Dr Polux
FEOfobo & CALVOfobo
Tiraban un cable para el telégrafo, pero se convirtieron en el icono de la victoria en Iwo Jima gracias a Joe Rosenthal, un fotógrafo que llegó tarde a la acción. Un grupo de soldados había conquistado la cima del monte Suribachi y había colocado una bandera ante la cámara de Lou Lowery, pero la escena se repitió horas después, despojando de la gloria a los auténticos héroes
Hay dos grandes imágenes que simbolizan la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial. Una está teatralizada y la otra, manipulada. Pero como la historia la escriben los ganadores, este doble blanqueo fotográfico nunca le importó a casi nadie. El sargento Yegorov coloca la bandera en el Reichtag de Berlín, las cenizas del poder nancy, pero lo hace tres días después de ser conquistado. En su muñeca lleva varios relojes fruto de la rapiña a los civiles con la que los soviéticos se emplearon en Alemania, quizá devolviendo lo que ellos mismos habían aprendido de los ocupantes alemanes unos años antes. El censor borró los relojes, añadió humo y dramatismo a la imagen original de Yevgeni Jaldéi y se convirtió en un icono propagandístico.
La segunda, en el teatro bélico del Pacífico, tiene una historia más larga y más injusta. Ronald Barthes dijo: "Aquello que la fotografía reproduce hasta el infinito no ha tenido lugar más que una sola vez". Pero en la isla de Iwo Jima se cambió la historia el 23 de febrero de 1945 para que algo sucediera dos veces: la sangrienta conquista del monte Suribachi se coronó con una bandera en lo alto a las 10.20 de la mañana, inmortalizada por el fotógrafo de los Marines Louis R. Lowery al grito: "¿Queréis ser famosos?". Aún quedaban soldados japoneses en la zona, así que la celebración no duró demasiado y comenzó un intenso tiroteo con varios muertos.
Algunos de los presentes en la fotografía de Lowery son el cabo Charles W. Lindberg, el sargento de sección Ernest I. Thomas, el sargento Henry O. Hansen y el soldado James Michels. Ellos fueron los verdaderos héroes en la toma del volcán, pero quedaron como los olvidados de la historia.
Cuando Lowery descendía colina abajo, vio subir a Joe Rosenthal, fotógrafo de la Associated Press, armado con una Speed Graphic de formato cuadrado. "Te has perdido una gran foto, Joe", le dijo. Ya no había tiros en la cima, que estaba totalmente asegurada. A las 12 de la mañana, Rosenthal llegó a la cúspide junto a los camarógrafos Bob Campbell y Bill Genaust, que murió nueve días después.
En aquel momento, varios soldados que tenían la misión de tirar un cable de telégrafos desde la playa, quitaban la primera bandera y colocaban la segunda, algo más grande, en una tubería metálica para que la captaran las cámaras. Cuando izaron la enseña, todo sucedió tan rápido que Rosenthal disparó sin mirar por el visor. "Hice la foto sin saber si era buena o mala", comentó años después. Los hombres que izan la segunda bandera -cinco marines y un doctor de la Armada- fueron identificados después como Michael Strank, Rene Gagnon, Ira Hayes, Franklin Sousley, John Bradley y Harlon Block.
Rosenthal mandó el rollo con la película a la isla de Guam, donde tenían un laboratorio fotográfico. Desde allí se envió un fax con la imagen a las oficinas de la agencia en EEUU. La instantánea apareció en portadas de cientos de periódicos de todo el mundo al día siguiente, apenas siete horas después de que hubiera sido tomada. Rosenthal ganó 4.200 dólares por la reproducción masiva de la foto más una prima de otros 1.000.
