Sir Connor
Excelentisimo Sir
El contexto macroeconómico y geopolítico que vive Europa (subida de costes, inflación, guerra de Ucrania...) tiene su impacto en las baldas de los supermercados: porque es más caro hacer la compra, pero también porque esto está provocando cambios en la oferta, forzados por un consumidor que mira más el precio que nunca. A esto se une un mayor interés por parte de los socios europeos por nuestros productos, lo que los encarece aún más.
Se acabó lo de tener sandías, alcachofas o mangos los 365 días del año o siete variedades distintas de pimientos o patatas y, además, todo a un precio razonable. Como dijo el presidente francés, Emmanuel Macron, «se acabó la era de la abundancia», también en el súper.
Acostumbrado a ver siempre las tiendas a rebosar en cantidad y variedad, el consumidor español ha asistido atónito en los últimos meses a episodios de racionamiento y roturas puntuales de stock: cuando estalló la guerra de Ucrania escaseó el aceite de girasol, durante la huelga de tras*portistas de enero lo que faltó fue la leche. El pasado verano fue la crisis del hielo.
«En este contexto de subida de costes, el invierno va a ser duro. Para el consumidor va a ser muy complicado ir a hacer la compra. Por eso, se reorganizará parte de la oferta y las tiendas volverán a centrarse en los básicos, porque al agricultor no se le va a pagar el diferencial por cultivar patata jovenlandesada, ni la mayoría de consumidores va a pagar más por ella. Los productores están en un momento en el que o sobreviven y repercuten el coste de producción o no producen porque saben que van a perder dinero», explica Pilar Aguado, experta en supply chain (cadena de suministro) de la Universidad Politécnica de Valencia y directora de compras de la empresa United PetFood.
La escalada de costes afecta a toda la cadena. El productor, al que le ha subido el precio de la energía y de los piensos con los que alimenta a sus animales, tiene que cobrar más caro el producto que vende. El distribuidor, a su vez, paga también más por la energía y por lo que compra al proveedor. «Hay algunos productos que se han encarecido tanto en origen que a veces nos planteamos si compensa tenerlos porque no podemos repercutir ese sobrecoste al consumidor», explican desde una cadena de supermercados.
Se acabó lo de tener sandías, alcachofas o mangos los 365 días del año o siete variedades distintas de pimientos o patatas y, además, todo a un precio razonable. Como dijo el presidente francés, Emmanuel Macron, «se acabó la era de la abundancia», también en el súper.
Acostumbrado a ver siempre las tiendas a rebosar en cantidad y variedad, el consumidor español ha asistido atónito en los últimos meses a episodios de racionamiento y roturas puntuales de stock: cuando estalló la guerra de Ucrania escaseó el aceite de girasol, durante la huelga de tras*portistas de enero lo que faltó fue la leche. El pasado verano fue la crisis del hielo.
«En este contexto de subida de costes, el invierno va a ser duro. Para el consumidor va a ser muy complicado ir a hacer la compra. Por eso, se reorganizará parte de la oferta y las tiendas volverán a centrarse en los básicos, porque al agricultor no se le va a pagar el diferencial por cultivar patata jovenlandesada, ni la mayoría de consumidores va a pagar más por ella. Los productores están en un momento en el que o sobreviven y repercuten el coste de producción o no producen porque saben que van a perder dinero», explica Pilar Aguado, experta en supply chain (cadena de suministro) de la Universidad Politécnica de Valencia y directora de compras de la empresa United PetFood.
La escalada de costes afecta a toda la cadena. El productor, al que le ha subido el precio de la energía y de los piensos con los que alimenta a sus animales, tiene que cobrar más caro el producto que vende. El distribuidor, a su vez, paga también más por la energía y por lo que compra al proveedor. «Hay algunos productos que se han encarecido tanto en origen que a veces nos planteamos si compensa tenerlos porque no podemos repercutir ese sobrecoste al consumidor», explican desde una cadena de supermercados.
La crisis de precios decreta el fin de la abundancia en el supermercado: "Hay productos que no compensa tener en las baldas"
El contexto macroeconómico y geopolítico que vive Europa (subida de costes, inflación, guerra de Ucrania...) tiene su impacto en las baldas de los supermercados: porque es más...
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