El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
Agonizan, se desangran... y casi un tercio de ellos ya ha muerto. Caminar por las calles de las grandes ciudades españolas incluye paisajes urbanos que resultan familiares para casi todos. ¿Quién no se ha topado en los últimos tiempos, en su barrio o zona de trabajo, con algún quiosco de prensa cerrado para siempre, con sus puertas oxidadas y cubiertas de grafitis? Esto no es mera casualidad.
La prolongada crisis económica, la debacle de los periódicos de papel y los cambios en las pautas culturales, sociales y la revolución digital han devorado a tres de cada diez de estos establecimientos. Gradualmente, comienzan a integrar el salón de la nostalgia, como las tiendas de vinilos, las casas que vendían y rebelaban carretes fotográficos o los videoclubes de toda la vida. Hoy, la mayoría de los que sobreviven, languidecen.
La última estocada, según aseguran los quiosqueros, acaba de propinárselas el acuerdo entre el grupo Prisa y Amazon. El País ha firmado una iniciativa pionera en el mundo y -desde el pasado viernes- sus lectores pueden añadir a la cesta de la compra (vía internet) un ejemplar. Una hora después del clic, recibirán el periódico en casa, a través de un servicio de entrega ultra rápida. En una segunda fase, en las próximas semanas, podrán hacer lo propio los ciudadanos que residen en el área metropolitana de Barcelona.
Ésta ha sido la gota que colmó el vaso para los quiosqueros. Desde la Asociación de Vendedores Profesionales de Prensa de Barcelona (APVPBP) han confirmado a lainformacion.com que, junto a la de Madrid (AVPPM), ya preparan medidas drásticas si no hay una solución a la vista y opciones viables para intentar mermar los efectos del nuevo sistema. Según prevén, serán "demoledores" para su actividad. No exhibir los ejemplares de El País en los puntos de venta tradicionales es la primera medida que barajan.
"Tres de cada diez quioscos de prensa ha cerrado en los cinco últimos años. Sumados a otro tipo de establecimientos -cuyo pilar era la venta de periódicos, como librerías y papelerías- hablamos de que el 50% de los negocios que se sostenían como puntos tradicionales de venta de prensa ya no existen", explica a este medio Máximo Frutos, vicepresidente de la APVPBP.
En la Ciudad Condal funcionaban hasta 2012 399 quioscos. Hoy siguen abiertos apenas 289. Sumando a los de toda el área metropolitana, eran unos 800, pero ahora no superan el medio millar. Trescientas familias se han quedado sin trabajo en un lustro, según los datos facilitados por Frutos. En Madrid, la situación es similar. En la actualidad hay un 27,7% menos de quioscos de prensa que en 2013, explican fuentes de la asociación. Por este motivo, los quiosqueros supervivientes de este tsunami buscan reciclarse como pueden.
Una opción es la de ampliar su gama de productos a la venta. Pasaron de ser vendedores principalmente de periódicos y revistas a convertirse en pequeños bazares. "Los quioscos en Barcelona son propiedad del Ayuntamiento, que nos los cede en concesión. Antes solo podíamos vender el 80% de productos editoriales y el 20% de atípicos. El Consistorio, consciente del escenario alarmante que padecemos, ahora permite la venta de un 60% de productos editoriales y un 40% de atípicos", cuenta Frutos. De este modo, café en cápsulas, juguetes, cromos, refrescos y souvenirs, entre otros productos, ya forman parte de la oferta habitual de los quioscos de prensa, que intentan captar clientes como pueden.
Caída estrepitosa de la circulación
La radiografía del sector se torna mucho más lapidaria a la hora observar las cifras de circulación de los periódicos en papel. "La caída de difusión de la prensa supera el 50% desde 2007 a esta parte. El número de ejemplares repartidos era de 4.500.000 ese año. Hoy es de 2.100.000. Solo en el último año, la circulación se ha restringido entre un 5% y un 10%", asegura a este periódico José Gabriel González, portavoz de la Asociación de Editores Españoles de Diarios.
Las grandes urbes son las más afectadas por esta tendencia. No obstante, el escenario es más que preocupante en todo el ámbito nacional. El último informe de la Asociación Nacional de Distribuidores de Publicaciones (ANDP) refleja que entre 2010 y 2016 se han perdido 2.642 puntos de venta en España. Desde 2012, han echado el cierre además 900 papelerías, 900 de locales de proximidad y 200 de otras diferentes modalidades de ventas, que incluían la venta de periódicos.
Sin embargo, las fuentes consultadas explican que en las ciudades de mediana envergadura muchos de los vecinos aún siguen apostando por comprar prensa en los quioscos, debido a que el interés por la información de proximidad aportada por los medios regionales mantiene cierta esperanza para los quiosqueros. Eso sí, advierten que el cliente medio que aún hoy sigue comprando periódicos en los puntos de venta tradicionales supera -de media- los 55 años. Lo que viene, entonces, no invita a que los quiosqueros se hagan muchas ilusiones. "No habrá recambio generacional", coinciden desde la APVPBP y la AVPPM .
