Vlad_Empalador
Será en Octubre
"Mónica Oltra no es culpable de lo que hizo su ex marido, pero ocultó mi denuncia"
Teresa, la víctima de los abusos del ex marido de la vicepresidenta valenciana, relata el desamparo que sintió por parte de la Conselleria de Igualdad
Teresa, la menor víctima de abusos, en su entrevista con El Mundo.DAVID ARENAS
PREMIUM
Teresa acaba de dejar a su hijo, Iday, de ocho meses, con su progenitora. Ella y Pedro, su pareja, van a seguir deambulando en busca de ayuda. No tienen trabajo ni vivienda. Arrastran las dificultades de casi todos los jóvenes que pasan de estar tutelados en centros de acogida a verse en la calle al cumplir los 18 años. El caso de Teresa es particular porque ella, además, fue víctima de abusos sensuales cuando con 14 años vivía en un centro concertado por la Generalitat Valenciana. Su abusador, condenado a cinco años de prisión, fue un educador, Luis Eduardo Ramírez, ex marido de Mónica Oltra, la vicepresidenta y consellera de Igualdad y Políticas inclusivas, responsable de la gestión de los centros.
A Teresa le falló el sistema. No la creyeron cuando denunció el caso en febrero de 2017 y pasaron meses hasta que se inició una investigación judicial. De ello acusa a cuatro cargos de la Conselleria y contra la gestión de todas ellas ha reabierto la investigación la Audiencia de Valencia. También reclama 240.000 euros a la Administración que la desprotegió por responsabilidad patrimonial.
-¿Quién es la primera persona a la que le cuenta los abusos?
-Me costó mucho contarlo, la verdad. Me daba miedo y vergüenza decir que eso pasaba y que yo no había hecho nada. Me quedaba en shock, me hacía la dormida. Se lo conté a una amiga, que lo soltó delante de la Policía.
-¿Sabía quien era él?
-El centro era mi casa, conocía a todo el mundo. Sabía que su mujer era importante y tenía que ver con los centros, pero no sabía del todo quién era ni su nombre.
Fue una psicóloga ajena quien le pregunta por primera vez. «Me conocía desde que era pequeña porque atendía a familiares míos. Ella no se lo creía. A mí me dijo que no tirara para adelante y a mi padre que era mentira y que iba acabar muy mal porque era problemática».
-¿Era problemática?
-He llegado a ser muy problemática. Me portaba muy mal, discutía con los educadores y he llegado a las manos. He tenido denuncias.
-¿Eso cree que ha mermado su credibilidad en este caso?
-Lo dijeron en el juicio: no era creíble porque había sido muy problemática y muy mentirosa.
-¿Era mentirosa?
-Sí, sinceramente, sí. Pero, claro, era una niña. Muchos niños han sido problemáticos en un centro. Al tener la vida que has tenido, al final acabas como acabas.
Teresa volvería a denunciar «porque me habría hecho mucho daño callándomelo, pero yo ya tenía en mi pensamiento que no me iban a creer por ser yo quien era».
Durante los siguientes meses, Teresa fue examinada por el Instituto Espill, un gabinete especializado externo al que recurrió la Conselleria. Según relata, nadie más le preguntó. «Directamente no me creyeron y ya está. Luego una psicóloga, mientras yo le contaba las cosas, me decía que no era creíble, que era como si me estuviera inventando un cuento. De la misma rabia que tenía yo no quería hablar del tema».
La siguiente vez que lo hizo fue en el juicio, al que acudió esposada desde el centro cerrado de reforma donde cumplía condena por incumplimiento de libertad vigilada, «porque me fugaba». «La misma juez dijo que cómo podía venir esta chiquilla engrilletada si es la víctima. Y les echó una bronca. Yo sentía que a mí en ese momento nadie me estaba ayudando, nadie miraba por mí y me estaban medio abandonando».
Su caso, del que Mónica Oltra confesó en una comparecencia en las Cortes haber tenido noticia en agosto de 2017, sirvió para que la Conselleria modificara los protocolos y cualquier sospecha de abusos fuera directamente informada a la Fiscalía.
Teresa dejó de ser tutelada antes de que llegara la condena a su abusador. «Por una parte me sentí tranquila, pero también incómoda, porque hablar otra vez del tema, recordarlo todo cuando lo intentas olvidar, cuesta mucho»
-¿Por qué ahora sigue con los procesos judiciales?
-Porque ahora tengo un abogado que me está ayudando. Entonces nadie me dijo que podía tener un abogado. Me dejaron sola.
