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Madmaxista
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La decadencia de la Armada Española - Taringa!
La retirada hace tres años (2012) del portaaviones Príncipe de Asturias, por falta de dinero para modernizarlo, en principio y después para mantenerlo, marca el principio del fin de la Armada Española (AE).
La AE que ha sido una armada pequeña pero muy bien dotada, como ahora veremos, ahora está en franca decadencia, justo lo contrario que las armadas de nuestros vecinos y aliados (Gran Bretaña, Italia o Francia).
Un caso especialmente llamativo es Italia que ha hecho justo todo lo contrario, que partiendo de una flota de superficie cuya especialidad era la lucha antisubmarina con su unidad más grande un crucero portahelicópteros, pasó a construir un pequeño portaaviones, el Garibaldi, adquirió los nuevos Harrier (versión B+ con radar), modificando también el estatus de su aviación naval, pasando a manos de la Armada desde su Fuerza Aérea y por último un nuevo portaaviones el Cavour y los nuevos F-35B, a pesar de que ellos no tienen necesidad de portaaviones alguno, ya que no tienen territorios insulares o de ultramar.
El otro caso extremo el británico, que por primera vez la Royal Navy no tiene portaaviones ni aviones de ala fija embarcados y llevará así unos ocho años, a pesar de tener importantes intereses en ultramar y territorios, pero en 2019 volverá con una fuerza muy poderosa al entrar en servicio su primer portaaviones de la clase Queen Elisabeth, el portaaviones más grande de Europa y el más grande y poderoso de su categoría (VSTOL), junto con el F-35B.
El caso español es muy degradante, ya que en teoría el sustituto del Príncipe de Asturias, ha sido el Juan Carlos I (LHD) un buque que no tiene nada que ver con un portaaviones, salvo que al igual que el primero, este, también cuenta con una cubierta de vuelo, pero a diferencia del primero este es sólo un tras*porte de tropas y encima desarmado (muy útil y grande en operaciones civiles, pero de muy escasa utilidad militar) y encima por si nos sobraran aviones junto con la retirada del portaaviones retiramos cuatro aviones (el 25% de la flota) y para resaltar esa decadencia, el Harrier no tiene ya sustituto como lo han hecho americanos, británicos e italianos, también usuarios como nosotros como del Harrier y en idénticas funciones con el F-35B y para mayor desgracia, nosotros aunque no tenemos territorios en ultramar, si tenemos territorios insulares a la suficiente distancia como para justificar la existencia de un portaaviones (como en los últimos cuarenta años).
Un apunte más para terminar de remarcar la decadencia de nuestra Armada, a principios de siglo (no hace tanto), la AE estaba dotada de un portaaviones, once fragatas (series F-70 y F-80), dos buques de apoyo logístico (Marqués de Ensenada y el Patiño), ocho submarinos (series S-60 y S-70), cuatro buques anfibios (2 LPD y 2 LST) y seis cazaminas y la aviación naval estaba compuesta por 8 AV8B+ y 9 AV-8B (después convertidas 5 unidades a B+) parte de 10 SH-60 embarcados en las F-80, 3 SH-3 AEW y 8 SH-3 en tareas antisubmarinas de largo alcance con base en el portaaviones y unos 9-10 AB-212 para la Infantería de Marina (reconvertidos de los AB-212 ASW). Además las F-70 empezaban a ser sustituidas por las F-100 con helos embarcados (las F-70 no los llevaban) y el super sofisticado AEGIS (Radar), los LPD eras novísimos y además se había encargado un nuevo tipo de buque anfibio, un LHD (después el Juan Carlos I) ya que los LST eran de 2ª mano y muy veteranos pero muy grandes (pero no tenían hangar para helos) y se habían iniciado los estudios para la construcción del S-80 para sustituir en un primera instancia al S-70 y una segunda subserie para sustituir a los S-70.
