El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
Si importas Tercer Mundo, acabas siendo Tercer Mundo. Es una de esas leyes de hierro de la inmi gración descontrolada que las élites europeas llevan ignorando décadas para nuestro mal. Y ahora Suecia, pionera en estas cosas y antiguo remanso de paz social, se encuentra inmersa en una crisis de seguridad ciudadana más propia de Mogadiscio que de Estocolmo.
Con un elemento aún afortunadamente ausente de las calles de otras ciudades europeas: granadas de mano. El número de explosiones se ha más que duplicado en 2024 en comparación con el año pasado. A mediados de octubre, se habían registrado 22 ataques con granadas frente a los nueve de 2023, según cifras del Centro Nacional de Datos sobre Bombas de la Policía.
La Administración de Aduanas sueca también informó de un aumento en el número de granadas incautadas en la frontera: treinta en lo que va de año en comparación con cero el año pasado. Las pandillas recurren ahora a las granadas como alternativa a los explosivos comerciales robados, que se han vuelto más difíciles de obtener.
Las autoridades aduaneras están observando que las granadas se están convirtiendo en un importante artículo de contrabando, un cambio con respecto a años anteriores. Este aumento en el uso de granadas refleja preocupaciones más amplias sobre la creciente violencia de pandillas en toda Suecia. La violencia con explosivos, antes poco común, se ha convertido en una amenaza cada vez mayor, con ataques que regularmente tienen como blanco zonas residenciales y espacios públicos, mientras las pandillas de pagapensiones libran guerras territoriales en los suburbios de las principales ciudades del país.
Las redes usan las granadas para resolver disputas, intimidar a rivales o tomar represalias contra las autoridades. A principios de este año, en uno de los incidentes más notables, una granada de mano explotó frente a un edificio residencial en Uppsala dañando automóviles y ventanas. Afortunadamente, nadie resultó herido, pero el incidente generó inquietud sobre la seguridad pública.
Con un elemento aún afortunadamente ausente de las calles de otras ciudades europeas: granadas de mano. El número de explosiones se ha más que duplicado en 2024 en comparación con el año pasado. A mediados de octubre, se habían registrado 22 ataques con granadas frente a los nueve de 2023, según cifras del Centro Nacional de Datos sobre Bombas de la Policía.
La Administración de Aduanas sueca también informó de un aumento en el número de granadas incautadas en la frontera: treinta en lo que va de año en comparación con cero el año pasado. Las pandillas recurren ahora a las granadas como alternativa a los explosivos comerciales robados, que se han vuelto más difíciles de obtener.
Las autoridades aduaneras están observando que las granadas se están convirtiendo en un importante artículo de contrabando, un cambio con respecto a años anteriores. Este aumento en el uso de granadas refleja preocupaciones más amplias sobre la creciente violencia de pandillas en toda Suecia. La violencia con explosivos, antes poco común, se ha convertido en una amenaza cada vez mayor, con ataques que regularmente tienen como blanco zonas residenciales y espacios públicos, mientras las pandillas de pagapensiones libran guerras territoriales en los suburbios de las principales ciudades del país.
Las redes usan las granadas para resolver disputas, intimidar a rivales o tomar represalias contra las autoridades. A principios de este año, en uno de los incidentes más notables, una granada de mano explotó frente a un edificio residencial en Uppsala dañando automóviles y ventanas. Afortunadamente, nadie resultó herido, pero el incidente generó inquietud sobre la seguridad pública.
