La Cruzada tártaro-aragonesa

...que acabó mal antes de comenzar ::

La política agresiva aragonesa de protectorado religioso−mercantil se inicia en 1269, cuando Jaime I, a instancia de Miguel Paleólogo y de los tártaros, que muestran cierta inclinación a cristianizarse, organiza una expedición militar a Tierra Santa con treinta naos grandes, algunas galeras y almogávares, ballesteros, ricohombres y caballeros aragoneses y catalanes, con presencia de los maestres de las Ordenes militares del Temple y el Hospital. Desaconsejada por Alfonso X de Castilla, la expedición sale de Barcelona el 4 de septiembre, pero sólo parte de ella llega a San Juan de Acre, mientras el resto de la flota es dispersada por las tormentas, de forma que el propio rey no desembarca sino en Aigues−mortes (Rosellón), donde se ve obligado a desistir.

Hombre, es una curiosidad de la historia, pero Wodans, podría ud. haber puesto un titular menos sensacionalista o incluir también a los bizantinos en la ecuación. Por cierto, San Luis por esta época se alió con mongoles y con los famosos ismaelitas (conocidos sobre todo por como la secta de los asesinos) para afianzar su política exterior en Tierra Santa. O más bien lo intentó, porque los amos de la mayor parte de Eurasia en este momento le pidieron sumisión. Pero nos quedó la misión diplomática de Guillaime de Rubrouk para la historia.

El titular sensacionalista es aumentar las visitas, hombre.

El pueblo más bruto, rudo, viril y bravo de Eurasia... y los tártaros.

La Cruzada fue un paripé, que Jaime I organizó de muy mala gana (estaba ya muy carrozón el hombre: 61 añazos de nada), por lo que se tuvo que oír una buena reprimenda por parte de Su Santidad.

Por cierto, Aigues-Mortes no está en el Rosellón.