castguer
Madmaxista
Surgió así una filosofía de donde el pensamiento se encontraba ausente. Consideraba atentamente los resultados de las diversas ciencias, los sopesaba y estudiaba, pero no se interesaba más que en el pensamiento elemental. En las escuelas y en las universidades, desempeñaba todavía un papel; pero ya no tenía nada que decir al mundo. En última instancia, la filosofía debe ser guía vigilante del sentido común. Su deber habría sido explicar al mundo que los ideales éticos del sentido común ya no se ordenaban como antes en una concepción del universo total; sino que ahora, hasta nueva orden, debían sostenerse por sí mismos, solos, e imponerse al mundo por su propia fuerza.
La capacidad que posee una persona de ser portador de cultura, es decir, de comprender la cultura y obrar para ella, depende de su capacidad de ser al mismo tiempo un pensador y un ser libre. La libertad material y espiritual se encuentran íntimamente unidas. La cultura presupone libertad. Solamente puede ser concebida y realizada por una mente libre. Pero el hombre moderno ha perdido tanto la libertad como la capacidad de pensamiento.
A esta pérdida de libertad se suma el exceso de tensión. Desde hace varias generaciones, una enorme cantidad de individuos han cesado de vivir como personas; sólo viven como trabajadores. Nada de lo que pueda decirse en términos generales sobre el significado espiritual y social del trabajo, vale ya para ellos. El exceso con que, por regla general, el hombre moderno, en todos los círculos de la sociedad, se ha dejado absorber por las preocupaciones materiales, ha traído como consecuencia un empobrecimiento de su espíritu.
Demos
La capacidad que posee una persona de ser portador de cultura, es decir, de comprender la cultura y obrar para ella, depende de su capacidad de ser al mismo tiempo un pensador y un ser libre. La libertad material y espiritual se encuentran íntimamente unidas. La cultura presupone libertad. Solamente puede ser concebida y realizada por una mente libre. Pero el hombre moderno ha perdido tanto la libertad como la capacidad de pensamiento.
A esta pérdida de libertad se suma el exceso de tensión. Desde hace varias generaciones, una enorme cantidad de individuos han cesado de vivir como personas; sólo viven como trabajadores. Nada de lo que pueda decirse en términos generales sobre el significado espiritual y social del trabajo, vale ya para ellos. El exceso con que, por regla general, el hombre moderno, en todos los círculos de la sociedad, se ha dejado absorber por las preocupaciones materiales, ha traído como consecuencia un empobrecimiento de su espíritu.
Demos