david53
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La historia de un olvidado innovador empresario gallego que fue ejecutado al inicio de la Guerra Civil
IVÁN FERNÁNDEZ AMIL
06:00 · 16/1/2022
José Miñones Bernárdez. Wikipedia, la enciclopedia libre
El 18 de julio de 1936 se convertía en uno de los días más trágicos, funestos y lamentables de la historia de España. Ese día se iniciaba la Guerra Civil española. Una guerra que enfrentó a hermanos, hijo, amigos, vecinos y compañeros. Se estima que durante la contienda fallecieron más de 700.000 personas en todo el país, 200.000 de ellos víctimas de la represión de ambos bandos. En la zona sublevada se había anulado la libertad de prensa, por lo que la represión llevada a cabo por militares y milicias falangistas fue silenciada y pocas voces tenían el valor de condenar la violencia ejercida por su propio bando. En la zona republicana la represión y la violencia fue condenada por muchos, empezando por el propio presidente de la República, Manuel Azaña, quien en un discurso llegó a pedir “paz, piedad y perdón”. Entre esos cientos de miles de personas que ambos bandos asesinaron se encontraba un gallego. Un político, abogado y empresario que, sin saber muy bien porqué, acabó siendo condenado a fin. Un hombre que podría haber cambiado la historia de Galicia, y que Franco fusiló para hacerse con su imperio empresarial. Un gallego que luchó hasta su último día proclamando su inocencia: José Miñones Bernárdez.
Fosa común con 26 víctimas del bando republicano. Wikipedia, la enciclopedia libre
Pepe Miñones nacía en Corcubión, en la Costa da Morte, en la provincia de A Coruña, el 1 de mayo de 1900 y ya desde muy joven mostraba una gran inteligencia y una mentalidad revolucionaria y adelantada a su tiempo, además de tener un espíritu increíblemente progresista.
Corcubión en la década de 1930. Que pasa na costa
Durante su juventud Pepe fue un referente social en Corcubión, además de corresponsal de varios periódicos y fundador, con solo 20 años, de la revista “Nerio”. Se licenció en Profesorado Mercantil y en Derecho en Madrid y en 1928 se traslada a Úbeda en Jaen, para ponerse al frente, como Director General, de una empresa ferroviaria que había creado un año antes junto a varios bancos nacionales, y que se acabaría convirtiendo en una de las más importantes de España en su sector.
Durante su estancia en Jaén fundaría varias fábricas de harina, de jabón e incluso de refinado de aceite, así como una empresa de generación y distribución de energía eléctrica, “La Hidroeléctrica La Loma SA”. Compró además un periódico ruinoso, “La Provincia” y lo convirtió en el de mayor tirada de la provincia.
Con solo 30 años Pepe ya era consejero de al menos siete grandes empresas españolas. Su proyección parecía no tener límites.
Su experiencia en Úbeda le valió para fundar en septiembre de 1932 “Electra Popular Coruñesa”, con el objetivo de producir y suministrar electricidad a la provincia de A Coruña. La primera instalación de la empresa fue una central hidroeléctrica en Güimil, en el río Lambre, y en 1933 ya disponía en la ciudad de A Coruña de una central diésel de 1000KW de potencia instalada y otra térmica en As Pontes.
Publicidad de Electra Popular Coruñesa. ABC - Tu diario en español - ABC.es
En 1935 era nombrado director de la Compañía Ibero-Argentina de Construcciones y Subterráneos, empresa que construiría el Metro de Buenos Aires y de la que también era accionista. También creó la primera empresa española fabricante de mapas en relieve y la empresa de autocares de Ribadeo, e impulsó el desarrollo de uno de los barrios más populares de A Coruña, Ciudad Jardín.
Además de ser un visionario, un emprendedor y un empresario excepcional, Miñones inició una carrera política que le llevó a ser Diputado por Unión Republicana en las Cortes, además de ser nombrado Gobernador Civil de A Coruña en funciones en 1936.
Pepe aprovechó su relevancia política y sus tribunas en los periódicos para defender su tierra y luchar por algunos proyectos muy necesarios para revitalizar una Galicia abandonada y olvidada. Entre ellos reclamó una y otra vez el “Tren de las tres C”: Coruña-Carballo-Corcubión, defendió mejoras en la vida de los agricultores y sus derechos con la creación de cooperativas, de los puertos y las condiciones de los pescadores, luchó también por los derechos de las “palilleiras” del encaje de Camariñas, por las repoblaciones forestales de los montes y por la construcción de un puente sobre el Río Xallas en la desembocadura del Ézaro… Miñones reclamó constantemente mejoras y proyectos para una Galicia marginada por los poderes políticos y económicos de su época.
