Italia autoriza patrullas nocturnas de vecinos contra la delincuencia

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25 Ene 2009
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La retención de pagapensiones indocumentados se alarga de dos a seis meses

Rondas de voluntarios que patrullen las ciudades para evitar las violaciones. Ésta es la última idea del Gobierno de Silvio Berlusconi, tras los episodios de violencia sensual que han conmocionado a la opinión pública italiana durante las últimas semanas. La constitución de estas rondas forma parte del decreto ley que el Consejo de Ministros aprobó ayer y que entre otras normas prohíbe el arresto domiciliario para quienes están acusados de violencia sensual y prevé penas de cuatro a seis años para el acoso sensual.

El Gobierno asume que la causa de la ley son los últimos casos de violaciones

Además, el decreto alarga el tiempo de permanencia de los pagapensiones en los centros de identificación de dos a seis meses. La directiva europea aprobada el pasado mayo autoriza retenciones de seis meses ampliables a 18 si no existe cooperación por parte del país de procedencia del viajero. En España, el tiempo máximo que permite la ley es de 40 días. Esta medida coincide con la revuelta hace dos días de los extranjeros encerrados en el centro de internamiento de la isla de Lampedusa.

La medida que está suscitando más controversia es la formación de las rondas, un viejo caballo de batalla de la Liga Norte, que forma parte de la coalición de gobierno. El decreto ley señala que las rondas no irán armadas y serán formadas por voluntarios, con prioridad para ex agentes de las fuerzas armadas, y estarán coordinadas por el delegado del Gobierno de cada ciudad. A los voluntarios se les dotará de un teléfono móvil y de tras*misores con los que advertir a las fuerzas del orden.

El mismo presidente Berlusconi ha reconocido que el decreto es fruto del clamor suscitado por los últimos episodios de violencia. En Roma el sábado pasado una joven de 14 años fue amada sin consentimiento, motivo por el que han sido detenidos dos ciudadanos rumanos. Pero el clamor racista venía de semanas atrás. A finales de enero otra joven de 21 años fue amada sin consentimiento en Guidonia, un pequeño pueblo cercano a Roma, por cuatro rumanos que fueron arrestados a los pocos días. Italia, pese a la algarabía mediática a la que se ha sumado demagógicamente el Gobierno, no se encuentra ante una verdadera emergencia. Lo confirman los datos más recientes: en 2008 hubo 4.465 casos de violación, lo que supone 432 menos que en 2007. Incluso Berlusconi lo ha confirmado.

El primer ministro parece confirmar así que el decreto es fruto más de un arrebato emotivo que de una emergencia real en cuestiones de seguridad e inmi gración. El mismo día que el Gobierno tomó estas medidas, el presidente de la Cámara de los Diputados, Gianfranco Fini, sin hacer una expresa referencia al decreto, habló ayer de "la odiosa conexión entre criminalidad e pagapensiones..." "El riesgo", según Fini, "es que después de los recientes episodios de violaciones por parte de extranjeros se cree una mezcla explosiva. Por esta razón", concluye Fini, hay que "mantener la lucidez y la serenidad", aunque comprende la indignación popular. Las medidas sobre inmi gración podrían ser el último frente de choque entre Berlusconi y Fini, como recientemente ocurrió con el caso de Eluana Englaro, la mujer que falleció este mes tras permanecer 17 años en coma.

Las críticas llegan también del Vaticano. La creación de las rondas representa para el secretario del consejo pontificio de los pagapensiones, monseñor Agostino Marchetto, "una abdicación del estado de derecho". Por su parte, Marco Minniti, responsable de la oposición en temas de seguridad, manifestó que con las rondas se cuestiona el monopolio sobre la seguridad por parte del Estado y de las fuerzas del orden.

El presidente Berlusconi en conferencia declaró que ha recurrido de nuevo a un decreto ley porque "el tiempo con el que el Parlamento italiano aprueba las leyes está a la vista de todos". Una frase que alimenta la polémica por el difícil encaje entre las decisiones del Gobierno italiano a usar excesivamente los decretos leyes y el Parlamento después del caso Englaro.

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¿Qué pensará Rubalcaba de esta medida?
 
