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Después de las experiencias fotográficas que los foreros tuvieron a bien regalarnos anoche, una ha tenido la necesidad de entregar algo a cambio (y no, lo siento, no van a ser fotografías). En lugar de fotos, voy a brindar conocimientos (ya me lo agradecereis despues). Como el tema ayer giró en torno a los centímetros, yo cual Agatha Ruiz de la Prada me he dispuesto a vestir de fantasía y tonalidad vuestras mentes (no volvais a ser malpensados) de forma que tanto bueno, además de tener un fondo estupendo, esté primorosamente presentado. ¿O no cobra Adría un pastón por un suspiro de espuma de erizo? Pues en este caso, que hay más materia prima...
Espoleada por su afán de conocimientos, esta forera se ha puesto el gorro de Eva Jones (lo de Jones vendría por Indiana, aunque Bridget también vale, sobre todo por lo del ojo ciego... pero en fin, dejemos el tema que me disgrego...). Lo que quería decir es que he buceado por todo tipo de páginas de internet, ajena al peligro y al fin he traído (no sin ciertas dificultades informáticas) este
MANUAL DE KOKIGAMI PARA TORPES
Punto 1.- Antecedentes y definiciones.
Como definición, si el Origami es el arte de hacer figuritas de papel, el Kokigami es el arte de hacer figuritas de papel para el miembro viril. Esta costumbre arrancó hacía el siglo VII en Japón, cuando los aristócratas se envolvían el miembro viril a modo de regalo con sedas y lazos para que su amante lo fuera desenvolviendo lentamente (chicos, lo siento pero esto NO es una idea para cuando olvidáis el aniversario. Lo de recordarlo cinco minutos antes y envolverlo en una venda del botiquín no va a funcionar). De ahí se pasó al papel de seda, mucho más suave y que exigía una manipulación más delicada para no romperlo (el papel), aunque no fue hasta el siglo XVIII cuando con la bajada del precio del papel, el kokigami se popularizó en todos los estratos sociales. Más tarde la costumbre derivó en dar forma a una especie de disfraces para el miembro viril, que se usan en los prolegómenos del sesso para representar una pequeña función de teatro en el cual los actores asumen el rol del disfraz que portan (oye, hay gustos para todo).
Punto 2.- Preliminares.
En mi cansina búsqueda por internet me he encontrado con algunas páginas e incluso con un libro que acerca este... ¿arte? ¿pasatiempo?¿costumbre erótica? (en fin, elegid la que queráis) al modo de vista occidental. Revisando su página una (uno) se da cuenta de que si quiere iniciarse en el kokigami (diversiones más raras hay para una aburrida tarde de sábado) hay que tener en cuenta una serie de nociones básicas:
-Lo primero, la talla. Sí, vale que ya estemos hablando de tamaño, pero si nos metemos en el arte del vestido, no hay más remedio. Digo yo que será necesario que el disfraz “ajuste”. Afortunadamente, los autores de este post al que auguro yo un brillante futuro, nos hacen la vida más fácil y ponen en su página web una hermosa a la par que sencilla plantilla en la que todo interesado puede tomar las correspondientes medidas para que todo quede en su sitio. Como puede verse, hay tres tallas y tres medias tallas para llegar a todos los tamaños. Un inciso importante: los autores recomiendan “presionar el órgano firmemente contra la pantalla sobre la plantilla para acertar en la talla”. Mucho cuidado, no vaya a ser que alguno se electrocute. Alternativamente también se puede usar unos círculos para ajustarla. Yo personalmente recomendaría la visualización directa como mejor método. No, del propio interesado, no, ya sabemos que todo el mundo tiene un órgano de treinta centímetros (una digresión que se me ocurre: ¿Cómo es posible que se diga que mirar algo desde arriba hace que se vea más pequeño por una de las leyes de la perspectiva y en cambio en este caso, todo poseedor de este apéndice es francamente optimista en cuanto a las sus medidas?... Falta de adecuación entre los deseos y la realidad, supongo. Que alguien me lo explique). Lo más conveniente es utilizar a algún voluntario para ajustar ópticamente la talla (o de manera manual, eso a gusto del consumidor), a poder ser el que va a ser beneficiario/a de semejante prodigio (una alternativa para jugadores solitarios sería pedir la opinión del vecino/a del tercero... lo que puede dar lugar a todo tipo de nuevas relaciones vecinales... será por ideas...)
