de bienes, multas, torturas y encarcelamientos por parte del Estado se han multiplicado en los últimos años.

Es más, el PSOE y Unidas Podemos van a aprobar la Ley de Igualdad de trato, la cual, según afirman, protege contra las discriminaciones por origen racial o étnico, sesso, religión, orientación sensual, discapacidad, edad o situación socioeconómica; con multas de hasta 500.000 euros. Empero, en realidad esta es otra medida aniquiladora de la libertad.

Al igual que la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, esta ley “contra la discriminación” establece que “es el denunciado quien debe demostrar que no ha agredido, que no ha vejado.” Este principio es absurdo, injusto e incluso anticonstitucional. Niega el principio de inocencia y el onus probandi. Ergo la coalición de izquierdas es tan fascista que no para de sacar leyes y decretos para extinguir las mínimas libertades que quedan. Y se está instituyendo el peor estado policial totalitario imaginable.

Volviendo al asunto de la libertad de expresión, las manifestaciones de los últimos días en contra de la encarcelación de Pablo Hasél tienen dos lecturas. Por un lado se deben apoyar las manifestaciones que luchen contra la opresión y la injusticia. La libertad de conciencia y de expresión son sagradas, y deben defenderse siempre; pese a que no estemos de acuerdo con los contenidos. Un interesante análisis al respecto lo realiza el compañero Antonio Hidalgo Diego en De raperos y policías.[1]

Por otro lado, al igual que en anteriores ocasiones, en las manifestaciones han aparecido elementos de la extrema izquierda para desacreditar las mismas; con toda seguridad siguiendo instrucciones de agencias estatales como el CNI. Ese lumpen, mostrando su carácter reaccionario y marxista-hedonista, se ha lanzado a saquear establecimientos para robar artículos de marcas caras e incluso de lujo. Hechos patéticos que recuerdan a los disturbios de Los Ángeles de 1992, y los de Londres, así como de otras ciudades inglesas, de 2011.

Así mismo, con la presente campaña de terror plandémica, el fascismo de izquierdas está mostrando sus verdaderos colores liberticidas. En este sentido, el politólogo Esteban Vidal realiza un análisis certero en su Informe cobi19.[2] Ídem éste ha comentado su preocupación ante la reforma de la Ley de Salud gallega presentada por el PP de Galicia, llamada Ley Auschwitz; que no hace sino avanzar la legislación totalitaria que se implementa desde la capital del Estado.

La más que probable obligación a la banderillación, aunque ya existe alguna persona mayor a la que se le ha obligado a banderillarse contra la voluntad de sus familiares, prosigue la erradicación de las libertades formales que otorga el estado español a sus vasallos. En efecto, cada vez nos quedan menos libertades políticas, civiles y de conciencia-expresión.

Además, ya es bien conocido el control social que se está implementado. Gracias al gran nivel de desarrollo tecnológico las agencias estatales conocen desde el número de empastes dentales que tiene una persona hasta sus inquietudes filosóficas. Ahora bien, amparándose en el clima de miedo y pánico que las élites mismas están instaurando, el nivel de control se está disparando. De hecho, las élites están tras*formando el sistema parlamentario y partitocrático actual a uno más parecido al chino.

Esto es obvio tras las recientes medidas reindustrializadoras. Con una mano destruyen una parte del sector servicios, pues ciertamente es despilfarrador. Y con otra, al haber un exceso de mano de obra así como la consecuente reducción de los salarios, impulsan la inversión en investigación e industria; en la que sobresale la industria armamentística.

Empero, resulta penoso que Europa occidental se esté convirtiendo en el sumun de la incivilización, cuando hace unos siglos fue la cuna de la libertad, del sujeto autoconstruido, de la igualad entre hombres y mujeres, de la cultura, de la creatividad y el arte, de la ciencia, así como la única región del mundo que desterró el esclavismo.[3]

Ahora tenemos que contemplar espectáculos como las elecciones en Cataluña; donde no se puede enterrar a un familiar y despedirle dignamente pero sí meter una papeleta en una urna. El nivel de barbarie y deshumanización es atroz. Mas no solo es denunciable la vileza y depravación de los poderhabientes, sino también de la de sus vasallos quienes les sirven dócil y sumisamente, e incluso algunos les aplauden.

