Saverius
Madmaxista
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Vivimos tiempos muy extraños, muy raros, tiempos donde el sentido común y la lógica de antaño se tras*mutan en una entronización de la estupidez, la majadería, el absurdo y el disparate.
Una de las cualidades que ha hecho hegemónico a Occidente es la meritocracia, cada día mas menguante. Se ha intentado poner a gente competente al frente de los cargos, tanto en el estado como en la empresa privada. Ojo, no digo que se pusiera a los mejores, siempre han existido las mafias o sindicatos que luchaban contra este ideal, pero sí a gente que pudiera desempeñar el cargo sin incurrir frecuentemente en la inutilidad. Por norma general los grandes profesionales, sobre todo en el ámbito privado, han alcanzado los puestos más importantes y conseguido grandes logros empresariales.
Pero desde hace unos años la Caverna Progre y su religión de majaderías cambiantes, porque cambian sin parar, nos somete a un continuo bombardeo de uno de sus nuevos dogmas, La Cuota, pero sin nombrarla.
¿Qué supone La Cuota? Supone que tenemos que meter por la fuerza, porque sí, en puestos y cargos del estado primero, y en el sector privado después, toda una panoplia de gente que debe cumplir unos requisitos que nada tienen que ver con su idoneidad y valía para el puesto, se debe tener en cuenta el género (por supuesto femenino), las tendencias sensuales, la raza, la etnia. Que sepa o no sepa hacer la O con un canuto no tiene la más mínima importancia. Lo importante de verdad para la Santa Iglesia Progre de Lo Políticamente Correcto es que sean mujeres, lesbianas, gayses, neցros, fiel a la religión del amores, refugés, etnianos y otras tendencia del colectivo LGTBI.
Antonio Gramsci y su doctrina de la hegemonía cultural, aplicada con tesón por esta caverna totalitaria, es la que ha conseguido que ahora tengamos, después del fracaso del socialismo real, una nueva retahíla de majaderías progres entre las que brilla con fulgor la subida al estrellato del feminismo y la proclamación urbi et orbi de la maldad intrínseca del hombre blanco occidental (ojo, solo del hombre). Así mismo, y por la ley del equilibrio, se proclama como nuevo paradigma del canon occidental, que neցros y fiel a la religión del amores representan un modelo y dechado de virtudes dignos de encumbrar, y por encima de todo, proteger.
Hasta hace muy pocos años los izquierdistas eran auténticas bestias contra todo lo que oliera a gaysidad, tan bestias que eran los principales perseguidores de estas tendencias sensuales, hasta el extremo de crear campos de concentración para su "reeducación". Para el Che, la gaysidad era "un vicio burgués" que merecía campos de concentración que tenían en la entrada el lema "El trabajo os hará hombres" (porque para ellos no eran hombres, eran gaies). Con la caída del muro, ahora tenemos a esta caverna totalitaria tras*mutando su ardor de estomago por esta gente en defensa obsesiva y entronización de estas tendencias. ¿Qué ha pasado? Ahora hay más cantidad de ellos/as, y siendo un sector tan combativo buscan su voto con ahínco. Bueno, como los obreros ya pasan de la progresía, buscan ser los abogados de causas perdidas o de los nuevos parias de la tierra.
Las mujeres del nuevo gobierno están exultantes porque hay mucho cargo para ellas. Lo importante ya no es que en el puesto haya una persona de valía, con estudios, experiencia y capacitada para la gestión, no, lo importante no es eso, lo importante es que sea o se manifieste como mujer. Ya tenemos cargos que se exhiben, una como lesbiana y otra como de color, de directoras generales. Es La Cuota.
Lo que no acabo de entender es cómo para alcanzar las más altas cotas de la excelencia progresista no tenemos un ministro/a tras*exual, ni un solo ministro neցro/a, ni de la religión del amor, ni siquiera un paralítico o persona incapacitada. Es algo imperdonable para un gobierno de progreso. Son pecados que no dudo serán solventados por Falconety y Pablito Mezquitas en posteriores gobiernos progresistas (ya sabéis que progresista es a progreso lo que carterista a cartera).
Otro campo en el que vemos la obsesión por machacarnos con La Cuota es el mundo del espectáculo y la publicidad. Sin venir a cuento ni tener ningún sentido de la realidad o de la historia, desde hace poco nos llenan todo este mundo con un exhibicionismo obsesivo de protagonistas neցros, lo cual resulta entre ridículo y absurdo.
