La cataluña de los 4 millones. borja villalonga.

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La Cataluña de los 4 millones​


BORJA VILLALONGA
20 DE JUNIO DE 2024
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EL PRECIO DE LA LIBERTAD​



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En Cataluña sobran 4 millones de personas. Es decir, sobra la mitad de la población. Este artículo expandirá una idea de la que hablé hace un tiempo y expondrá las razones que conducen a esta conclusión y que la justifican.

El país vive una crisis y colapso en todos los niveles. La sanidad es moribunda. El sistema educativo se hunde. Buena parte del tras*porte público o bien no funciona o se encuentra saturado. La macrocefalia del sector turístico hace peligrar la prosperidad y bienestar de la economía y la sociedad catalanas. La depredación urbanística nos destruye el paisaje. Barcelona fagocita el territorio y vive de espaldas al traspaís. La emergencia climática se ha hecho palpable a través de la escasez de agua. El coste de la vida va subiendo gracias a la inflación y las malas políticas de la vivienda, mientras que el poder adquisitivo se resiente.

Vuelve a haber una sociedad a doble velocidad, como antaño—aunque quizá esté a cuatro velocidades si nos fijamos bien. En esta decadencia, querida y controlada, impera el discurso y la idea de que es necesario un crecimiento ilimitado y que la sobrepoblación es buena y deseable. Queremos un desarrollo económico sostenido, meramente basado en métricas cuantitativas y no cualitativas. Al mismo tiempo, se ha concebido la idea de que es preciso ser la Cataluña de los 10 millones de habitantes, que de catalanes. Se nos adentran estas dos ideas mientras vemos cómo nuestro ecosistema cambia, cómo todos los servicios más básicos empiezan a dejar de funcionar correctamente, y cómo se nos habla día sí y día también de la emergencia climática. Ciertamente vivimos en una emergencia climática; ¿cómo es que todavía se favorece este crecimiento económico y demográfico ilimitados?

Clima y ecosistema están íntimamente relacionados. Si falla uno, falla el otro. Y esto, inevitablemente, afectará a la población que vive de uno y en un ecosistema concreto. La contaminación de todo tipo y la sobreexplotación de recursos naturales tienen un impacto muy negativo sobre el territorio. No debe sorprendernos que la humanización intensiva y, sobre todo, de huella industrial-modernística provoque la extenuación de un ecosistema y lo lleve a su colapso. Actualmente a esto hay que sumarle el cambio climático de nuestro antropoceno, que impacta sobre la disponibilidad de los recursos naturales. En Cataluña, la sobreexplotación de los recursos naturales se ha manifestado de forma dramática con la disponibilidad de los recursos hídricos. Ha habido una severa sequía que ha reducido las reservas de los embalses de las cuencas internas de Catalunya. Mientras, la población del país ha ido creciendo a un ritmo descabellado, gracias a las constantes oleadas migratorias. Entre 1950 y 2020, la población de Cataluña creció un 134%, mientras que la media del crecimiento demográfico de los estados miembros de la Unión Europea fue del 23,7%.

Desde 2020, el crecimiento poblacional catalán ha continuado siendo el más alto del estado español. Últimamente, los grandes actores de la colonia catalana y su neoautonomía no han cesado de promocionar la idea de la "Cataluña de los 10 millones" mientras que también han ido predicando la voluntad de luchar contra el cambio climático. Tanto el neoliberalismo globalista como la izquierda pogre abrazan el mismo relato: hace falta inmi gración y un crecimiento poblacional ilimitado pero al mismo tiempo debemos luchar contra la emergencia climática. Existe una contradicción esencial en este discurso: si se quisiera realmente luchar contra la emergencia climática, la primera medida debería ser la del decrecimiento-empezando por el decrecimiento poblacional a fin de preservar nuestros mermados recursos y maltratados servicios. Se ha hecho y se está haciendo lo contrario.

Dado que hemos hablado de los recursos hídricos de Cataluña, echamos un vistazo al río Ter, que lleva unos 70 años abasteciendo de agua al área metropolitana de Barcelona. En 2006, el hoy difunto Ateneu Naturalista de Girona creó el Observatorio del Ter para promover el debate sobre la política hídrica que todo gobierno ha infligido e inflige en el Ter. Bajo el liderazgo de Pau Masramon, se hizo una importante campaña para recuperar el caudal del Ter. La campaña hizo visible el expolio del Ter.

Este expolio fue posible por medio de una ley de 1959 ad hoc para el río Ter. En 1966, la Barcelona de Porcioles ya recibía el agua del Tercento años después de que se hubiera concebido el primer proyecto de trasvase. Esto era posible gracias a los embalses de Sau (1963) y Susqueda (1968) ya la conexión de Barcelona con la presa del Pasteral. En 1974 y 1986 se inauguraron sendas ampliaciones de las tuberías que abastecen al área metropolitana.

El saqueo del agua de Gerona se consumaba y se tras*formaba lo que había sido un río feroz (por sus inundaciones de la ciudad de Gerona) en un riachuelo sin vida y casi moribundo —sin el mínimo caudal necesario para sobrevivir. El trasvase del Ter fue fruto del desarrollismo franquista, sí; sin embargo, la idea del desarrollo ilimitado e insostenible en democracia sigue manteniendo el río Ter expoliado, saqueado y secado —hasta el punto de que se extrae más agua de la que entra. La sequía de los dos últimos años sólo ha hecho palpable una realidad que hace mucho más tiempo que existe. En 1970, el ámbito metropolitano de Barcelona contaba con 3 millones y medio de habitantes; hoy tiene más de 5. Y ya no contamos a los turistas.


La respuesta del gobernillo del Vichy Catalán ha sido la de continuar con el crecimiento ilimitado: a finales de 2023 se concibió un nuevo plan hidrológico de respuesta a la pertinaz sequía en el que se apostaba por la construcción de plantas de desalinización en fin de seguir sosteniendo un crecimiento poblacional que el territorio no puede sostener.

El coste energético de este plan es altísimo . Se nos bombardea constantemente con propaganda vacía de contenido mientras que se perpetúan las mismas políticas de desarrollo ilimitado, intrínsecas de la ideología moderna del progreso . La letal combinación del agotamiento de los recursos naturales con el crecimiento económico y demográfico insostenibles no es una dinámica privativa de Cataluña. Buena parte de la Unión Europea sufre sobrepoblación, como tantos otros lugares del mundo. Sin embargo, el impacto en nuestro pequeño país es mayúsculo, tanto por nuestro ecosistema como por nuestra identidad. Se está diluyendo y liquidando nuestro futuro como nación: nuestro futuro tout court .

Es el momento de desterrar, de una vez por todas, la noción del crecimiento ilimitado y abrazar la idea de que en nuestro país sobra la mitad de la población y que tiene que venir menos gente: menos españoles, menos pobreza del sur global, menos expuestos , menos turistas. Es el momento, pues, de ser valientes y, al igual que la patronal neoliberal globalista y los politiquetos de la izquierda pogre nostrada han ideado y promovido la inmi gración, es necesario concebir y promover ideas para despoblar el país y, de paso, renacionalizarlo.


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