Perro Viejo
Cave Canem
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La emergencia climática no existe, pero nos la van a cobrar
El 28 de Noviembre la Unión Europea ha decretado la "emergencia climática y medioambiental" con casi dos tercios de los votos. Ya el 17 de Septiembre el parlamento español aprobó declarar la "emergencia climática" en España con todos los votos a favor menos los de Vox. Es algo que va a tener importantes repercusiones económicas y podría cambiar la vida de muchos cientos de millones de personas. Requiere coraje sostener que, independientemente de lo acertado o no de las medidas políticas que se tomen, nos hallamos ante el mayor error científico en varias generaciones. El cambio climático es real, pero la emergencia climática es a día de hoy imaginaria porque no hay suficiente evidencia que la apoye.
Cuando comencé este blog en 2014 yo estaba convencido desde hacía décadas de que la conclusión de que el calentamiento global es culpa nuestra era sólida. Pero como me gusta documentarme bien empecé a mirar las bases científicas en que se sustentaba y me parecieron extraordinariamente débiles. Poco a poco, examinando la evidencia en centenares de artículos científicos (tengo más de 9.000 en mi disco duro y los he mirado todos), no tuve más remedio que cambiar de opinión y llegar a la conclusión de que aunque el cambio climático es real y nuestras emisiones contribuyen a él, no sabemos a ciencia cierta en qué medida estamos contribuyendo. Está claro que los factores naturales que han gobernado el cambio climático hasta que nuestras emisiones se hicieron importantes hacia 1950 siguen actuando y sin embargo se afirma con convicción y sin evidencia que no contribuyen de forma importante al cambio climático, a pesar de que el calentamiento global comenzó hace al menos 170 años. No soy yo el único que piensa que el efecto de la alta actividad solar entre 1935 y 2005 no está adecuadamente reflejado en la hipótesis actual del calentamiento global, y es que es mucha casualidad que el periodo más largo de alta actividad solar en 600 años y el periodo de mayor calentamiento en 600 años coincidan en el tiempo y que según el criterio dominante no tengan nada que ver. Por ejemplo Rohling y colaboradores, tras analizar 13.000 años de registros en Groenlandia y en el Mar Egeo encuentran que la modulación del clima por la actividad solar es tan importante que concluyen:
Este artículo necesariamente ha de ser largo. No se puede contradecir lo que todo el mundo dice y fundamentarlo en tres frases sin quedar como un petulante, o peor aún como alguien que se autoconvence por motivos ideológicos, lo que rechazo con absoluta firmeza. La ciencia es mi única guía en este asunto, lo que no deja de ser irónico ya que es la ciencia lo que utilizan para convencernos de que hay una crisis.
1. Las opiniones de los expertos no constituyen ciencia. Solo la evidencia constituye ciencia
Esto es extremadamente importante. No importa lo que crea la mayoría de los científicos. A lo largo de la historia de la ciencia la mayoría de los científicos ha estado siempre equivocada. Lo estaban cuando creían que la Tierra era el centro del universo, cuando creían que el diluvio universal explicaba los fósiles marinos de las montañas. Lo estaban cuando durante décadas ignoraron las advertencias de Ignaz Semmelweis de que los médicos debían lavarse las manos antes de atender a los pacientes, causando miles de muertes innecesarias. Lo estaban cuando creían que el vacío debía estar lleno de éter para que la luz pudiera propagarse. Lo estaban cuando durante más de 40 años se opusieron a la hipótesis de la deriva continental de Alfred Wegener a pesar de la numerosa evidencia geológica, biológica, paleontológica y geográfica que la apoyaba. Lo estaban cuando nos dijeron que las grasas y no los hidratos de carbono eran malas para la salud, y lo estaban cuando nos dijeron que las úlceras las causaba el estrés.
Lo curioso es que somos muy conscientes de que el conocimiento científico en el pasado era inadecuado, pero por un sesgo cognitivo pensamos que el conocimiento científico actual es adecuado. Es obvio que en el futuro "sabrán" que nuestro conocimiento científico es inadecuado, y como tal deberíamos considerarlo ahora. Inadecuado para basar decisiones importantes en él sin una evidencia irrefutable; y no la hay.
