NoMasRojos2019
Himbersor
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Generalplan-Ost fue un plan de desplazamiento de 30 millones de personas, durante un período de 25 años, de territorios específicos polacos y soviéticos seleccionados para la colonización étnica alemana, y su reasentamiento en otras partes de la Rusia europea o en Siberia occidental. En ninguna parte de la documentación relevante hay indicios de exterminio físico, ya sea explícito o implícito.
El traslado de un gran número de personas de un lugar a otro no implica necesariamente la fin de esas personas. Después del final de la Segunda Guerra Mundial, más de 10 millones de alemanes étnicos que vivian en todo el este de Europa fueron expulsados de sus lugares de residencia y tras*portados al oeste de la línea Oder-Neisse hacia Alemania. Aunque algunos de los expulsados murieron en el proceso, la gran mayoría de ellos sobrevivieron y se establecieron en Alemania.
La expulsión de alemanes étnicos de la posguerra se produjo a un ritmo mucho más rápido que el propuesto en el Generalplan-Ost (30 millones en 25 años, o un promedio de 0.83 millones por año), por lo que no hay razón para suponer que la implementación de ese el plan habría resultado en una tasa de mortalidad sustancialmente mayor que la de los alemanes expulsados, dado que esa implementación podría haber ocurrido solo en la situación hipotética de una victoria alemana, cuando las condiciones de guerra como el bloqueo ya no se hubieran aplicado.
Refugiados alemanes. La diáspora silenciada y olvidada
El traslado de un gran número de personas de un lugar a otro no implica necesariamente la fin de esas personas. Después del final de la Segunda Guerra Mundial, más de 10 millones de alemanes étnicos que vivian en todo el este de Europa fueron expulsados de sus lugares de residencia y tras*portados al oeste de la línea Oder-Neisse hacia Alemania. Aunque algunos de los expulsados murieron en el proceso, la gran mayoría de ellos sobrevivieron y se establecieron en Alemania.
La expulsión de alemanes étnicos de la posguerra se produjo a un ritmo mucho más rápido que el propuesto en el Generalplan-Ost (30 millones en 25 años, o un promedio de 0.83 millones por año), por lo que no hay razón para suponer que la implementación de ese el plan habría resultado en una tasa de mortalidad sustancialmente mayor que la de los alemanes expulsados, dado que esa implementación podría haber ocurrido solo en la situación hipotética de una victoria alemana, cuando las condiciones de guerra como el bloqueo ya no se hubieran aplicado.
La expulsión de alemanes tras la Segunda Guerra Mundial se refiere a la migración violenta y forzada de nacionales alemanes (Reichsdeutsche) y alemanes étnicos (Volksdeutsche) de los diversos estados y territorios de Europa en los tres primeros años después de la Segunda Guerra Mundial (1945–1948).
El número total de los alemanes expulsados después de la guerra sigue siendo desconocido, debido a que la mayoría de las últimas investigaciones proporcionaron una estimación conjunta basada en datos incompletos, incluyendo los que fueron evacuados por las autoridades alemanas, huyeron o fueron muertos durante la guerra.
Se estima que entre 12 y 16 millones de alemanes étnicos y sus descendientes fueron desplazados de sus hogares, en las últimas semanas de la Segunda Guerra Mundial o en las posteriores expulsiones ordenadas por los gobiernos de Europa Oriental.
En el curso de los más de setenta años tras*curridos desde el final de la guerra, las estimaciones del total de muertes de civiles alemanes han oscilado entre 500.000 como mínimo y un máximo de tres millones.
Aunque la estimación oficial del gobierno alemán de víctimas mortales debido a las expulsiones se situó en 2,2 millones durante varias décadas, los análisis recientes han llevado a algunos historiadores a la conclusión de que el número real de muertes atribuibles a las expulsiones en realidad fue mucho menor — de 500.000 a 1,1 millones.
Las cifras más altas, hasta 3,2 millones, por lo general, resultan porque se incluyen todas las muertes relacionadas con la guerra de 1939–1945 entre los alemanes étnicos, incluidos los que sirvieron en las Fuerzas Armadas Alemanas (incluyendo la Wehrmacht, los reclutas de la Volkssturm, o milicias nazis locales).
El debate sobre el número de muertes y su causa (muertos como consecuencia directa de los combates o debido a la represión del Ejército Rojo y de las autoridades comunistas locales) sigue siendo tema de tensa polémica entre historiadores alemanes, rusos, polacos, y checos.
