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Será en Octubre
Me he amado a Míster España y que sepáis que la tiene pequeña": 10 testigos contra la supuesta amada sin consentimiento de Tecnocasa
Dijo a la Policía que sólo bebió "un ron cola" y que luego no recuerda nada más, pero una decena de testigos han declarado que se fue con el presunto agresor ante los ojos de todos y que alardeó de ello y de consumir drojas durante todo el fin de semanaLos 'whatsapps' en que la supuesta amada sin consentimiento de Tecnocasa admite consumir droja frecuentemente.
Quico Alsedo
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Actualizado Martes,17septiembre2024-23:11
Ella dijo a la Policía que nunca se drojaba ni bebía, y que no recordaba nada del sesso con él: otro caso de sumisión química y violencia sensual.
Pero una decena de testigos, algunos de ellos amigos incluso de la mujer, han declarado que durante todo aquel fin de semana no dejó de repetir: «Me he amado a Míster España y que sepáis que la tiene pequeña». «Cuando salgo de fiesta me voy con varios tíos, soy muy fruta». «Voy puesta hasta arriba». «Me queda coca, éxtasis y benzodiacepinas». «Yo fumo porros y he ido colocada a la convención».
Son aseveraciones, ante varios testigos, de E., la comercial de una franquicia de Tecnocasa en Zaragoza que denunció hace dos meses haber sido víctima de una agresión sensual con sumisión química en una convención de la firma en Santander, tal y como las ha recogido la Policía Nacional en las declaraciones de una decena de compañeros y compañeras presentes aquel fin de semana, el del 15 y 16 de junio pasados.
La mujer denunció el 10 de julio tras, aseguró, venirle a la memoria «flashes» con imágenes de un varón «musculoso» que la agarraba de los brazos y la violaba. Según su versión, había sido drojada tras tomar un ron con coca-cola -«estaba en la discoteca y luego no recuerdo nada, tengo una laguna de color»- y luego amada sin consentimiento, y sólo se había dado cuenta en días posteriores, al denunciarlo 72 horas después en la franquicia de Tecnocasa en que trabajaba, y luego de que su jefe, antes de despedirla, supuestamente le dijera: «Aquí no gusta que se cuenten esas cosas, así que quietecita».
¿Quién era el agresor?, le preguntó la Policía. Otro compañero, ganador tiempo atrás del certamen Míster España, a quien había reconocido al encontrárselo tres días después por la calle en Zaragoza.
Todo una invención a tenor de las declaraciones ante la Policía de una docena de compañeros presentes en Santander, e incluso de varios whatsapps aportados por estos al juzgado santanderino que lo investiga.
Según estos, E. no sólo se fue aquella noche conscientemente y ante los ojos de todos con el acusado a su hotel, sino que después «se pasó el fin de semana contando a todo el mundo que se había tirado a Míster España» y tomando cocaína y benzodiacepinas, pese a haber asegurado a la Policía y al juez, que le preguntó explícitamente por ello la semana pasada, no consumir sustancia alguna, ni siquiera alcohol -cuando en realidad varios testigos fueron invitados por ella a chupitos de tequifresa-.
Informe de 150 páginas
Todo ello consta en un demoledor informe de 150 páginas aportado por la UFAM (Unidad de Apoyo a la Familia y la Mujer de la Policía Nacional) a la causa, al que ha tenido acceso EL MUNDO. «Es un caso que no he visto en 33 años de profesión», comenta a este diario Fernando Pamos, letrado del presunto agresor, que ya ha pedido que se deduzca testimonio de E. para acusarla de denuncia falsa.«Esa noche», cuenta en su declaración por ejemplo J.LM., «la vi interactuado con muchos chicos, los cogía de la mano para llevárselos al baño. Vi cómo cogía las manos de un chico y se las llevaba a sus pechos, apartando esta persona las manos». El mismo declarante señaló que al día siguiente E. «iba jactándose de que se había tirado a Mister España y la tenía pequeña, fue la comidilla».
Otro testigo vio a E. la noche siguiente a la presunta violación: «Se acercó de forma espontánea y comentó que iba puesta hasta arriba, y que la noche anterior se había acostado con un Míster España. Todo lo llevaba al sesso, haciendo chascarrillos subidos de tono. Sobre el trabajo decía que tenía varias personalidades: la 'astuta', la 'fruta astuta', la 'fruta nancy'... Toda la noche estuvo muy pegajosa, rozándose con la gente, eufórica, como drojada. En un momento dado le dije que la estaba liando, que estaba haciendo el ridículo, y me contestó que no, que sabía lo que hacía».
