david53
Madmaxista
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Activistas israelíes del Movimiento BDS afrontan un proceso legal en Berlín debido a un activismo antisionista muy controvertido por cuestiones históricas
https://www.ecestaticos.com/imagestatic/clipping/365/c02/365c0251a0543687d0db0caff2a17dab/alubio*s-pero-acusados-de-antisemitismo-en-alemania-por-apoyar-el-boicot-a-israel.jpg?mtime=1549989868Ronnie Barkan, Stavit Sinai y Majed Abusalama, los activistas acusados. (A. Jerez)
“Los alemanes tienen que madurar, tienen que pasar página. Ya es hora de que dejen de apoyar a aquellos que están cometiendo crímenes contra la humanidad. Si aprendieron algo del Holocausto, entonces tendrían que saber que hoy deben apoyar los derechos de los palestinos”.
Decir una frase así en público no es un paso sencillo en Alemania. La sombra de los crímenes cometidos por el nacionalsocialismo y del Holocausto sigue marcando la vida política del país, y condicionando las opiniones públicas sobre Israel. Las críticas contra el Estado fundado en 1948 y que debía convertirse en el lugar seguro para los judíos del mundo, pueden tornarse rápidamente en acusaciones de antisemitismo todavía hoy en Alemania, más de 70 décadas después del fin de la Segunda Guerra Mundial y de la derrota del hitlerismo.
El autor del párrafo que abre este artículo es, sin embargo, Ronnie Barkan, judío, israelí y activista del Movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS, en sus siglas en inglés), una campaña global que desde hace más de una década intenta presionar a la comunidad internacional para acabar con lo que considera un "sistema de apartheid" levantado por el Estado de Israel contra todos aquellos de sus ciudadanos no judíos y, especialmente, contra los palestinos de los territorios ocupados y en la diáspora.
Ronnie no puede evitar dibujar una sonrisa ante la siguiente pregunta: ¿se puede ser judío y antisemita? El movimiento BDS se enfrenta desde hace tiempo a ese tipo de acusaciones en Alemania por su activismo y denuncia de las operaciones del ejército israelí y la ocupación de Cisjordania o el bloqueo de la Franja de Gaza. El BDS es especialmente controvertido en Alemania por las asociaciones psicológicas entre su campaña y el boicot puesto en marcha por los nazis con su llegada al poder en 1933 bajo el lema “No compres a judíos”. La Oficina de Defensa de la Constitución de la ciudad-Estado de Berlín incluso incluyó al BDS en su capítulo dedicado al antisemitismo después de que sus activistas boicoteasen con éxito un festival de música cofinanciado por la embajada israelí en la capital alemana.
“El sionismo es claramente supremacista, racista, ultranacionalista; tiene las características más horribles. No hay una versión jovenlandesal del mismo. La campaña de BDS está dirigida contra cualquier forma de racismo, incluyendo el sionismo y el antisemitismo”, asegura Ronnie en conversación con El Confidencial. Este activista de 42 años decidió abandonar Israel por considerar irresponsable seguir viviendo en su país natal ante la actual situación. Tras pasar por Italia, decidió establecerse en Berlín. Pero, ¿por qué Alemania?
“Este el último bastión para el sionismo, la última frontera. Ello tiene que ver con una 'razón de Estado' que va incluso más allá de la ley y establece que la existencia del Estado de Alemania está intrínsecamente relacionada con la defensa del Estado de Israel, sin entender qué está ocurriendo realmente. Por eso, cualquier crítica al sionismo o al Estado de Israel es entendida como una crítica a Alemania. Incluso una crítica a la ocupación de territorios palestinos, que en realidad es el síntoma del problema, o de los mismos asentamientos israelíes en esos territorios, es motivo suficiente para ser blanco de acusaciones de antisemitismo. Estas son herramientas muy efectivas para negar cualquier tipo de voz crítica con Israel”.