Consideremos otro caso que conocemos en carne propia, el de los economistas. Gente experta que estudia e investiga en las universidades y que gana premios Nóbel parecidos a los científicos climáticos. Gente que trabaja con modelos muy complicados y publica artículos en revistas académicas como los científicos climáticos. ¿Cómo de fiable es el consenso de los economistas? Un amable lector del blog tuvo a bien recomendarme el libro "La economía desenmascarada" de Steve Keen, el profesor de economía que predijo en 2001 una gran crisis inevitable que se avecinaba mientras Ben Bernanke, miembro de la Fed desde 2002 y su director entre 2005 y 2014, hablaba de la "Gran Moderación" que había domesticado la economía.
Lo que sigue son extractos del libro en los que Keen explica cómo la escuela neoclásica económica llegó a dominar completamente la economía, e incapaz de ver que nos dirigíamos a una gravísima crisis de deuda siguiendo sus preceptos, durante décadas aconsejó medidas a los dirigentes que resultaron gravemente perjudiciales para la gran mayoría de los habitantes del planeta. Si sustituís la economía por el clima y los economistas por los científicos climáticos tendréis una gran explicación de lo que también ha pasado con la ciencia climática y como el dogma de que el calentamiento tiene un origen humano ha llegado a imponerse hasta alcanzar un falso consenso. Las explicaciones alternativas al dogma dominante se purgan.
Así es como en ciencia, al igual que en economía y en otras disciplinas académicas ciertas hipótesis que están equivocadas pueden llegar a dominar lo que la mayoría piensa y lo que se enseña. Las consecuencias raramente son tan trágicas como en el caso de la economía o del clima, por lo que a menos que conozcamos la disciplina en cuestión no llegamos a enterarnos. Pero la física ha sido igualmente abducida por la teoría de cuerdas y en antropología la hipótesis falsa de que los Clovis fueron los primeros pobladores de América resultó en la marginación académica de quienes no estaban de acuerdo (como el arqueólogo Jacques Cinq-Mars) hasta que se descubrió el yacimiento de Monte Verde en Chile. No sólo América había sido poblada antes de la cultura Clovis sino que sus predecesores habían llegado hasta Chile antes de que aparecieran los Clovis.
Los científicos climáticos críticos con la hipótesis dominante han sido invisibilizados, marginados o directamente despedidos, y sus artículos críticos son sumariamente rechazados por las revistas. La mayoría decide inclinarse al viento dominante para seguir teniendo una carrera. Pero vayamos a lo que Keen tiene que decir de los modelos utilizados para hacer las proyecciones económicas.
En Septiembre del 2007 uno de los principales modelos económicos daba un pronóstico benigno para la economía. Menudo chiste. ¿En serio creéis que los modelos climáticos que se usan para hacer las proyecciones del año 2100 son más fiables? Si acaso son menos fiables. La economía se lleva estudiando siglos, el clima solo unas décadas con medios modernos y antes eran cuatro gatos. Los primeros modelos climáticos son de los años 80, y a los actuales les faltan cosas tan esenciales como la respuesta de la cubierta de nubes al cambio climático por la sencilla razón de que nadie la conoce, así que se parametriza (se le pone un valor sacado del sombrero) al igual que muchas otras cosas para que los modelos reproduzcan el clima pasado y se tiene la esperanza de que unos errores compensen los otros. No es lo suficientemente serio como para basar en ello ninguna decisión.
