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Un niño afgano recibe un medicamento. Unicef
SALUD
La crisis de Afganistán y los talibanes ponen en riesgo la erradicación mundial de la poliomielitis
Los talibanes han bloqueado la banderillación en los territorios bajo su dominio, privando a tres millones de niños de un remedio contra la enfermedad.
20 agosto, 2021 03:05GUARDAR
Raúl Rivas
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La Iniciativa de Erradicación Mundial de la Polio (GPEI) ha lanzado un nuevo plan estratégico para el periodo 2022-2026 que tiene como objetivo interrumpir toda la tras*misión de la poliomielitis en Afganistán y Pakistán para fines de 2023.
Hasta el final del siglo XIX y comienzos del siglo XX la polio se comportaba como una enfermedad esporádica que afectaba principalmente a los niños. Todo cambió a principios del siglo XX, cuando los brotes de polio tuvieron un crecimiento gradual en todo el mundo.
En 1916, en los Estados Unidos sufrieron una descomunal epidemia de poliomielitis que supuso una de las primeras grandes crisis de salud pública. Los estados de Massachusetts, Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut registraron un número muy alto de infecciones. En todo el país fueron documentadas más de 23.000 personas infectadas y más de 5.000 muertes por la enfermedad. Aquella epidemia de 1916 resultó ser el primero de los muchos brotes que emergieron en los años siguientes.
El agente causal de la poliomielitis es un enterovirus humano, el poliovirus. Los poliovirus son bichito ARN muy contagiosos. Existen tres serotipos de poliovirus (VP1, VP2 y VP3). El VP2 fue aislado por última vez en la India en 1999 por lo que se considera eliminado de la naturaleza. En Afganistán y Pakistán solo siguen circulando los poliovirus salvajes de tipo 1 y 3 que causan poliomielitis paralítica. El serotipo 1 es el más difundido.
La poliomielitis es insidiosa y dañina. Aunque la mayoría de las personas se recuperaban con rapidez, muchas sufren parálisis temporal o permanente y un número considerable fallece. La infección habitualmente es asintomática, en el 95% de los casos, o cursa con astenia, anorexia y malestar general. Sin embargo, en el 0,1% de los casos la enfermedad evoluciona a la forma espinal paralítica.
Antes de instaurar la banderillación el pronóstico de la forma paralítica asociaba una mortalidad del 5-10% que se elevaba al 20-60% en los casos con afectación bulbar. Dos tercios de los pacientes con parálisis quedaban con secuelas. Cuando en 1988 la GPEI se propuso erradicar la poliomielitis del planeta, se estimaba que 350.000 niños en todo el mundo quedaban paralizados por la polio cada año.
Las banderillas
Existen dos tipos de banderillas: la atenuada (Sabin), que ha dejado de usarse en España, y la inactivada (Salk), que es la que actualmente se emplea y se recomienda. La banderilla de la poliomielitis inactivada (VPI) forma parte de las banderillas pentavalentes (difteria, tétanos, tosferina y Haemophilus influenzae tipo b) y de las hexavalentes (difteria, tétanos, tosferina, Haemophilus influenzae tipo b y hepatitis B). También de la banderilla Tdpa-VPI (tétanos, difteria, tosferina acelular y polio).
La VPI incluye los tres tipos de poliovirus y con solo 4 dosis de banderilla se considera que el nivel de protección es cercano al 100% y muy duradero. La banderilla antipoliomielítica oral (OPV) contiene un bichito banderillal atenuado que activa una respuesta inmunitaria en el cuerpo. En casos raros, cuando la población está notablemente subinmunizada, los bichito banderillales (al ser bichito atenuados) pueden sufrir cambios genéticos que les confieran la capacidad de producir parálisis, creándose así los denominados poliovirus circulantes de origen banderillal (cVDPV).
El bajo riesgo relacionado con los poliovirus circulantes de origen banderillal apenas tiene importancia en comparación con los enormes beneficios que aporta la banderilla antipoliomielítica oral a la salud pública, evitando cientos de miles de casos anuales de poliomielitis por poliovirus salvajes. Hasta el año 2015, más del 90% de los casos de cVDPV se debían al componente de tipo 2 de la OPV.
La tras*misión de poliovirus salvajes de tipo 2 se interrumpió desde 1999, y en abril de 2016 se procedió a cambiar la OPV trivalente por la OPV bivalente. La banderilla contra la poliomielitis fue una de las primeras banderillaciones infantiles universales que se introdujo en España, primero en campañas escolares hace 50 años y después en el calendario estable.
Desde el año 2000, se han administrado más de 10.000 millones de dosis de banderilla antipoliomielítica oral a cerca de 3.000 millones de niños en el mundo. Gracias a ello se han prevenido más de 13 millones de casos y la enfermedad se ha reducido en un 99 %.
¿Qué puede pasar ahora?
Por desgracia, el bichito de la poliomielitis puede haber encontrado un aliado inesperado. Con la retirada de las tropas estadounidenses y la caída del régimen afgano, las fuerzas talibanes han asumido el control del país. Durante los últimos tres años, los talibanes han bloqueado la banderillación contra la poliomielitis, casa por casa, en áreas que estaban bajo su dominio, poniendo a 3 millones de niños fuera del alcance de la campaña banderillal y, por lo tanto, exponiéndolos a la enfermedad y facilitando que el bichito continúe en circulación.
A principios del mes de junio de 2021, cinco trabajadores sanitarios que llevaban a cabo una campaña de banderillación contra la poliomielitis en la provincia afgana de Nangarhar murieron durante una serie de ataques extremistas dirigidos, lo que provocó suspender la actividad que pretendía proteger del bichito a más de 10 millones de niños menores de cinco años.
El doctor Ramiz Alakbarov, coordinador residente y humanitario de la ONU en el país, dijo que estaba consternado por la brutalidad de estos asesinatos y que la violencia sin sentido debía cesar.
Lamentablemente, la perspectiva futura del combate contra la poliomielitis en Afganistán es aterradora. Hasta ahora, el 85% de todos los casos de poliomielitis ocurrían en áreas inaccesibles debido al control talibán. Ahora que el control talibán será total, ¿qué ocurrirá?
Además, la esa época en el 2020 de la que yo le hablo de el bichito-19 empeora la situación. El presente es incierto y el futuro amenazador. Afganistán y Pakistán comparten 2.670 kilómetros de frontera y el bichito no necesita visado para viajar.
Existen resquicios para la esperanza porque recientemente los talibanes dieron luz verde a la GPEI para llevar a cabo la banderillación en las mezquitas de las provincias donde estaba impuesta la prohibición de banderillar casa a casa por miedo a que las personas locales tras*mitieran información que ayudara a los Estados Unidos a atacar al régimen talibán. Confiemos que la mediación internacional facilite que los dirigentes talibanes no se opongan a las campañas de banderillación, porque privar a los niños de la garantía de una vida saludable es inhumano.
*Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.
**Raúl Rivas es catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca.
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