Eric Finch
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La industria de la solidaridad (consigo mismos) | Fundación para la Libertad
JUAN CARLOS GIRAUTA-EL DEBATE Cuando se han realizado pruebas de ADN para conocer la edad de grupos de menores no acompañados, las dos terceras partes de los niños tenían unos veinticinco años. Ahí algunos poetas ya se han consagrado, algunos conquistadores ya han pasado a la historia y el ser...
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La industria de la solidaridad (consigo mismos)
25/07/2024
JUAN CARLOS GIRAUTA-EL DEBATE
- Cuando se han realizado pruebas de ADN para conocer la edad de grupos de menores no acompañados, las dos terceras partes de los niños tenían unos veinticinco años. Ahí algunos poetas ya se han consagrado, algunos conquistadores ya han pasado a la historia y el ser humano está en su plenitud física
Y ahora voy a lo de los menas, a dejar unos trazos con sus correspondientes trazas, cuya trazabilidad trazará el lector si le apetece. Si desconfía, allá usted. Lo prudente sería creerme, no acusarme de inventar datos con la excusa de que no estoy sometido a las uves dobles. Pero si me obligan iré a buscar las fuentes pese a mi contrastada credibilidad. Gracias. Sí, ya te digo. Con la modestia, cuidado.
Voy. Cuando se han realizado pruebas de ADN para conocer la edad de grupos de menores no acompañados, las dos terceras partes de los niños tenían unos veinticinco años. Ahí algunos poetas ya se han consagrado, algunos conquistadores ya han pasado a la historia y el ser humano está en su plenitud física. Hay otra característica que no precisa mucha investigación: el sesso. No el género, categoría gramatical y palabra fetiche de una ideología. El sesso. Cuelga o no cuelga. La inmensa mayoría de esos dos tercios de personas mayores de edad y fuertes mezcladas con un tercio de menores de edad son varones. Inmensa mayoría, repito: las niñas son una diminuta excepción.
No viajan en pateras llenas de Mauritana a España. Eso es casi imposible. En patera hacen una mínima parte del trayecto, que tras*curre casi todo en un barco nodriza que los suelta a veinte millas de Canarias, o en un barco de valientes solidarios de oenegés que recogen pateras a veinte millas de su puerto de origen y navegan novecientas millas para atender en España a los ocupantes. Una cosa normal. Los llamados menas pagan varios miles de euros (alrededor de seis mil) para entrar ilegalmente en nuestro país. ¿Conocen muchos menores con seis mil euros en España? Pues imaginen en el Magreb. Raro. Las oenegés, mientras se ponen medallas y se emocionan, se lo llevan crudo; 50 millones al año, por ejemplo, la que acaba de salir en los papeles negándose a identificar a los «menores». Es una industria de la desesperación y de la demagogia. Trapiello ha manifestado «ardor de estomago» hacia Vox por negarse a seguir con la farsa. Prueba de que hasta los más lúcidos y honrados se encuentran a veces con los pies metidos en la charca de la mentira colectiva, agradeciendo el calorcillo de poder coincidir de nuevo en algo con la izquierda: «¡Que ardor de estomago dan!