Ponte do Ézaro. La Voz de Galicia. Toda la información y última hora sobre Galicia.
Pero su extraordinaria visión empresarial, muy similar a la que se tenía en países de nuestro entorno mucho más avanzados que España, su inteligencia y su carisma, su lucha por los desfavorecidos y los más necesitados y su influyente figura, levantaron envidias, le crearon enemigos e hicieron surgir rencores. Poco a poco se fue tejiendo a su alrededor una telaraña de maldad que acabaría con su vida.
En 1936 se producía el Golpe de Estado que daría inicio a la Guerra Civil española. Pepe se encontraba aquellos día en Madrid y decidió volver a Coruña. Aunque sus amigos le decían que no se fuera y que tuviese mucho cuidado, él no tenía miedo, no había hecho nada malo. Tras llegar a la ciudad y poner sobre aviso de lo que estaba ocurriendo a la Capitanía General, se retira con su familia a su residencia de descanso, en Perillo, Oleiros. Allí fue apresado.
Tras retenerlo e interrogarlo lo soltaron. Pepe podría haber escapado, pero no lo hizo porque estaba convencido de que no le iba a pasar nada, él seguía diciendo que no había hecho nada. Pero fue detenido de nuevo y llevado a la Prisión Provincial de A Coruña junto a muchos otros. Inicialmente en su celda eran siete, después cinco y finalmente solo quedó él.
Allí fue sometido a un Consejo de Guerra esperpéntico, que sería sobreseído hasta en tres ocasiones y abierto otras tantas. Durante este proceso se realizaron acusaciones falsas contra él, como la de tras*portar armas en el tren que le había traído a A Coruña, se lanzaron bulos y se produjeron declaraciones inventadas sin prueba alguna. Todo para inculpar a Jose Miñones, al que además impusieron una multa de 1.000.000 de pesetas (6.000 euros), una fortuna en la época.
Prisión Provincial de A Coruña. La Antigua Prisión Provincial de Coruña
Finalmente era fusilado el 2 de diciembre de 1936 en el conocido como “Campo da Rata”, en A Coruña, lugar donde serían asesinadas centenares de personas por los pelotones de fusilamiento franquistas en una catástrofe colectiva que los convirtió a todos en mártires de la democracia republicana.
¿Pero por qué se fusiló realmente a Miñones?
A simple vista, todo parece indicar que acabaron con su vida porque era diputado de Unión Republicana. Pero hay más. Miñones pertenecía a la masonería, algo que podría haber sido un importante agravante. Pero no podemos olvidar los motivos económicos, posiblemente la verdadera razón de su caída.
Pepe competía tanto en los negocios como en la política con Pedro Barrié de La Maza, del que ya hablamos aquí, y que era propietario de la Fábrica del Gas y Electridad y allegado de Francisco Franco. Quizá la rivalidad empresarial con Barrié propició que el Golpe de Estado y la Guerra Civil fueran el momento idóneo para liquidar a la competencia. Y no sería descabellado, ya que en 1943 Pedro Barrié integró Electra Popular Coruñesa y su Fábrica del Gas y Electricidad en la legendaria “Fuerzas Eléctricas del Noroeste”, que sería más conocida como Fenosa, y que ostentaría durante décadas el monopolio absoluto del mercado eléctrico en Galicia.
Tres días antes de su asesinato, Jose Miñones escribía una carta a su esposa que ponía de relieve su excepcional figura: “Encauza la vida de nuestros hijitos… Apártalos de la política y si han de trabajar en negocios, frénales la imaginación, que a mí me fue perjudicial… Cuando sean mayores, explícales mi vida, con mis éxitos y fracasos, y mi calvario, para que recojan lo bueno y corrijan lo malo que yo tuviese. Acordaros de mí”.
Con la fin de Jose Miñones desaparecía un pionero, un visionario, un empresario con el que quizá Galicia podría haber sido completamente distinta a la tierra que conocemos. Desgraciadamente ya nunca lo sabremos.