Pero al final nada de nada, los helos siguen siendo los mismos y no se han podido sustituir, el S-80, se ha terminado por hundir y los S-60 se fueron al desguace y los S-70, ahí le andan, los Harrrier envejeciendo no solo por edad, sino por tecnología y sin sustitución y al final sin sustituto y en la más absoluta ruina la AE, sólo ha podido hacer lo único que podía, retirar al portaaviones, cuyo coste ya no podía asumir la AE, no sólo por mantenimiento, sino por no poder hacer frente a la modernización necesaria del buque a mitad de su vida operativa y además empezando a retirar su unidad aérea embarcada, después de desarmar y utilizar los viejos SH-3D como tras*portes, al igual que ocurrió con los AB-212, ocupando su puesto los SH-60 embarcados ahora tanto en las F-80 como en las F-100, ya no con base en portaaviones.
Después de catorce años, el número de escoltas sigue siendo el mismo, es decir las F-100 que entraron en servicio a partir de 2001 y la última en 2012, pero las F-80, que en teoría deberán ser sustituidas por la nueva clase F-110 y cuya entrada en servicio fue en los años 80 (a partir de 1986) y por tanto a día de hoy cuentan con unos 27 años de vida, serán sustituidas por esta nueva clase sin fecha definida, sin embargo, hoy por hoy, no hay ninguna contratación, ni presupuesto, salvo unos estudios muy vagos que terminarán en 2020 y a partir de entonces se tendrá que estudiar si hay o no presupuesto y que cantidad, para saber cuántas fragatas se podrán encargar, con lo que en el mejor de los casos y teniendo en cuenta que se tardan como poco (y si no hay problemas como sucede con el S-80, del que más tarde hablaré) unos tres años, la primera fragata de la serie estará en 2023-2025, lo que significa que las F-80 tendrían unos 38 años, muchos para una unidad como las F-80 y que incluso con respecto a las F-100 estaríamos hablando de unos 24-25 años, lo que apunta a que la verdadera sustitución no será de las F-80, sino las F-100, retirando antes las F-80, sin sustituto, lo que implicaría reducir de hecho el número de escoltas, dejando sólo las F-100 con cinco unidades como únicos escoltas de la AE, o sea, reduciendo la AE a la mitad (de 11 escoltas a 5 sólo).
El arma submarina, otrora relevante y que llegó a tener una media de ocho submarinos, desde la década de los setenta, con la llegada de los S-31 (submarinos americanos de la Segunda Guerra Mundial), muy modernizados y oceánicos, que fueron complementados por los submarinos de la serie S-60 (los franceses de la clase Daphé), construidos por la entonces Empresa Nacional Bazán (y ahora Navantia) y para sustituir a los americanos que tenían ya muchos años encima (e idénticos al último submarino que combatió por Argentina en Malvinas y que fue hundido por los británicos en las Georgias del Sur), se recurrió nuevamente a Francia con la S-70, que fue entrando en servicio a partir de los años 80, con lo que la AE, disponía no de los mejores submarinos, pero sí de dos tipos de notables modelos uno muy costero y bien dotado como los S-60 y otro de tipo oceánico como los S-70 que además suponía el tener una flota de ocho submarinos.
Con la llegada del presente siglo, había que dotarse de un nuevo submarino, ya que los S-60 tenían que ser retirados por antigüedad y se inició el nuevo programa denominado S-80 y ahí empezaron los problemas, Navantia en lugar de volver a contar con ayuda extranjera, en concreto nuevamente con Francia, con quien estaba construyendo en ese momento la clase Scorpene (con dos submarinos para Chile), decide romper con Francia y propone al gobierno de turno la construcción de algo parecido a un súper Scorpene mejorado con una AIP, de la que no se tiene tampoco experiencia y encima el gobierno, traga y encarga a Navantia la construcción de cuatro submarinos y empieza a pasar el tiempo y el submarino no llega y el tiempo pasa y pasa y los S-60 ya no aguanta más y tiene que retirarse del servicio y sin sustituto, por lo que la flota se reduce a la mitad y se queda en cuatro unidades, pero el submarino a pesar de todo no llega, y nos plantamos en la segunda década de este siglo y empiezan también a envejecer también los S-70.
