Rediooss
Madmaxista
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No estoy de acuerdo con los dos últimos párrafos del artículo, porque entiendo que no hay una escasez de energías y recursos naturales, que es algo que están provocando e impuesto desde arriba, y porque utiliza palabras como resiliente, que es el mismo discurso al que nos abocan desde el NWO, no creo que tengamos que vivir como nuestros abuelos, y no censura la manera de producir de las grandes empresas, que aquí es donde está el meollo del asunto.
Pero el análisis de la situación actual sí me parece muy certero.
La escasez que viene, por Antonio Hidalgo.
Decir que vienen tiempos de escasez equivale a decir que se aproximan tiempos de potencial inestabilidad, donde lo principal es ampliar las partidas que se destinan a la guerra, tanto a la guerra “interior” como a la “exterior”. Así, el Estado Español ha acordado la ampliación del gasto militar hasta el 2% del PIB alcanzando los 24.000 millones de Euros. Estos datos oficiales son sin embargo la punta del iceberg de un gasto notablemente superior si tenemos en cuenta la industria auxiliar que opera directa e indirectamente vinculada al ejercito, además del resto de partidas que se destinan a sostener a todo el aparato de coerción-represión policial. La industria militar, igual que el conjunto de la gran industria y la empresa “privada”, operan de facto como empresas públicas hiper-subvencionadas, ayudas vía expropiación de impuestos al pueblos sin las que les sería imposible ser lo que son. Tanto es así que los Estados son los mayores propietarios de las principales empresas europeas productoras de armas, como Airbus (Francia, Alemania y España), Thales (Francia), Indra Sistemas (España) y Leonardo (Italia).
En el plano monetario, la inflación es para el Estado una potente arma de sobre-recaudación, no en vano, la hacienda española ha hecho público que ha recaudado un 20% extra gracias a la inflación en los dos primeros meses de 2022, es decir, que los precios han subido de media al menos un 20% y que por tanto, un 20% de la riqueza de la gente ha sido expropiada por la vía de la subida de precios. De cada 1.000 euros de gasto de una familia corriente, 200 han ido directamente a las arcas del Estado solo en concepto de “inflación”. La confesión del buró oficial dice que el Índice de Precios al Consumo ha crecido un 10%, por lo que esta mentira está ajustada a la mitad de la realidad. Ese 20% de incremento de ingresos es la prueba que no puede ser escondida bajo la alfombra.
Se entiende perfectamente la función que desempeñan los impuestos para el Estado, ya que sin estos, sus barbaridades serían imposibles de acometer. El Estado está al servicio de su propio sostenimiento y por tanto, lo principal es recaudar lo máximo para después “re-distribuir” según su propia agenda, la agenda de la clase dirigente que ostenta (y pretende ostentar) el poder. No debe sorprender a nadie entonces que ante el grave incremento de los precios del combustible, el Estado haya decidido entregar “un descuento temporal” sobre el precio final en lugar de bajar los impuestos a los carburantes, ya que así se asegura seguir guarneciendo sus arcas.
Mientras tanto, Argelia ha dado un golpe sobre la mesa ante la decisión del Estado de apoyar la solución USA-jovenlandia sobre el Sahara para reforzar el control “atlantista” sobre el norte de África. Suben los precios del gas y la electricidad se mantiene en precios récord (precios que se han multiplicado incluso 10 veces respecto a precios medios de 2 años atrás), llegando hasta los 283 euros el Mwh. Así pues, las principales fuentes energéticas que mueven hoy la economía contemporánea (electricidad, gas y gasoil/gasolina) estarán pronto fuera del alcance de los bolsillos de la gente común.
Si esto fuera poco, muchas familias, pero sobre todo empresas, viven del crédito bancario, ya sea en forma de préstamos hipotecarios o destinados a la producción. En el caso de las hipotecas, el Euribor (la tasa variable de interés hipotecario) ha entrado en positivo recientemente después de más de 6 años en negativo, lo que supondrá un incremento notable (si continua su progresión al alza) en el gasto mensual de las cuotas hipotecarias.
Dada la situación de potencial ingobernabilidad de la economía post-confinamiento, el BCE ya está planteando subidas progresivas en los tipos de interés, es decir, incremento en el interés que cobra a bancos y empresas por la obtención de préstamos, lo que supondrá que muchos de ellos entren en quiebra dada la imposibilidad de pagar esos créditos (sumada a la situación que ya padecen las empresas con la inflación galopante). Si esto fuera poco el BCE ya anuncia un más que probable punto final en la compra de deuda española a fecha de 30 de junio, lo que podría suponer la entrada del Estado en suspensión de pagos, obligando a intervenir sus cuentas y forzar recortes de gasto. La gran masa de ciudadanos que dependen de pagas del Estado (funcionarios, interinos, jubilados, pensionistas, parados, etc.), verán recortados sus ingresos significativamente.