Ciertamente no existe ningún tipo de libertad real en el régimen político actual. El voto no sirve de nada puesto que la razón de Estado es el todo. Así lo ha sido en los últimos 200 años, y lo seguirá siendo mientras exista el Estado.

Si bien, a pesar de que las elecciones son un engaño en el que cada vez menos gente cree, desde las instituciones han facilitado todo lo posible la realización de las catalanas. Lo mismo que llevando a cabo la habitual campaña política propagandística. Por suerte, de momento no nos obligan a votar como lo hacen en Argentina, Australia, Brasil, Suiza, Tailandia o Grecia, donde seguramente volverían a “dar de baja” a Sócrates.

Otro asunto de actualidad son los youtubers. Se está hablando mucho sobre su situación fiscal, pues muchos de ellos ganan cifras superiores a 10 millones de euros, como Elrubius. Algunos de los youtubers españoles han mudado su residencia a Andorra, igual que suelen hacer otros adinerados, sobre todo deportistas. Éstos lo pueden hacer siempre y cuando residan más de 6 meses al año fuera del estado español. Y les interesa, dado que en Andorra pagan un 10 por ciento de impuestos mientras que en el estado español pueden llegar a pagar hasta el 47.

Ya en el siglo V afirmaba Salviano de Marsella que “el enemigo es mejor que el recaudador de impuestos”. El monje observó que aquellos provocaban la pobreza de las gentes y les explotaban hasta convertirles en esclavos. Y gracias a ellos el Estado financiaba las guerras imperialistas y aniquilaba a todo aquel que se resistía.

Sin embargo, los youtubers no se oponen a pagar impuestos como lo hacía Salviano. Éste procedía de una familia adinerada de Tréveris y decidió desprenderse de todos sus bienes, donarlos a los más necesitados, a fin de convertirse al cristianismo verdadero y revolucionario. Por el contrario, los youtubers quieren ganar y acumular todo el dinero posible; conseguir toda la fama y dominio ideológico factible; renunciar a toda ética y a cualquier tras*formación social positiva; pretenden que el Estado siga protegiendo sus intereses y defendiendo sus privilegios.

Es más, su función consiste en entretener y fagocitar a los jóvenes descontentos y que son desafectos al sistema. A la vez que les entretienen, les dinamitan sus capacidades reflexivas, volitivas, emocionales y relacionales. Son por completo enemigos de la libertad de conciencia.

Se han convertido en auténticas celebrities e influencers; los cuales no se diferencian nada con las de los medios convencionales como la televisión. Abanderan los mismos disvalores hedonistas, epicureistas, egocéntricos, narcisistas, progresistas, tecnófilos, nihilistas, etc.

Tras este somero repaso del mundo hodierno, es lógico aseverar que la situación es crítica. De ahí que todos, y en especial la juventud, hemos de combatir por la libertad. Por la libertad de conciencia, con que habría que eliminar el adoctrinamiento-amaestramiento que inculcan el Estado y la propaganda comercial. Por la libertad política, que se realiza a través del autogobierno por medio de asambleas. Por la libertad civil, que incluye el fin del trabajo asalariado-esclavo. Por la libertad erótica y reproductiva, que requiere eliminar toda imposición institucional y aleccionamiento. Y, desde luego, por la libertad de expresión, que nunca antes ha sido tan restringida.

[1] Dicho artículo se puede encontrar aquí: De raperos y policías

[2] El texto será publicado en papel de forma ampliada próximamente, aunque en el siguiente enlace es posible consultarlo: INFORME cobi19 - Ciencia Política.

[3] A diferencia del resto de culturas y países, como Rusia o EEUU quienes desterraron la esclavitud en el siglo XIX, en Europa occidental se hizo hace mil años. Este fue un logro de la Revolución de la alta edad media y del cristianismo verdadero. Así mismo, en lugar de provenir de una decisión de las élites, quienes sólo lo hicieron para instaurar el neoesclavismo asalariado, dicha tras*formación liberadora provino de la voluntad de los pueblos ibéricos y europeos. Un auténtico éxito civilizador.
 
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