2. En contra de lo que pensaríamos los expertos son particularmente malos haciendo predicciones
Tendemos a pensar que los expertos, por su mayor conocimiento de los temas que investigan, realizan mejores predicciones en sus campos de estudio que los no expertos. Esta creencia se vio sacudida por la investigación de Philip Tetlock quien durante 20 años recogió predicciones de 284 expertos de alto nivel de educación por un total de 82.361 predicciones probabilísticas sobre el futuro. El resultado fue que los expertos eran terribles pronosticadores, malos en el corto plazo y en el largo plazo, y de hecho el 15 % de las cosas que decían que no podían pasar terminaban pasando y el 25 % de las que daban por seguras fallaban. Y perversamente había una relación inversa entre la seguridad que demostraban y lo famosos que eran y los resultados que obtenían. En general los generalistas integradores que dominaban diferentes disciplinas obtenían mejores resultados que los especialistas en una única disciplina. Increíblemente los expertos especialistas eran particularmente malos en las predicciones a largo plazo dentro de su propia especialidad.
Philip Tetlock publicó en 2005 sus investigaciones en un libro que se convirtió en un gran éxito. Sus resultados atrajeron un gran interés y en 2011 la IARPA (Intelligence Advanced Research Projects Activity), una agencia del gobierno de EEUU especializada en inteligencia, organizó un torneo para cinco equipos dirigidos por científicos, el programa Aggregative Contingent Estimation (ACE) donde los equipos debían realizar una serie de predicciones sobre todo tipo de temas, pudiendo reclutar a los expertos que quisieran para analizarlos. Tetlock y sus colaboradores participaron creando su propio equipo con el Proyecto Buen Juicio que a partir de voluntarios seleccionó a personas brillantes de amplios intereses y mediante análisis redujeron el grupo a las personas de mejores cualidades y menores sesgos, que denominaron superpredictores. Con ese grupo barrieron a los expertos año tras año hasta que el programa terminó, demostrando la realidad de sus investigaciones. No se puede confiar en las predicciones de los expertos. ¿Por qué no son buenos pronosticadores los expertos? Tetlock descubrió que con demasiada frecuencia, los expertos afirman saber más sobre el futuro de lo que realmente saben, se resisten a cambiar de opinión frente a pruebas inesperadas y defienden dogmáticamente sus explicaciones deterministas del pasado. En definitiva su superior conocimiento les hace tener la mente cerrada a la posibilidad de equivocarse. Y se equivocan. Vaya si se equivocan. Sobre todo cuando esos expertos climáticos tienen un claro interés económico en hacer esas predicciones catastrofistas, puesto que sus carreras e ingresos dependen de hacerlas, no de que sean ciertas. Ya descubrieron antes que ellos los militares norteamericanos que para recibir una mejor parte del presupuesto necesitaban llenar el mundo de amenazas potenciales.
El 28 de Noviembre la Unión Europea ha decretado la "emergencia climática y medioambiental" con casi dos tercios de los votos. Ya el 17 de Septiembre el parlamento español aprobó declarar la "emergencia climática" en España con todos los votos a favor menos los de Vox. Es algo que va a tener importantes repercusiones económicas y podría cambiar la vida de muchos cientos de millones de personas. Requiere coraje sostener que, independientemente de lo acertado o no de las medidas políticas que se tomen, nos hallamos ante el mayor error científico en varias generaciones. El cambio climático es real, pero la emergencia climática es a día de hoy imaginaria porque no hay suficiente evidencia que la apoye.
Emergencia
Der. del lat. emergens, -entis 'emergente'.
3. f. Situación de peligro o desastre que requiere una acción inmediata.