"Tuvimos que venderlo... ya no podíamos más"
Salvador Tamaro y su mujer Tere tuvieron durante décadas un quiosco de prensa familiar en el barrio madrileño de Ciudad Lineal. Con ese negocio criaron a cuatro hijos, que a medida que crecieron también fueron trabajando en el quiosco. Pero hace tres años se vieron obligados a traspasarlo. "La decisión fue una de las más difíciles de mi vida. Lo hablamos mucho con mi mujer y mis hijos. Fueron décadas de esfuerzo, levantándonos a las 4 de la madrugada y trabajando todo el día, todos los días de la semana. Pero el negocio se tras*formó en una pesadilla. Perdimos a la mayoría de los clientes históricos. No podíamos aguantar más porque con esto no comíamos. Ya casi nadie de mediana edad, y mucho menos los jóvenes, compra un periódico", explica el hombre. Su esposa, de 59 años, agrega: "No solo nos mató Internet. También la TV. Con la cantidad de programas que hay a toda hora, se dejaron de vender revistas del corazón, que antes eran muy demandadas. Con los ahorros que teníamos y lo que nos dejó la venta del quiosco vamos tirando, hasta que pueda jubilarme", explica.
Quien les ha comprado el quiosco de diarios es Óscar R. Tiene 49 años. Sabía que no iba a ser fácil subsistir en un sector que está acorralado, pero él aún no está dispuesto a bajar los brazos. "La rentabilidad del negocio me ha caído un 30% desde que lo compré a hoy. Cada año es peor, es verdad. La fuerte crisis económica que aún no ha terminado, la asfixia del sector de los medios impresos, la explosión de los medios online, los cambios de hábitos de la gente... Todo parece apuntar contra nosotros, ¿no? Pero hay que seguir luchando. No queda otra. Yo no pienso resignarme todavía. Hay que trabajar mucho y ser creativo... y buscar alternativas. Si el cliente ya no viene al quiosco, hay que ir a buscarlo. En mi caso, reparto más en los bares, he ampliado mi gama de productos a la venta y siempre estoy atento a las promociones que pueda ofrecer", concluye.
La fin del quiosco de prensa: tres de cada diez cerraron en los últimos 5 años - lainformacion.com
---------- Post added 30-abr-2017 at 12:34 ----------
Normal.Con los smartphones y tablets,puedes saber al minuto y gratis,lo que está pasando al momento.
Antes en cada esquina había uno y ya no se ven.
Reciclarse o morir.
La prolongada crisis económica, la debacle de los periódicos de papel y los cambios en las pautas culturales, sociales y la revolución digital han devorado a tres de cada diez de estos establecimientos. Gradualmente, comienzan a integrar el salón de la nostalgia, como las tiendas de vinilos, las casas que vendían y rebelaban carretes fotográficos o los videoclubes de toda la vida. Hoy, la mayoría de los que sobreviven, languidecen.
La última estocada, según aseguran los quiosqueros, acaba de propinárselas el acuerdo entre el grupo Prisa y Amazon. El País ha firmado una iniciativa pionera en el mundo y -desde el pasado viernes- sus lectores pueden añadir a la cesta de la compra (vía internet) un ejemplar. Una hora después del clic, recibirán el periódico en casa, a través de un servicio de entrega ultra rápida. En una segunda fase, en las próximas semanas, podrán hacer lo propio los ciudadanos que residen en el área metropolitana de Barcelona.
Ésta ha sido la gota que colmó el vaso para los quiosqueros. Desde la Asociación de Vendedores Profesionales de Prensa de Barcelona (APVPBP) han confirmado a lainformacion.com que, junto a la de Madrid (AVPPM), ya preparan medidas drásticas si no hay una solución a la vista y opciones viables para intentar mermar los efectos del nuevo sistema. Según prevén, serán "demoledores" para su actividad. No exhibir los ejemplares de El País en los puntos de venta tradicionales es la primera medida que barajan.
"Tres de cada diez quioscos de prensa ha cerrado en los cinco últimos años. Sumados a otro tipo de establecimientos -cuyo pilar era la venta de periódicos, como librerías y papelerías- hablamos de que el 50% de los negocios que se sostenían como puntos tradicionales de venta de prensa ya no existen", explica a este medio Máximo Frutos, vicepresidente de la APVPBP.
En la Ciudad Condal funcionaban hasta 2012 399 quioscos. Hoy siguen abiertos apenas 289. Sumando a los de toda el área metropolitana, eran unos 800, pero ahora no superan el medio millar. Trescientas familias se han quedado sin trabajo en un lustro, según los datos facilitados por Frutos. En Madrid, la situación es similar. En la actualidad hay un 27,7% menos de quioscos de prensa que en 2013, explican fuentes de la asociación. Por este motivo, los quiosqueros supervivientes de este tsunami buscan reciclarse como pueden.