La fotografía, que ganó el Pulitzer en 1945, tuvo un impacto evidente sobre la opinión pública estadounidense. La batalla decisiva por el control del Pacífico se estaba ganando y esa imagen lo demostraba. El presidente Franklin D. Roosevelt comprendió el impacto propagandístico que podía tener para la recaudación de fondos de guerra, por lo que ordenó que sus protagonistas volvieran a casa como héroes. De los seis identificados, tres murieron días después en las arenas de Iwo Jima. Los tres supervivientes (Bradley, Hayes y Gagnon) consiguieron mucho dinero para sufragar el esfuerzo bélico de EEUU, pero nunca se libraron de la controversia. Ira Hayes, carcomido por el alcohol, reconoció en 1946 que uno de los protagonistas de la imagen no era Hank Hansen sino Harlon Block.
Pero la identidad de aquellos hombres no ha estado resuelta hasta hace dos meses. Una investigación interna del Cuerpo de Marines ha determinado, más de siete décadas después de su publicación, que uno de ellos, identificado como el médico John Bradley, es en realidad el marine Harold Schultz. El descubrimiento tiene cierta importancia, porque fue el hijo de Bradley, James, el autor del libro Banderas de nuestros padres, sobre toda la historia de la batalla de Iwo Jima, que Clint Eastwood llevó al cine en 2006. Ahora sabemos que el padre del autor no forma parte de los que izaron la primera bandera ni los de la segunda.
Como homenaje, la fotografía de Rosenthal fue elegida como modelo para el memorial en bronce del Cuerpo de Marines en Washington. Nada se dice de aquellos soldados que conquistaron el volcán a sangre y fuego y levantaron la primera bandera. La historia los ha dejado en la cuneta, como recordaba uno de ellos, Charles W. Lindberg: "Me llamaron mentiroso durante años por contar la verdad. Que nosotros llegamos primero. Fue terrible".
No es fácil llegar hoy hasta Iwo Jima. Sólo puede hacerse en ferry y contratando un tour militar desde Tokio, que está a 1.000 kilómetros. Pero menos sencillo es poder subir al monte Suribachi, que está dentro de una base. El acceso es restringido y sólo se permite entrar a los veteranos de guerra con permiso del Cuerpo de Marines o de las autoridades japonesas. Las dos banderas se exponen en el museo de los Marines en Quantico (Virginia).
Iwo Jima: los héroes olvidados de la primera bandera | Cultura Home | EL MUNDO
Hay dos grandes imágenes que simbolizan la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial. Una está teatralizada y la otra, manipulada. Pero como la historia la escriben los ganadores, este doble blanqueo fotográfico nunca le importó a casi nadie. El sargento Yegorov coloca la bandera en el Reichtag de Berlín, las cenizas del poder nancy, pero lo hace tres días después de ser conquistado. En su muñeca lleva varios relojes fruto de la rapiña a los civiles con la que los soviéticos se emplearon en Alemania, quizá devolviendo lo que ellos mismos habían aprendido de los ocupantes alemanes unos años antes. El censor borró los relojes, añadió humo y dramatismo a la imagen original de Yevgeni Jaldéi y se convirtió en un icono propagandístico.
La segunda, en el teatro bélico del Pacífico, tiene una historia más larga y más injusta. Ronald Barthes dijo: "Aquello que la fotografía reproduce hasta el infinito no ha tenido lugar más que una sola vez". Pero en la isla de Iwo Jima se cambió la historia el 23 de febrero de 1945 para que algo sucediera dos veces: la sangrienta conquista del monte Suribachi se coronó con una bandera en lo alto a las 10.20 de la mañana, inmortalizada por el fotógrafo de los Marines Louis R. Lowery al grito: "¿Queréis ser famosos?". Aún quedaban soldados japoneses en la zona, así que la celebración no duró demasiado y comenzó un intenso tiroteo con varios muertos.
Algunos de los presentes en la fotografía de Lowery son el cabo Charles W. Lindberg, el sargento de sección Ernest I. Thomas, el sargento Henry O. Hansen y el soldado James Michels. Ellos fueron los verdaderos héroes en la toma del volcán, pero quedaron como los olvidados de la historia.