Pero, ¿qué pasa con los S-80?
Entonces, se empieza a conocer la triste realidad, Navantia, no tiene ni idea de fabricar submarinos, ni siquiera tiene experiencia, ya que todos sus diseños eran de otro país y para rematar la hazaña, la AIP, tampoco existe, pero los submarinos ya se habían empezado a construir y el S-81 estaba casi terminado y se descubrió que tenían exceso de sobrepeso, que no flotaban y sin AIP y encima después de enterrar más de 2.000 millones de Euros , no teníamos nada, cálculos mal hechos, ni control de nada y sin plan para solucionarlos, a la empresa constructora, que es estatal, sólo se le ocurre contratar a una empresa americana, para intentar resolver los problemas, con lo que el programa que ya acumula retrasos inexplicables ahora también sobrecostes, en el peor momento para el Ministerio de Defensa, con fortísimos recortes, por supuesto en inversiones, se encuentra sin los nuevos submarinos, sin dinero y con la clase S-70 ya completamente obsoleta y cargada de años, a punto de retirarse. La solución del Ministerio de Defensa es seguir adelante, seguir enterrando más millones y retirar al menos un submarino, con lo que la flota de submarinos ahora es de tres, utilizando el retirado para piezas de los tres supervivientes, pero no por esas, ya que el tiempo no perdona y se decide que mientras que entran en servicio los nuevos S-80, se decide prolongar la vida de los S-70 con una quinta carena que cuesta una auténtica fortuna y no garantiza ninguna operatividad o muy limitada, pero suficiente en teoría para aguantar al menos cinco años más (tiempo en teoría necesario para que entren en funcionamiento los S-80).
¿Cuál es la situación exacta de los S-80? Y ¿cuál es el futuro del arma submarina de la AE?
Dar respuesta a esta situación es complicada, por una parte es cada vez más insostenible la situación actual del S-80, cuyo nuevo diseño, se podría completar este año y empezar a modificar los submarinos en construcción, pero el S-81, el primero de la serie, no se puede modificar y se duda que pueda entrar en servicio, por lo que su coste se añadirá a los otros tres que parece que pueden ser viables, es decir que tendremos tres submarinos al coste de cuatro y muy posiblemente no sea posible que al final se puedan entregar los cuatro submarinos. Respecto de los S-70, su edad hace que sea muy baja su operatividad y si se entra en carena, el coste puede ser tan elevado que puede resultar antieconómico, por estar incluso muy superado, que resulta muy difícil que se lleve a cabo, para tan poco tiempo, con lo que la pregunta es obvia, ¿perderá la AE su capacidad submarina?, la respuesta no es sencilla, con los presupuestos muy mermados y con una nueva administración en puertas, será esta la que decida si merece o no la pena disponer de un arma submarina, si al final se anula el programa S-80 o si se prolonga la vida de los S-70 para no perder la capacidad submarina de la AE, ya que según los cálculos de la propia Navantia, los nuevos submarinos estaría listos en 2018, pero a día de hoy la flota de submarinos de la AE ha pasado de los ocho de principios de siglo a sólo tres y si al final entra en servicio el S-80, es muy difícil que se puedan poner en servicio más allá de tres unidades.
En fin, ver para creer, tras 16 años de este siglo, la AE, se ha quedado sin portaaviones, su aviación naval de ala fija, ya no tiene sustituta y por tanto en trance de desaparición, los escoltas se reducirán con suerte a la mitad, puesto que las F-110 van con mucho retraso y como lleven el mismo camino que los S-80, pues a lo mejor ni las vemos. Los helicópteros cada vez más envejecidos, ya que los modelos más numerosos son de los años setenta (los SH-3D y los AB-212) antisubmarinos, ya desarmados y los más jóvenes son de los finales de los años 80 (los SH-60) y todos sin sustituto, tras fracasar la sustitución de los Sea King y los AB-212 por SH-60 de segunda mano y por último la flota submarina a pasado de ocho unidades a tres y con suerte, porque puede quedarse en ninguna.