Miñones junto a su familia. El Salto - Edición General
Iván Fernández Amil
IVÁN FERNÁNDEZ AMIL
06:00 · 16/1/2022
José Miñones Bernárdez. Wikipedia, la enciclopedia libre
El 18 de julio de 1936 se convertía en uno de los días más trágicos, funestos y lamentables de la historia de España. Ese día se iniciaba la Guerra Civil española. Una guerra que enfrentó a hermanos, hijo, amigos, vecinos y compañeros. Se estima que durante la contienda fallecieron más de 700.000 personas en todo el país, 200.000 de ellos víctimas de la represión de ambos bandos. En la zona sublevada se había anulado la libertad de prensa, por lo que la represión llevada a cabo por militares y milicias falangistas fue silenciada y pocas voces tenían el valor de condenar la violencia ejercida por su propio bando. En la zona republicana la represión y la violencia fue condenada por muchos, empezando por el propio presidente de la República, Manuel Azaña, quien en un discurso llegó a pedir “paz, piedad y perdón”. Entre esos cientos de miles de personas que ambos bandos asesinaron se encontraba un gallego. Un político, abogado y empresario que, sin saber muy bien porqué, acabó siendo condenado a fin. Un hombre que podría haber cambiado la historia de Galicia, y que Franco fusiló para hacerse con su imperio empresarial. Un gallego que luchó hasta su último día proclamando su inocencia: José Miñones Bernárdez.
Fosa común con 26 víctimas del bando republicano. Wikipedia, la enciclopedia libre
Pepe Miñones nacía en Corcubión, en la Costa da Morte, en la provincia de A Coruña, el 1 de mayo de 1900 y ya desde muy joven mostraba una gran inteligencia y una mentalidad revolucionaria y adelantada a su tiempo, además de tener un espíritu increíblemente progresista.
Corcubión en la década de 1930. Que pasa na costa
Durante su juventud Pepe fue un referente social en Corcubión, además de corresponsal de varios periódicos y fundador, con solo 20 años, de la revista “Nerio”. Se licenció en Profesorado Mercantil y en Derecho en Madrid y en 1928 se traslada a Úbeda en Jaen, para ponerse al frente, como Director General, de una empresa ferroviaria que había creado un año antes junto a varios bancos nacionales, y que se acabaría convirtiendo en una de las más importantes de España en su sector.
Durante su estancia en Jaén fundaría varias fábricas de harina, de jabón e incluso de refinado de aceite, así como una empresa de generación y distribución de energía eléctrica, “La Hidroeléctrica La Loma SA”. Compró además un periódico ruinoso, “La Provincia” y lo convirtió en el de mayor tirada de la provincia.
Con solo 30 años Pepe ya era consejero de al menos siete grandes empresas españolas. Su proyección parecía no tener límites.
Su experiencia en Úbeda le valió para fundar en septiembre de 1932 “Electra Popular Coruñesa”, con el objetivo de producir y suministrar electricidad a la provincia de A Coruña. La primera instalación de la empresa fue una central hidroeléctrica en Güimil, en el río Lambre, y en 1933 ya disponía en la ciudad de A Coruña de una central diésel de 1000KW de potencia instalada y otra térmica en As Pontes.
Publicidad de Electra Popular Coruñesa. ABC - Tu diario en español - ABC.es
En 1935 era nombrado director de la Compañía Ibero-Argentina de Construcciones y Subterráneos, empresa que construiría el Metro de Buenos Aires y de la que también era accionista. También creó la primera empresa española fabricante de mapas en relieve y la empresa de autocares de Ribadeo, e impulsó el desarrollo de uno de los barrios más populares de A Coruña, Ciudad Jardín.
Además de ser un visionario, un emprendedor y un empresario excepcional, Miñones inició una carrera política que le llevó a ser Diputado por Unión Republicana en las Cortes, además de ser nombrado Gobernador Civil de A Coruña en funciones en 1936.
Pepe aprovechó su relevancia política y sus tribunas en los periódicos para defender su tierra y luchar por algunos proyectos muy necesarios para revitalizar una Galicia abandonada y olvidada. Entre ellos reclamó una y otra vez el “Tren de las tres C”: Coruña-Carballo-Corcubión, defendió mejoras en la vida de los agricultores y sus derechos con la creación de cooperativas, de los puertos y las condiciones de los pescadores, luchó también por los derechos de las “palilleiras” del encaje de Camariñas, por las repoblaciones forestales de los montes y por la construcción de un puente sobre el Río Xallas en la desembocadura del Ézaro… Miñones reclamó constantemente mejoras y proyectos para una Galicia marginada por los poderes políticos y económicos de su época.