- Una vez tenemos claro lo de la talla, vamos al diseño propiamente dicho. Uno puede sacar su lado lúdico (o si se es muy bueno en técnico, el de delineante de tercero) y ponerse a crear su propio y fascinante disfraz... sin embargo, para el resto de aventureros que van a tiro hecho, en esta misma página hay varios patrones ya dispuestos: el calamar y la polilla (lo del calamar lo entiendo... hay que ver lo de calamares gigantes que hay por ahí... sin embargo, lo de la polilla... en fin, me parece un bicho francamente diminuto, pero bueno, de todo debe haber en la viña del señor... seguro que también tiene su encanto...), pero hay más: el caballo (que quedaría algo como así:
, el OVNI... cada uno puede encontrar su alter ego...así que sólo hay que imprimirlos, recortarlos y montarlos. Más fácil, imposible.
Punto 3.- Metidos en harina.
Ya tenemos nuestro Koki (así se llama al disfraz) y ardemos (espero que sólo metafóricamente) en deseos de usarlo. ¿Y ahora qué?
Pues ahora viene la parte más divertida del asunto... en teoría, el Koki se utiliza exactamente como cualquier vestuario en una obra de teatro: es decir, sirve para ponerse en situación. En los dos ejemplos arriba utilizados, la tradición sugiere diálogos como estos:
“La polilla (moviendo sus alas –glubs- delicadamente): - Me vuelve loco tu brillo. Deja que me inunde en la luminosidad de tu maravillosa luz”
“La llama: - El calor alimenta mi luz. Ten cuidado de que este no queme tus alas al acercarte...”
(Vamos, el cuento de la polilla y la llama de toda la vida... por favor, no me pidáis que repita los diálogos...hay cosas que un alma cándida no puede soportar mucho tiempo).
Alternativamente, yo aconsejaría utilizar otros modelos y situaciones más modernas (hay que ser divertidos, si, pero cualquiera aguanta la compostura con semejantes diálogos). Papeles como el de Caperucita y el Lobo, el niño que se perdió en la gruta, Romeo y Julieta... Para una orgía a lo mejor una versión de Siete novias para siete hermanos, para una gang-bang el de Blanca Nieves y los enanitos...en fin, la imaginación al poder...
Punto 3.- ¿Y ahora qué hago yo con esto?
No, no me refiero con cualquier estado físico al que se haya llegado por la ejecución de los diversos puntos anteriormente citados (la forera aquí no se hace responsable de cualquier daño causado a los seguidores de este manual). Me refiero al hecho de que si a uno le ha gustado la experiencia y si el Koki no ha quedado en mal estado, posiblemente queramos volver a usarlo sin tener que fabricarlo otra vez... Bueno, aparte de cómo centro de mesa (que queda francamente original, y seguro que da conversación en la próxima visita de los suegros), digo yo que puede usarse como móvil inocente o colocado en cualquier estantería, como decoración exótica (y eso también da para que cuando tengamos varios, podamos elegir el que queramos, casi como una sex shop casera). En fin.
Punto 4.- Algunas preguntas sobre el tema.