La retirada hace tres años (2012) del portaaviones Príncipe de Asturias, por falta de dinero para modernizarlo, en principio y después para mantenerlo, marca el principio del fin de la Armada Española (AE).
La AE que ha sido una armada pequeña pero muy bien dotada, como ahora veremos, ahora está en franca decadencia, justo lo contrario que las armadas de nuestros vecinos y aliados (Gran Bretaña, Italia o Francia).
Un caso especialmente llamativo es Italia que ha hecho justo todo lo contrario, que partiendo de una flota de superficie cuya especialidad era la lucha antisubmarina con su unidad más grande un crucero portahelicópteros, pasó a construir un pequeño portaaviones, el Garibaldi, adquirió los nuevos Harrier (versión B+ con radar), modificando también el estatus de su aviación naval, pasando a manos de la Armada desde su Fuerza Aérea y por último un nuevo portaaviones el Cavour y los nuevos F-35B, a pesar de que ellos no tienen necesidad de portaaviones alguno, ya que no tienen territorios insulares o de ultramar.
El otro caso extremo el británico, que por primera vez la Royal Navy no tiene portaaviones ni aviones de ala fija embarcados y llevará así unos ocho años, a pesar de tener importantes intereses en ultramar y territorios, pero en 2019 volverá con una fuerza muy poderosa al entrar en servicio su primer portaaviones de la clase Queen Elisabeth, el portaaviones más grande de Europa y el más grande y poderoso de su categoría (VSTOL), junto con el F-35B.
El caso español es muy degradante, ya que en teoría el sustituto del Príncipe de Asturias, ha sido el Juan Carlos I (LHD) un buque que no tiene nada que ver con un portaaviones, salvo que al igual que el primero, este, también cuenta con una cubierta de vuelo, pero a diferencia del primero este es sólo un tras*porte de tropas y encima desarmado (muy útil y grande en operaciones civiles, pero de muy escasa utilidad militar) y encima por si nos sobraran aviones junto con la retirada del portaaviones retiramos cuatro aviones (el 25% de la flota) y para resaltar esa decadencia, el Harrier no tiene ya sustituto como lo han hecho americanos, británicos e italianos, también usuarios como nosotros como del Harrier y en idénticas funciones con el F-35B y para mayor desgracia, nosotros aunque no tenemos territorios en ultramar, si tenemos territorios insulares a la suficiente distancia como para justificar la existencia de un portaaviones (como en los últimos cuarenta años).
Un apunte más para terminar de remarcar la decadencia de nuestra Armada, a principios de siglo (no hace tanto), la AE estaba dotada de un portaaviones, once fragatas (series F-70 y F-80), dos buques de apoyo logístico (Marqués de Ensenada y el Patiño), ocho submarinos (series S-60 y S-70), cuatro buques anfibios (2 LPD y 2 LST) y seis cazaminas y la aviación naval estaba compuesta por 8 AV8B+ y 9 AV-8B (después convertidas 5 unidades a B+) parte de 10 SH-60 embarcados en las F-80, 3 SH-3 AEW y 8 SH-3 en tareas antisubmarinas de largo alcance con base en el portaaviones y unos 9-10 AB-212 para la Infantería de Marina (reconvertidos de los AB-212 ASW). Además las F-70 empezaban a ser sustituidas por las F-100 con helos embarcados (las F-70 no los llevaban) y el super sofisticado AEGIS (Radar), los LPD eras novísimos y además se había encargado un nuevo tipo de buque anfibio, un LHD (después el Juan Carlos I) ya que los LST eran de 2ª mano y muy veteranos pero muy grandes (pero no tenían hangar para helos) y se habían iniciado los estudios para la construcción del S-80 para sustituir en un primera instancia al S-70 y una segunda subserie para sustituir a los S-70.
