capitantortilla
Madmaxista
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En el lujoso hotel de Lough Erne se han celebrado muchas cenas de trabajo, pero ninguna tan tensa como la de anoche. En un grupo de ocho personas, cuando no hay tema de conversación se nota. Y cuando entre los comensales hay desconfianza y sospecha, también. Así que todo el mundo se cuidaba mucho de con quién hablaba, de lo que hablaba y, sobre todo, de los canales de comunicación que empleaba. Los móviles apenas se utilizaban y los ordenadores se abrían con recelo. Ni siquiera la hora de tomar café relajó los ánimos. Al fin y al cabo, ¿quién podía garantizar que el camarero no fuera un espía?
El Gran Hermano ya es una realidad. Las sociedades descritas en 1984 por el visionario George Orwell están controladas. Sus líderes también y lo saben. Sus llamadas telefónicas, sus correos, sus claves son ahora interceptados y proyectados en pantallas de quince metros analizadas al detalle por un grupo de 45 expertos informáticos que, en tiempo real, hacen llegar la información a los servicios secretos. En cuestión de segundos, el Gobierno de turno recibe los documentos. El sistema se activa en cuanto el espiado en cuestión pulsa el primer clic del ratón del ordenador que, a modo de cebo, se ha colocado en un ciber café falso.
Señores y señoras, bienvenidos a la guerra cibernética del siglo XXI. Las técnicas, descritas al dedillo por el rotativo The Guardian, fueron las empleadas por los servicios de inteligencia británicos durante la cumbre del G20 celebrada en 2009. La reunión era clave. Por primera vez se analizaba la crisis financiera global y relleniton Brown, entonces primer ministro británico, quería tener todo controlado.
Las órdenes que dio a los servicios secretos se encuentran ahora en paradero desconocido, en posesión de Edward Snowden. El joven exanalista de la CIA desaparecido tras desvelar las actividades de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense ha dicho que “la verdad llega y no podrá ser detenida”. Y no ha visto mejor momento de sacarla a la luz que durante la cumbre del G8 que hoy concluye en Irlanda del Norte.
Los líderes de los siete países más industrializados del mundo, junto con Rusia, no pueden salir del hotel así que, ¿qué mejor momento para sacar los trapos sucios cuando no tienen más remedio que verse las caras?
EEUU también estuvo en el ajo
El Reino Unido no es el único que ha salido perjudicado. The Guardian también explica cómo los espías estadounidenses se trasladaron durante 2009 a Londres para seguir de cerca los pasos de la delegación rusa. Para más inri, Washington compartió los documentos sobre el espionaje a Medvedev con Downing Street y los servicios de inteligencia de Australia, Canadá y Nueva Zelanda.
Así que no es de extrañar, que la reunión bilateral entre Barack Obama y Vladimir pilinguin anoche, previa a la cena, resultara de lo más fría. Ambos líderes intentaron limar asperezas sobre la crisis de Siria, tema protagonista. Pero se sabía que la posibilidad de un acuerdo era inexistente.
Lo cierto es que Obama se ha quedado solo en su empeño de armar a los rebeldes. Y con la popularidad en los sondeos en sus horas más bajas tras el escándalo del programa PRISMA -que permite a las autoridades ingresar directamente en los servidores de nueve de las mayores empresas de Internet, como Google, Facebook, Microsoft o Apple, para espiar contactos- volver a casa con un nuevo fracaso podría mermar aún más su liderazgo.
Ni siquiera Cameron, que siempre se había posicionado del lado de la oposición, ha tendido la mano al que siempre ha considerado como su socio especial. El premier volvió a recalcar ayer que aún no estaba nada decidido con respecto a las armas.
Su postura resulta ahora difícil de entender, pero todas las claves se encuentran en Westminster. El líder tory se comprometió a organizar un debate en la Cámara de los Comunes antes de dar cualquier paso al frente y las encuestas aseguran que de celebrarse ahora una votación, sería humillado con otra derrota.
Tras los enfrentamientos con sus filas por el referéndum sobre la UE y el matrimonio gays, no puede permitirse otro varapalo. Así que, aunque las diferencias en el Gabinete quedaron ayer patentes después de su ministro de Exteriores, William Hague, dijera que dar soporte militar sería algo “seguro”, Cameron se encuentra con las manos atadas.
La cumbre, un gran fracaso
En este sentido, Herman Van Rompuy aseguró que "la mejor y única" manera de resolver el conflicto sirio es a través de un proceso de negociación. Con Alemania y Francia más calladas que de costumbre, el presidente del Consejo Europeo ha cogido la batuta y ha dicho que la propuesta de lanzar unas conversaciones de paz próximamente en Ginebra se perfilan como la "mejor y única posibilidad” para parar “un conflicto que no tiene una solución militar".
La cumbre, por tanto, puede verse como un gran fracaso. Porque en esta ocasión, la cuestión económica quedaba en segundo lugar. Los acuerdos para luchar contra los paraísos fiscales o el tratado de libre comercio entre EEUU y la UE -cuyas negociaciones comenzarán en julio- poco importan.
