Obsérvese la clase, el señorio, la seriedad, el rigor profesional trufado de fatalismo, escepticismo premonitorio, y aderezado todo ello con la precisión intelectual del necio que está convencido de que moderación y libertad de expresión son categorías mutuamente excluyentes y que necesariamente hay que elegir una en detrimento de la otra.
Cuando alguien se pregunta por el motivo real del...