Habla del desprecio por parte del analista político en medios de comunicación al ciudadano abstencionista, la interpretación mentirosa, y digo mentira porque es un error que se comete y se tras*mite voluntariamente, de que el abstencionista es un pasota, un mal ciudadano, poco comprometido con la sociedad que le rodea y al que la democracia le viene grande, ese politólogo a sueldo que justifica la abstención si llueve, porque el mal tiempo ha dejado a algunos en su casa y, si hace buen tiempo, porque han preferido quedarse en la playa. Dice de Prada, con buen criterio, que el abstencionista posiblemente sea el que más ha pensado y valorado que decisión debe tomar en unas elecciones, mucho más que el que vota al PP, PSOE, VOX o Sumar. A mi no me cabe duda.