Vlad_Empalador
Será en Octubre
arte de la flota de Celeiro amarró el lunes. En Cambados, ya ha habido varias bajas entre los inscritos para participar en la costera de la xarda. El Virgen Segunda y el Cidade de Albufeira no salieron ayer a pescar del puerto de Oza. Su propietario, Alfredo Cotelo, se planteaba incluso ponerlos a la venta. En A Coruña otros cuatro arrastreros estaban parados, según Juan Carlos Corrás, gerente de Pescagalicia-Arpega-Obarco. Otros dos que planeaban salir hacia Gran Sol han decidido posponer la partida. «Entre el mal tiempo y el precio del combustible, prefieren esperar».
Pero no parece que el panorama vaya a mejorar. Puede que el meteorológico, pero no el que se presenta en el tótem del surtidor pesquero. En Vigo, donde la economía de escala hace que el combustible esté más barato que en otros puertos, rebasó ayer el euro por litro, una jornada después de que se situase a 0,993. En Marín se pagaba a 1,05. Y en A Coruña el precio que avanzaban los suministradores para mañana superaba los 1.100 euros por tonelada. «Y sigue subiendo». A un ritmo del 10 % diario.
Si el lunes era la patronal Cepesca la que pedía la intervención del Gobierno, ayer la demanda de medidas se convertía en todo un clamor generalizado. La Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi) se reúne hoy para analizar posibles acciones para afrontar una situación que «no es coyuntural» y para la que hay que plantear «escenarios de medio plazo», apuntaba Javier Touza, presidente de Arvi.
La Organización de Productores Pesqueros del Puerto de Marín (Opromar) también se sumaba a la petición de que se adopten «medidas por la vía de urgencia» para paliar «esta grave crisis que afecta a empresas y tripulaciones». Lo ilustra Emilio Fernández, armador del arrastre de Ribeira. Consume 1.300 litros al día. Más de 1.200 euros. Y, sin embargo, «a caixa de 19 quilos de lirio véndese na lonxa de Ribeira a 12 euros. Non se pode defender un barco sen ganancia».
Sobrecostes en el congelado
Pero no solo es el combustible de la flota pesquera. También está el sobrecoste de una energía desatada y unas materias primas disparadas. Touza señalaba a la flota congeladora, a la que se le ha disparado el coste de producción (gasoil), el del tras*porte (contenedores) y el del almacenamiento (frigoríficos) que, sin duda, acabarán haciéndose notar en el bolsillo del consumidor, al ser imposible seguir asumiendo esos sobrecostes.
Pero ni los barcos más pequeños se libran del problema. La Federación Galega de Confrarías lanzaba ayer un grito de advertencia: «A suba desproporcionada do combustible abocará aos barcos pesqueiros ao amarre». También la bajura ha pedido una reunión con el ministro para pedir medidas excepcionales y que la flota pueda seguir suministrando alimentos. «Haberá que volver aos remos ou ás velas?», pregunta el presidente de las cofradías José Antonio Pérez ante la falta de reacción del Gobierno.
Soluciones hay. Ahí están las ayudas de mínimos, las paradas temporales, las bonificaciones sociales... «Medidas fiscais para facer rendible a actividade», apunta Sergio López, de los productores pesqueros de Burela.
Pero no parece que el panorama vaya a mejorar. Puede que el meteorológico, pero no el que se presenta en el tótem del surtidor pesquero. En Vigo, donde la economía de escala hace que el combustible esté más barato que en otros puertos, rebasó ayer el euro por litro, una jornada después de que se situase a 0,993. En Marín se pagaba a 1,05. Y en A Coruña el precio que avanzaban los suministradores para mañana superaba los 1.100 euros por tonelada. «Y sigue subiendo». A un ritmo del 10 % diario.
Si el lunes era la patronal Cepesca la que pedía la intervención del Gobierno, ayer la demanda de medidas se convertía en todo un clamor generalizado. La Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi) se reúne hoy para analizar posibles acciones para afrontar una situación que «no es coyuntural» y para la que hay que plantear «escenarios de medio plazo», apuntaba Javier Touza, presidente de Arvi.
La Organización de Productores Pesqueros del Puerto de Marín (Opromar) también se sumaba a la petición de que se adopten «medidas por la vía de urgencia» para paliar «esta grave crisis que afecta a empresas y tripulaciones». Lo ilustra Emilio Fernández, armador del arrastre de Ribeira. Consume 1.300 litros al día. Más de 1.200 euros. Y, sin embargo, «a caixa de 19 quilos de lirio véndese na lonxa de Ribeira a 12 euros. Non se pode defender un barco sen ganancia».
Sobrecostes en el congelado
Pero no solo es el combustible de la flota pesquera. También está el sobrecoste de una energía desatada y unas materias primas disparadas. Touza señalaba a la flota congeladora, a la que se le ha disparado el coste de producción (gasoil), el del tras*porte (contenedores) y el del almacenamiento (frigoríficos) que, sin duda, acabarán haciéndose notar en el bolsillo del consumidor, al ser imposible seguir asumiendo esos sobrecostes.
Pero ni los barcos más pequeños se libran del problema. La Federación Galega de Confrarías lanzaba ayer un grito de advertencia: «A suba desproporcionada do combustible abocará aos barcos pesqueiros ao amarre». También la bajura ha pedido una reunión con el ministro para pedir medidas excepcionales y que la flota pueda seguir suministrando alimentos. «Haberá que volver aos remos ou ás velas?», pregunta el presidente de las cofradías José Antonio Pérez ante la falta de reacción del Gobierno.
Soluciones hay. Ahí están las ayudas de mínimos, las paradas temporales, las bonificaciones sociales... «Medidas fiscais para facer rendible a actividade», apunta Sergio López, de los productores pesqueros de Burela.