Cuando comencé este blog en 2014 yo estaba convencido desde hacía décadas de que la conclusión de que el calentamiento global es culpa nuestra era sólida. Pero como me gusta documentarme bien empecé a mirar las bases científicas en que se sustentaba y me parecieron extraordinariamente débiles. Poco a poco, examinando la evidencia en centenares de artículos científicos (tengo más de 9.000 en mi disco duro y los he mirado todos), no tuve más remedio que cambiar de opinión y llegar a la conclusión de que aunque el cambio climático es real y nuestras emisiones contribuyen a él, no sabemos a ciencia cierta en qué medida estamos contribuyendo. Está claro que los factores naturales que han gobernado el cambio climático hasta que nuestras emisiones se hicieron importantes hacia 1950 siguen actuando y sin embargo se afirma con convicción y sin evidencia que no contribuyen de forma importante al cambio climático, a pesar de que el calentamiento global comenzó hace al menos 170 años. No soy yo el único que piensa que el efecto de la alta actividad solar entre 1935 y 2005 no está adecuadamente reflejado en la hipótesis actual del calentamiento global, y es que es mucha casualidad que el periodo más largo de alta actividad solar en 600 años y el periodo de mayor calentamiento en 600 años coincidan en el tiempo y que según el criterio dominante no tengan nada que ver. Por ejemplo Rohling y colaboradores, tras analizar 13.000 años de registros en Groenlandia y en el Mar Egeo encuentran que la modulación del clima por la actividad solar es tan importante que concluyen:
En vista de estos hallazgos, pedimos una evaluación multidisciplinaria en profundidad del potencial de la modulación del clima por el sol a escala de siglos.
Rohling E, et al. "Holocene atmosphere-ocean interactions: records from Greenland and the Aegean Sea." Climate Dynamics 18.7 (2002): 587-593.
Este artículo necesariamente ha de ser largo. No se puede contradecir lo que todo el mundo dice y fundamentarlo en tres frases sin quedar como un petulante, o peor aún como alguien que se autoconvence por motivos ideológicos, lo que rechazo con absoluta firmeza. La ciencia es mi única guía en este asunto, lo que no deja de ser irónico ya que es la ciencia lo que utilizan para convencernos de que hay una crisis.
1. Las opiniones de los expertos no constituyen ciencia. Solo la evidencia constituye ciencia
Esto es extremadamente importante. No importa lo que crea la mayoría de los científicos. A lo largo de la historia de la ciencia la mayoría de los científicos ha estado siempre equivocada. Lo estaban cuando creían que la Tierra era el centro del universo, cuando creían que el diluvio universal explicaba los fósiles marinos de las montañas. Lo estaban cuando durante décadas ignoraron las advertencias de Ignaz Semmelweis de que los médicos debían lavarse las manos antes de atender a los pacientes, causando miles de muertes innecesarias. Lo estaban cuando creían que el vacío debía estar lleno de éter para que la luz pudiera propagarse. Lo estaban cuando durante más de 40 años se opusieron a la hipótesis de la deriva continental de Alfred Wegener a pesar de la numerosa evidencia geológica, biológica, paleontológica y geográfica que la apoyaba. Lo estaban cuando nos dijeron que las grasas y no los hidratos de carbono eran malas para la salud, y lo estaban cuando nos dijeron que las úlceras las causaba el estrés.
Lo curioso es que somos muy conscientes de que el conocimiento científico en el pasado era inadecuado, pero por un sesgo cognitivo pensamos que el conocimiento científico actual es adecuado. Es obvio que en el futuro "sabrán" que nuestro conocimiento científico es inadecuado, y como tal deberíamos considerarlo ahora. Inadecuado para basar decisiones importantes en él sin una evidencia irrefutable; y no la hay.
Consideremos otro caso que conocemos en carne propia, el de los economistas. Gente experta que estudia e investiga en las universidades y que gana premios Nóbel parecidos a los científicos climáticos. Gente que trabaja con modelos muy complicados y publica artículos en revistas académicas como los científicos climáticos. ¿Cómo de fiable es el consenso de los economistas? Un amable lector del blog tuvo a bien recomendarme el libro "La economía desenmascarada" de Steve Keen, el profesor de economía que predijo en 2001 una gran crisis inevitable que se avecinaba mientras Ben Bernanke, miembro de la Fed desde 2002 y su director entre 2005 y 2014, hablaba de la "Gran Moderación" que había domesticado la economía.
Lo que sigue son extractos del libro en los que Keen explica cómo la escuela neoclásica económica llegó a dominar completamente la economía, e incapaz de ver que nos dirigíamos a una gravísima crisis de deuda siguiendo sus preceptos, durante décadas aconsejó medidas a los dirigentes que resultaron gravemente perjudiciales para la gran mayoría de los habitantes del planeta. Si sustituís la economía por el clima y los economistas por los científicos climáticos tendréis una gran explicación de lo que también ha pasado con la ciencia climática y como el dogma de que el calentamiento tiene un origen humano ha llegado a imponerse hasta alcanzar un falso consenso. Las explicaciones alternativas al dogma dominante se purgan.
