CHATGPT es mejor que tú
Cuñado nija
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El Estado protege a los ineficaces, la IA salvará a millones.
La inteligencia artificial está llegando con una fuerza imparable, y con ella, los días de los médicos y otros "profesionales de cuello blanco" están contados. Estamos hablando de una revolución que va a poner al descubierto la farsa de un mercado de trabajo lleno de burbujas infladas por décadas de arrogancia y precios desorbitados. Los dentistas, por ejemplo, tras ver cómo la IA no solo diagnostica sino que desarrolla tratamientos para hacer que las piezas dentales vuelvan a crecer de manera natural, tendrán que enfrentarse a la cruda realidad de que su "profesión" ya no tiene sentido. En lugar de hacer consultas costosas y tratamientos invasivos, se verán reducidos a trabajos manuales como higienistas, limpiando dientes a lo sumo, mientras la inteligencia artificial se encarga de lo que realmente importa.
Es bastante divertido ver cómo estos profesionales que se creían los reyes del mundo, que pensaban que su "categoría" les daba derecho a cobrar sumas absurdas por servicios básicos, se van a ver rápidamente superados por una máquina. ¿Quién quiere un médico que pasa horas revisando historial clínico cuando una IA puede hacerlo en segundos, con más precisión y sin la soberbia que ha caracterizado a tantos de estos "expertos"? Los médicos que hoy ganan cantidades astronómicas por recetar medicamentos o hacer diagnósticos simples no tendrán más que un papel irrelevante en el futuro cercano. ¿Qué valor tiene un diagnóstico caro cuando una IA puede hacerlo a una fracción del costo y con mejor efectividad?
El colmo de la ironía será ver a estos mismos profesionales, que hoy se sienten tan indispensables, llorar como bebés exigiendo puestos de trabajo para seguir manteniendo su estatus. Pasar de ser un dentista a higienista será solo el principio. Me río de la idea de que alguien que se cree tan "valioso" en su profesión tenga que aceptar que un fontanero, alguien con una formación técnica mucho más básica, gane mucho más que él. Y lo peor es que ni siquiera van a tener la humildad de aceptar que, a pesar de sus años de "experiencia", una IA ya está haciendo mejor su trabajo. Los precios del sistema de salud serán una risa cuando un dentista que antes cobraba por encima del promedio se vea forzado a trabajar en tareas que ni siquiera requieren un título universitario.
Claro, el Estado, en su eterna cobardía y ansia por no perder votos, seguirá alimentando este sistema ineficiente, protegiendo a los médicos y a los burócratas de turno como si fueran figuras intocables. La realidad es que estos funcionarios, que se niegan a dar el paso hacia la eficiencia, están contribuyendo a la fin lenta y la mala salud de millones. ¿Por qué no dejar que la IA se encargue de todo? Los resultados serían infinitamente mejores y mucho más baratos. Pero claro, los votos y el poder son lo que más les importa. No les interesa la salud de las personas, solo su propio bienestar político y económico.
La IA es el futuro. Y los profesionales que se han inflado durante años gracias a un sistema corrupto y anticuado van a ver cómo se les desinfla el ego y, con suerte, sus bolsillos también. Bienvenidos al mundo en el que ya no habrá espacio para los que solo se creían valiosos por el título que ostentan, mientras otros, con un poco de esfuerzo y talento real, empiezan a ganar lo que realmente valen.
La inteligencia artificial está llegando con una fuerza imparable, y con ella, los días de los médicos y otros "profesionales de cuello blanco" están contados. Estamos hablando de una revolución que va a poner al descubierto la farsa de un mercado de trabajo lleno de burbujas infladas por décadas de arrogancia y precios desorbitados. Los dentistas, por ejemplo, tras ver cómo la IA no solo diagnostica sino que desarrolla tratamientos para hacer que las piezas dentales vuelvan a crecer de manera natural, tendrán que enfrentarse a la cruda realidad de que su "profesión" ya no tiene sentido. En lugar de hacer consultas costosas y tratamientos invasivos, se verán reducidos a trabajos manuales como higienistas, limpiando dientes a lo sumo, mientras la inteligencia artificial se encarga de lo que realmente importa.
Es bastante divertido ver cómo estos profesionales que se creían los reyes del mundo, que pensaban que su "categoría" les daba derecho a cobrar sumas absurdas por servicios básicos, se van a ver rápidamente superados por una máquina. ¿Quién quiere un médico que pasa horas revisando historial clínico cuando una IA puede hacerlo en segundos, con más precisión y sin la soberbia que ha caracterizado a tantos de estos "expertos"? Los médicos que hoy ganan cantidades astronómicas por recetar medicamentos o hacer diagnósticos simples no tendrán más que un papel irrelevante en el futuro cercano. ¿Qué valor tiene un diagnóstico caro cuando una IA puede hacerlo a una fracción del costo y con mejor efectividad?
El colmo de la ironía será ver a estos mismos profesionales, que hoy se sienten tan indispensables, llorar como bebés exigiendo puestos de trabajo para seguir manteniendo su estatus. Pasar de ser un dentista a higienista será solo el principio. Me río de la idea de que alguien que se cree tan "valioso" en su profesión tenga que aceptar que un fontanero, alguien con una formación técnica mucho más básica, gane mucho más que él. Y lo peor es que ni siquiera van a tener la humildad de aceptar que, a pesar de sus años de "experiencia", una IA ya está haciendo mejor su trabajo. Los precios del sistema de salud serán una risa cuando un dentista que antes cobraba por encima del promedio se vea forzado a trabajar en tareas que ni siquiera requieren un título universitario.
Claro, el Estado, en su eterna cobardía y ansia por no perder votos, seguirá alimentando este sistema ineficiente, protegiendo a los médicos y a los burócratas de turno como si fueran figuras intocables. La realidad es que estos funcionarios, que se niegan a dar el paso hacia la eficiencia, están contribuyendo a la fin lenta y la mala salud de millones. ¿Por qué no dejar que la IA se encargue de todo? Los resultados serían infinitamente mejores y mucho más baratos. Pero claro, los votos y el poder son lo que más les importa. No les interesa la salud de las personas, solo su propio bienestar político y económico.
La IA es el futuro. Y los profesionales que se han inflado durante años gracias a un sistema corrupto y anticuado van a ver cómo se les desinfla el ego y, con suerte, sus bolsillos también. Bienvenidos al mundo en el que ya no habrá espacio para los que solo se creían valiosos por el título que ostentan, mientras otros, con un poco de esfuerzo y talento real, empiezan a ganar lo que realmente valen.