En lo único que coincidirán hoy los mandatarios será en leer a primera hora de la mañana The Guardian. Tal y como hiciera en su día Julian Assange, el responsable de WikiLeaks, Edward Snowden ha prometido más exclusivas. Habrá que esperar para saber si, al igual que su predecesor, al joven informático también le depara un futuro encerrado en una embajada.
La cumbre de la desconfianza: así espiaba Londres a los líderes mundiales en el G 20 - elConfidencial.com
El Gran Hermano ya es una realidad. Las sociedades descritas en 1984 por el visionario George Orwell están controladas. Sus líderes también y lo saben. Sus llamadas telefónicas, sus correos, sus claves son ahora interceptados y proyectados en pantallas de quince metros analizadas al detalle por un grupo de 45 expertos informáticos que, en tiempo real, hacen llegar la información a los servicios secretos. En cuestión de segundos, el Gobierno de turno recibe los documentos. El sistema se activa en cuanto el espiado en cuestión pulsa el primer clic del ratón del ordenador que, a modo de cebo, se ha colocado en un ciber café falso.
Señores y señoras, bienvenidos a la guerra cibernética del siglo XXI. Las técnicas, descritas al dedillo por el rotativo The Guardian, fueron las empleadas por los servicios de inteligencia británicos durante la cumbre del G20 celebrada en 2009. La reunión era clave. Por primera vez se analizaba la crisis financiera global y relleniton Brown, entonces primer ministro británico, quería tener todo controlado.
Las órdenes que dio a los servicios secretos se encuentran ahora en paradero desconocido, en posesión de Edward Snowden. El joven exanalista de la CIA desaparecido tras desvelar las actividades de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense ha dicho que “la verdad llega y no podrá ser detenida”. Y no ha visto mejor momento de sacarla a la luz que durante la cumbre del G8 que hoy concluye en Irlanda del Norte.
Los líderes de los siete países más industrializados del mundo, junto con Rusia, no pueden salir del hotel así que, ¿qué mejor momento para sacar los trapos sucios cuando no tienen más remedio que verse las caras?
EEUU también estuvo en el ajo
El Reino Unido no es el único que ha salido perjudicado. The Guardian también explica cómo los espías estadounidenses se trasladaron durante 2009 a Londres para seguir de cerca los pasos de la delegación rusa. Para más inri, Washington compartió los documentos sobre el espionaje a Medvedev con Downing Street y los servicios de inteligencia de Australia, Canadá y Nueva Zelanda.
Así que no es de extrañar, que la reunión bilateral entre Barack Obama y Vladimir pilinguin anoche, previa a la cena, resultara de lo más fría. Ambos líderes intentaron limar asperezas sobre la crisis de Siria, tema protagonista. Pero se sabía que la posibilidad de un acuerdo era inexistente.
Lo cierto es que Obama se ha quedado solo en su empeño de armar a los rebeldes. Y con la popularidad en los sondeos en sus horas más bajas tras el escándalo del programa PRISMA -que permite a las autoridades ingresar directamente en los servidores de nueve de las mayores empresas de Internet, como Google, Facebook, Microsoft o Apple, para espiar contactos- volver a casa con un nuevo fracaso podría mermar aún más su liderazgo.
Ni siquiera Cameron, que siempre se había posicionado del lado de la oposición, ha tendido la mano al que siempre ha considerado como su socio especial. El premier volvió a recalcar ayer que aún no estaba nada decidido con respecto a las armas.
Su postura resulta ahora difícil de entender, pero todas las claves se encuentran en Westminster. El líder tory se comprometió a organizar un debate en la Cámara de los Comunes antes de dar cualquier paso al frente y las encuestas aseguran que de celebrarse ahora una votación, sería humillado con otra derrota.
Tras los enfrentamientos con sus filas por el referéndum sobre la UE y el matrimonio gays, no puede permitirse otro varapalo. Así que, aunque las diferencias en el Gabinete quedaron ayer patentes después de su ministro de Exteriores, William Hague, dijera que dar soporte militar sería algo “seguro”, Cameron se encuentra con las manos atadas.
La cumbre, un gran fracaso
En este sentido, Herman Van Rompuy aseguró que "la mejor y única" manera de resolver el conflicto sirio es a través de un proceso de negociación. Con Alemania y Francia más calladas que de costumbre, el presidente del Consejo Europeo ha cogido la batuta y ha dicho que la propuesta de lanzar unas conversaciones de paz próximamente en Ginebra se perfilan como la "mejor y única posibilidad” para parar “un conflicto que no tiene una solución militar".
La cumbre, por tanto, puede verse como un gran fracaso. Porque en esta ocasión, la cuestión económica quedaba en segundo lugar. Los acuerdos para luchar contra los paraísos fiscales o el tratado de libre comercio entre EEUU y la UE -cuyas negociaciones comenzarán en julio- poco importan.
En lo único que coincidirán hoy los mandatarios será en leer a primera hora de la mañana The Guardian. Tal y como hiciera en su día Julian Assange, el responsable de WikiLeaks, Edward Snowden ha prometido más exclusivas. Habrá que esperar para saber si, al igual que su predecesor, al joven informático también le depara un futuro encerrado en una embajada.
La cumbre de la desconfianza: así espiaba Londres a los líderes mundiales en el G 20 - elConfidencial.com