Por ejemplo, en un país como España donde el 99,9% de la población es blanca y unos pocos mulatos y mestizos, resulta que ahora tenemos la mayoría de los anuncios de televisión e internet protagonizados por neցros/as. Se supone que los anuncios son para llegar a la gente, para vender un producto, y para ello lo normal es que se utilice a protagonistas afines al espectador/cliente. Pero ahora las cosas han cambiado, ahora los progresistas, después de un siglo de los progres pasando de los neցros (consúltese la espantosa opinión que el Che tenía sobre ellos), se ponen al frente de la manifestación y se convierten en redentores de la raza de color. Ya tenemos La Cuota. Si esto se hace en el mundo de la publicidad es porque la hegemonía cultural de la izquierda ha sido un éxito. Todos los anunciantes quieren demostrar que son muy modernos, que están muy a la última, que están muy concienciados. Hay que traducir la palabra concienciado, significa que la lavadora progre ha tenido un éxito total dejando las neuronas limpias y aptas para ser grabadas con los dogmas de la Verdad Única, la suya, que no admite disidencia.
En Hollywood ya hace años que ponen, de Cuota, a protagonistas neցros en papeles imposibles, absurdos o disparatados. Por ejemplo, la película de Kenneth Branagh, Mucho ruido y pocas nueces (1993), basada en la obra de Shakespeare publicada en el año 1598, tiene al actor neցro Denzel Washington como uno de sus protagonistas, encarnando a un príncipe de Aragón, llamado don Pedro. Ya sabéis queridos amigos, los arqueólogos de HollyRed (así llaman en Estados Unidos a Hollywood, que podríamos traducir por HollyProgre) en sus excavaciones han determinado que en el siglo XVI la dinastía de la Corona de Aragón era de raza de color. En Estados Unidos la cosa puede pasar porque no tienen ni idea de dónde está Aragón ni saben nada de historia que no sea la suya, pero vista desde aquí es un puro disparate de cuota. Y para mayor escarnio el director de la película es europeo. Pero claro, hay que meter a un neցro en la película como sea, aunque en aquella época en Europa fuera casi imposible encontrar uno que no fuera esclavo.
Con Vds el príncipe de Aragón, don Pedro:
Antaño eso del casting para los papeles era algo muy serio y cuidadoso. Ahora en Hollywood meter a neցros y mujeres en papeles imposibles es lo más normal. Por ejemplo, se está poniendo de moda los personajes de chicas guerreras o soldados jovencísimas y blancas que tienen por compañeros a neցros, generalmente feos. Cuando veo a chiquillas con sables láser dar estopa a diestro y siniestro a quien se ponga por delante, yo es que no puedo remediarlo, me da la risa.
Ahora tenemos que suspender la inteligencia, la lógica o el raciocinio para poder ver películas y series porque se llega con facilidad a la astracanada. Por ejemplo, la serie yanki The Expanse, que es bastante interesante, para cumplir con La Sagrada Cuota meten de marine, si marine, a una chica jovencísima que ya es sargento, y que protagoniza escenas que a mí me llevan a la carcajada, como cuando se enfrenta a dos tíos cachas armados y los tumba ella solita con cuatro palos (ocurre en la 2ª temporada). En la vida real nunca vemos esto, en Jolibú es comida diaria.
Aquí nuestra heroína, desarmada, dejando K.O. a dos tios cachas armados:
Estas escenas de lucha se caracterizan porque los tíos no mueven un dedo, se dejan patear el ojo ciego sin luchar, se quedan bastante quietecitos.
Este esperpento ha llegado ya a Europa. Hasta ahora La Cuota en el mundo del espectáculo estaba restringida a papeles de la actualidad y se tenía un escrupuloso respeto por los desarrollos históricos. Eso se acabó. Ya tenemos en Europa La Cuota, o el fórceps para hacer tragar situaciones inverosímiles.
Ya podemos disfrutar de neցros encarnando los personajes del creador de la literatura, Homero. Ya tenemos a un Aquiles neցro. Ya no importa la realidad, la verdad histórica, en la cabeza de los progres cabe cualquier disparate, como que Aquiles y sus mirmidones, en la Grecia clásica, eran neցros. Ojo, yo no he visto ni pienso ver esa obra de los progres de la BBC, pero sé que existe.
Creo que estamos en la cuenta atrás para poner un actor neցro encarnando a un emperador romano. La Cuota en los dogmas de Lo Políticamente Correcto de la religión progre es más importante que la realidad histórica y que el escrupuloso respeto por nuestros ancestros, nuestra cultura y nuestra identidad. Que hable de la religión progre no es gratuito, tenemos en España a una de las personas del mundo que más sabe de asuntos marxistas, don Antonio Escohotado, autor de Los enemigos del comercio, certificándolo: "El marxismo es una religión política, mientras el liberalismo y el conservadurismo constituyen criterios laicos".
