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Madmaxista
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No es necesario que nos cuenten la nacionalidad. La sabemos
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La banda del patinete: 30 jóvenes coordinados para cometer robos en el Centro
Policía Nacional y Local siguen los pasos de este grupo organizado, que suele actuar en el entorno de los bares de copas, donde aprovechan las aglomeraciones en el horario de cierre
JUAN CANOMálagaALVARO FRÍASMiércoles, 3 noviembre 2021, 00:28
19
Se le conoce como la banda del patinete porque algunos de sus miembros utilizan este medio para desplazarse y, sobre todo, para escapar de los robos que cometen. Es -así lo considera la policía- un grupo organizado integrado por unos 30 jóvenes que está haciendo estragos en el Centro.
A la banda se le atribuye, en gran medida, el aumento de hurtos en el entorno de los bares de copas y las discotecas, aunque también de los negocios de restauración. No en vano, los empresarios han trasladado su preocupación al alcalde de Málaga y a los mandos policiales.
El modus operandi es siempre el mismo. Se dividen en grupúsculos y se reparten zonas del Centro -calles concretas- para llevar a cabo «acciones coordinadas». Principalmente, de jueves a domingo. Buscan los lugares -locales de moda- y momentos -el horario de cierre- donde se produce una mayor concentración de público, lo que les ayuda a pasar inadvertidos.
Los agentes de la Policía Nacional y de la Local tienen bien estudiados sus movimientos. Escogen las víctimas más propicias: jóvenes ebrios, con frecuencia extranjeros, que se descuidan a la hora de vigilar sus pertenencias, y les intentan sustraer el teléfono móvil o la cartera.
Por lo general, cometen hurtos (es decir, robos al descuido), pero según las fuentes consultadas no dudan en emplear la violencia si su objetivo ofrece resistencia; a veces, estas situaciones desembocan, por extensión, en peleas entre grupos de jóvenes. En algunos casos se ha comprobado que van armados con pinchos con los que intimidan a sus víctimas.
Al parecer, llegan a registrar a personas tiradas en el suelo en evidente estado de embriaguez. De hecho, hace un par de semanas, una patrulla sorprendió a dos de ellos cuando sustraían al descuido el teléfono móvil a un joven que estaba tumbado borracho sobre la acera. También se han registrado algunos casos -más aislados- de tocamientos a chicas.
«La mayoría reacciona con insolencia y hasta con cierta chulería cuando los sorprendes, porque han aprendido que no les va a pasar nada si los pilla la policía. Impunidad, esa es la clave», insiste un agente que ya ha actuado en varias ocasiones con algunos de ellos.
No en vano, tanto la Policía Local como la Nacional han detenido en varias ocasiones a algunos de sus miembros, pero «quedan una y otra vez en libertad» tras pasar a disposición judicial por la levedad de los delitos. A ello se une la imposibilidad de expulsarlos (son extranjeros, casi todos magrebíes) debido a la esa época en el 2020 de la que yo le hablo y el cierre de fronteras de jovenlandia.
La policía tiene identificados a la mayoría de sus integrantes. Son unos 30 jóvenes que, al parecer, actúan bajo la coordinación de un individuo «más alto y fuerte que el resto», apuntan las fuentes consultadas. Suelen pernoctar en edificios o casas abandonadas del Centro, donde esconden los efectos robados instantes después de cometer los hurtos. Al constituir jovenlandesada, los policías sólo pueden entrar allí con una orden judicial.
Porque ese es otro rasgo que los diferencia. Tras el robo, el botín sustraído cambia rápidamente de manos para que, en el supuesto de que los sorprenda una actuación policial, los agentes no consigan recuperar los artículos, lo que además dificulta la posibilidad de imputarles el hurto si no hay testigos o imágenes de cámaras.
Consultado al respecto, el presidente de la asociación Málaga de Noche, el empresario Juan Rambla, confirmó la preocupación de su sector y también del de la restauración. «Tenemos que evitar esta situación y, sobre todo, impedir que vaya a más», subrayó.
El empresario explicó que han solicitado tanto a la Policía Nacional como a la Local que se refuerce la vigilancia en las calles, con efectivos de uniforme y de paisano, para que al menos se sientan «más incómodos».
En una reunión mantenida hace unos días con el sector empresarial, los mandos policiales mostraron su compromiso de intensificar el dispositivo de seguridad en la zona. La respuesta, en la noche Halloween, fue un despliegue con casi 250 agentes entre ambos cuerpos policiales.