Este abogado, que, según cuenta Teresa dio con ella, es José Luis Roberto, líder del partido ultraderechista España 2.000, que en octubre de 2017 realizó un escrache frente al domicilio de Oltra que un juez apreció que no era delito. A quien piense que está siendo manipulada, ella responde: «A mí no me está manipulando nadie. Yo solo tengo interés por defenderme y que se haga justicia. Aquí no hay política. Yo no tengo ideas políticas ni hablo con mi abogado de política».
-¿Cómo ve que se ataque políticamente a Oltra por este caso?
-Sinceramente esa persona me es igual. Yo soy de ayudar y me gustaría que lo hicieran conmigo. Pero no todo el mundo es igual. Ella no ha tirado hacia a mí y yo tampoco puedo tirar hacia ella.
-¿Qué cree que podría haber hecho y no hizo?
-Ella ocultó mi denuncia varios meses.
-¿Cree que fue ella en primera persona?
-Sí. No le tengo rencor ni a ella ni a nadie, pero creo que fue ella, por lo que he leído en las noticias, la que escondió la denuncia varios meses. Ella no tiene culpa de lo que él hizo, pero puede ser que se ocultara.
El TSJ de la Comunidad Valenciana desestimó una querella penal contra la vicepresidenta por un presunto delito de encubrimiento al no hallar «ningún indicio objetivo de que pudiera haber dado orden de llevar a cabo actuaciones tendentes a proteger al Sr. Ramírez». Pero la reapertura del caso contra cuatro de sus subordinados, ha vuelto a situar a Mónica Oltra en el centro de la refriega política.
-¿Y si un juez decide que no se puede demostrar que se ocultó y se que actuó bien en tu caso?
-Voy a seguir creyendo que fue así. Que no me han querido ayudar por lo que ha sido.
A los dos meses de empezar su vida adulta, Teresa se vio en la calle y embarazada. Entonces la Conselleria de Igualdad le tras*firió 1.700 euros del fondo de emergencia para mujeres, «y me dieron una plaza en un centro para maltratadas. Yo la acepté y allí estuve hasta que di a luz. Luego nos metieron en un taxi. No teníamos nada, salvo cosas, que recogio España 2.000, para el bebé».
El grupo Ribera Salud le dio un trabajo en el Hospital de Torrevieja. "Se ve que son muy religiosos y se habían enterado de que yo no había querido abortar. A él lo contrataron como celador y a mí, cuando mi hijo tenía cuatro meses, en admisión, recordando citas a los pacientes y todo eso".
Allí estuvieron trabajando ella un mes y él tres. Es el tiempo en que llevaron la vida más familiar que conocen. "Estuvimos muy bien, con un sueldo, un piso alquilado y una vida buena para mi hijo".
Pero se acabó el 15 de octubre, cuando la gestión del hospital pasa de la empresa a la Conselleria de Sanidad. Sus contratos se extinguieron al no ser personal fijo y aseguran que nadie les informó. "Creo que me pasó por ser yo. Allí sabían quién era y vi en las noticias que alguien del gobierno había pedido mi contrato, solo el mío", cuenta Teresa. Esa denuncia sobre una "posible persecución política" la hizo el diputado popular José Juan Zaplana en la comisión de Sanidad de las Cortes.
Por eso ella y su pareja reclaman 25.000 euros a la Generalitat, por despido nulo o improcedente, a cuyo acto de conciliación no se presentó nadie de la Conselleria de Sanidad. Ahora la pareja ha vuelto a Valencia y siguen sin nada. "Estamos en la calle otra vez. Ahora le he dejado el nene a mi progenitora, para que no esté bambando"
-¿Ha vuelto a pedir una vivienda social?
-Yo tengo un problema ahora, porque estoy empadronada en casa de mi hermana (ella es la tercera de cinco, de diferentes padres), pero hace poco me ha dicho que me va a quitar. Las asistentas la llaman para preguntarle por mí y, como no me hablo con ella, les dice que no sabe nada de mí y que está cansada. Yo quiero que me den un alquiler social que pueda juntar todos los meses. No quiero entrar 'de patada' y sin pagar. Estamos buscando trabajo y quiero pagar, pero una cantidad pequeña porque tengo que dar de comer a mi hijo. Eso es lo primero.
-¿Ha pedido la renta valenciana de inserción?
-Lo pregunté a Centro mujer 24 horas y me dijeron que, de momento, nada. También me dijeron que me podían pagar la entrada de un piso si lo ponía a mi nombre, pero hasta marzo o abril no se puede solicitar. Lo que no sé es qué haré de aquí a allá.
