La crisis eco-económica

Staring at the Sun

Madmaxista
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Una visión integral de la crisis mundial. Del blog de David Hammerstein (por cierto, muy recomendable)

http://www.davidhammerstein.com/article-20361827.html
Crisis económica y crisis ecológica

por Manuel Barrero, oficina verde europea

El vicepresidente del Gobierno y ministro de Economía, Pedro Solbes, exige la moderación salarial por el “frenazo económico”. Apenas tres meses después de haber negado la crisis, por fin reconoce que estamos ante un cambio de ciclo económico y que el “expansionismo” de los últimos años se ha acabado. Sin embargo, el Gobierno aún se resiste a utilizar el término crisis. Pues bien, mal que le pese al Gobierno que preside José Luís Rodríguez Zapatero, estamos ante una crisis cuya salida no depende ni de España ni siquiera de Europa, sino de países como China o India, que se están revelando como los verdaderos motores del crecimiento económico mundial.

Lo que ocurre, y esto es inédito, es que nuestro planeta se enfrenta con el agotamiento de los recursos naturales, confirmado por la continua subida de precios de las materias primas, ante el desequilibrio que se produce por la insuficiencia entre la oferta y la demanda. Y todo ello con el cambio climático como telón de fondo. Es decir, otra crisis de innegable envergadura, que como consecuencia del efecto invernadero ya está produciendo efectos en el sector agrícola. Esa disminución de rendimiento está provocando un alza de precios, agravada por la disminución de las superficies cultivables, a favor de la colonización urbana y de los agrocombustibles.

La inflación no se contiene con medidas compensatorias a determinados sectores como pretenden hacer algunos gobiernos y entre ellos el nuestro. Las revueltas, por ejemplo, en los continentes africano y asiático por las constantes subidas de precios de los alimentos básicos como el arroz, constituyen una muestra de que esta inflación no es monetaria. Y si no tiene un origen monetario tampoco puede ser combatida por medio de políticas monetarias como pretende el Banco Central Europeo. Hoy ya no es posible recurrir a la clásica técnica de reactivar el consumo para relanzar el crecimiento. Esencialmente, porque esta cultura depredadora de los recursos naturales provoca grandes tensiones en los mercados de materias primas y las amplifica en los mercados financieros.

La globalización de los modelos de producción y consumo, hacen que el crecimiento de algunos ya no pueda ser compensado por la explotación de otros. La huella ecológica demuestra que necesitaríamos tres planetas como el nuestro para generalizar un sistema de consumo equivalente al de los países desarrollados de la UE, como Alemania, Inglaterra o Francia.

Se necesita una política estructural a nivel mundial. Modificando, naturalmente, el modelo de producción para evitar la depredación de los recursos naturales. Y de ese modo, modificar también las relaciones sociales.

Al menos esa es la visión que tenemos de la crisis desde la ecología política. Hacemos una prioridad de la reforma política de tras*formación social y ecológica desde la perspectiva territorial. Es indispensable conseguir un riguroso respeto por nuestros ecosistemas. Necesitamos un nuevo compromiso social. Y sobre todo, abandonar esa lógica que tantos efectos perversos está produciendo, como es la economía “sólo de mercado”. Hoy, y todavía más en el futuro, ese compromiso social será necesario, por no decir indispensable, para garantizar a todos los damnificados por el cambio climático un mínimo vital. De ahí la necesidad de poner en práctica políticas de inversión selectiva. Es decir, Norte/Sur. Y es evidente, que todo esto no se podrá hacer mientras no haya una verdadera regulación financiera. Que es lo mismo que abandonar cuanto antes la lógica liberal que tantos efectos negativos está teniendo para los más pobres.

El ministro Pedro Solbes exige la moderación salarial, pero omite que cuando el barril de petróleo se encarece un dólar, compañías petroleras como Total realizan un beneficio de 150 millones de euros. Y algo parecido ocurre con el resto de las compañías petroleras. Esas mismas, que en buena medida son en parte responsables de esta crisis, están siendo al mismo tiempo las grandes beneficiarias. Y sin embargo, a los únicos que se les pide moderación y sacrificio es a los de siempre.

El presidente Zapatero acaba de ganar unas elecciones, porque fue capaz de convencer a la mayoría de los españoles de que no había motivos para preocuparse por la situación económica. Tres meses después se ha desplomado el sector de la construcción, el del tras*porte tiene medio paralizado el país, el pesquero ya no sale a faenar y el consumo en general está en caída libre. Y todo lo que se les ocurre a los ministros es la moderación salarial y medidas compensatorias para acallar a los sectores más revoltosos. Cuando en realidad estamos inmersos en una gran crisis económica y ecológica de gran envergadura. Consiguientemente, la solución no está en las políticas monetarias, como algunos pretenden. Ni tampoco podemos seguir creciendo en detrimento de los más pobres. Vamos, que estamos en el atolladero y la cosa va para largo.
 
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