Hombres palestinos cruzan por el puesto de control de Qalandia cerca de Ramala, Cisjordania, en abril de 2017. (Reuters)
"Alemania no puede fijar los límites"
Stavit Sinai asiente ante cada una de las frases de Ronnie. Ella también es judía, israelí y antisionista. Esta académica y activista del movimiento BDS residente en Alemania desde años no da crédito a las acusaciones de antisemitismo y antijudaísmo a las que tiene que hacer frente en un país que, paradójicamente, asegura querer defender los derechos de su país natal y su pueblo: “Como hija de una familia superviviente del Holocausto no aceptaría ningún dictado de nadie sobre cómo formular mis ideas políticas ni tampoco me siento obligada a pedir permiso para expresar mi opinión. No creo que la sociedad alemana esté en disposición de establecer cuáles son los límites de la discusión”, sentencia Stavit.
En las artículos y reportajes publicados por medios alemanes es fácil leer acusaciones veladas de antisemitismo contra el BDS. Sin embargo, rara vez se menciona la condición judía de algunos de sus activistas ni su origen israelí. “Ser judío, israelí y denunciar de forma no violenta en Alemania el apartheid que aplica nuestro país hace muy difícil que nos acusen de antisemitismo”, razona Ronnie sobre esos silencios mediáticos.
El debate sobre si Israel ha establecido un sistema de apartheid, de segregación por etnia y religión tanto en los territorios palestinos como dentro de sus propias fronteras, no es nuevo. En 2017, un informe realizado por encargo de Naciones Unidas concluyó sin reservas que Israel había erigido un sistema de segregación basándose “en las mismas leyes y principios internacionales de los Derechos Humanos que rechazan el antisemitismo”. “Ningún Estado está exento de cumplir las normas y reglas recogidas en la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas Formas de Discriminación Racial. (…) El fortalecimiento de ese cuerpo de la legislación internacional sólo puede beneficiar a todos aquellos grupos que han sufrido históricamente discriminación, dominación y persecución, incluyendo a los judíos”, concluía el informe.
Judíos acusados de antisemitismo en Alemania por apoyar el boicot a Israel
https://www.ecestaticos.com/imagestatic/clipping/365/c02/365c0251a0543687d0db0caff2a17dab/alubio*s-pero-acusados-de-antisemitismo-en-alemania-por-apoyar-el-boicot-a-israel.jpg?mtime=1549989868Ronnie Barkan, Stavit Sinai y Majed Abusalama, los activistas acusados. (A. Jerez)
“Los alemanes tienen que madurar, tienen que pasar página. Ya es hora de que dejen de apoyar a aquellos que están cometiendo crímenes contra la humanidad. Si aprendieron algo del Holocausto, entonces tendrían que saber que hoy deben apoyar los derechos de los palestinos”.
Decir una frase así en público no es un paso sencillo en Alemania. La sombra de los crímenes cometidos por el nacionalsocialismo y del Holocausto sigue marcando la vida política del país, y condicionando las opiniones públicas sobre Israel. Las críticas contra el Estado fundado en 1948 y que debía convertirse en el lugar seguro para los judíos del mundo, pueden tornarse rápidamente en acusaciones de antisemitismo todavía hoy en Alemania, más de 70 décadas después del fin de la Segunda Guerra Mundial y de la derrota del hitlerismo.
El autor del párrafo que abre este artículo es, sin embargo, Ronnie Barkan, judío, israelí y activista del Movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS, en sus siglas en inglés), una campaña global que desde hace más de una década intenta presionar a la comunidad internacional para acabar con lo que considera un "sistema de apartheid" levantado por el Estado de Israel contra todos aquellos de sus ciudadanos no judíos y, especialmente, contra los palestinos de los territorios ocupados y en la diáspora.