Que estos colectivos se están viniendo arriba, que cada día presionan más y se vuelven más agresivos se puede comprobar por doquier. Por ejemplo, ya piden el boicot para una película de época, 1917 se titula, ambientada en la primera guerra mundial, porque no tiene actores neցros y mujeres. Santo cielo, cómo se les habrá ocurrido hacer una película de época sin haber metido con calzador, en papeles antihistóricos, irreales, absurdos, a toda una panoplia del colectivo LGTBI, para así recibir la bendición, aplausos, y nihil obstat de la Santísima Iglesia Progre, y demás colectivos subvencionados.
Es bastante sintomático que por ninguna parte haya visto a los críticos de cine y televisión cuestionar, como hago yo, el disparate de los personajes de cuota, chirriando en situaciones absurdas o sin sentido. Indica miedo, o que han asumido los nuevos dogmas de la progresía sin el más mínimo cuestionamiento.
Que Occidente está en un declive acelerado, gracias a esta caverna, lo puede constatar cualquiera que observe la realidad con espíritu crítico y use el raciocinio. La Cuota no es más que una de la muchas manifestaciones que nos revela esa decadencia, y a la vez es una regla para comprobar en qué otros lugares del mundo se manifiesta. Miro a China y por ninguna parte veo la más mínima imitación de las gansadas occidentales, entre ellas La Cuota. Los Chinos tienen la suficiente sensatez para no traicionar, adulterar o cagarse en su tradición y cultura. Lo mismo los japoneses. No me imagino que a los japoneses se les pase por la cabeza poner en sus películas de época a samurais neցros para cumplir con la Cuota y demostrar los progresistas y modernos que son (sin embargo no es un disparate las mujeres samuráis porque existieron). Tienen la sensatez de ser fieles a la verdad y son muy escrupulosos en respetar su cultura y tradición.
Todo lo contrario que por estas tierras. Todo esto es sintomático de que Occidente ha decidido suicidarse. Milan Kundera en El libro de la risa y el olvido lo dejó claro:
"El primer paso para liquidar un pueblo es borrar su memoria, destruir sus libros, su cultura, su historia. Luego hacer que alguien escriba nuevos libros, manufacture una nueva cultura, invente una nueva historia. Pronto la nación empezará a olvidar lo que es y lo que fue. El mundo alrededor lo olvidará aún más deprisa."
Una de las cualidades que ha hecho hegemónico a Occidente es la meritocracia, cada día mas menguante. Se ha intentado poner a gente competente al frente de los cargos, tanto en el estado como en la empresa privada. Ojo, no digo que se pusiera a los mejores, siempre han existido las mafias o sindicatos que luchaban contra este ideal, pero sí a gente que pudiera desempeñar el cargo sin incurrir frecuentemente en la inutilidad. Por norma general los grandes profesionales, sobre todo en el ámbito privado, han alcanzado los puestos más importantes y conseguido grandes logros empresariales.
Pero desde hace unos años la Caverna Progre y su religión de majaderías cambiantes, porque cambian sin parar, nos somete a un continuo bombardeo de uno de sus nuevos dogmas, La Cuota, pero sin nombrarla.
¿Qué supone La Cuota? Supone que tenemos que meter por la fuerza, porque sí, en puestos y cargos del estado primero, y en el sector privado después, toda una panoplia de gente que debe cumplir unos requisitos que nada tienen que ver con su idoneidad y valía para el puesto, se debe tener en cuenta el género (por supuesto femenino), las tendencias sensuales, la raza, la etnia. Que sepa o no sepa hacer la O con un canuto no tiene la más mínima importancia. Lo importante de verdad para la Santa Iglesia Progre de Lo Políticamente Correcto es que sean mujeres, lesbianas, gayses, neցros, fiel a la religión del amores, refugés, etnianos y otras tendencia del colectivo LGTBI.
Antonio Gramsci y su doctrina de la hegemonía cultural, aplicada con tesón por esta caverna totalitaria, es la que ha conseguido que ahora tengamos, después del fracaso del socialismo real, una nueva retahíla de majaderías progres entre las que brilla con fulgor la subida al estrellato del feminismo y la proclamación urbi et orbi de la maldad intrínseca del hombre blanco occidental (ojo, solo del hombre). Así mismo, y por la ley del equilibrio, se proclama como nuevo paradigma del canon occidental, que neցros y fiel a la religión del amores representan un modelo y dechado de virtudes dignos de encumbrar, y por encima de todo, proteger.