De momento, siguen en la calle. «Espero encontrar un trabajo y criar bien a mi hijo. Quiero que no pase por lo mismo que hemos pasado su padre y yo». Es lo único que le importa a Teresa.
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- INMA LIDÓN
Valencia
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Teresa acaba de dejar a su hijo, Iday, de ocho meses, con su progenitora. Ella y Pedro, su pareja, van a seguir deambulando en busca de ayuda. No tienen trabajo ni vivienda. Arrastran las dificultades de casi todos los jóvenes que pasan de estar tutelados en centros de acogida a verse en la calle al cumplir los 18 años. El caso de Teresa es particular porque ella, además, fue víctima de abusos sensuales cuando con 14 años vivía en un centro concertado por la Generalitat Valenciana. Su abusador, condenado a cinco años de prisión, fue un educador, Luis Eduardo Ramírez, ex marido de Mónica Oltra, la vicepresidenta y consellera de Igualdad y Políticas inclusivas, responsable de la gestión de los centros.
A Teresa le falló el sistema. No la creyeron cuando denunció el caso en febrero de 2017 y pasaron meses hasta que se inició una investigación judicial. De ello acusa a cuatro cargos de la Conselleria y contra la gestión de todas ellas ha reabierto la investigación la Audiencia de Valencia. También reclama 240.000 euros a la Administración que la desprotegió por responsabilidad patrimonial.
-¿Quién es la primera persona a la que le cuenta los abusos?
-Me costó mucho contarlo, la verdad. Me daba miedo y vergüenza decir que eso pasaba y que yo no había hecho nada. Me quedaba en shock, me hacía la dormida. Se lo conté a una amiga, que lo soltó delante de la Policía.
-¿Sabía quien era él?
-El centro era mi casa, conocía a todo el mundo. Sabía que su mujer era importante y tenía que ver con los centros, pero no sabía del todo quién era ni su nombre.
Fue una psicóloga ajena quien le pregunta por primera vez. «Me conocía desde que era pequeña porque atendía a familiares míos. Ella no se lo creía. A mí me dijo que no tirara para adelante y a mi padre que era mentira y que iba acabar muy mal porque era problemática».
-¿Era problemática?
-He llegado a ser muy problemática. Me portaba muy mal, discutía con los educadores y he llegado a las manos. He tenido denuncias.
-¿Eso cree que ha mermado su credibilidad en este caso?
-Lo dijeron en el juicio: no era creíble porque había sido muy problemática y muy mentirosa.
-¿Era mentirosa?
-Sí, sinceramente, sí. Pero, claro, era una niña. Muchos niños han sido problemáticos en un centro. Al tener la vida que has tenido, al final acabas como acabas.
Teresa volvería a denunciar «porque me habría hecho mucho daño callándomelo, pero yo ya tenía en mi pensamiento que no me iban a creer por ser yo quien era».
Durante los siguientes meses, Teresa fue examinada por el Instituto Espill, un gabinete especializado externo al que recurrió la Conselleria. Según relata, nadie más le preguntó. «Directamente no me creyeron y ya está. Luego una psicóloga, mientras yo le contaba las cosas, me decía que no era creíble, que era como si me estuviera inventando un cuento. De la misma rabia que tenía yo no quería hablar del tema».
La siguiente vez que lo hizo fue en el juicio, al que acudió esposada desde el centro cerrado de reforma donde cumplía condena por incumplimiento de libertad vigilada, «porque me fugaba». «La misma juez dijo que cómo podía venir esta chiquilla engrilletada si es la víctima. Y les echó una bronca. Yo sentía que a mí en ese momento nadie me estaba ayudando, nadie miraba por mí y me estaban medio abandonando».
Su caso, del que Mónica Oltra confesó en una comparecencia en las Cortes haber tenido noticia en agosto de 2017, sirvió para que la Conselleria modificara los protocolos y cualquier sospecha de abusos fuera directamente informada a la Fiscalía.
Teresa dejó de ser tutelada antes de que llegara la condena a su abusador. «Por una parte me sentí tranquila, pero también incómoda, porque hablar otra vez del tema, recordarlo todo cuando lo intentas olvidar, cuesta mucho»
-¿Por qué ahora sigue con los procesos judiciales?
-Porque ahora tengo un abogado que me está ayudando. Entonces nadie me dijo que podía tener un abogado. Me dejaron sola.
