Las torpezas de Rabat disparan las protestas en el Rif. Noticias de Mundo| El Confidencial
Los rifeños responden a las acusaciones de las autoridades, que despliegan al Ejército en Alhucemas, con una huelga general. Los activistas intentan recabar apoyos internacionales.
Por enésima vez Alhucemas, la ciudad en el corazón del Rif, se echaba a la calle este jueves para protestar por su marginación, pero su reivindicación fue precedida de una huelga general masivamente secundada por la población de esta región costera y montañosa del norte de jovenlandia donde viven algo menos del 10% de los 4,5 millones de rifeños.
El descontento de los rifeños no ceja desde finales de octubre y alguna que otra torpeza del Gobierno jovenlandés ha contribuido a reactivarlo. El ministro del Interior, Abdelouafi Laftit, convocó el domingo por la noche a los seis partidos de la coalición gubernamental para informarles de la situación en el Rif. Al término de la reunión publicaron un comunicado que añadió leña al fuego a una situación ya de por sí tensa.
En él acusaban al movimiento rifeño de “promover ideas destructivas que siembran la discordia en la región”, de “instrumentalizar las reivindicaciones de los vecinos de la provincia de Alhucemas para perjudicar a la integridad territorial del Reino”, es decir de fomentar el separatismo. Esbozaban, por último, la sospecha de que las protestas son instigadas por “elementos exteriores”.
Nasser Zefzafi, de 39 años, el carismático líder que ha surgido en el Rif desde hace siete meses, tachó de “provocación” el comunicado y convocó la huelga y la manifestación de este jueves. “No somos separatistas”, afirmó Zefzafi en un vídeo que colocó en Facebook. “Formulamos reivindicaciones legítimas”, añadió, que son sobre todo de índole social, pero que incluyen la abrogación de un "dahir" (real decreto) de 1958 que militarizó el Rif para facilitar que el Ejército sofocase la sublevación de la región tras su descolonización por España.
Zefzafi no será separatista, pero en los cortejos que encabeza no hay ninguna bandera jovenlandés -alguna vez se coló brevemente una española- y sí abundan los estandartes bereberes y cada vez más los rojiblancos, con una media luna en el centro, de la efímera República del Rif (1921-1926) que presidió Abdelkrim el Khattabi.
De nada sirvió que los partidos políticos marroquíes, probablemente arrepentidos, publicaran 48 horas después otro texto mucho más matizado sobre las protestas rifeñas a las que reconocen legitimidad. El daño estaba hecho y los rifeños se prepararon para movilizarse de nuevo. Empezaron a echarse a la calle a finales de octubre tras la fin, triturado en el interior de un camión de la sarama, de Mohcin Fikri, de 31 años, un vendedor ambulante de pescado cuya mercancía había sido incautada por las autoridades y que trató de recuperar introduciéndose en el vehículo. Siete de los causantes de esta tragedia fueron condenados en abril a entre cinco y ocho meses de guandoca.
El comunicado virulento del domingo resquebrajó también la tradicional unanimidad de la pletórica coalición gubernamental que encabeza, en teoría, el Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD, islamista moderado). Nabil Andaloussi, diputado islamista por Alhucemas, criticó desde el Parlamento “el enfoque represivo que no resolverá el problema sino que lo empeorará”. El comunicado, escribió en su página de Faebook otra islamista, Amina Maelainine, vicepresidente de la cámara baja, solo “reavivará” la llama de la contestación en esa provincia.
La segunda torpeza gubernamental que ha exacerbado aún más los ánimos ha sido el envío a la provincia de Alhucemas de miles de antidisturbios, gendarmes y de soldados de las Fuerzas Armadas Reales. Si se exceptúa el Sáhara Occidental, es la primera vez desde 2005 en Ceuta y Melilla que jovenlandia recurre al Ejército para el mantenimiento del orden.
Los activistas rifeños aseguran que se han desplegado en la zona unos 25.000 hombres, uno por cada 12 habitantes adultos, algo injustificado porque hasta ahora las manifestaciones se han desarrollado sin incidentes. La cifra es imposible de comprobar, pero hay datos que llaman la atención como los campamentos levantados en barrios de las afueras como Mirador o Sabadia y la instalación de un hospital militar de campaña en la periferia de Alhucemas.
La demostración de fuerza de gendarmes y policías ha sido condenada hasta por las agrupaciones en el Rif de dos partidos de la coalición gubernamental -los islamistas del PJD y los socialistas- y por los que están en la oposición. Las fuerzas de seguridad no trataron, sin embargo, de impedir la huelga, pero sí que los vecinos de los pueblos de la provincia rifeña llegasen a la capital para engrosar la manifestación de la tarde. En los controles establecidos en las carreteras les obligaban a dar media vuelta. Algunos optaban por caminar por senderos rurales.