Para terminar con el repaso macroeconómico, hay que poner el foco en el nuevo orden monetario internacional que se está moldeando hoy, a pesar de que sus orígenes los podemos encontrar al menos en el año 2012, cuando las potencias dominantes sacan a Irán del sistema SWIFT de pagos inter-estatales. Los Estados emergentes que pelean por la hegemonía del bloque anglo-americano liderados por Rusia-China ya tienen a punto la desconexión de la economía denominada en dólares. Prueba de ello es que Rusia está exigiendo ya el pago de su energía en Rublos, para lo que los Estados compradores deberán recurrir al oro como medio para intercambiar sus divisas por rublos y energía. Habrá que ver cómo se adaptan las economías nacionales y sus respectivas monedas estatales a estos cambios, y en concreto qué pasa con la posición del Euro, ya que este podría entrar en una escalada de devaluación (dada la delicada situación económica europea) y sumar un “mal” más a la difícil situación de muchos hogares.
Así pues el futuro cercano no es muy halagüeño en términos de economía monetaria. Sobra recordar además que el planeta en el que vivimos es finito, y que por tanto, la energía y materias primas que utilizamos para que la economía se mantenga son así mismo finitas y escasas. La escasez, hoy y siempre, solo puede ser gestionada mediante el racionamiento: racionamiento desde abajo o racionamiento desde arriba, esa es la cuestión. Racionar no es más que “someter algo en caso de escasez a una distribución ordenada”, por lo que esta “distribución ordenada”, esta necesidad de gestión de la escasez, es la clave del asunto. Cuanto menos dependamos de nosotros mismos, de nuestro entorno y de las relaciones económicas próximas (locales/comarcales), mayor dependencia económica padeceremos. Nuestros antepasados fueron infinitamente más resilientes que nosotros, vivían en una mayor armonía y eran capaces de gestionar con gran arte la escasez y el racionamiento ordenado. Quizás disfrutaban en términos absolutos de un menor volumen de bienes materiales y los años de cosechas escasas eran más duros, pero por norma general su vida era muchísimo más estable dentro de los márgenes que les imponían los escasos recursos que debían gestionar.
Es hora pues, de dejar atrás ese espejismo de abundancia que ha supuesto el acceso a energía barata a través del petróleo y volver a la senda del sentido común, aprendiendo de las gentes de nuestro pasado, en la gestión ordenada y desde abajo, de los medios limitados de los que disponemos para llevar adelante la vida. Que no falte amor, esfuerzo, combate y desinterés para que nuestros actos junto a nuestros iguales sean dignos de una vida que merezca ser vivida en pie.
Pero el análisis de la situación actual sí me parece muy certero.
La escasez que viene, por Antonio Hidalgo.
Decir que vienen tiempos de escasez equivale a decir que se aproximan tiempos de potencial inestabilidad, donde lo principal es ampliar las partidas que se destinan a la guerra, tanto a la guerra “interior” como a la “exterior”. Así, el Estado Español ha acordado la ampliación del gasto militar hasta el 2% del PIB alcanzando los 24.000 millones de Euros. Estos datos oficiales son sin embargo la punta del iceberg de un gasto notablemente superior si tenemos en cuenta la industria auxiliar que opera directa e indirectamente vinculada al ejercito, además del resto de partidas que se destinan a sostener a todo el aparato de coerción-represión policial. La industria militar, igual que el conjunto de la gran industria y la empresa “privada”, operan de facto como empresas públicas hiper-subvencionadas, ayudas vía expropiación de impuestos al pueblos sin las que les sería imposible ser lo que son. Tanto es así que los Estados son los mayores propietarios de las principales empresas europeas productoras de armas, como Airbus (Francia, Alemania y España), Thales (Francia), Indra Sistemas (España) y Leonardo (Italia).
En el plano monetario, la inflación es para el Estado una potente arma de sobre-recaudación, no en vano, la hacienda española ha hecho público que ha recaudado un 20% extra gracias a la inflación en los dos primeros meses de 2022, es decir, que los precios han subido de media al menos un 20% y que por tanto, un 20% de la riqueza de la gente ha sido expropiada por la vía de la subida de precios. De cada 1.000 euros de gasto de una familia corriente, 200 han ido directamente a las arcas del Estado solo en concepto de “inflación”. La confesión del buró oficial dice que el Índice de Precios al Consumo ha crecido un 10%, por lo que esta mentira está ajustada a la mitad de la realidad. Ese 20% de incremento de ingresos es la prueba que no puede ser escondida bajo la alfombra.