Pero al final nada de nada, los helos siguen siendo los mismos y no se han podido sustituir, el S-80, se ha terminado por hundir y los S-60 se fueron al desguace y los S-70, ahí le andan, los Harrrier envejeciendo no solo por edad, sino por tecnología y sin sustitución y al final sin sustituto y en la más absoluta ruina la AE, sólo ha podido hacer lo único que podía, retirar al portaaviones, cuyo coste ya no podía asumir la AE, no sólo por mantenimiento, sino por no poder hacer frente a la modernización necesaria del buque a mitad de su vida operativa y además empezando a retirar su unidad aérea embarcada, después de desarmar y utilizar los viejos SH-3D como tras*portes, al igual que ocurrió con los AB-212, ocupando su puesto los SH-60 embarcados ahora tanto en las F-80 como en las F-100, ya no con base en portaaviones.
Después de catorce años, el número de escoltas sigue siendo el mismo, es decir las F-100 que entraron en servicio a partir de 2001 y la última en 2012, pero las F-80, que en teoría deberán ser sustituidas por la nueva clase F-110 y cuya entrada en servicio fue en los años 80 (a partir de 1986) y por tanto a día de hoy cuentan con unos 27 años de vida, serán sustituidas por esta nueva clase sin fecha definida, sin embargo, hoy por hoy, no hay ninguna contratación, ni presupuesto, salvo unos estudios muy vagos que terminarán en 2020 y a partir de entonces se tendrá que estudiar si hay o no presupuesto y que cantidad, para saber cuántas fragatas se podrán encargar, con lo que en el mejor de los casos y teniendo en cuenta que se tardan como poco (y si no hay problemas como sucede con el S-80, del que más tarde hablaré) unos tres años, la primera fragata de la serie estará en 2023-2025, lo que significa que las F-80 tendrían unos 38 años, muchos para una unidad como las F-80 y que incluso con respecto a las F-100 estaríamos hablando de unos 24-25 años, lo que apunta a que la verdadera sustitución no será de las F-80, sino las F-100, retirando antes las F-80, sin sustituto, lo que implicaría reducir de hecho el número de escoltas, dejando sólo las F-100 con cinco unidades como únicos escoltas de la AE, o sea, reduciendo la AE a la mitad (de 11 escoltas a 5 sólo).
El arma submarina, otrora relevante y que llegó a tener una media de ocho submarinos, desde la década de los setenta, con la llegada de los S-31 (submarinos americanos de la Segunda Guerra Mundial), muy modernizados y oceánicos, que fueron complementados por los submarinos de la serie S-60 (los franceses de la clase Daphé), construidos por la entonces Empresa Nacional Bazán (y ahora Navantia) y para sustituir a los americanos que tenían ya muchos años encima (e idénticos al último submarino que combatió por Argentina en Malvinas y que fue hundido por los británicos en las Georgias del Sur), se recurrió nuevamente a Francia con la S-70, que fue entrando en servicio a partir de los años 80, con lo que la AE, disponía no de los mejores submarinos, pero sí de dos tipos de notables modelos uno muy costero y bien dotado como los S-60 y otro de tipo oceánico como los S-70 que además suponía el tener una flota de ocho submarinos.
Con la llegada del presente siglo, había que dotarse de un nuevo submarino, ya que los S-60 tenían que ser retirados por antigüedad y se inició el nuevo programa denominado S-80 y ahí empezaron los problemas, Navantia en lugar de volver a contar con ayuda extranjera, en concreto nuevamente con Francia, con quien estaba construyendo en ese momento la clase Scorpene (con dos submarinos para Chile), decide romper con Francia y propone al gobierno de turno la construcción de algo parecido a un súper Scorpene mejorado con una AIP, de la que no se tiene tampoco experiencia y encima el gobierno, traga y encarga a Navantia la construcción de cuatro submarinos y empieza a pasar el tiempo y el submarino no llega y el tiempo pasa y pasa y los S-60 ya no aguanta más y tiene que retirarse del servicio y sin sustituto, por lo que la flota se reduce a la mitad y se queda en cuatro unidades, pero el submarino a pesar de todo no llega, y nos plantamos en la segunda década de este siglo y empiezan también a envejecer también los S-70.