Claro siempre llega el turno de preguntas y respuestas, para los indecisos. Algunas de las que se me ocurren son: ¿Cómo sé que mi miembro viril quiere llevar un disfraz?" (Claro, pregunta candente donde las haya. Ya sabemos todos que "el hermanito pequeño" tiene vida y gustos propios, y tampoco es cuestión de disgustarlo -ya sabemos todos en qué termina eso-), y mi respuesta sería"¿Cómo sabes que tu miembro viril no quiere llevarlo..?" (Y no, no soy gallega)
"¿Me podré hace daño cuando me lo quite?" Pues yo creo que depende de la pasión y pericia del/la contrincante... aconsejo de todas formas no hacer los diseños en papel de lija, por si las moscas...
"Mi impresora no da la talla, todos los modelos me los hace pequeños" Ehhh... se tenía que notar el nivel de estos foreros... pues vaya usted a una copistería industrial, buen hombre... o haga el diseño en una cartulina de las de medio metro... ains... que hay que decirlo todo...
En fín, todo un abanico de posiblilidades, que van desde jugar a los médicos a aquellos que quieren que les digan:"Ven acá p´acá, supermán mio..."
¿Alguna pregunta más? ¿No?... Es que yo cobro por horas y ya llega el tiempo del break y esas cosas...
Punto 5 (y final).- Algunos testimonios de usuarios complacidos.
Por supuesto, cualquier manual que se precie lleva al final un puñado de testimonios de personas humanas que han llevado estos sabios consejos a la práctica y han quedado complacidos. Echando mano otra vez a los del famosos libro (no, aún no me lo he comprado), extraigo unos cuantos, como la de la mujer que agradece a los autores sus desvelos, porque gracias a ellos ha superado la aversión que sufría hacia el sesso masculino (¡!), pasando por el de otra mujer que asegura que el preferido de su marido es el del coche de bomberos (con escalera y todo, ay esos fuegos que hay que apagar), y el mejor de todos para mi gusto, el que relata que su preferido era el de calamar... hasta que sufrió un pequeño accidente, porque también fue el preferido de su gato, que atraído por los colores y el diseño, se lanzó hacia el actor principal formando parte de la obra como espontáneo... (prefiero no investigar sobre cómo quedó el actor tras el salto del gatito... hay prados donde es mejor no meterse).
En fin que ya sabéis lo que se puede hacer la próxima tarde lluviosa con un rotulador, una cartulina y unas tijeras...
(Por supuesto, agradecimientos: en este enlace, con todas las plantillas, dibujos y diálogos para alegrar vuestras noches aburridas y sobre todo, este libro, que ha sido una auténtica inspiración).
Espoleada por su afán de conocimientos, esta forera se ha puesto el gorro de Eva Jones (lo de Jones vendría por Indiana, aunque Bridget también vale, sobre todo por lo del ojo ciego... pero en fin, dejemos el tema que me disgrego...). Lo que quería decir es que he buceado por todo tipo de páginas de internet, ajena al peligro y al fin he traído (no sin ciertas dificultades informáticas) este
MANUAL DE KOKIGAMI PARA TORPES
Punto 1.- Antecedentes y definiciones.
Como definición, si el Origami es el arte de hacer figuritas de papel, el Kokigami es el arte de hacer figuritas de papel para el miembro viril. Esta costumbre arrancó hacía el siglo VII en Japón, cuando los aristócratas se envolvían el miembro viril a modo de regalo con sedas y lazos para que su amante lo fuera desenvolviendo lentamente (chicos, lo siento pero esto NO es una idea para cuando olvidáis el aniversario. Lo de recordarlo cinco minutos antes y envolverlo en una venda del botiquín no va a funcionar). De ahí se pasó al papel de seda, mucho más suave y que exigía una manipulación más delicada para no romperlo (el papel), aunque no fue hasta el siglo XVIII cuando con la bajada del precio del papel, el kokigami se popularizó en todos los estratos sociales. Más tarde la costumbre derivó en dar forma a una especie de disfraces para el miembro viril, que se usan en los prolegómenos del sesso para representar una pequeña función de teatro en el cual los actores asumen el rol del disfraz que portan (oye, hay gustos para todo).