Ponte do Ézaro. La Voz de Galicia. Toda la información y última hora sobre Galicia.
Pero su extraordinaria visión empresarial, muy similar a la que se tenía en países de nuestro entorno mucho más avanzados que España, su inteligencia y su carisma, su lucha por los desfavorecidos y los más necesitados y su influyente figura, levantaron envidias, le crearon enemigos e hicieron surgir rencores. Poco a poco se fue tejiendo a su alrededor una telaraña de maldad que acabaría con su vida.
En 1936 se producía el Golpe de Estado que daría inicio a la Guerra Civil española. Pepe se encontraba aquellos día en Madrid y decidió volver a Coruña. Aunque sus amigos le decían que no se fuera y que tuviese mucho cuidado, él no tenía miedo, no había hecho nada malo. Tras llegar a la ciudad y poner sobre aviso de lo que estaba ocurriendo a la Capitanía General, se retira con su familia a su residencia de descanso, en Perillo, Oleiros. Allí fue apresado.
Tras retenerlo e interrogarlo lo soltaron. Pepe podría haber escapado, pero no lo hizo porque estaba convencido de que no le iba a pasar nada, él seguía diciendo que no había hecho nada. Pero fue detenido de nuevo y llevado a la Prisión Provincial de A Coruña junto a muchos otros. Inicialmente en su celda eran siete, después cinco y finalmente solo quedó él.
Allí fue sometido a un Consejo de Guerra esperpéntico, que sería sobreseído hasta en tres ocasiones y abierto otras tantas. Durante este proceso se realizaron acusaciones falsas contra él, como la de tras*portar armas en el tren que le había traído a A Coruña, se lanzaron bulos y se produjeron declaraciones inventadas sin prueba alguna. Todo para inculpar a Jose Miñones, al que además impusieron una multa de 1.000.000 de pesetas (6.000 euros), una fortuna en la época.
Prisión Provincial de A Coruña. La Antigua Prisión Provincial de Coruña
Finalmente era fusilado el 2 de diciembre de 1936 en el conocido como “Campo da Rata”, en A Coruña, lugar donde serían asesinadas centenares de personas por los pelotones de fusilamiento franquistas en una catástrofe colectiva que los convirtió a todos en mártires de la democracia republicana.
¿Pero por qué se fusiló realmente a Miñones?
A simple vista, todo parece indicar que acabaron con su vida porque era diputado de Unión Republicana. Pero hay más. Miñones pertenecía a la masonería, algo que podría haber sido un importante agravante. Pero no podemos olvidar los motivos económicos, posiblemente la verdadera razón de su caída.
Pepe competía tanto en los negocios como en la política con Pedro Barrié de La Maza, del que ya hablamos aquí, y que era propietario de la Fábrica del Gas y Electridad y allegado de Francisco Franco. Quizá la rivalidad empresarial con Barrié propició que el Golpe de Estado y la Guerra Civil fueran el momento idóneo para liquidar a la competencia. Y no sería descabellado, ya que en 1943 Pedro Barrié integró Electra Popular Coruñesa y su Fábrica del Gas y Electricidad en la legendaria “Fuerzas Eléctricas del Noroeste”, que sería más conocida como Fenosa, y que ostentaría durante décadas el monopolio absoluto del mercado eléctrico en Galicia.
Tres días antes de su asesinato, Jose Miñones escribía una carta a su esposa que ponía de relieve su excepcional figura: “Encauza la vida de nuestros hijitos… Apártalos de la política y si han de trabajar en negocios, frénales la imaginación, que a mí me fue perjudicial… Cuando sean mayores, explícales mi vida, con mis éxitos y fracasos, y mi calvario, para que recojan lo bueno y corrijan lo malo que yo tuviese. Acordaros de mí”.
Con la fin de Jose Miñones desaparecía un pionero, un visionario, un empresario con el que quizá Galicia podría haber sido completamente distinta a la tierra que conocemos. Desgraciadamente ya nunca lo sabremos.
Miñones junto a su familia. El Salto - Edición General
Iván Fernández Amil
José Miñones, el gallego al que Franco fusiló para hacerse con sus empresas
La historia de un olvidado innovador empresario gallego que fue ejecutado al inicio de la Guerra Civil
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