El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
Los supermercados españoles están en la diana del bastión más extremista del Gobierno. Yolanda Díaz o Alberto Garzón han encontrado en estas empresas el chivo expiatorio ideal al que cargarle la culpa de una inflación nunca vista en las últimas décadas y que está erosionando gravemente el poder adquisitivo de los consumidores. El pasado mes de agosto, el IPC se situó en el desorbitado 10,5%. Ya van tres meses consecutivos por encima de los dos dígitos.
Lejos de asumir algún tipo de responsabilidad gubernamental, el ala comunista del Ejecutivo ha propuesto crear una lista de productos "básicos" con precios "congelados" que los supermercados no podrían elevar. La ministra de Trabajo quiere que su particular cartilla de racionamiento varíe "cada semana, incluya proteínas y frescos (pescado, carne, fruta, bemoles y hortalizas), productos para celiacos" y que esté en vigor al menos hasta después de Navidades. Ya han pasado 10 días desde que Yolanda Díaz hiciera pública una ocurrencia que ha desatado numerosas críticas, un nuevo cisma con sus socios socialistas y la férrea oposición de las empresas afectadas.
Sin embargo, durante este tiempo, también han surgido voces para las que el mecanismo antiempresa y liberticida de Díaz y Garzón se queda corto. Un ejemplo de ello es la delirante idea que ha tenido el exparlamentario andaluz, José Ignacio García: crear supermercados públicos.
Supermercados públicos: "¿Por qué no?"
"¿Por qué no? ¿Una locura?¿Nunca lo habías pensado?" se pregunta García, que todavía es miembro de Adelante Andalucía y Anticapitalistas Andalucía, según sus redes sociales. El antisistema está tan convencido de que ha tenido una idea brillante, que ha publicado un hilo en Twitter explicando todos los detalles.
"La propuesta (de Yolanda Díaz) de controlar precios está bien, pero es insuficiente" señala García, que promete conseguir por arte de magia "precios asequibles en productos básicos, pagar precios dignos a agricultores y ganaderas, salarios dignos a los trabajadores del super y reducir huella ecológica" con los supermercados estatales.
"¿Quién podría estar en contra?", se vuelve a preguntar García, al que no le cabe en la cabeza que los contribuyentes puedan rechazar que el Estado gaste su dinero en ideas tan fallidas como esta. El antisistema considera que los supermercados estatales serán tan exitosos en España, que harán temblar a las cadenas con mayor cuota de mercado del país. "Carrefour, Mercadona y todo ese percal" señala. Pero las empresas pueden estar tranquilas, porque no piensa expropiarlas: "Tranquilo SEÑOR, que ahora no estamos hablando de expropiar Carrefour ni de prohibir Mercadona ni nada de eso. Que sigan funcionando y que compitan con el Supermercado Público. A ver qué pasa" amenaza García, que parece desconocer que el único motivo de que una empresa pública pueda ganarle terreno a la privada es mediante la permanente subvención.
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"Fuera de broma: no es una medida soviética, es una reforma parcial bastante tranquilita para solventar un momento en el que el coste de la vida sube y sube sin parar" dice García. Pero no solo en la Unión Soviética se han creado estos temerarios experimentos, en Venezuela y hasta en el franquismo el Estado ha pretendido alimentar sin éxito a la población controlando la red de tiendas. Lo sorprendente es que en la actualidad todavía haya quien apueste por un modelo que fulmina la innovación y la competencia de esta manera. En el siguiente vídeo se ve a Franco inaugurando en Coruña un Supermercado creado por la Comisaría de Abastecimientos con productos la mitad de baratos. Muy inspirador para el anticapitalista.
El modelo argentino
A día de hoy, en otro país donde se está proponiendo (ya desde el Gobierno) la creación de una compañía pública de alimentos es en uno de los territorios con mayor inflación del mundo: Argentina.
El último "delirio místico" de Argentina: plantean crear una empresa estatal de alimentosBeatriz García
Argentina también ha ideado los polémicos "Precios Cuidados", un programa inútil en el que se ha inspirado Yolanda Díaz y que tiene más de 1.000 productos con el precio restringido y que no es capaz de frenar la inflación. Tanto es así, que el último dato de inflación del mes de agosto es demoledor: el 78,5%. Además, dentro del IPC argentino, la categoría de alimentos y bebidas no alcohólicas se elevó todavía más, el 79,1%, otra prueba más del fracaso de este tipo de controles.
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Sin embargo, durante este tiempo, también han surgido voces para las que el mecanismo antiempresa y liberticida de Díaz y Garzón se queda corto. Un ejemplo de ello es la delirante idea que ha tenido el exparlamentario andaluz, José Ignacio García: crear supermercados públicos.
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"¿Por qué no? ¿Una locura?¿Nunca lo habías pensado?" se pregunta García, que todavía es miembro de Adelante Andalucía y Anticapitalistas Andalucía, según sus redes sociales. El antisistema está tan convencido de que ha tenido una idea brillante, que ha publicado un hilo en Twitter explicando todos los detalles.
"La propuesta (de Yolanda Díaz) de controlar precios está bien, pero es insuficiente" señala García, que promete conseguir por arte de magia "precios asequibles en productos básicos, pagar precios dignos a agricultores y ganaderas, salarios dignos a los trabajadores del super y reducir huella ecológica" con los supermercados estatales.
"¿Quién podría estar en contra?", se vuelve a preguntar García, al que no le cabe en la cabeza que los contribuyentes puedan rechazar que el Estado gaste su dinero en ideas tan fallidas como esta. El antisistema considera que los supermercados estatales serán tan exitosos en España, que harán temblar a las cadenas con mayor cuota de mercado del país. "Carrefour, Mercadona y todo ese percal" señala. Pero las empresas pueden estar tranquilas, porque no piensa expropiarlas: "Tranquilo SEÑOR, que ahora no estamos hablando de expropiar Carrefour ni de prohibir Mercadona ni nada de eso. Que sigan funcionando y que compitan con el Supermercado Público. A ver qué pasa" amenaza García, que parece desconocer que el único motivo de que una empresa pública pueda ganarle terreno a la privada es mediante la permanente subvención.
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La última ocurrencia de la extrema izquierda: los economatos franquistas
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