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Alberto recibiendo una cura durante su ingreso hospitalario. Cedida
REPORTAJES
Eduardo Muñoz Simó, abogado de la víctima, recurre al juzgado de Lorca para que ingrese en prisión el agresor durante la instrucción del caso
11 junio, 2021 02:09
Jorge García Badía @@jgbadia Murcia
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El miércoles 2 de junio Alberto estaba postrado en una cama del Hospital Rafael Méndez, con problemas respiratorios, un tubo para drenarle un pulmón y una sonda para hacer sus necesidades. Este joven, de 21 años, estaba vivo de milagro tras haber recibido siete tortas a manos de Julio: el exnovio de su actual pareja. Ese mismo miércoles, el Juzgado de Instrucción número 1 de Lorca ordenó dejar en libertad a Julio, sin pagar fianza, con la única obligación de cumplir una orden de alejamiento de 300 metros y comparecer cada quince días en sede judicial por un homicidio en grado de tentativa.
"Estoy indignada por la respuesta de la Justicia a un hecho tan grave: casi dan el pasaporte a mi hijo", zanja la progenitora del joven. Esta brutal agresión -motivada por un móvil sentimental- ha consternado a los 35.722 vecinos de Águilas: una población del litoral murciano. "Mi hijo lleva siete tortas por la cabeza, la cara, el cuello, el pulmón, la clavícula, las cervicales y el abdomen, pero la persona que lo ha hecho está en la calle, por eso siento indignación, solo ha faltado que le devuelvan el arma y que le digan: 'venga continua'. Si la Justicia no actúa correctamente, cómo le explico ahora a un adolescente, que los problemas no se resuelven con violencia".
La reflexión de esta mujer, progenitora de dos hijos y de un tercero que viene en camino, es demoledora. "Haré todo lo que esté en mis manos para que esta persona ingrese en prisión provisional hasta que se celebre el juicio: esto no tiene ni pies ni cabeza, estamos hablando de que casi muere un chico y a su agresor lo han puesto en la calle", insiste una y otra vez. Esta higienista dental ha roto su silencio tras el terrible ataque que sufrió su hijo con el único objetivo de anunciar que su abogado, Eduardo Muñoz Simó, ha recurrido el auto de libertad con cargos del presunto homicida.
"¿Quién me dice a mí que no va a volver a rematar a mi hijo?", se pregunta, con preocupación, esta mujer mientras aporta 29 fotos a EL ESPAÑOL para demostrar la gravedad de las lesiones que sufrió su hijo, Alberto, y que le llevaron a ingresar "en estado crítico" en el centro hospitalario Rafael Méndez de Lorca. "Llegué al hospital en 'shock' y todavía sigo así: con el paso de los días estamos bajos de ánimo porque tenemos la impresión de que vamos para atrás".
Esa angustiosa sensación se debe al auto judicial que ha dejado en libertad con cargos al agresor de su hijo. La resolución también ha sido un mazazo para Alberto, tal y como admite este veinteañero, profesional de la hostelería, que accede a atender a este diario después de regresar a su domicilio familiar para seguir un estricto control médico. "He permanecido una semana ingresado en el hospital y desde el lunes, cada día viene un médico a casa para evaluarme".
- Alberto, ¿cómo se encuentra emocional y físicamente?
- Tengo una herida un poco infectada y noto pinchazos en el pulmón al respirar. Me encuentro fatal tanto a nivel físico como psicológico.
Alberto en el hospital recibiendo curas tras la brutal agresión. Cedida
Este joven se encuentra hundido anímicamente y no se siente preparado para recibir visitas ni de su pandilla ni siquiera de su novia: una bella ecuatoriana, llamada Juliana, de 19 años, con la que empezó una relación sentimental en octubre de 2020 -tras conocerla a través de unos amigos en común-. Alberto no quiere visitas porque son sinónimo de revivir lo ocurrido el domingo 30 de mayo, cuando fue apuñalado por Julio: el exnovio de su actual pareja. "No puedo dormir desde que me pasó esto porque tengo pesadillas".
Mensajes con perfiles falsos
La agresión, según el atestado de la Guardia Civil al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, se produjo aquel domingo, cuando Alberto y Juliana se presentaron en el entorno del Parque Yucas de Águilas buscando al exnovio de la joven ecuatoriana. "Sobre las 19.45 horas, se personan en el parque cercano a la vivienda de Julio L. C., doña Juliana y don Alberto, con la intención este último de hablar con Julio".
- ¿Por qué motivo quería usted hablar con el exnovio de su actual pareja sentimental?
- Durante varios días, desde distintos perfiles de redes sociales, algunos suyos y otros falsos, Julio se dedicó a enviarle mensajes a mi novia diciéndole que yo le era infiel. Una vez le dijo que me había visto con una chica en un bar y luego con otra chica en otro bar. También le escribía para tratar de verse con ella. Yo quería quedar con Julio para hablar con él y aclarar las cosas porque no entendía lo que estaba haciendo.