Interior no ha explicado los motivos de ese impresionante despliegue, pero Abdalá Boussouf, que preside un órgano gubernamental (Consejo de la Comunidad jovenlandés en el Extranjero) y tiene rango de ministro, sí lo ha hecho ante la prensa extranjera. La presencia de tantos uniformados “es normal porque Alhucemas está entre los dos enclaves ocupados de Ceuta y Melilla”, declaró, por ejemplo, el miércoles a la televisión France 24. Muchos marroquíes se mofarons de sus palabras en las redes sociales.
Los rifeños han decidido además dar un salto cualitativo a su lucha. Se esfuerzan por recabar apoyos internacionales para sus reivindicaciones.
Pierre Vermeren, profesor de historia del Magreb en París, asegura que en Europa viven unos dos millones de personas con orígenes rifeños. Los más jóvenes han creado una veintena de comités de apoyo al movimiento del Rif y se han dado cita este fin de semana en Madrid “para debatir sobre cómo podemos respaldar la lucha de nuestros hermanos desde los países europeos en los que residimos”, explica uno de los asistentes a la reunión. Paralelamente han convocado para el sábado concentraciones de protesta ante los consulados de jovenlandia en ocho países europeos.
Los responsables del Comitè Català Suport al Rif con dos miembros de la CUP.
En España los activistas rifeños se esfuerzan también por establecer contactos con las fuerzas políticas con vistas a que conozcan sus reivindicaciones y puedan darles un espaldarazo como lo consigue regularmente el Frente Polisario que aboga por la independencia del Sáhara Occidental. Parlamentos autonómicos como el catalán, el vasco, el balear, el gallego, etcétera, han aprobado a lo largo de la primavera resoluciones que instan a la Unión Europea a cumplir con la sentencia de la Corte de Justicia europea de diciembre y dejar de importar productos del Sáhara.
Hasta ahora es la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) la que se ha mostrado más proclive a estrechar lazos con los nacionalistas rifeños. Sus militantes les han acompañado en algunas de las concentraciones convocadas ante el Consulado de jovenlandia en Barcelona y las han dado a conocer a través de las redes sociales. Asmaa Aouattah, coordinadora del Comitè català de suport al Rif, intervendrá además el sábado en un acto organizado por los independentistas catalanes.
Los rifeños responden a las acusaciones de las autoridades, que despliegan al Ejército en Alhucemas, con una huelga general. Los activistas intentan recabar apoyos internacionales.
Por enésima vez Alhucemas, la ciudad en el corazón del Rif, se echaba a la calle este jueves para protestar por su marginación, pero su reivindicación fue precedida de una huelga general masivamente secundada por la población de esta región costera y montañosa del norte de jovenlandia donde viven algo menos del 10% de los 4,5 millones de rifeños.
El descontento de los rifeños no ceja desde finales de octubre y alguna que otra torpeza del Gobierno jovenlandés ha contribuido a reactivarlo. El ministro del Interior, Abdelouafi Laftit, convocó el domingo por la noche a los seis partidos de la coalición gubernamental para informarles de la situación en el Rif. Al término de la reunión publicaron un comunicado que añadió leña al fuego a una situación ya de por sí tensa.
En él acusaban al movimiento rifeño de “promover ideas destructivas que siembran la discordia en la región”, de “instrumentalizar las reivindicaciones de los vecinos de la provincia de Alhucemas para perjudicar a la integridad territorial del Reino”, es decir de fomentar el separatismo. Esbozaban, por último, la sospecha de que las protestas son instigadas por “elementos exteriores”.
Nasser Zefzafi, de 39 años, el carismático líder que ha surgido en el Rif desde hace siete meses, tachó de “provocación” el comunicado y convocó la huelga y la manifestación de este jueves. “No somos separatistas”, afirmó Zefzafi en un vídeo que colocó en Facebook. “Formulamos reivindicaciones legítimas”, añadió, que son sobre todo de índole social, pero que incluyen la abrogación de un "dahir" (real decreto) de 1958 que militarizó el Rif para facilitar que el Ejército sofocase la sublevación de la región tras su descolonización por España.
Zefzafi no será separatista, pero en los cortejos que encabeza no hay ninguna bandera jovenlandés -alguna vez se coló brevemente una española- y sí abundan los estandartes bereberes y cada vez más los rojiblancos, con una media luna en el centro, de la efímera República del Rif (1921-1926) que presidió Abdelkrim el Khattabi.