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La banda del patinete: 30 jóvenes coordinados para cometer robos en el Centro | Diario Sur
Policía Nacional y Local siguen los pasos de este grupo organizado, que suele actuar en el entorno de los bares de copas, donde aprovechan las aglomeraciones en el horar
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La banda del patinete: 30 jóvenes coordinados para cometer robos en el Centro
Policía Nacional y Local siguen los pasos de este grupo organizado, que suele actuar en el entorno de los bares de copas, donde aprovechan las aglomeraciones en el horario de cierre
JUAN CANOMálagaALVARO FRÍASMiércoles, 3 noviembre 2021, 00:28
19
Se le conoce como la banda del patinete porque algunos de sus miembros utilizan este medio para desplazarse y, sobre todo, para escapar de los robos que cometen. Es -así lo considera la policía- un grupo organizado integrado por unos 30 jóvenes que está haciendo estragos en el Centro.
A la banda se le atribuye, en gran medida, el aumento de hurtos en el entorno de los bares de copas y las discotecas, aunque también de los negocios de restauración. No en vano, los empresarios han trasladado su preocupación al alcalde de Málaga y a los mandos policiales.
El modus operandi es siempre el mismo. Se dividen en grupúsculos y se reparten zonas del Centro -calles concretas- para llevar a cabo «acciones coordinadas». Principalmente, de jueves a domingo. Buscan los lugares -locales de moda- y momentos -el horario de cierre- donde se produce una mayor concentración de público, lo que les ayuda a pasar inadvertidos.
Los agentes de la Policía Nacional y de la Local tienen bien estudiados sus movimientos. Escogen las víctimas más propicias: jóvenes ebrios, con frecuencia extranjeros, que se descuidan a la hora de vigilar sus pertenencias, y les intentan sustraer el teléfono móvil o la cartera.
Por lo general, cometen hurtos (es decir, robos al descuido), pero según las fuentes consultadas no dudan en emplear la violencia si su objetivo ofrece resistencia; a veces, estas situaciones desembocan, por extensión, en peleas entre grupos de jóvenes. En algunos casos se ha comprobado que van armados con pinchos con los que intimidan a sus víctimas.
Al parecer, llegan a registrar a personas tiradas en el suelo en evidente estado de embriaguez. De hecho, hace un par de semanas, una patrulla sorprendió a dos de ellos cuando sustraían al descuido el teléfono móvil a un joven que estaba tumbado borracho sobre la acera. También se han registrado algunos casos -más aislados- de tocamientos a chicas.
«La mayoría reacciona con insolencia y hasta con cierta chulería cuando los sorprendes, porque han aprendido que no les va a pasar nada si los pilla la policía. Impunidad, esa es la clave», insiste un agente que ya ha actuado en varias ocasiones con algunos de ellos.
No en vano, tanto la Policía Local como la Nacional han detenido en varias ocasiones a algunos de sus miembros, pero «quedan una y otra vez en libertad» tras pasar a disposición judicial por la levedad de los delitos. A ello se une la imposibilidad de expulsarlos (son extranjeros, casi todos magrebíes) debido a la esa época en el 2020 de la que yo le hablo y el cierre de fronteras de jovenlandia.
La policía tiene identificados a la mayoría de sus integrantes. Son unos 30 jóvenes que, al parecer, actúan bajo la coordinación de un individuo «más alto y fuerte que el resto», apuntan las fuentes consultadas. Suelen pernoctar en edificios o casas abandonadas del Centro, donde esconden los efectos robados instantes después de cometer los hurtos. Al constituir jovenlandesada, los policías sólo pueden entrar allí con una orden judicial.
Porque ese es otro rasgo que los diferencia. Tras el robo, el botín sustraído cambia rápidamente de manos para que, en el supuesto de que los sorprenda una actuación policial, los agentes no consigan recuperar los artículos, lo que además dificulta la posibilidad de imputarles el hurto si no hay testigos o imágenes de cámaras.
Consultado al respecto, el presidente de la asociación Málaga de Noche, el empresario Juan Rambla, confirmó la preocupación de su sector y también del de la restauración. «Tenemos que evitar esta situación y, sobre todo, impedir que vaya a más», subrayó.
El empresario explicó que han solicitado tanto a la Policía Nacional como a la Local que se refuerce la vigilancia en las calles, con efectivos de uniforme y de paisano, para que al menos se sientan «más incómodos».
En una reunión mantenida hace unos días con el sector empresarial, los mandos policiales mostraron su compromiso de intensificar el dispositivo de seguridad en la zona. La respuesta, en la noche Halloween, fue un despliegue con casi 250 agentes entre ambos cuerpos policiales.