El atestado corrobora la respuesta de Alberto: el exnovio de Juliana supuestamente no aceptaba la relación que ella entabló con este empleado de la hostelería, muy conocido en Águilas porque su familia regenta un afamado restaurante. "Al parecer, Alberto quería aclarar cierta actitud de Julio con la pareja de este, más concretamente, desde que estos iniciaron su relación sentimental, Julio le decía a Juliana que Alberto le era infiel, y todo, con el firme propósito de menoscabar el noviazgo de ambos".
Aquella tarde de domingo, la adolescente ecuatoriana llamó al móvil de su exnovio, Julio, para que bajase a la calle. Sin embargo, en el parque se presentó la actual pareja de Julio, una menor de edad, a la que este telefoneó para alertar de que tenía "miedo" de que le agrediese Alberto por los mensajes que enviaba a Juliana. De hecho, en el atestado, la novia del agresor relata a los guardias civiles que cuando llegó al bloque de pisos y vio a Alberto "escondido tras una esquina", a la espera de que Julio saliera a la calle, optó por entrar al edificio a buscar a su novio:
"Encontré a Julio en el portal del bloque, en actitud nerviosa, y me enseñó una navaja que llevaba en el bolsillo del pantalón. Intenté evitar en varias ocasiones que Julio saliese a la calle, no lo pude impedir y cuando se encontró a Alberto se produjo una reyerta entre ambos".
- ¿Alberto usted fue a buscar a Julio para saldar cuentas mediante la violencia?
- No. Yo fui con la intención de hablar con él, pero fue imposible. Lo primero que recuerdo es que en cuanto Julio salió del bloque, sin mediar palabra, hubo un pequeño forcejeo, se metió en medio su novia para separarnos, yo me caí al suelo y recibí lo que pensaba que eran golpes en la cabeza, pero cuando me intenté levantar me mareé, empecé a sangrar y me volví a caer. Entonces, Julio se echó encima mía otra vez para apuñalarme de nuevo.
Navaja de nueve centímetros de hoja que Julio empleó para apuñalar a Alberto. Guardia Civil
Hijo de una policía
La versión de este veinteañero concuerda con la ofrecida por un guardia civil que vive en la zona y ese domingo estaba fuera de servicio. El atestado refleja que desde el balcón de su casa presenció cómo un chico apuñalaba a otro en la zona cervical. Este agente llamó de inmediato al Cuartel del Instituto Armado para solicitar refuerzos, bajó a la calle a socorrer a Alberto y practicó las primeras pesquisas para identificar al agresor: Julio, de 18 años, estudiante de Derecho en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, y que además es hijo de una policía nacional.
El sospechoso se había refugiado en su casa tras el intento frustrado de homicidio. La Guardia Civil era conocedora de que su progenitora es funcionaria del Cuerpo Nacional, por ello, antes de acceder al inmueble contactaron con la agente para preguntarle si su hijo tenía acceso a armas de fuego. Después de confirmar que no había riesgo de que estuviese armado, los agentes entraron al piso para arrestar a Julio y localizaron la navaja en el escritorio de su cuarto: estaba envuelta en unas toallitas.
Todo eso ocurrió mientras Alberto entraba directo al quirófano nada más pisar el hospital. Así lo recoge su parte médico: "Dados los hallazgos se decide cirugía urgente para colocación de tubo". La progenitora de Alberto no supo el alcance real del ataque que sufrió su hijo hasta que llegó a Urgencias: "Como estoy embarazada, cuando Juliana vino a casa me dijo que tenía unos cortes, pero al llegar al hospital los médicos me contaron que ingresó crítico: había perdido mucha sangre por las siete tortas y no me daban un pronóstico hasta que saliera del quirófano".
Esta mujer, de 40 años, no se despegó de la cama de su hijo durante los días siguientes a pesar de su avanzado estado de gestación. "Al principio lo que más me preocupaba era la puñalada que tenía en la cabeza y luego la del pulmón". Tampoco se vino abajo al ver las cicatrices que recorrían el rostro de Alberto, su espalda, su coronilla... Tan solo se derrumbó cuando el miércoles 2 de junio su abogado, Eduardo Muñoz Simó, le comunicó que el homicida estaba en libertad con cargos.
"Águilas está que arde porque la gente conoce a Alberto por el restaurante y le aprecian por su trabajo y su carácter alegre: nadie entiende lo que le han hecho", se lamenta la progenitora del veinteañero.
El malestar de un sector de la población se debe a que en la misma puerta de los juzgados de Lorca, un familiar de Julio se bajó el pantalón para enseñarle el ojo ciego a periodistas de La7, protagonizando un hecho reprochable, primero, por menospreciar la labor informativa de los profesionales, y segundo, por jactarse de que el adolescente quedó libre tras prestar declaración.
