JAGGER
Mossad - NAFO
La República Islámica de Irán es una teocracia. Cualquier intento de afirmar lo contrario queda en ridículo. Todo en base a los métodos democráticos que habitualmente se exhiben períodicamente, a modo de elecciones locales, municipales o incluso presidenciales, que no pasan de ser una pantomima de lo más vulgar, donde el Consejo de Guardianes, designados directamente por los ayatolas, filtran candidatos y votos. Los ayatolas no están sometidos a ningún tipo de elección, sino que además, en el colmo de la irracionalidad, dicen ser guiados por el poder de un iman que desde la Edad Media permanece oculto.
Esta suerte de clero, caracterizada por su fanatismo, fue primero dirigida por el Ayatola Jomeini y, tras su fallecimiento en 1989, por el Ayatola Jamenei. Todos ellos se encargan de interpretar los principios eternos revelados por Alá. Una vertiente aún más radical, la que abandera el actual Presidente Mahmud Ahmadineyad, consideran incluso que el líder religioso puede modificar tales principios si ello le beneficia.
Todo bajo los designios de Alá
El Presidente de la República Islámica de Irán, así como el ejército, se encuentran bajo el poder de los ayatolas. El poder judicial, si es que merece tal nombre, tampoco escapa a ese control. El parlamento sólo incluye diputados que han sido previamente aprobados por el Consejo de Guardianes.
El ejército regular, anterior a la Revolución de 1979, la Guardia Revolucionaria, fundada durante la guerra con Iraq y que apoya a milicias chiítas del exterior como Hamás en Gaza o Hezbollá en el Líbano, y las milicias basiyíes, voluntarios, se encargan de la represión en el país y se han infiltrado íntimamente en todo el país. Nada escapa a Alá y a sus representantes en la tierra.
El poder en Irán - El Revolucionario
«El gobierno islámico está sometido a la ley del Islam que no emana ni del pueblo ni de sus representantes, sino directamente de Dios y su voluntad divina». Todo islamita debe obediencia absoluta «a estas leyes eternas» que «permanecerán inmutables hasta el fin de los tiempos».
Principios políticos, filosóficos, sociales y religiosos.
Ayatolá Jomeini.
Simplemente un recordatorio para los que dicen que Iràn es una democracia.