Con el avance de los ejércitos aliados, el temor a ser objeto de represalias impulsó a estas personas a tratar de huir a Alemania.
Está documentado por numerosas fuentes alemanas, por informes médicos y por testimonios de los obligados a trabajos forzosos que algunos miembros del ejército soviético cometieron numerosas violaciones de los derechos humanos.
Las noticias de estas atrocidades eran ocultadas por la máquina propagandística aliada.
Antes de finalizar la Segunda Guerra Mundial, se había producido un considerable éxodo de los alemanes refugiados de las zonas que están bajo amenaza de ocupación por el Ejército Rojo.
Muchos alemanes huyeron de sus zonas de residencia en virtud de vagas y desorganizadamente ejecutadas órdenes de evacuación del régimen alemán en 1943, 1944, y a principios de 1945, o sobre la base de sus propias decisiones de dejar el país en el período de 1945-1948.
Otros alemanes permanecieron y fueron obligados a abandonar más tarde por las autoridades locales.
Las cifras del censo, en 1950 el número total de alemanes étnicos que aún vivían en el Este de Europa en alrededor de 2,6 millones, aproximadamente el 12 por ciento del total antes de la guerra.
En el curso de los más setenta años tras*curridos desde el final de la guerra, las estimaciones del total de muertes de civiles alemanes han oscilado entre 500.000 y un máximo de tres millones.
La estimación oficial del gobierno alemán de víctimas mortales debido a las expulsiones se situó en 2,2 millones durante varias décadas.
El debate sobre el número de muertes y su causa sigue siendo tema de tensa polémica.
En general, la expulsión de los alemanes de la Europa Oriental fue apoyada por la URSS como una forma de suprimir en el futuro toda posibilidad de un renovado expansionismo alemán hacia el Este y de eliminar toda opción a que minorías étnicas de alemanes en la Europa Oriental sirvieran como justificación y estímulo para tal expansionismo, evitando repetir un Drang nach Osten ('Marcha hacia el este' en idioma alemán) similar al lanzado por el nazismo.
Asimismo, Stalin consideraba que la eliminación de la minoría étnica de alemanes servía para facilitar la implantación del comunismo en la Europa Oriental, considerando que gran número de terratenientes, empresarios y capitalistas eran de origen alemán, por lo cual su desaparición extinguía una posible fuente de oposición a los regímenes patrocinados por la URSS.
Los gobiernos de EE. UU. y Gran Bretaña también aceptaban el proyecto de expulsar masivamente a los alemanes y así lo expresaron en la Conferencia de Potsdam, aun cuando Francia rechazó la legalidad de estas expulsiones, en tanto las fugas masivas de refugiados germanos eran comprensibles como resultado de la guerra, pero no así las expulsiones posteriores a mayo de 1945.
Winston Churchill consideraba válida la expulsión masiva de alemanes étnicos, en tanto opinaba que su permanencia en la Europa Oriental causaría conflictos permanentes con la población local, serviría como pretexto para reavivar el expansionismo germano, mientras que la expulsión sería una sanción proporcional por los crímenes de guerra nazis contra la población civil de la Europa Oriental.
Igualmente Franklin D. Roosevelt y Harry S. Truman, presidentes de EEUU, consideraban necesaria la expulsión de alemanes, pues ello permitiría que los países de la Europa Oriental fuesen naciones homogéneas (sólo polacos en Polonia, sólo húngaros en Hungría, etc.), sin minorías étnicas, y así evitar las perturbaciones que la presencia de tales minorías podrían causar.
De hecho, EEUU consideraba que un grave error del Tratado de Versalles en 1919 fue permitir que numerosos Estados europeos mantuvieran dentro de sus fronteras población civil identificada con un país diferente al cual vivían, lo que generaría tensiones permanentes y hasta amenazas de una quinta columna.
La tras*ferencia de población entre Grecia y Turquía en 1923 aparecía para EEUU como un buen ejemplo a seguir para evitar nuevos conflictos internacionales en Europa. Además, la responsabilidad de Alemania por atroces crímenes de guerra hacía justificable para británicos y estadounidenses que la población civil germana debiera ser castigada con expulsiones masivas.
Refugiados alemanes. La diáspora silenciada y olvidada