De nada sirvió que los partidos políticos marroquíes, probablemente arrepentidos, publicaran 48 horas después otro texto mucho más matizado sobre las protestas rifeñas a las que reconocen legitimidad. El daño estaba hecho y los rifeños se prepararon para movilizarse de nuevo. Empezaron a echarse a la calle a finales de octubre tras la fin, triturado en el interior de un camión de la sarama, de Mohcin Fikri, de 31 años, un vendedor ambulante de pescado cuya mercancía había sido incautada por las autoridades y que trató de recuperar introduciéndose en el vehículo. Siete de los causantes de esta tragedia fueron condenados en abril a entre cinco y ocho meses de guandoca.
El comunicado virulento del domingo resquebrajó también la tradicional unanimidad de la pletórica coalición gubernamental que encabeza, en teoría, el Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD, islamista moderado). Nabil Andaloussi, diputado islamista por Alhucemas, criticó desde el Parlamento “el enfoque represivo que no resolverá el problema sino que lo empeorará”. El comunicado, escribió en su página de Faebook otra islamista, Amina Maelainine, vicepresidente de la cámara baja, solo “reavivará” la llama de la contestación en esa provincia.
La segunda torpeza gubernamental que ha exacerbado aún más los ánimos ha sido el envío a la provincia de Alhucemas de miles de antidisturbios, gendarmes y de soldados de las Fuerzas Armadas Reales. Si se exceptúa el Sáhara Occidental, es la primera vez desde 2005 en Ceuta y Melilla que jovenlandia recurre al Ejército para el mantenimiento del orden.
Los activistas rifeños aseguran que se han desplegado en la zona unos 25.000 hombres, uno por cada 12 habitantes adultos, algo injustificado porque hasta ahora las manifestaciones se han desarrollado sin incidentes. La cifra es imposible de comprobar, pero hay datos que llaman la atención como los campamentos levantados en barrios de las afueras como Mirador o Sabadia y la instalación de un hospital militar de campaña en la periferia de Alhucemas.
La demostración de fuerza de gendarmes y policías ha sido condenada hasta por las agrupaciones en el Rif de dos partidos de la coalición gubernamental -los islamistas del PJD y los socialistas- y por los que están en la oposición. Las fuerzas de seguridad no trataron, sin embargo, de impedir la huelga, pero sí que los vecinos de los pueblos de la provincia rifeña llegasen a la capital para engrosar la manifestación de la tarde. En los controles establecidos en las carreteras les obligaban a dar media vuelta. Algunos optaban por caminar por senderos rurales.
Interior no ha explicado los motivos de ese impresionante despliegue, pero Abdalá Boussouf, que preside un órgano gubernamental (Consejo de la Comunidad jovenlandés en el Extranjero) y tiene rango de ministro, sí lo ha hecho ante la prensa extranjera. La presencia de tantos uniformados “es normal porque Alhucemas está entre los dos enclaves ocupados de Ceuta y Melilla”, declaró, por ejemplo, el miércoles a la televisión France 24. Muchos marroquíes se mofarons de sus palabras en las redes sociales.
Los rifeños han decidido además dar un salto cualitativo a su lucha. Se esfuerzan por recabar apoyos internacionales para sus reivindicaciones.
Pierre Vermeren, profesor de historia del Magreb en París, asegura que en Europa viven unos dos millones de personas con orígenes rifeños. Los más jóvenes han creado una veintena de comités de apoyo al movimiento del Rif y se han dado cita este fin de semana en Madrid “para debatir sobre cómo podemos respaldar la lucha de nuestros hermanos desde los países europeos en los que residimos”, explica uno de los asistentes a la reunión. Paralelamente han convocado para el sábado concentraciones de protesta ante los consulados de jovenlandia en ocho países europeos.
Los responsables del Comitè Català Suport al Rif con dos miembros de la CUP.
En España los activistas rifeños se esfuerzan también por establecer contactos con las fuerzas políticas con vistas a que conozcan sus reivindicaciones y puedan darles un espaldarazo como lo consigue regularmente el Frente Polisario que aboga por la independencia del Sáhara Occidental. Parlamentos autonómicos como el catalán, el vasco, el balear, el gallego, etcétera, han aprobado a lo largo de la primavera resoluciones que instan a la Unión Europea a cumplir con la sentencia de la Corte de Justicia europea de diciembre y dejar de importar productos del Sáhara.
Hasta ahora es la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) la que se ha mostrado más proclive a estrechar lazos con los nacionalistas rifeños. Sus militantes les han acompañado en algunas de las concentraciones convocadas ante el Consulado de jovenlandia en Barcelona y las han dado a conocer a través de las redes sociales. Asmaa Aouattah, coordinadora del Comitè català de suport al Rif, intervendrá además el sábado en un acto organizado por los independentistas catalanes.