mdezabaleta
Cuñado nija
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Muchos hablan del crack bursátil de 1929, con su punto álgido el martes 29 de octubre de ese año (29X29), que se convirtió en la gran crisis económico/financiera mundial, como toda una referencia de lo que se pudo hacer mal. Pero no fue esa la primera crisis bursátil, y menos la primera burbuja financiera que la especulación ha sabido crear
En el siglo XVI la euforia especulativa se vivió con el tulipán. Muchos holandeses volvieron locos con esta hermosa flor, que les ha hecho pasar a la historia, y por la que llegaron a pagar precios desorbitados. Los tulipanes llegaron a Europa a finales del siglo XVI, y ciertamente no eran muy populares al principio, ya que no era una flor especialmente singular.
Sin embargo, tras verse modificadas por un extraño bichito, empezaron a surgir gran variedad de formas y colores, mucho más atractivos, lo que provocó un sorprendente interés por ellos. Una próspera y boyante situación económica en Holanda, derivada de su gran actividad comercial, hizo que los bulbos de tulipán se convirtiesen en verdaderas carteras de inversión; y, paulatinamente, a principios del siglo XVII, los bulbos de tulipán se convirtieron en el gran negocio del momento.
Desgraciadamente, la producción de tulipanes no pudo crecer lo suficiente para atender aquella impresionante demanda. Había que que esperar seis años para obtener un tulipán desde el momento en que se plantaba la semilla. Y en este escenario, los precios crecían imparablemente en la década de 1630, con nuevos especuladores que entraban en este mercado, incluso mucha gente llegaba a hipotecar sus casas para poder invertir en este “gran” negocio. (Algo muy parecido a lo vivido en nuestros días ...)
Llegó a existir incluso un “mercado de futuros” de bulbos, en el cual se vendían tulipanes que se habían acabado de plantar (e incluso ni eso …). Y las compras y ventas en este mercado se llevaban a cabo en tascas, al margen de la economía oficial del Mercado de Valores de Amsterdam.
Hasta que el 5 de febrero de 1637 un lote de 99 tulipanes de gran rareza se vendió por 90.000 florines: fue la última gran venta de tulipanes. Al día siguiente se puso a la venta un lote de medio kilo por 1.250 florines sin encontrarse comprador. Y la burbuja estalló. Los precios comenzaron a caer en picado y no había manera de recuperar la inversión: todo el mundo vendía y nadie compraba. Los tulipanes ya no valían nada, y la gente se había endeudado para comprarlos… (¿recuerdan lo que pagaron por su piso hace 12 años?).
“Quien compra lo superfluo no tardará en verse obligado a vender lo necesario”. (Benjamin Franklin)
Mark de Zabaleta
En el siglo XVI la euforia especulativa se vivió con el tulipán. Muchos holandeses volvieron locos con esta hermosa flor, que les ha hecho pasar a la historia, y por la que llegaron a pagar precios desorbitados. Los tulipanes llegaron a Europa a finales del siglo XVI, y ciertamente no eran muy populares al principio, ya que no era una flor especialmente singular.
Sin embargo, tras verse modificadas por un extraño bichito, empezaron a surgir gran variedad de formas y colores, mucho más atractivos, lo que provocó un sorprendente interés por ellos. Una próspera y boyante situación económica en Holanda, derivada de su gran actividad comercial, hizo que los bulbos de tulipán se convirtiesen en verdaderas carteras de inversión; y, paulatinamente, a principios del siglo XVII, los bulbos de tulipán se convirtieron en el gran negocio del momento.
Desgraciadamente, la producción de tulipanes no pudo crecer lo suficiente para atender aquella impresionante demanda. Había que que esperar seis años para obtener un tulipán desde el momento en que se plantaba la semilla. Y en este escenario, los precios crecían imparablemente en la década de 1630, con nuevos especuladores que entraban en este mercado, incluso mucha gente llegaba a hipotecar sus casas para poder invertir en este “gran” negocio. (Algo muy parecido a lo vivido en nuestros días ...)
Llegó a existir incluso un “mercado de futuros” de bulbos, en el cual se vendían tulipanes que se habían acabado de plantar (e incluso ni eso …). Y las compras y ventas en este mercado se llevaban a cabo en tascas, al margen de la economía oficial del Mercado de Valores de Amsterdam.
Hasta que el 5 de febrero de 1637 un lote de 99 tulipanes de gran rareza se vendió por 90.000 florines: fue la última gran venta de tulipanes. Al día siguiente se puso a la venta un lote de medio kilo por 1.250 florines sin encontrarse comprador. Y la burbuja estalló. Los precios comenzaron a caer en picado y no había manera de recuperar la inversión: todo el mundo vendía y nadie compraba. Los tulipanes ya no valían nada, y la gente se había endeudado para comprarlos… (¿recuerdan lo que pagaron por su piso hace 12 años?).
“Quien compra lo superfluo no tardará en verse obligado a vender lo necesario”. (Benjamin Franklin)
Mark de Zabaleta