Hasta hace muy pocos años los izquierdistas eran auténticas bestias contra todo lo que oliera a gaysidad, tan bestias que eran los principales perseguidores de estas tendencias sensuales, hasta el extremo de crear campos de concentración para su "reeducación". Para el Che, la gaysidad era "un vicio burgués" que merecía campos de concentración que tenían en la entrada el lema "El trabajo os hará hombres" (porque para ellos no eran hombres, eran gaies). Con la caída del muro, ahora tenemos a esta caverna totalitaria tras*mutando su ardor de estomago por esta gente en defensa obsesiva y entronización de estas tendencias. ¿Qué ha pasado? Ahora hay más cantidad de ellos/as, y siendo un sector tan combativo buscan su voto con ahínco. Bueno, como los obreros ya pasan de la progresía, buscan ser los abogados de causas perdidas o de los nuevos parias de la tierra.
Las mujeres del nuevo gobierno están exultantes porque hay mucho cargo para ellas. Lo importante ya no es que en el puesto haya una persona de valía, con estudios, experiencia y capacitada para la gestión, no, lo importante no es eso, lo importante es que sea o se manifieste como mujer. Ya tenemos cargos que se exhiben, una como lesbiana y otra como de color, de directoras generales. Es La Cuota.
Lo que no acabo de entender es cómo para alcanzar las más altas cotas de la excelencia progresista no tenemos un ministro/a tras*exual, ni un solo ministro neցro/a, ni de la religión del amor, ni siquiera un paralítico o persona incapacitada. Es algo imperdonable para un gobierno de progreso. Son pecados que no dudo serán solventados por Falconety y Pablito Mezquitas en posteriores gobiernos progresistas (ya sabéis que progresista es a progreso lo que carterista a cartera).
Otro campo en el que vemos la obsesión por machacarnos con La Cuota es el mundo del espectáculo y la publicidad. Sin venir a cuento ni tener ningún sentido de la realidad o de la historia, desde hace poco nos llenan todo este mundo con un exhibicionismo obsesivo de protagonistas neցros, lo cual resulta entre ridículo y absurdo.
Por ejemplo, en un país como España donde el 99,9% de la población es blanca y unos pocos mulatos y mestizos, resulta que ahora tenemos la mayoría de los anuncios de televisión e internet protagonizados por neցros/as. Se supone que los anuncios son para llegar a la gente, para vender un producto, y para ello lo normal es que se utilice a protagonistas afines al espectador/cliente. Pero ahora las cosas han cambiado, ahora los progresistas, después de un siglo de los progres pasando de los neցros (consúltese la espantosa opinión que el Che tenía sobre ellos), se ponen al frente de la manifestación y se convierten en redentores de la raza de color. Ya tenemos La Cuota. Si esto se hace en el mundo de la publicidad es porque la hegemonía cultural de la izquierda ha sido un éxito. Todos los anunciantes quieren demostrar que son muy modernos, que están muy a la última, que están muy concienciados. Hay que traducir la palabra concienciado, significa que la lavadora progre ha tenido un éxito total dejando las neuronas limpias y aptas para ser grabadas con los dogmas de la Verdad Única, la suya, que no admite disidencia.
En Hollywood ya hace años que ponen, de Cuota, a protagonistas neցros en papeles imposibles, absurdos o disparatados. Por ejemplo, la película de Kenneth Branagh, Mucho ruido y pocas nueces (1993), basada en la obra de Shakespeare publicada en el año 1598, tiene al actor neցro Denzel Washington como uno de sus protagonistas, encarnando a un príncipe de Aragón, llamado don Pedro. Ya sabéis queridos amigos, los arqueólogos de HollyRed (así llaman en Estados Unidos a Hollywood, que podríamos traducir por HollyProgre) en sus excavaciones han determinado que en el siglo XVI la dinastía de la Corona de Aragón era de raza de color. En Estados Unidos la cosa puede pasar porque no tienen ni idea de dónde está Aragón ni saben nada de historia que no sea la suya, pero vista desde aquí es un puro disparate de cuota. Y para mayor escarnio el director de la película es europeo. Pero claro, hay que meter a un neցro en la película como sea, aunque en aquella época en Europa fuera casi imposible encontrar uno que no fuera esclavo.
Con Vds el príncipe de Aragón, don Pedro:
Antaño eso del casting para los papeles era algo muy serio y cuidadoso. Ahora en Hollywood meter a neցros y mujeres en papeles imposibles es lo más normal. Por ejemplo, se está poniendo de moda los personajes de chicas guerreras o soldados jovencísimas y blancas que tienen por compañeros a neցros, generalmente feos. Cuando veo a chiquillas con sables láser dar estopa a diestro y siniestro a quien se ponga por delante, yo es que no puedo remediarlo, me da la risa.
