La condena del Urbanismo Paco

España puede definirse como un cortijo manejado a su antojo por una serie de castas privilegiadas depredadoras cuyo único interés es mantener o, a poder ser, aumentar esos privilegios.

El pueblo español, a su vez, está compuesto en su mayoría por hordas de súbditos cuyas mentes han sido por completo abducidas y doblegadas por las castas gobernantes.

Claro que sí, no todos los españoles somos subsumibles en la categoría de hordas. Tristemente, nuestro número es cada vez más pequeño y las hordas que nos rodean son cada vez más estúpidas.

Existe entre las primeras, esas castas depredadoras, y las segundas, las hordas de súbditos, una relación cuya naturaleza ya hemos anunciado: la depredación.

Dicen que la sarna con gusto no pica. Tampoco la depredación. Las hordas de súbditos (que no ciudadanos) españoles podrán ganar sueldos de cosa. Podrán dejarse la mitad del sueldo y una fianza de 7 mensualidades por adelantado en alquilar un piso Paco cochambroso. Podrán verse abocadas a mandar a sus hijos a una educación pública disfuncional, a estudiar a colegios e institutos más parecidos a un centro de MENAs que a cualquier otra cosa. Pero son felices con sus cañitas y sus tapas de fritanga, el fúrgol, el feminijmo liberavioladores, etc.

Portugal, a años luz


Hay muchos españoles que tienen un sentimiento de superioridad nada justificado respecto a los portugueses. Pues bien, vamos a ver cómo viven los portugueses de Évora, un pueblo de 47 mil habitantes en la región del Alentejo, una de las más pobres del país.

Yo mismo me he tomado la molestia de calcular, usando GoogleMaps, el área urbana de este pequeño pero precioso municipio (que he tenido la suerte de visitar en varias ocasiones). 47 mil personas en 8 km2, lo que nos da una densidad urbana de 5.900 habitantes por km2.





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Subidita.