Pero, ¿qué pasa con los S-80?
Entonces, se empieza a conocer la triste realidad, Navantia, no tiene ni idea de fabricar submarinos, ni siquiera tiene experiencia, ya que todos sus diseños eran de otro país y para rematar la hazaña, la AIP, tampoco existe, pero los submarinos ya se habían empezado a construir y el S-81 estaba casi terminado y se descubrió que tenían exceso de sobrepeso, que no flotaban y sin AIP y encima después de enterrar más de 2.000 millones de Euros , no teníamos nada, cálculos mal hechos, ni control de nada y sin plan para solucionarlos, a la empresa constructora, que es estatal, sólo se le ocurre contratar a una empresa americana, para intentar resolver los problemas, con lo que el programa que ya acumula retrasos inexplicables ahora también sobrecostes, en el peor momento para el Ministerio de Defensa, con fortísimos recortes, por supuesto en inversiones, se encuentra sin los nuevos submarinos, sin dinero y con la clase S-70 ya completamente obsoleta y cargada de años, a punto de retirarse. La solución del Ministerio de Defensa es seguir adelante, seguir enterrando más millones y retirar al menos un submarino, con lo que la flota de submarinos ahora es de tres, utilizando el retirado para piezas de los tres supervivientes, pero no por esas, ya que el tiempo no perdona y se decide que mientras que entran en servicio los nuevos S-80, se decide prolongar la vida de los S-70 con una quinta carena que cuesta una auténtica fortuna y no garantiza ninguna operatividad o muy limitada, pero suficiente en teoría para aguantar al menos cinco años más (tiempo en teoría necesario para que entren en funcionamiento los S-80).
¿Cuál es la situación exacta de los S-80? Y ¿cuál es el futuro del arma submarina de la AE?
Dar respuesta a esta situación es complicada, por una parte es cada vez más insostenible la situación actual del S-80, cuyo nuevo diseño, se podría completar este año y empezar a modificar los submarinos en construcción, pero el S-81, el primero de la serie, no se puede modificar y se duda que pueda entrar en servicio, por lo que su coste se añadirá a los otros tres que parece que pueden ser viables, es decir que tendremos tres submarinos al coste de cuatro y muy posiblemente no sea posible que al final se puedan entregar los cuatro submarinos. Respecto de los S-70, su edad hace que sea muy baja su operatividad y si se entra en carena, el coste puede ser tan elevado que puede resultar antieconómico, por estar incluso muy superado, que resulta muy difícil que se lleve a cabo, para tan poco tiempo, con lo que la pregunta es obvia, ¿perderá la AE su capacidad submarina?, la respuesta no es sencilla, con los presupuestos muy mermados y con una nueva administración en puertas, será esta la que decida si merece o no la pena disponer de un arma submarina, si al final se anula el programa S-80 o si se prolonga la vida de los S-70 para no perder la capacidad submarina de la AE, ya que según los cálculos de la propia Navantia, los nuevos submarinos estaría listos en 2018, pero a día de hoy la flota de submarinos de la AE ha pasado de los ocho de principios de siglo a sólo tres y si al final entra en servicio el S-80, es muy difícil que se puedan poner en servicio más allá de tres unidades.
En fin, ver para creer, tras 16 años de este siglo, la AE, se ha quedado sin portaaviones, su aviación naval de ala fija, ya no tiene sustituta y por tanto en trance de desaparición, los escoltas se reducirán con suerte a la mitad, puesto que las F-110 van con mucho retraso y como lleven el mismo camino que los S-80, pues a lo mejor ni las vemos. Los helicópteros cada vez más envejecidos, ya que los modelos más numerosos son de los años setenta (los SH-3D y los AB-212) antisubmarinos, ya desarmados y los más jóvenes son de los finales de los años 80 (los SH-60) y todos sin sustituto, tras fracasar la sustitución de los Sea King y los AB-212 por SH-60 de segunda mano y por último la flota submarina a pasado de ocho unidades a tres y con suerte, porque puede quedarse en ninguna.