La Purga
No todos los economistas académicos se unieron a este derrocamiento de la ortodoxia keynesiana anterior. Muchos lucharon contra él, aunque en última instancia fue en vano, y la economía académica finalmente se dividió en aproximadamente seis campos: la escuela neoclásica dominante que representaba quizás el 85 % de la profesión, y varias pequeñas ramitas llamadas economía poskeynesiana, institucional, evolutiva, austriaca y marxista.
…
Aunque los economistas neoclásicos dominaron casi todos los departamentos económicos académicos, también se vieron obligados a tolerar la ocasional crítica interna. Pero no fue una coexistencia pacífica. En la enseñanza, los cursos básicos sobre microeconomía, macroeconomía y finanzas fueron purgados de ideas no neoclásicas.
…
En la investigación, la purga fue más completa, porque los editores neoclásicos y los revisores podían excluir a los disidentes de las revistas que editaban. Hasta principios de la década de 1970, los autores no neoclásicos publicaban regularmente en las revistas prestigiosas de la profesión… Sin embargo, a mediados de la década de 1980, las principales revistas, la Revista de Economía Política, la Revista de Teoría Económica y muchas otras revistas menores, se habían convertido en bastiones del pensamiento neoclásico. Los artículos que no usaban conceptos neoclásicos fueron rechazados rutinariamente, con frecuencia sin siquiera ser revisados.
…
En política pública, como en las revistas más prestigiosas, la economía neoclásica reinaba suprema. Pocos disidentes fueron designados para puestos de influencia pública, y la mayoría de los puestos burocráticos fueron ocupados por graduados de las mejores universidades que, debido a la depuración de ideas no neoclásicas del plan de estudios básico, generalmente ni siquiera sabían que fuera posible otra forma de pensar sobre economía. Para ellos, la economía neoclásica era la economía.
Así es como en ciencia, al igual que en economía y en otras disciplinas académicas ciertas hipótesis que están equivocadas pueden llegar a dominar lo que la mayoría piensa y lo que se enseña. Las consecuencias raramente son tan trágicas como en el caso de la economía o del clima, por lo que a menos que conozcamos la disciplina en cuestión no llegamos a enterarnos. Pero la física ha sido igualmente abducida por la teoría de cuerdas y en antropología la hipótesis falsa de que los Clovis fueron los primeros pobladores de América resultó en la marginación académica de quienes no estaban de acuerdo (como el arqueólogo Jacques Cinq-Mars) hasta que se descubrió el yacimiento de Monte Verde en Chile. No sólo América había sido poblada antes de la cultura Clovis sino que sus predecesores habían llegado hasta Chile antes de que aparecieran los Clovis.
Los científicos climáticos críticos con la hipótesis dominante han sido invisibilizados, marginados o directamente despedidos, y sus artículos críticos son sumariamente rechazados por las revistas. La mayoría decide inclinarse al viento dominante para seguir teniendo una carrera. Pero vayamos a lo que Keen tiene que decir de los modelos utilizados para hacer las proyecciones económicas.
Bezemer da el ejemplo del modelo de 'pronóstico global' de la OCDE, que hace pronósticos para la economía global que luego se desglosan para generar predicciones para países individuales: fue la fuente de la declaración de Cotis en Septiembre de 2007 dentro de las Perspectivas económicas de la OCDE: 'Nuestro pronóstico central sigue siendo bastante benigno'. Este modelo de la OCDE aparentemente incluye variables monetarias y financieras. Sin embargo, estas no se toman de los datos, sino que se derivan de supuestos teóricos sobre la relación entre variables "reales", como "la brecha entre el producto real y el producto potencial", y las variables financieras. Como señala Bezemer, el modelo de la OCDE carece de todas las características que dominaron la economía en el período previo a la crisis: "No hay flujos de crédito, precios de activos o aumento del patrimonio neto que impulse un auge de los préstamos, ni pagos de intereses que indiquen una carga creciente de la deuda, y sin stock de balance y variables de flujo que reflejen todo esto'.