Punto 2.- Preliminares.
En mi cansina búsqueda por internet me he encontrado con algunas páginas e incluso con un libro que acerca este... ¿arte? ¿pasatiempo?¿costumbre erótica? (en fin, elegid la que queráis) al modo de vista occidental. Revisando su página una (uno) se da cuenta de que si quiere iniciarse en el kokigami (diversiones más raras hay para una aburrida tarde de sábado) hay que tener en cuenta una serie de nociones básicas:
-Lo primero, la talla. Sí, vale que ya estemos hablando de tamaño, pero si nos metemos en el arte del vestido, no hay más remedio. Digo yo que será necesario que el disfraz “ajuste”. Afortunadamente, los autores de este post al que auguro yo un brillante futuro, nos hacen la vida más fácil y ponen en su página web una hermosa a la par que sencilla plantilla en la que todo interesado puede tomar las correspondientes medidas para que todo quede en su sitio. Como puede verse, hay tres tallas y tres medias tallas para llegar a todos los tamaños. Un inciso importante: los autores recomiendan “presionar el órgano firmemente contra la pantalla sobre la plantilla para acertar en la talla”. Mucho cuidado, no vaya a ser que alguno se electrocute. Alternativamente también se puede usar unos círculos para ajustarla. Yo personalmente recomendaría la visualización directa como mejor método. No, del propio interesado, no, ya sabemos que todo el mundo tiene un órgano de treinta centímetros (una digresión que se me ocurre: ¿Cómo es posible que se diga que mirar algo desde arriba hace que se vea más pequeño por una de las leyes de la perspectiva y en cambio en este caso, todo poseedor de este apéndice es francamente optimista en cuanto a las sus medidas?... Falta de adecuación entre los deseos y la realidad, supongo. Que alguien me lo explique). Lo más conveniente es utilizar a algún voluntario para ajustar ópticamente la talla (o de manera manual, eso a gusto del consumidor), a poder ser el que va a ser beneficiario/a de semejante prodigio (una alternativa para jugadores solitarios sería pedir la opinión del vecino/a del tercero... lo que puede dar lugar a todo tipo de nuevas relaciones vecinales... será por ideas...)
- Una vez tenemos claro lo de la talla, vamos al diseño propiamente dicho. Uno puede sacar su lado lúdico (o si se es muy bueno en técnico, el de delineante de tercero) y ponerse a crear su propio y fascinante disfraz... sin embargo, para el resto de aventureros que van a tiro hecho, en esta misma página hay varios patrones ya dispuestos: el calamar y la polilla (lo del calamar lo entiendo... hay que ver lo de calamares gigantes que hay por ahí... sin embargo, lo de la polilla... en fin, me parece un bicho francamente diminuto, pero bueno, de todo debe haber en la viña del señor... seguro que también tiene su encanto...), pero hay más: el caballo (que quedaría algo como así:
Punto 3.- Metidos en harina.
Ya tenemos nuestro Koki (así se llama al disfraz) y ardemos (espero que sólo metafóricamente) en deseos de usarlo. ¿Y ahora qué?
Pues ahora viene la parte más divertida del asunto... en teoría, el Koki se utiliza exactamente como cualquier vestuario en una obra de teatro: es decir, sirve para ponerse en situación. En los dos ejemplos arriba utilizados, la tradición sugiere diálogos como estos:
“La polilla (moviendo sus alas –glubs- delicadamente): - Me vuelve loco tu brillo. Deja que me inunde en la luminosidad de tu maravillosa luz”
“La llama: - El calor alimenta mi luz. Ten cuidado de que este no queme tus alas al acercarte...”
(Vamos, el cuento de la polilla y la llama de toda la vida... por favor, no me pidáis que repita los diálogos...hay cosas que un alma cándida no puede soportar mucho tiempo).
