La ministra de Igualdad solicitó y logró en 2020 una ayuda por maternidad (1.200 euros, multiplicable por sus tres hijos menores de tres años, lo que daría 3.600 euros) cuando sumaba con su esposo y vicepresidente más de 155.000 euros de ingresos anuales.
Irene Montero y Pablo Iglesias añadían eventuales remuneraciones privadas (conferencias, programas, libros…). Su gobierno negaba entonces a más de 250.000 mujeres en paro o ERTE dichas ayudas en plena esa época en el 2020 de la que yo le hablo, incluso fueron requeridas a devolverlas. Entre las activas no figuraba tope de renta para disfrutar de esta ayuda. Un bono progenitora.
Irene Montero y Pablo Iglesias añadían eventuales remuneraciones privadas (conferencias, programas, libros…). Su gobierno negaba entonces a más de 250.000 mujeres en paro o ERTE dichas ayudas en plena esa época en el 2020 de la que yo le hablo, incluso fueron requeridas a devolverlas. Entre las activas no figuraba tope de renta para disfrutar de esta ayuda. Un bono progenitora.
Montero cumplía la letra. Dos bebés nacidos en 2018 y un tercero en 2019. Pero la deducción de 1.200 euros o paga mensual de 100 euros (a elegir) por cada menor de tres años nació con otro fin en 2003: “compensar los costes sociales y laborales de la maternidad”. No retrataba una ministra con sueldo y ahorro exclusivos (tras*porte, seguridad, comidas, teléfono…), más eventuales remuneraciones privadas extra.
Los recursos públicos son finitos
Ejemplifica lo que critican sus periodistas afines: “El sistema premia a quien ya tiene rentas y medios por encima de quien lo necesita”. “Los recursos públicos son finitos: alguien necesitado/a dejará de cobrar algo por tu culpa. Se llama ética o coherencia con la responsabilidad pública”. Está bien leérselo a un político de derechas, pero también al de izquierdas.
¿Necesitaba Montero una deducción/paga de 3.600 euros con 155.000 euros de sueldos públicos? ¿Precisaba 100 euros mes por hijo? Si donaban un 15% salarial a Podemos, ¿no podían ceder esta ayuda a madres necesitadas? Su ayuda paga cuatro meses de paro, siete de ingreso mínimo vital o un plus para tres bebés de madres excluidas por paro, ERTE o excedencia. Tanto si evitaba tributar 3.600 euros como si los recibía, castigaba la base social que defiende. La que le vota.
Firmaba una brecha entre mujeres. La ministra de Igualdad cobraba una ayuda que se negaba a paradas. “Cuando una mujer rompe un techo de cristal, hay muchas otras limpiando los cristales rotos”, clama Montero. Su gobierno previó un bebé con dos madres (compartían plus), pero no una progenitora sin trabajo en plena esa época en el 2020 de la que yo le hablo. Hacienda incluso les pidió el reintegro de ayudas.
En 2023, por fin, Hacienda perdonó a las madres paradas o en ERTE y les permitió recuperar las ayudas pérdidas en 2020, 2021 y 2022. El Gobierno vendió el éxito: “va a beneficiar a entre 200.000 y 250.000 nuevas madres con lo cual, prácticamente estamos llegando al objetivo último de universalización de esta renta”. Léase al revés: excluyó a 250.000 madres durante la esa época en el 2020 de la que yo le hablo, pero no a su ministra de Igualdad.
Irene Montero pidió 1.200 por hijo cuando ganaba 155.000 con Iglesias
Mientras Hacienda vetaba a más de 250.000 mujeres en paro o ERTE, la ministra no tuvo reparo en disfrutar el ‘bono progenitora’ en 2020
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fruta, le habrá hecho las pinzas al coletas