A. de la N., otra compañera, declaró a la Policía que E. «siempre ha sido vista como una persona que tuviera problemas con el alcohol y las drojas. Le encanta ligar con todo el mundo, sobre todo cuando va bajo la influencia del alcohol». Esta declarante también escuchó a E. comentar que «ayer me ***é a Mr. España y tenía la platano pequeña», y la vio darle a uno de estos «una benzodiacepina», tras comentarle que ya no le quedaba cocaína, «pero sí éxtasis».
G.R.M. también vio a E. en la noche siguiente a la presunta violación, «y al ver a un compañero fumar un puro dijo: 'Yo fumo porros y he ido colocada a la convención». También él escuchó de boca de E. el estribillo sobre la genitalidad de «Míster España».
Un testimonio importante es el de S.C., quien mantuvo con E. sesso «consentido» en la noche siguiente a la presunta violación. Mientras E. aseguró a las autoridades en su denuncia no consumir drojas, en un mensaje de whatsapp a S. ese mismo fin de semana admitió haber dado «tres positivos» en un test de drojas realizado de regreso a Zaragoza. En el mensaje, aportado a la causa, S. responde: «THC [hachís], coca y qué más???», y E. contesta: «Benzos».
«Es que estáis loquísimos», le dice S. a E., refiriéndose a ella y a su amigo M., presente en el evento: «Lo estamos», devuelve ella. S. llega a escribirle a E., sobre su relación con las drojas: «Entonces te quitas el miedo a que te hayan metido algo en la copa». E. responde: «Nah, eso no me da miedo, jaja. Lo veo más como un regalo».
J.B., jefe de otra franquicia, escuchó a la mujer presumir «de la droja que había consumido el fin de semana», y declaró a la Policía que él «ya tenía entendido que iba a ser despedida desde antes de la convención, yo sabía que esa oficina iba mal desde antes», señaló. El propio jefe de la franquicia donde trabajaba E., quien la denunció por acoso en los días posteriores, refiere que ésta le amenazó, tras despedirla, con «liarla».
La declaración de estos testigos es coincidente con la del supuesto agresor, quien ha declarado que el sesso fue consentido, que la denunciante estuvo consciente y que intentó no tener más relación con ella por considerarla «una chalada».
Trastorno depresivo
E., según consta en autos, sufre trastorno depresivo, por el que toma medicación diaria.Los testimonios que ponen en duda su versión son abrumadores, a tenor del informe de la UFAM. Por ejemplo A., el compañero de E. al que esta dio en presencia de otros una benzodiacepina, declaró a la Policía que ella, ese fin de semana, «estaba fardando de que llevaba droja, haciéndose la guay», y también de que, textualmente, «cada vez que salía se iba con varios tíos», y decía: «Me gusta, soy una fruta», sintiéndose «orgullosa de ello», consta en el informe policial.
T.M., jefe del presunto agresor, declaró a la Policía haber asistido al cortejo de E. sobre aquel en la discoteca 'Rosé': «Fue directa a él, bailándole de forma sexy, acercándose de frente y luego agachándose por detrás, insinuándosele claramente». También dijo haberles visto irse juntos, tras un gesto de ella en dirección a la puerta del local, tirando la mujer de la mano de su subordinado.
Otro compañero, S., preguntó a E. el sábado qué tal había ido la noche anterior: «Y me dijo: 'Yo ayer me tiré al 'miss'». Cuando él no la creyó, la supuesta amada sin consentimiento le contestó a él y a otra persona presente: «Pues que sepáis que la tiene pequeña». «No le di más importancia», dijo S. a la Policía, «porque ya en otra ocasión anterior se había pillado un ciego y la tuvieron que llevar a casa».
En la noche del sábado, este declarante también escuchó a E. «comentarle a un grupo de gente que se había operado las berzas y que si querían tocarlas».
M.B., otro compañero presente, describió a la Policía una escena de acoso sufrido por él mismo por parte de E. ese mismo fin de semana en la convención: «Dije que me iba a miccionar y me cogió de la mano y apartaba a la gente abriéndome paso. Luego se empeñó en entrar en el baño conmigo. Yo le dije que a mi novia no le gustaría mucho. Insistió y le dije que se olvidase».
J.B., otro compañero presente, vio a E. y su presunto forzador «bailando juntos en actitud muy cariñosa», y yéndose juntos como «unos quinceañeros».
M.N., otro más, vio esa misma noche al presunto forzador «agarrado del brazo de E. mientras ella, borracha y en actitud cariñosa, le estaba dando besos, saltando hacia él». A la noche siguiente, este mismo declarante ve a E. fuera del local, «dando una nota increíble, diciendo a grito pelao: '¿Quién vende o quién tiene cocaína?'».
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