Alternativamente, yo aconsejaría utilizar otros modelos y situaciones más modernas (hay que ser divertidos, si, pero cualquiera aguanta la compostura con semejantes diálogos). Papeles como el de Caperucita y el Lobo, el niño que se perdió en la gruta, Romeo y Julieta... Para una orgía a lo mejor una versión de Siete novias para siete hermanos, para una gang-bang el de Blanca Nieves y los enanitos...en fin, la imaginación al poder...
Punto 3.- ¿Y ahora qué hago yo con esto?
No, no me refiero con cualquier estado físico al que se haya llegado por la ejecución de los diversos puntos anteriormente citados (la forera aquí no se hace responsable de cualquier daño causado a los seguidores de este manual). Me refiero al hecho de que si a uno le ha gustado la experiencia y si el Koki no ha quedado en mal estado, posiblemente queramos volver a usarlo sin tener que fabricarlo otra vez... Bueno, aparte de cómo centro de mesa (que queda francamente original, y seguro que da conversación en la próxima visita de los suegros), digo yo que puede usarse como móvil inocente o colocado en cualquier estantería, como decoración exótica (y eso también da para que cuando tengamos varios, podamos elegir el que queramos, casi como una sex shop casera). En fin.
Punto 4.- Algunas preguntas sobre el tema.
Claro siempre llega el turno de preguntas y respuestas, para los indecisos. Algunas de las que se me ocurren son: ¿Cómo sé que mi miembro viril quiere llevar un disfraz?" (Claro, pregunta candente donde las haya. Ya sabemos todos que "el hermanito pequeño" tiene vida y gustos propios, y tampoco es cuestión de disgustarlo -ya sabemos todos en qué termina eso-), y mi respuesta sería"¿Cómo sabes que tu miembro viril no quiere llevarlo..?" (Y no, no soy gallega)
"¿Me podré hace daño cuando me lo quite?" Pues yo creo que depende de la pasión y pericia del/la contrincante... aconsejo de todas formas no hacer los diseños en papel de lija, por si las moscas...
"Mi impresora no da la talla, todos los modelos me los hace pequeños" Ehhh... se tenía que notar el nivel de estos foreros... pues vaya usted a una copistería industrial, buen hombre... o haga el diseño en una cartulina de las de medio metro... ains... que hay que decirlo todo...
En fín, todo un abanico de posiblilidades, que van desde jugar a los médicos a aquellos que quieren que les digan:"Ven acá p´acá, supermán mio..."
¿Alguna pregunta más? ¿No?... Es que yo cobro por horas y ya llega el tiempo del break y esas cosas...
Punto 5 (y final).- Algunos testimonios de usuarios complacidos.
Por supuesto, cualquier manual que se precie lleva al final un puñado de testimonios de personas humanas que han llevado estos sabios consejos a la práctica y han quedado complacidos. Echando mano otra vez a los del famosos libro (no, aún no me lo he comprado), extraigo unos cuantos, como la de la mujer que agradece a los autores sus desvelos, porque gracias a ellos ha superado la aversión que sufría hacia el sesso masculino (¡!), pasando por el de otra mujer que asegura que el preferido de su marido es el del coche de bomberos (con escalera y todo, ay esos fuegos que hay que apagar), y el mejor de todos para mi gusto, el que relata que su preferido era el de calamar... hasta que sufrió un pequeño accidente, porque también fue el preferido de su gato, que atraído por los colores y el diseño, se lanzó hacia el actor principal formando parte de la obra como espontáneo... (prefiero no investigar sobre cómo quedó el actor tras el salto del gatito... hay prados donde es mejor no meterse).
En fin que ya sabéis lo que se puede hacer la próxima tarde lluviosa con un rotulador, una cartulina y unas tijeras...
(Por supuesto, agradecimientos: en este enlace, con todas las plantillas, dibujos y diálogos para alegrar vuestras noches aburridas y sobre todo, este libro, que ha sido una auténtica inspiración).
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