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Himbersor
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Esta noticia es de 2011, cuando todavía no se ocultaban los delitos de los jovenlandeses:
La delincuencia de jóvenes magrebíes le cuesta anualmente al Gobierno vasco lo equivalente a construir un nuevo Museo Guggenheim: supone el 55% de los crímenes de Bilbao
En esta noticia, que es de hoy, no se especifica nada, como si los delitos se cometieran solos:
La Ertzaintza advierte de que la criminalidad ha llegado a «cifras récord» en Euskadi
Pongo el texto, porque la notica es de pago:
La criminalidad alcanzó en 2022 «cifras récord» en Euskadi, según consta en un informe oficial del Gobierno vasco al que ha tenido acceso este periódico. Las más de 99.000 infracciones penales conocidas por la Ertzaintza -sin incluir los datos de las policías locales y de otras fuerzas de seguridad- situaron el pasado ejercicio como el «más criminógeno de la última década». Superado el paréntesis de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo y las restricciones de movilidad, que tuvieron una incidencia directa en la reducción de la criminalidad, la tasa delictiva creció de forma notable el pasado año. Unos datos que confirman la «tendencia al alza» iniciada en 2017 y que son especialmente «preocupantes» en lo que se refiere a los robos con violencia (aumento del 33,5%), las lesiones (21%) y los delitos contra la libertad sensual (27%).
Estos datos y valoraciones se encuentran recogidos en la 'Memoria de la Viceconsejería de Seguridad' del Gobierno vasco. Se trata de un informe oficial que detalla parte de la actividad de la Ertzaintza, Emergencias, Tráfico y Juego y Espectáculos, entre otras áreas.
Parte de estas estadísticas ya aparecían en la 'Memoria Delincuencial de 2022', que fue presentada en el Parlamento vasco a mediados del pasado marzo. Este informe, que recogía los datos de la Ertzaintza y también de las policías locales, muestra un crecimiento general de la actividad delictiva del 20% respecto a 2021 y del 10% en relación a 2019, el año previo a la crisis sanitaria. En términos generales, en Euskadi se denunciaron casi 134.000 delitos el pasado curso, lo que marca una tasa de 60,68 delitos por cada 1.000 habitantes. La mayoría de las infracciones fueron contra la propiedad: hurtos, robos con fuerza... Los delitos que atentan directamente contra las personas supusieron el 10% del total estadístico.
En esta 'Memoria Delincuencial', en el apartado en el que se trataba de contextualizar los datos, se hacía hincapié en que en 2022, «con el restablecimiento progresivo de la normalidad», se observó un «retorno paulatino de las cifras delincuenciales globales», con «registros previos al periodo pandémico». También se incidía en que «no todos los delitos han tenido el mismo comportamiento» y en que algunas modalidades han llegado «incluso a superar» las cifras que presentaban antes del el bichito-19. Además, ese informe insistía en la importancia de los ciberdelitos a la hora de explicar el «aumento delincuencial». De hecho, resaltaba que sin las infracciones cometidas a través de internet, el aumento de las estadísticas delictivas entre 2019 y 2022 se hubiese quedado en 3 puntos, y no habría llegado a los 5,6 puntos de incremento alcanzados finalmente.
Lo que no aparecía en el documento que fue presentado públicamente el pasado marzo -al menos en el que recibieron los medios de comunicación- era que la criminalidad en Euskadi hubiese alcanzado «cifras récord». Tampoco figuraba el dato de que las estadísticas fuesen las más altas de la última década. Dos apuntes que, en cambio, sí aparecen en la 'Memoria de la Viceconsejería de Seguridad', que insiste en que Euskadi «comparte los mismos problemas de seguridad que las grandes ciudades de Europa».
Otra de las diferencias respecto a ambos informes hace referencia a los robos con violencia. En el caso del documento presentado en marzo, en la parte introductoria en la que se contextualizan los datos, se insistía en que las infracciones contra el patrimonio y el orden socioeconómico absorben el 62% del total de los delitos. En este punto se llamaba la atención sobre los hurtos, las estafas presenciales y los daños. Los robos que se suelen cometer a punta de navaja, a golpes, pegando un tirón o con intimidación, entre otros supuestos, aparecen reflejados en un gráfico en el que se explica que suponen el 3% del total.
En el último informe se destaca el importante descenso en los robos con fuerza registrados en comercios, empresas y viviendas. Pero también se admite que el «dato más preocupante» es el incremento de los robos con violencia, de las lesiones y los delitos contra la libertad sensual. En el documento se insiste en que se trata de infracciones «con escaso peso en el mapa delincuencial» del País Vasco. Sin embargo, se advierte de que «debido a su gravedad» son ataques que «generan una gran alarma social y mediática y, como consecuencia, mayor inseguridad ciudadana».
De hecho, el análisis de la viceconsejería también apunta que «la tendencia al alza» supone un «escollo» en las percepciones de seguridad de la ciudadanía. Sin embargo, los últimos estudios apuntan que la población vasca «se siente menos insegura que en 2021». Ese año, éste era considerado el cuarto problema más importante en las encuestas. En 2022 fue el sexto, casi siete puntos por debajo del año anterior.