En Septiembre del 2007 uno de los principales modelos económicos daba un pronóstico benigno para la economía. Menudo chiste. ¿En serio creéis que los modelos climáticos que se usan para hacer las proyecciones del año 2100 son más fiables? Si acaso son menos fiables. La economía se lleva estudiando siglos, el clima solo unas décadas con medios modernos y antes eran cuatro gatos. Los primeros modelos climáticos son de los años 80, y a los actuales les faltan cosas tan esenciales como la respuesta de la cubierta de nubes al cambio climático por la sencilla razón de que nadie la conoce, así que se parametriza (se le pone un valor sacado del sombrero) al igual que muchas otras cosas para que los modelos reproduzcan el clima pasado y se tiene la esperanza de que unos errores compensen los otros. No es lo suficientemente serio como para basar en ello ninguna decisión.
2. En contra de lo que pensaríamos los expertos son particularmente malos haciendo predicciones
Tendemos a pensar que los expertos, por su mayor conocimiento de los temas que investigan, realizan mejores predicciones en sus campos de estudio que los no expertos. Esta creencia se vio sacudida por la investigación de Philip Tetlock quien durante 20 años recogió predicciones de 284 expertos de alto nivel de educación por un total de 82.361 predicciones probabilísticas sobre el futuro. El resultado fue que los expertos eran terribles pronosticadores, malos en el corto plazo y en el largo plazo, y de hecho el 15 % de las cosas que decían que no podían pasar terminaban pasando y el 25 % de las que daban por seguras fallaban. Y perversamente había una relación inversa entre la seguridad que demostraban y lo famosos que eran y los resultados que obtenían. En general los generalistas integradores que dominaban diferentes disciplinas obtenían mejores resultados que los especialistas en una única disciplina. Increíblemente los expertos especialistas eran particularmente malos en las predicciones a largo plazo dentro de su propia especialidad.
Philip Tetlock publicó en 2005 sus investigaciones en un libro que se convirtió en un gran éxito. Sus resultados atrajeron un gran interés y en 2011 la IARPA (Intelligence Advanced Research Projects Activity), una agencia del gobierno de EEUU especializada en inteligencia, organizó un torneo para cinco equipos dirigidos por científicos, el programa Aggregative Contingent Estimation (ACE) donde los equipos debían realizar una serie de predicciones sobre todo tipo de temas, pudiendo reclutar a los expertos que quisieran para analizarlos. Tetlock y sus colaboradores participaron creando su propio equipo con el Proyecto Buen Juicio que a partir de voluntarios seleccionó a personas brillantes de amplios intereses y mediante análisis redujeron el grupo a las personas de mejores cualidades y menores sesgos, que denominaron superpredictores. Con ese grupo barrieron a los expertos año tras año hasta que el programa terminó, demostrando la realidad de sus investigaciones. No se puede confiar en las predicciones de los expertos. ¿Por qué no son buenos pronosticadores los expertos? Tetlock descubrió que con demasiada frecuencia, los expertos afirman saber más sobre el futuro de lo que realmente saben, se resisten a cambiar de opinión frente a pruebas inesperadas y defienden dogmáticamente sus explicaciones deterministas del pasado. En definitiva su superior conocimiento les hace tener la mente cerrada a la posibilidad de equivocarse. Y se equivocan. Vaya si se equivocan. Sobre todo cuando esos expertos climáticos tienen un claro interés económico en hacer esas predicciones catastrofistas, puesto que sus carreras e ingresos dependen de hacerlas, no de que sean ciertas. Ya descubrieron antes que ellos los militares norteamericanos que para recibir una mejor parte del presupuesto necesitaban llenar el mundo de amenazas potenciales.
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