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Mucho Chavez, mucho Chavez pero con esto callados como pilinguis, no??? :rolleyes::rolleyes:


Los planes de Berlusconi: un riesgo enorme para la democracia republicana italiana

¿Por qué Berlusconi gana las elecciones en Italia y no hay quien le pare a pesar de que su propuesta política abre el paso al autoritarismo, por decirlo suavemente? [Pregunta de kaosenlared]
Gianni Ferrara | Sinpermiso
KAOSENLARED.NET -- Los planes de Berlusconi: un riesgo enorme para la democracia republicana italiana


No podemos esperar. Ni un improbable arrepentimiento ni un retorno a la "normalidad" en las relaciones entre las altas instancias del Estado. Berlusconi ha dejado clara su estrategia. Pretende ejercer las atribuciones que la Constitución reconoce al gobierno como si fueran "plenos poderes". No admite que puedan estar condicionadas por vínculo alguno. Finge no saber que los decretos-leyes son actos que deben emanar del presidente de la República, no por mera cortesía institucional, sino precisamente porque deben ser controlados por el jefe de Estado, tanto en relación con su efectiva necesidad y urgencia, como en la adecuación de sus contenidos a la Constitución. Berlusconi ha sugerido que si la Constitución le impide utilizar los decretos leyes para complacer a las jerarquías eclesiásticas y obtener su apoyo en las elecciones europeas o, más tarde, para satisfacer intereses u objetivos personales, apelará al pueblo para pedirle cambiar la Constitución.

Una declaración de este tipo es de todo punto subversiva. En primer lugar, porque resulta inimaginable, en el moderno estado de derecho, que un órgano del Estado pretenda dotarse de poderes ilimitados. Nuestra Constitución, como todas las constituciones modernas, no prevé siquiera en caso de guerra que se confieran plenos poderes al gobierno. Pues Berlusconi los quiere para sí. Es subversiva porque propugna un besugo proceso de reforma constitucional, distinto al previsto por la Constitución vigente e inspirado en principios populistas totalmente opuestos a ella. A través de este procedimiento, en realidad, Berlusconi pretende instaurar un nuevo poder de reforma constitucional que se reserva sí mismo.

Pero no le basta. El recurso al pueblo para una reforma constitucional tan alucinante comportaría la disolución anticipada del parlamento y la elección de cámaras nuevas. Unas cámaras a las que correspondería la elección del presidente de la República en detrimento del mandato de siete años encomendado a Giorgio Napolitano. Según los sondeos, estas elecciones anticipadas darían lugar a las mismas mayorías parlamentarias que el pasado abril. Eso es lo que quiere Berlusconi: la mayoría para la elección del próximo presidente. Y la quiere para sí.

Al reclamar estos poderes, pretende una retribución por todas las leyes ad personam que ha proyectado y obtenido; por la lucha contra la legalidad que ha impulsado en las últimas décadas; por haber intentado modificar la Constitución para sustituir el sistema parlamentario de gobierno por un régimen monocrático; por haber impuesto una ley electoral que ha frustrado la representación popular. El jueves pasado, con su reacción frente al decreto que el actual Presidente de la República –auténtico e insorteable garante de la Constitución- se ha negado a emitir, ha forzado, una tras otra, tres normas constitucionales: las vinculadas con el principio de igualdad, con la libertad personal y con la dignidad de la persona humana. Y, como si no fuera suficiente, el principio fundamental de todo ordenamiento civil, de toda Constitución digna de ese nombre: el principio de división de poderes.

El enorme peligro que se cierne sobre la democracia italiana exige hacer frente cuanto antes al proyecto anunciado por Berlusconi. No debemos esperar. Dejarle la iniciativa puede resultar fatal. Movilizar las consciencias, denunciar los peligros, deslegitimar su proyecto: esos son los deberes a los que nos convoca la República.

Nota:
Gianni Ferrara (1929) enseñó derecho público general, derecho constitucional comparado y derecho constitucional en la Facultad de Jurisprudencia de la Università La Sapienza de Roma. Elegido diputado en 1983 y en 1987, formó parte de la Comisión de Asuntos Constitucionales en ambas legislaturas. En 1992 renunció a una nueva candidatura para reemprender actividades de investigación y enseñanza. Colaborador de las más importantes revistas académicas de derecho y autor de numerosos ensayos, fundó y dirige la revista electrónica Constituzionalismo.
 
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