Este abogado, que, según cuenta Teresa dio con ella, es José Luis Roberto, líder del partido ultraderechista España 2.000, que en octubre de 2017 realizó un escrache frente al domicilio de Oltra que un juez apreció que no era delito. A quien piense que está siendo manipulada, ella responde: «A mí no me está manipulando nadie. Yo solo tengo interés por defenderme y que se haga justicia. Aquí no hay política. Yo no tengo ideas políticas ni hablo con mi abogado de política».
-¿Cómo ve que se ataque políticamente a Oltra por este caso?
-Sinceramente esa persona me es igual. Yo soy de ayudar y me gustaría que lo hicieran conmigo. Pero no todo el mundo es igual. Ella no ha tirado hacia a mí y yo tampoco puedo tirar hacia ella.
-¿Qué cree que podría haber hecho y no hizo?
-Ella ocultó mi denuncia varios meses.
-¿Cree que fue ella en primera persona?
-Sí. No le tengo rencor ni a ella ni a nadie, pero creo que fue ella, por lo que he leído en las noticias, la que escondió la denuncia varios meses. Ella no tiene culpa de lo que él hizo, pero puede ser que se ocultara.
El TSJ de la Comunidad Valenciana desestimó una querella penal contra la vicepresidenta por un presunto delito de encubrimiento al no hallar «ningún indicio objetivo de que pudiera haber dado orden de llevar a cabo actuaciones tendentes a proteger al Sr. Ramírez». Pero la reapertura del caso contra cuatro de sus subordinados, ha vuelto a situar a Mónica Oltra en el centro de la refriega política.
-¿Y si un juez decide que no se puede demostrar que se ocultó y se que actuó bien en tu caso?
-Voy a seguir creyendo que fue así. Que no me han querido ayudar por lo que ha sido.
A los dos meses de empezar su vida adulta, Teresa se vio en la calle y embarazada. Entonces la Conselleria de Igualdad le tras*firió 1.700 euros del fondo de emergencia para mujeres, «y me dieron una plaza en un centro para maltratadas. Yo la acepté y allí estuve hasta que di a luz. Luego nos metieron en un taxi. No teníamos nada, salvo cosas, que recogio España 2.000, para el bebé».
El grupo Ribera Salud le dio un trabajo en el Hospital de Torrevieja. "Se ve que son muy religiosos y se habían enterado de que yo no había querido abortar. A él lo contrataron como celador y a mí, cuando mi hijo tenía cuatro meses, en admisión, recordando citas a los pacientes y todo eso".
Allí estuvieron trabajando ella un mes y él tres. Es el tiempo en que llevaron la vida más familiar que conocen. "Estuvimos muy bien, con un sueldo, un piso alquilado y una vida buena para mi hijo".
Pero se acabó el 15 de octubre, cuando la gestión del hospital pasa de la empresa a la Conselleria de Sanidad. Sus contratos se extinguieron al no ser personal fijo y aseguran que nadie les informó. "Creo que me pasó por ser yo. Allí sabían quién era y vi en las noticias que alguien del gobierno había pedido mi contrato, solo el mío", cuenta Teresa. Esa denuncia sobre una "posible persecución política" la hizo el diputado popular José Juan Zaplana en la comisión de Sanidad de las Cortes.
Por eso ella y su pareja reclaman 25.000 euros a la Generalitat, por despido nulo o improcedente, a cuyo acto de conciliación no se presentó nadie de la Conselleria de Sanidad. Ahora la pareja ha vuelto a Valencia y siguen sin nada. "Estamos en la calle otra vez. Ahora le he dejado el nene a mi progenitora, para que no esté bambando"
-¿Ha vuelto a pedir una vivienda social?
-Yo tengo un problema ahora, porque estoy empadronada en casa de mi hermana (ella es la tercera de cinco, de diferentes padres), pero hace poco me ha dicho que me va a quitar. Las asistentas la llaman para preguntarle por mí y, como no me hablo con ella, les dice que no sabe nada de mí y que está cansada. Yo quiero que me den un alquiler social que pueda juntar todos los meses. No quiero entrar 'de patada' y sin pagar. Estamos buscando trabajo y quiero pagar, pero una cantidad pequeña porque tengo que dar de comer a mi hijo. Eso es lo primero.
-¿Ha pedido la renta valenciana de inserción?
-Lo pregunté a Centro mujer 24 horas y me dijeron que, de momento, nada. También me dijeron que me podían pagar la entrada de un piso si lo ponía a mi nombre, pero hasta marzo o abril no se puede solicitar. Lo que no sé es qué haré de aquí a allá.
De momento, siguen en la calle. «Espero encontrar un trabajo y criar bien a mi hijo. Quiero que no pase por lo mismo que hemos pasado su padre y yo». Es lo único que le importa a Teresa.
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