Una opción es la de ampliar su gama de productos a la venta. Pasaron de ser vendedores principalmente de periódicos y revistas a convertirse en pequeños bazares. "Los quioscos en Barcelona son propiedad del Ayuntamiento, que nos los cede en concesión. Antes solo podíamos vender el 80% de productos editoriales y el 20% de atípicos. El Consistorio, consciente del escenario alarmante que padecemos, ahora permite la venta de un 60% de productos editoriales y un 40% de atípicos", cuenta Frutos. De este modo, café en cápsulas, juguetes, cromos, refrescos y souvenirs, entre otros productos, ya forman parte de la oferta habitual de los quioscos de prensa, que intentan captar clientes como pueden.
Caída estrepitosa de la circulación
La radiografía del sector se torna mucho más lapidaria a la hora observar las cifras de circulación de los periódicos en papel. "La caída de difusión de la prensa supera el 50% desde 2007 a esta parte. El número de ejemplares repartidos era de 4.500.000 ese año. Hoy es de 2.100.000. Solo en el último año, la circulación se ha restringido entre un 5% y un 10%", asegura a este periódico José Gabriel González, portavoz de la Asociación de Editores Españoles de Diarios.
Las grandes urbes son las más afectadas por esta tendencia. No obstante, el escenario es más que preocupante en todo el ámbito nacional. El último informe de la Asociación Nacional de Distribuidores de Publicaciones (ANDP) refleja que entre 2010 y 2016 se han perdido 2.642 puntos de venta en España. Desde 2012, han echado el cierre además 900 papelerías, 900 de locales de proximidad y 200 de otras diferentes modalidades de ventas, que incluían la venta de periódicos.
Sin embargo, las fuentes consultadas explican que en las ciudades de mediana envergadura muchos de los vecinos aún siguen apostando por comprar prensa en los quioscos, debido a que el interés por la información de proximidad aportada por los medios regionales mantiene cierta esperanza para los quiosqueros. Eso sí, advierten que el cliente medio que aún hoy sigue comprando periódicos en los puntos de venta tradicionales supera -de media- los 55 años. Lo que viene, entonces, no invita a que los quiosqueros se hagan muchas ilusiones. "No habrá recambio generacional", coinciden desde la APVPBP y la AVPPM .
"Tuvimos que venderlo... ya no podíamos más"
Salvador Tamaro y su mujer Tere tuvieron durante décadas un quiosco de prensa familiar en el barrio madrileño de Ciudad Lineal. Con ese negocio criaron a cuatro hijos, que a medida que crecieron también fueron trabajando en el quiosco. Pero hace tres años se vieron obligados a traspasarlo. "La decisión fue una de las más difíciles de mi vida. Lo hablamos mucho con mi mujer y mis hijos. Fueron décadas de esfuerzo, levantándonos a las 4 de la madrugada y trabajando todo el día, todos los días de la semana. Pero el negocio se tras*formó en una pesadilla. Perdimos a la mayoría de los clientes históricos. No podíamos aguantar más porque con esto no comíamos. Ya casi nadie de mediana edad, y mucho menos los jóvenes, compra un periódico", explica el hombre. Su esposa, de 59 años, agrega: "No solo nos mató Internet. También la TV. Con la cantidad de programas que hay a toda hora, se dejaron de vender revistas del corazón, que antes eran muy demandadas. Con los ahorros que teníamos y lo que nos dejó la venta del quiosco vamos tirando, hasta que pueda jubilarme", explica.
Quien les ha comprado el quiosco de diarios es Óscar R. Tiene 49 años. Sabía que no iba a ser fácil subsistir en un sector que está acorralado, pero él aún no está dispuesto a bajar los brazos. "La rentabilidad del negocio me ha caído un 30% desde que lo compré a hoy. Cada año es peor, es verdad. La fuerte crisis económica que aún no ha terminado, la asfixia del sector de los medios impresos, la explosión de los medios online, los cambios de hábitos de la gente... Todo parece apuntar contra nosotros, ¿no? Pero hay que seguir luchando. No queda otra. Yo no pienso resignarme todavía. Hay que trabajar mucho y ser creativo... y buscar alternativas. Si el cliente ya no viene al quiosco, hay que ir a buscarlo. En mi caso, reparto más en los bares, he ampliado mi gama de productos a la venta y siempre estoy atento a las promociones que pueda ofrecer", concluye.
La fin del quiosco de prensa: tres de cada diez cerraron en los últimos 5 años - lainformacion.com
---------- Post added 30-abr-2017 at 12:34 ----------
Normal.Con los smartphones y tablets,puedes saber al minuto y gratis,lo que está pasando al momento.
Antes en cada esquina había uno y ya no se ven.
Reciclarse o morir.