Ronnie no puede evitar dibujar una sonrisa ante la siguiente pregunta: ¿se puede ser judío y antisemita? El movimiento BDS se enfrenta desde hace tiempo a ese tipo de acusaciones en Alemania por su activismo y denuncia de las operaciones del ejército israelí y la ocupación de Cisjordania o el bloqueo de la Franja de Gaza. El BDS es especialmente controvertido en Alemania por las asociaciones psicológicas entre su campaña y el boicot puesto en marcha por los nazis con su llegada al poder en 1933 bajo el lema “No compres a judíos”. La Oficina de Defensa de la Constitución de la ciudad-Estado de Berlín incluso incluyó al BDS en su capítulo dedicado al antisemitismo después de que sus activistas boicoteasen con éxito un festival de música cofinanciado por la embajada israelí en la capital alemana.
“El sionismo es claramente supremacista, racista, ultranacionalista; tiene las características más horribles. No hay una versión jovenlandesal del mismo. La campaña de BDS está dirigida contra cualquier forma de racismo, incluyendo el sionismo y el antisemitismo”, asegura Ronnie en conversación con El Confidencial. Este activista de 42 años decidió abandonar Israel por considerar irresponsable seguir viviendo en su país natal ante la actual situación. Tras pasar por Italia, decidió establecerse en Berlín. Pero, ¿por qué Alemania?
“Este el último bastión para el sionismo, la última frontera. Ello tiene que ver con una 'razón de Estado' que va incluso más allá de la ley y establece que la existencia del Estado de Alemania está intrínsecamente relacionada con la defensa del Estado de Israel, sin entender qué está ocurriendo realmente. Por eso, cualquier crítica al sionismo o al Estado de Israel es entendida como una crítica a Alemania. Incluso una crítica a la ocupación de territorios palestinos, que en realidad es el síntoma del problema, o de los mismos asentamientos israelíes en esos territorios, es motivo suficiente para ser blanco de acusaciones de antisemitismo. Estas son herramientas muy efectivas para negar cualquier tipo de voz crítica con Israel”.
"Alemania no puede fijar los límites"
Stavit Sinai asiente ante cada una de las frases de Ronnie. Ella también es judía, israelí y antisionista. Esta académica y activista del movimiento BDS residente en Alemania desde años no da crédito a las acusaciones de antisemitismo y antijudaísmo a las que tiene que hacer frente en un país que, paradójicamente, asegura querer defender los derechos de su país natal y su pueblo: “Como hija de una familia superviviente del Holocausto no aceptaría ningún dictado de nadie sobre cómo formular mis ideas políticas ni tampoco me siento obligada a pedir permiso para expresar mi opinión. No creo que la sociedad alemana esté en disposición de establecer cuáles son los límites de la discusión”, sentencia Stavit.
En las artículos y reportajes publicados por medios alemanes es fácil leer acusaciones veladas de antisemitismo contra el BDS. Sin embargo, rara vez se menciona la condición judía de algunos de sus activistas ni su origen israelí. “Ser judío, israelí y denunciar de forma no violenta en Alemania el apartheid que aplica nuestro país hace muy difícil que nos acusen de antisemitismo”, razona Ronnie sobre esos silencios mediáticos.
El debate sobre si Israel ha establecido un sistema de apartheid, de segregación por etnia y religión tanto en los territorios palestinos como dentro de sus propias fronteras, no es nuevo. En 2017, un informe realizado por encargo de Naciones Unidas concluyó sin reservas que Israel había erigido un sistema de segregación basándose “en las mismas leyes y principios internacionales de los Derechos Humanos que rechazan el antisemitismo”. “Ningún Estado está exento de cumplir las normas y reglas recogidas en la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas Formas de Discriminación Racial. (…) El fortalecimiento de ese cuerpo de la legislación internacional sólo puede beneficiar a todos aquellos grupos que han sufrido históricamente discriminación, dominación y persecución, incluyendo a los judíos”, concluía el informe.
Judíos acusados de antisemitismo en Alemania por apoyar el boicot a Israel