Cuando Lowery descendía colina abajo, vio subir a Joe Rosenthal, fotógrafo de la Associated Press, armado con una Speed Graphic de formato cuadrado. "Te has perdido una gran foto, Joe", le dijo. Ya no había tiros en la cima, que estaba totalmente asegurada. A las 12 de la mañana, Rosenthal llegó a la cúspide junto a los camarógrafos Bob Campbell y Bill Genaust, que murió nueve días después.
En aquel momento, varios soldados que tenían la misión de tirar un cable de telégrafos desde la playa, quitaban la primera bandera y colocaban la segunda, algo más grande, en una tubería metálica para que la captaran las cámaras. Cuando izaron la enseña, todo sucedió tan rápido que Rosenthal disparó sin mirar por el visor. "Hice la foto sin saber si era buena o mala", comentó años después. Los hombres que izan la segunda bandera -cinco marines y un doctor de la Armada- fueron identificados después como Michael Strank, Rene Gagnon, Ira Hayes, Franklin Sousley, John Bradley y Harlon Block.
Rosenthal mandó el rollo con la película a la isla de Guam, donde tenían un laboratorio fotográfico. Desde allí se envió un fax con la imagen a las oficinas de la agencia en EEUU. La instantánea apareció en portadas de cientos de periódicos de todo el mundo al día siguiente, apenas siete horas después de que hubiera sido tomada. Rosenthal ganó 4.200 dólares por la reproducción masiva de la foto más una prima de otros 1.000.
La fotografía, que ganó el Pulitzer en 1945, tuvo un impacto evidente sobre la opinión pública estadounidense. La batalla decisiva por el control del Pacífico se estaba ganando y esa imagen lo demostraba. El presidente Franklin D. Roosevelt comprendió el impacto propagandístico que podía tener para la recaudación de fondos de guerra, por lo que ordenó que sus protagonistas volvieran a casa como héroes. De los seis identificados, tres murieron días después en las arenas de Iwo Jima. Los tres supervivientes (Bradley, Hayes y Gagnon) consiguieron mucho dinero para sufragar el esfuerzo bélico de EEUU, pero nunca se libraron de la controversia. Ira Hayes, carcomido por el alcohol, reconoció en 1946 que uno de los protagonistas de la imagen no era Hank Hansen sino Harlon Block.
Pero la identidad de aquellos hombres no ha estado resuelta hasta hace dos meses. Una investigación interna del Cuerpo de Marines ha determinado, más de siete décadas después de su publicación, que uno de ellos, identificado como el médico John Bradley, es en realidad el marine Harold Schultz. El descubrimiento tiene cierta importancia, porque fue el hijo de Bradley, James, el autor del libro Banderas de nuestros padres, sobre toda la historia de la batalla de Iwo Jima, que Clint Eastwood llevó al cine en 2006. Ahora sabemos que el padre del autor no forma parte de los que izaron la primera bandera ni los de la segunda.
Como homenaje, la fotografía de Rosenthal fue elegida como modelo para el memorial en bronce del Cuerpo de Marines en Washington. Nada se dice de aquellos soldados que conquistaron el volcán a sangre y fuego y levantaron la primera bandera. La historia los ha dejado en la cuneta, como recordaba uno de ellos, Charles W. Lindberg: "Me llamaron mentiroso durante años por contar la verdad. Que nosotros llegamos primero. Fue terrible".
No es fácil llegar hoy hasta Iwo Jima. Sólo puede hacerse en ferry y contratando un tour militar desde Tokio, que está a 1.000 kilómetros. Pero menos sencillo es poder subir al monte Suribachi, que está dentro de una base. El acceso es restringido y sólo se permite entrar a los veteranos de guerra con permiso del Cuerpo de Marines o de las autoridades japonesas. Las dos banderas se exponen en el museo de los Marines en Quantico (Virginia).
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