Ahora tenemos que suspender la inteligencia, la lógica o el raciocinio para poder ver películas y series porque se llega con facilidad a la astracanada. Por ejemplo, la serie yanki The Expanse, que es bastante interesante, para cumplir con La Sagrada Cuota meten de marine, si marine, a una chica jovencísima que ya es sargento, y que protagoniza escenas que a mí me llevan a la carcajada, como cuando se enfrenta a dos tíos cachas armados y los tumba ella solita con cuatro palos (ocurre en la 2ª temporada). En la vida real nunca vemos esto, en Jolibú es comida diaria.
Aquí nuestra heroína, desarmada, dejando K.O. a dos tios cachas armados:
Estas escenas de lucha se caracterizan porque los tíos no mueven un dedo, se dejan patear el ojo ciego sin luchar, se quedan bastante quietecitos.
Este esperpento ha llegado ya a Europa. Hasta ahora La Cuota en el mundo del espectáculo estaba restringida a papeles de la actualidad y se tenía un escrupuloso respeto por los desarrollos históricos. Eso se acabó. Ya tenemos en Europa La Cuota, o el fórceps para hacer tragar situaciones inverosímiles.
Ya podemos disfrutar de neցros encarnando los personajes del creador de la literatura, Homero. Ya tenemos a un Aquiles neցro. Ya no importa la realidad, la verdad histórica, en la cabeza de los progres cabe cualquier disparate, como que Aquiles y sus mirmidones, en la Grecia clásica, eran neցros. Ojo, yo no he visto ni pienso ver esa obra de los progres de la BBC, pero sé que existe.
Creo que estamos en la cuenta atrás para poner un actor neցro encarnando a un emperador romano. La Cuota en los dogmas de Lo Políticamente Correcto de la religión progre es más importante que la realidad histórica y que el escrupuloso respeto por nuestros ancestros, nuestra cultura y nuestra identidad. Que hable de la religión progre no es gratuito, tenemos en España a una de las personas del mundo que más sabe de asuntos marxistas, don Antonio Escohotado, autor de Los enemigos del comercio, certificándolo: "El marxismo es una religión política, mientras el liberalismo y el conservadurismo constituyen criterios laicos".
Que estos colectivos se están viniendo arriba, que cada día presionan más y se vuelven más agresivos se puede comprobar por doquier. Por ejemplo, ya piden el boicot para una película de época, 1917 se titula, ambientada en la primera guerra mundial, porque no tiene actores neցros y mujeres. Santo cielo, cómo se les habrá ocurrido hacer una película de época sin haber metido con calzador, en papeles antihistóricos, irreales, absurdos, a toda una panoplia del colectivo LGTBI, para así recibir la bendición, aplausos, y nihil obstat de la Santísima Iglesia Progre, y demás colectivos subvencionados.
Es bastante sintomático que por ninguna parte haya visto a los críticos de cine y televisión cuestionar, como hago yo, el disparate de los personajes de cuota, chirriando en situaciones absurdas o sin sentido. Indica miedo, o que han asumido los nuevos dogmas de la progresía sin el más mínimo cuestionamiento.
Que Occidente está en un declive acelerado, gracias a esta caverna, lo puede constatar cualquiera que observe la realidad con espíritu crítico y use el raciocinio. La Cuota no es más que una de la muchas manifestaciones que nos revela esa decadencia, y a la vez es una regla para comprobar en qué otros lugares del mundo se manifiesta. Miro a China y por ninguna parte veo la más mínima imitación de las gansadas occidentales, entre ellas La Cuota. Los Chinos tienen la suficiente sensatez para no traicionar, adulterar o cagarse en su tradición y cultura. Lo mismo los japoneses. No me imagino que a los japoneses se les pase por la cabeza poner en sus películas de época a samurais neցros para cumplir con la Cuota y demostrar los progresistas y modernos que son (sin embargo no es un disparate las mujeres samuráis porque existieron). Tienen la sensatez de ser fieles a la verdad y son muy escrupulosos en respetar su cultura y tradición.
Todo lo contrario que por estas tierras. Todo esto es sintomático de que Occidente ha decidido suicidarse. Milan Kundera en El libro de la risa y el olvido lo dejó claro:
"El primer paso para liquidar un pueblo es borrar su memoria, destruir sus libros, su cultura, su historia. Luego hacer que alguien escriba nuevos libros, manufacture una nueva cultura, invente una nueva historia. Pronto la nación empezará a olvidar lo que es y lo que fue. El mundo alrededor lo olvidará aún más deprisa."
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