Se entiende perfectamente la función que desempeñan los impuestos para el Estado, ya que sin estos, sus barbaridades serían imposibles de acometer. El Estado está al servicio de su propio sostenimiento y por tanto, lo principal es recaudar lo máximo para después “re-distribuir” según su propia agenda, la agenda de la clase dirigente que ostenta (y pretende ostentar) el poder. No debe sorprender a nadie entonces que ante el grave incremento de los precios del combustible, el Estado haya decidido entregar “un descuento temporal” sobre el precio final en lugar de bajar los impuestos a los carburantes, ya que así se asegura seguir guarneciendo sus arcas.
Mientras tanto, Argelia ha dado un golpe sobre la mesa ante la decisión del Estado de apoyar la solución USA-jovenlandia sobre el Sahara para reforzar el control “atlantista” sobre el norte de África. Suben los precios del gas y la electricidad se mantiene en precios récord (precios que se han multiplicado incluso 10 veces respecto a precios medios de 2 años atrás), llegando hasta los 283 euros el Mwh. Así pues, las principales fuentes energéticas que mueven hoy la economía contemporánea (electricidad, gas y gasoil/gasolina) estarán pronto fuera del alcance de los bolsillos de la gente común.
Si esto fuera poco, muchas familias, pero sobre todo empresas, viven del crédito bancario, ya sea en forma de préstamos hipotecarios o destinados a la producción. En el caso de las hipotecas, el Euribor (la tasa variable de interés hipotecario) ha entrado en positivo recientemente después de más de 6 años en negativo, lo que supondrá un incremento notable (si continua su progresión al alza) en el gasto mensual de las cuotas hipotecarias.
Dada la situación de potencial ingobernabilidad de la economía post-confinamiento, el BCE ya está planteando subidas progresivas en los tipos de interés, es decir, incremento en el interés que cobra a bancos y empresas por la obtención de préstamos, lo que supondrá que muchos de ellos entren en quiebra dada la imposibilidad de pagar esos créditos (sumada a la situación que ya padecen las empresas con la inflación galopante). Si esto fuera poco el BCE ya anuncia un más que probable punto final en la compra de deuda española a fecha de 30 de junio, lo que podría suponer la entrada del Estado en suspensión de pagos, obligando a intervenir sus cuentas y forzar recortes de gasto. La gran masa de ciudadanos que dependen de pagas del Estado (funcionarios, interinos, jubilados, pensionistas, parados, etc.), verán recortados sus ingresos significativamente.
Para terminar con el repaso macroeconómico, hay que poner el foco en el nuevo orden monetario internacional que se está moldeando hoy, a pesar de que sus orígenes los podemos encontrar al menos en el año 2012, cuando las potencias dominantes sacan a Irán del sistema SWIFT de pagos inter-estatales. Los Estados emergentes que pelean por la hegemonía del bloque anglo-americano liderados por Rusia-China ya tienen a punto la desconexión de la economía denominada en dólares. Prueba de ello es que Rusia está exigiendo ya el pago de su energía en Rublos, para lo que los Estados compradores deberán recurrir al oro como medio para intercambiar sus divisas por rublos y energía. Habrá que ver cómo se adaptan las economías nacionales y sus respectivas monedas estatales a estos cambios, y en concreto qué pasa con la posición del Euro, ya que este podría entrar en una escalada de devaluación (dada la delicada situación económica europea) y sumar un “mal” más a la difícil situación de muchos hogares.
Así pues el futuro cercano no es muy halagüeño en términos de economía monetaria. Sobra recordar además que el planeta en el que vivimos es finito, y que por tanto, la energía y materias primas que utilizamos para que la economía se mantenga son así mismo finitas y escasas. La escasez, hoy y siempre, solo puede ser gestionada mediante el racionamiento: racionamiento desde abajo o racionamiento desde arriba, esa es la cuestión. Racionar no es más que “someter algo en caso de escasez a una distribución ordenada”, por lo que esta “distribución ordenada”, esta necesidad de gestión de la escasez, es la clave del asunto. Cuanto menos dependamos de nosotros mismos, de nuestro entorno y de las relaciones económicas próximas (locales/comarcales), mayor dependencia económica padeceremos. Nuestros antepasados fueron infinitamente más resilientes que nosotros, vivían en una mayor armonía y eran capaces de gestionar con gran arte la escasez y el racionamiento ordenado. Quizás disfrutaban en términos absolutos de un menor volumen de bienes materiales y los años de cosechas escasas eran más duros, pero por norma general su vida era muchísimo más estable dentro de los márgenes que les imponían los escasos recursos que debían gestionar.
Es hora pues, de dejar atrás ese espejismo de abundancia que ha supuesto el acceso a energía barata a través del petróleo y volver a la senda del sentido común, aprendiendo de las gentes de nuestro pasado, en la gestión ordenada y desde abajo, de los medios limitados de los que disponemos para llevar adelante la vida. Que no falte amor, esfuerzo, combate y desinterés para que nuestros actos junto a nuestros iguales sean dignos de una vida que merezca ser vivida en pie.