La delincuencia de jóvenes magrebíes le cuesta anualmente al Gobierno vasco lo equivalente a construir un nuevo Museo Guggenheim: supone el 55% de los crímenes de Bilbao
En esta noticia, que es de hoy, no se especifica nada, como si los delitos se cometieran solos:
La Ertzaintza advierte de que la criminalidad ha llegado a «cifras récord» en Euskadi
Pongo el texto, porque la notica es de pago:
La criminalidad alcanzó en 2022 «cifras récord» en Euskadi, según consta en un informe oficial del Gobierno vasco al que ha tenido acceso este periódico. Las más de 99.000 infracciones penales conocidas por la Ertzaintza -sin incluir los datos de las policías locales y de otras fuerzas de seguridad- situaron el pasado ejercicio como el «más criminógeno de la última década». Superado el paréntesis de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo y las restricciones de movilidad, que tuvieron una incidencia directa en la reducción de la criminalidad, la tasa delictiva creció de forma notable el pasado año. Unos datos que confirman la «tendencia al alza» iniciada en 2017 y que son especialmente «preocupantes» en lo que se refiere a los robos con violencia (aumento del 33,5%), las lesiones (21%) y los delitos contra la libertad sensual (27%).
Estos datos y valoraciones se encuentran recogidos en la 'Memoria de la Viceconsejería de Seguridad' del Gobierno vasco. Se trata de un informe oficial que detalla parte de la actividad de la Ertzaintza, Emergencias, Tráfico y Juego y Espectáculos, entre otras áreas.
Parte de estas estadísticas ya aparecían en la 'Memoria Delincuencial de 2022', que fue presentada en el Parlamento vasco a mediados del pasado marzo. Este informe, que recogía los datos de la Ertzaintza y también de las policías locales, muestra un crecimiento general de la actividad delictiva del 20% respecto a 2021 y del 10% en relación a 2019, el año previo a la crisis sanitaria. En términos generales, en Euskadi se denunciaron casi 134.000 delitos el pasado curso, lo que marca una tasa de 60,68 delitos por cada 1.000 habitantes. La mayoría de las infracciones fueron contra la propiedad: hurtos, robos con fuerza... Los delitos que atentan directamente contra las personas supusieron el 10% del total estadístico.
En esta 'Memoria Delincuencial', en el apartado en el que se trataba de contextualizar los datos, se hacía hincapié en que en 2022, «con el restablecimiento progresivo de la normalidad», se observó un «retorno paulatino de las cifras delincuenciales globales», con «registros previos al periodo pandémico». También se incidía en que «no todos los delitos han tenido el mismo comportamiento» y en que algunas modalidades han llegado «incluso a superar» las cifras que presentaban antes del el bichito-19. Además, ese informe insistía en la importancia de los ciberdelitos a la hora de explicar el «aumento delincuencial». De hecho, resaltaba que sin las infracciones cometidas a través de internet, el aumento de las estadísticas delictivas entre 2019 y 2022 se hubiese quedado en 3 puntos, y no habría llegado a los 5,6 puntos de incremento alcanzados finalmente.
Lo que no aparecía en el documento que fue presentado públicamente el pasado marzo -al menos en el que recibieron los medios de comunicación- era que la criminalidad en Euskadi hubiese alcanzado «cifras récord». Tampoco figuraba el dato de que las estadísticas fuesen las más altas de la última década. Dos apuntes que, en cambio, sí aparecen en la 'Memoria de la Viceconsejería de Seguridad', que insiste en que Euskadi «comparte los mismos problemas de seguridad que las grandes ciudades de Europa».
Otra de las diferencias respecto a ambos informes hace referencia a los robos con violencia. En el caso del documento presentado en marzo, en la parte introductoria en la que se contextualizan los datos, se insistía en que las infracciones contra el patrimonio y el orden socioeconómico absorben el 62% del total de los delitos. En este punto se llamaba la atención sobre los hurtos, las estafas presenciales y los daños. Los robos que se suelen cometer a punta de navaja, a golpes, pegando un tirón o con intimidación, entre otros supuestos, aparecen reflejados en un gráfico en el que se explica que suponen el 3% del total.
En el último informe se destaca el importante descenso en los robos con fuerza registrados en comercios, empresas y viviendas. Pero también se admite que el «dato más preocupante» es el incremento de los robos con violencia, de las lesiones y los delitos contra la libertad sensual. En el documento se insiste en que se trata de infracciones «con escaso peso en el mapa delincuencial» del País Vasco. Sin embargo, se advierte de que «debido a su gravedad» son ataques que «generan una gran alarma social y mediática y, como consecuencia, mayor inseguridad ciudadana».
De hecho, el análisis de la viceconsejería también apunta que «la tendencia al alza» supone un «escollo» en las percepciones de seguridad de la ciudadanía. Sin embargo, los últimos estudios apuntan que la población vasca «se siente menos insegura que en 2021». Ese año, éste era considerado el cuarto problema más importante en las encuestas. En 2022 fue el sexto, casi siete puntos por debajo del año anterior.
