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POTUS
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El periódico La Vanguardia ha podido acceder a la declaración de la chica de 23 años que denunció a Dani Alves el pasado 2 de enero por violación en un baño del reservado de la discoteca Sutton de Barcelona. Según las palabras de la joven, que ha renunciado a recibir una indemnización por parte del futbolista, esta opuso resistencia, pero el brasileño era más fuerte que ella y no pudo evitar que consumase los hechos..
En esta ocasión la chica acudió con una amiga y una prima al local de la calle Tusset con unas pulseras de invitación que les habían regalado en un bar de las inmediaciones. Y allí fueron invitadas por un grupo de mexicanos a la zona del reservado, donde se encontraba el brasileño, quien estuvo tonteando con ellas y les dio una copa que no aceptaron. Estos mexicanos fueron quienes le dijeron que se trataba de Dani Alves, ya que ella no le conocía.
Según la chica, el jugador “estaba insistiendo y muy pesado”, se puso detrás de ella para susurrarle al oído algunas cosas que ella no entendió porque “las debió decir en portugués”, manifestó a los agentes. Fue entonces cuando el futbolista habría llevado también la mano de ella hacia su entrepierna de forma violenta, en un total de dos ocasiones en las que la víctima la retiró con fuerza.
Seguidamente, el brasileño se puso al lado de una puerta y le hizo gestos a la muchacha para que se acercara. “Yo no sabía qué había detrás de esa puerta, pensé que habría otra zona VIP”, declaró ella después. “Con solo entrar, le dije que me quería ir, y me dijo que no podía”. Según explica La Vanguardia, el futbolista le dijo que tenía que decir que era “su pilinguita”.
Él entonces bajó la tapa del inodoro y se sentó sobre ella con la intención de que la chica le hiciese una felación. “Insistí en que me quería ir, pero me subió el vestido”, explicó la chica, quien manifiesta que se resistió. “Empezó a pegarme bofetadas. No llegué a hacerle la felación. Me puso de espaldas contra el lavamanos, con el vestido levantado, y empezó a rozar su miembro viril contra mí; me puso contra el wáter y me penetró de manera violenta”. Este forcejeo habría provocado unos rasguños en la rodilla de la chica.
“Me resistí, pero él era mucho más fuerte que yo”, explicó la víctima, quien manifestó que salieron después por separado: “Me giré para abrir la puerta pero me dijo: ‘Tú no te vas a ir, salgo yo primero’”.
“Tengo mucho miedo y siento mucha vergüenza por todo lo que ha pasado y por tener que verme así”, añade la joven.
Rápida activación del protocolo en caso de agresiones sensuales
Cuando la chica salió del baño desencajada y con mucha ansiedad, las tres jóvenes decidieron irse de la discoteca. Alves, de hecho, ya la había abandonado junto con su chef mexicano amigo suyo que vive en la Ciudad Condal. Cuando ya iban por la puerta, el portero con el que la joven había charlado al entrar en la discoteca se interesó por qué le ocurría y entonces se activó el protocolo de protección para la víctima y se avisó a los Mossos.
Posteriormente, el día 2 la víctima contó el mismo relato de lo ocurrido aquella noche ante la jueza de instrucción e incluso manifestó que renunciaba a la posible indemnización que le correspondería, ya que únicamente querría que el culpable pagase con la guandoca y que se hiciese justicia.
En esta ocasión la chica acudió con una amiga y una prima al local de la calle Tusset con unas pulseras de invitación que les habían regalado en un bar de las inmediaciones. Y allí fueron invitadas por un grupo de mexicanos a la zona del reservado, donde se encontraba el brasileño, quien estuvo tonteando con ellas y les dio una copa que no aceptaron. Estos mexicanos fueron quienes le dijeron que se trataba de Dani Alves, ya que ella no le conocía.
Según la chica, el jugador “estaba insistiendo y muy pesado”, se puso detrás de ella para susurrarle al oído algunas cosas que ella no entendió porque “las debió decir en portugués”, manifestó a los agentes. Fue entonces cuando el futbolista habría llevado también la mano de ella hacia su entrepierna de forma violenta, en un total de dos ocasiones en las que la víctima la retiró con fuerza.
Seguidamente, el brasileño se puso al lado de una puerta y le hizo gestos a la muchacha para que se acercara. “Yo no sabía qué había detrás de esa puerta, pensé que habría otra zona VIP”, declaró ella después. “Con solo entrar, le dije que me quería ir, y me dijo que no podía”. Según explica La Vanguardia, el futbolista le dijo que tenía que decir que era “su pilinguita”.
Él entonces bajó la tapa del inodoro y se sentó sobre ella con la intención de que la chica le hiciese una felación. “Insistí en que me quería ir, pero me subió el vestido”, explicó la chica, quien manifiesta que se resistió. “Empezó a pegarme bofetadas. No llegué a hacerle la felación. Me puso de espaldas contra el lavamanos, con el vestido levantado, y empezó a rozar su miembro viril contra mí; me puso contra el wáter y me penetró de manera violenta”. Este forcejeo habría provocado unos rasguños en la rodilla de la chica.
“Me resistí, pero él era mucho más fuerte que yo”, explicó la víctima, quien manifestó que salieron después por separado: “Me giré para abrir la puerta pero me dijo: ‘Tú no te vas a ir, salgo yo primero’”.
“Tengo mucho miedo y siento mucha vergüenza por todo lo que ha pasado y por tener que verme así”, añade la joven.
Rápida activación del protocolo en caso de agresiones sensuales
Cuando la chica salió del baño desencajada y con mucha ansiedad, las tres jóvenes decidieron irse de la discoteca. Alves, de hecho, ya la había abandonado junto con su chef mexicano amigo suyo que vive en la Ciudad Condal. Cuando ya iban por la puerta, el portero con el que la joven había charlado al entrar en la discoteca se interesó por qué le ocurría y entonces se activó el protocolo de protección para la víctima y se avisó a los Mossos.
Posteriormente, el día 2 la víctima contó el mismo relato de lo ocurrido aquella noche ante la jueza de instrucción e incluso manifestó que renunciaba a la posible indemnización que le correspondería, ya que únicamente querría que el culpable pagase con la guandoca y que se hiciese justicia.