Joe McCarthy tenía razón: agentes soviéticos se infiltraron en el gobierno de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría

Joe McCarthy tenía razón: agentes soviéticos se infiltraron en el gobierno de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría
Los americanos europeos están en posición de mantener el dominio cultural.
John Wear ( Guerra de desgaste ) Hace 1 hora | 800 palabras 234 2

La apertura de los archivos soviéticos en 1995 reveló que más de 300 miembros comunistas o simpatizantes se habían infiltrado en el gobierno estadounidense.

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La mentira: los agentes soviéticos no tuvieron influencia en la política exterior de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial.
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Los estadounidenses creíbles comenzaron a tocar las alarmas a partir de 1918. Para fomentar una revolución deseada, es necesario infiltrarse en las instituciones de una nación (como se explica aquí).
La verdad: la Unión Soviética conspiró para obligar a Japón a atacar a los Estados Unidos. Harry Dexter White, quien más tarde demostró ser un agente soviético, llevó a cabo una misión para provocar la guerra de Japón con Estados Unidos. Cuando el secretario de Estado de los Estados Unidos, Cordell Hull, permitió que los pacificadores de la administración de Roosevelt armaran un modus vivendi que tenía un potencial real, White redactó una propuesta de 10 puntos que los japoneses seguramente rechazarían. White le pasó una copia de su propuesta a Hull, y esta última oferta estadounidense, la llamada "nota del casco", se presentó a los japoneses el 26 de noviembre de 1941. [1]
La nota de Hull, que se basaba en dos memorandos de White, era una declaración de guerra para los japoneses. La nota de Hull destruyó cualquier posible acuerdo de paz con los japoneses y llevó al ataque japonés a Pearl Harbor. En este sentido, el historiador John Koster escribe:

Harry Dexter White, actuando bajo órdenes de la inteligencia soviética, arrastró los hilos por los que Cordell Hull y [el experto del Departamento de Estado en Asuntos del Lejano Oriente] Stanley Hornbeck le dio a los japoneses un ultimátum que era equivalente a una declaración de guerra, cuando tanto el gabinete japonés como El ejército de los Estados Unidos estaba desesperadamente ansioso por la paz ... Harry Dexter White sabía exactamente lo que estaba haciendo. El hombre mismo sigue siendo un misterio, pero los documentos hablan por sí mismos. Harry Dexter White nos regaló Pearl Harbor. [2]

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Los soviéticos también habían plantado otros numerosos agentes en la administración Roosevelt. Por ejemplo, Harold Glasser, miembro del personal del Tesoro de Morgenthau , proporcionó información del Departamento de Guerra y la Casa Blanca a los soviéticos. Los informes de Glasser fueron considerados tan importantes por el NKVD que 74 informes generados a partir de su material fueron directamente a Josef Stalin. Un historiador escribe sobre la infiltración soviética del gobierno de los Estados Unidos y su efecto en Roosevelt:

Estos espías, más los cientos en otras agencias de los Estados Unidos en ese momento, incluidos los militares y la OSS, impregnaron a la administración en Washington y, en última instancia, a la Casa Blanca, que rodea al FDR. Estaba básicamente en el bolsillo del soviet. Admiró a Stalin, buscó su favor. Bien o mal, pensó que la Unión Soviética era indispensable en la guerra, crucial para lograr la paz mundial después de ella, y quería que los soviéticos fueran manejados con guantes de niño. FDR fue estrella golpeada. Los rusos difícilmente podrían haberlo hecho si él hubiera sido un espía soviético. [3]

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FDR incluso solicitó que la película Misión a Moscú fuera hecha para ser vista en Estados Unidos. Los expertos del Departamento de Estado en la Unión Soviética calificaron a la película como "una de las imágenes más descaradamente propagandísticas jamás vistas".
La apertura de los archivos soviéticos en 1995 reveló que más de 300 miembros comunistas o simpatizantes se habían infiltrado en el gobierno estadounidense. Trabajando en Lend-Lease, el Departamento del Tesoro, el Departamento de Estado, la oficina del presidente, la oficina del vicepresidente e incluso las operaciones de inteligencia estadounidenses, estos espías intentaron constantemente cambiar la política de los Estados Unidos en una dirección pro-soviética.
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Llámalo.
Muchos de estos espías soviéticos estaban bien posicionados para influir en la política estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial. Especialmente en las reuniones de Teherán y Yalta hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, los espías soviéticos pudieron influir en Roosevelt para hacer grandes concesiones a la Unión Soviética. [4]

Las alarmas de la infiltración comunista destinadas a avivar una revolución continuaron sonando mucho después de la Segunda Guerra Mundial. Afortunadamente, Hollywood, sin ningún tipo de agenda oculta, ha producido innumerables películas que nos informan que el "pavor rojo" era una tontería histérica.


Las palabras del congresista Larry P. McDonald son inquietantemente similares a las de J. Edgar Hoover y David R. Francis, embajador de Estados Unidos en Rusia en 1918. (Ver imagen superior). Mientras tanto, la pregunta se hace con frecuencia:


Los historiadores del establecimiento caracterizan a la Alemania nacionalsocialista como un régimen singularmente bárbaro, vil y criminal que fue totalmente responsable de iniciar la Segunda Guerra Mundial y de llevar a cabo algunos de los crímenes de guerra más atroces en la historia mundial. La guerra de Alemania por John Wear refuta esta caracterización de Alemania, haciendo que la historia esté de acuerdo con los hechos. Descubre más sobre la guerra de Alemania y las opciones de compra aquí .
RENUNCIA
[1] Koster, John, Operation Snow , Washington, DC: Regnery Publishing, Inc., 2012, págs. 135-137, 169.
[2] Ibid ., Pág. 215.
[3] Wilcox, Robert K., Target: Patton , Washington, DC: Regnery Publishing, Inc., 2008, pp. 250-251.
[4] Folsom, Burton W. Jr. y Anita, FDR Goes to War , Nueva York: Ediciones de umbral, 2011, pp. 242, 245.

Por supuesto Joe McCarthy tenía razón: la administración de EEUU, su intelligentsia, estaba infestada de comunistas. Por cierto, el senador anticomunista tuvo un amplio apoyo social, pero no pudo con su cruzada: el enemigo le sobrepasaba. Y es que desde F.D Roosevelt, los líderes de la administración usana simpatizaban con la URSS por una simple razón: ellos estaban imponiendo en américa una economía cada vez más dirigida desde arriba.

Uno de los mejores libros que he leído sobre los espías comunistas en la américa anterior a la segunda guerra mundial es el de Whittaker Chambers, espía arrepentido:
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