Un allegado del supuesto homicida haciendo un 'alopécico' a los periodistas de la televisión autonómica en los juzgados de Lorca. La7
"Tengo una hija pequeña, de 12 años, a la que ya no dejo salir a la calle y yo misma también tengo miedo de salir a la calle: bajo mi punto de vista hay un criminal suelto", zanja esta mujer que atiende a EL ESPAÑOL con la condición de no revelar su indentidad. "Todo esto me ha generado mucho estrés, que no es bueno para mi bebé, y prefiero que la gente no sepa quién soy porque volvería a revivirlo todo, pero quiero hablar porque no estoy conforme con la decisión de la Justicia y quiero agotar todas las vías para que reconsiden la decisión de dejar libre al agresor".
El auto de la polémica
En el auto judicial que está en la diana de esta familia, la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Lorca argumenta que "no concurren ninguno de los requisitos legalmente exigibles" para decretar prisión provisional para Julio.
La magistrada sostiene que no hay riesgo de que se evada de la acción de la Justicia: "Nos encontramos ante un joven, que tan solo cuenta con la edad de 18 años, plenamente integrado en su localidad de origen, que además depende económicamente de su familia, que se encuentra matriculado en una universidad, y por tanto, depende no solo económica sino emocionalmente de su familia. Además, se ha mostrado colaborativo no solo en las actuaciones policiales, sino también en las judiciales (...)".
Tampoco cree la jueza que vaya a alterar pruebas ni aprecia "una situación de riesgo para la víctima". En su auto descarta la posibilidad de que Julio ataque otra vez a Alberto por este motivo: "No existía una situación previa de enemistad entre ambos mantenida en el tiempo, y el detenido ha declarado que en el momento en que fue consciente de lo que había pasado, se sintió arrepentido, llamando seguidamente a su progenitora (agente de la Policía Nacional) para contarle lo ocurrido".
'Animus necandi'
Eduardo Muñoz Simó, abogado que representa a la familia de la víctima, avanza que ha presentado un recurso de apelación contra el auto de libertad con cargos del homicida porque, entre otros motivos, en el atestado de la Guardia Civil, un agente hace constar que Julio apuñaló a Alberto en "zonas vitales" y actuó con "cierto 'animus necandi'" -que en jurisprudencia se entiende como el deseo de apiolar-.
"Este hombre, lo primero que hizo cuando mi cliente acudió a su casa, fue coger una navaja y darle siete tortas: el auto judicial es sorprendente porque debería haber ingresado en prisión por la gravedad de los hechos, la alarma social generada y la intencionalidad con la que actuó", remarca el prestigioso letrado. "Además, solo le han impuesto una orden de alejamiento y Águilas es un pueblo: ¿Quién me garantiza que si se encuentra a mi cliente por la calle no le hace nada más?"
Simó concluye que "la juez no ha adoptado una resolución que no sea acorde a derecho, pero cómo le explica la Justicia a la sociedad que un chico que le dio siete tortas a otro está en libertad mientras la víctima sigue postrada en un cama".
El conocido abogado murciano, Eduardo Muñoz Simó. Cedida
La agresión no solo ha provocado graves lesiones a Alberto sino que le ha impedido reincorporarse a su trabajo: "El apuñalamiento se produjo el día 30 y mi hijo salía del ERTE el 1 de junio, estaba ilusionado con regresar al restaurante porque es la cuarta generación de hosteleros de la familia". La actividad laboral deberá esperar porque ahora mismo este adolescente sigue bajo tratamiento: un cóctel de calmantes y antibióticos.
Además, debe centrarse en su rehabilitación para recuperar su capacidad pulmonar. "No puede estar todo el día sentado ni tumbado, tiene que ir alternando su postura en reposo; por prescripción médica debe hablar poco, no puede usar el teléfono para no tener estímulos que le puedan generar tensión, y tiene un aparato para fortalecer los tejidos del pulmón", enumera la progenitora de Alberto. "Es un aspirador, con una bolita, que debe subir al nivel cuatro y ahora mismo no pasa del uno".
- ¿Su hijo nunca le contó que en su relación con Juliana estaba interfiriendo el exnovio de la chica?
- Desde el principio supe que tenía esa novieta. Nunca vi nada raro en todos estos meses hasta que ocurrió este suceso. De este tema no me dijo nada y Alberto siempre me lo cuenta todo: tenemos una relación muy especial y estamos muy unidos. Alberto si hubiese ido a pegarle al exnovio de Juliana no habría ido con ella. Mi hijo tiene un corazón noble, es un buen crío y muy trabajador: solo fue a hablar y no entiende porqué acabó así.
https://www.elespanol.com/reportaje...-punaladas-homicida-libertad/587691410_0.html