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Será en Octubre
La vida de barrio de José Valencia en Lugo: «Vino un par de veces a tomar algo; jamás pensamos que podría hacer algo así»
ANDRÉ S. ZAPATALUGO / LA VOZ
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José Valencia Silva, el malo confeso de Cristina Cabo, entrando en la casa de la víctima para reconstruir los hechos de la noche del crimen. Manuel Guede
El malo confeso de Cristina Cabo Buján llegó a la ciudad hace apenas dos meses. Lo vieron pasear a su sobrina y era un habitual de pubs de ambiente latino. Así se conocieron víctima y verdugo
04 dic 2022. Actualizado a las 05:00 h.
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Apenas dos meses en Lugo le sirvieron a José Valencia Silva para cometer, presuntamente, uno de los crímenes más crueles que la ciudad recuerda en los últimos años. El detenido por acuchillar hasta la fin a Cristina Cabo, una lucense de 42 años, emigró desde su país natal, Colombia, el pasado mes de septiembre, con 32 años. Empezó a vivir en una casa de la rúa Miguel de Cervantes junto a su hermana y a su cuñado, que residían desde hace tiempo en Lugo y que incluso tienen una hija pequeña nacida ya en España. Nadie del barrio afirma conocer personalmente al presunto homicida, pero son muchos quienes dicen que su presencia ya se estaba volviendo habitual en sus calles.
Los negocios del entorno de la estación de trenes de Lugo estaban acostumbrados a ver pasar a José Valencia con asiduidad. Muchos dicen que era habitual verlo pasarse por algunos bares y cafeterías de la rúa Miguel de Cervantes y de la Praza Conde de Fontao. «Sí es cierto que se pasó por aquí unas cuantas veces. Cuando saltó la noticia, no me di cuenta, pero cuando vi su foto en los medios de comunicación me vino a la mente», comentan desde un local de la zona. «No recuerdo nada fuera de lo común. Fue un cliente totalmente normal. Las veces que vino, estaba con algún amigo o algún familiar, no te sabría decir», añade otro compañero.
Y es que José Valencia, a pesar de llevar poco tiempo en Lugo, no era alguien que se recluyese en casa. No se le conoce ningún empleo en la ciudad a la que llegó hace dos meses, pero sí hacía vida social siempre que podía.
«Vino un par de veces. Se tomó una cerveza, creo. O algo totalmente normal, vamos, nada especial. Estuvo un rato, parece que con amigos, y se fue. Nada extraordinario. Jamás imaginé que podría hacer algo así», explican desde otro establecimiento de hostelería de la zona.
El presunto autor del asesinato de Cristina, durante los dos meses que estuvo en Lugo, también hizo vida familiar. «Lo tengo visto pasar muchas veces paseando a su sobrina en el carrito», cuenta una vecina del barrio. «Comentaban que la llevaba al colegio, aunque no te sabría decir», añade.
A nivel familiar, poco se sabe de Valencia Silva y su núcleo cercano. Su progenitora reside en Colombia, y se encuentra «conmocionada» por lo sucedido, según varios compatriotas. Además de su hermana y su cuñado, que viven en Lugo, la policía cree que Valencia dejó a una esposa y a un par de hijos en su país natal.
Cristina Cabo y su presunto malo se conocieron la noche del crimen y él le robó tras apuñalarla
LA VOZ
Una vida conflictiva
Las partes del proceso todavía no tienen en sus manos el informe policial que pretende conocer algo más de la vida del presunto malo antes de llegar a Lugo. En estos dos meses, se sabe que fue identificado por tratar de robarle el bolso a una mujer y amenazarla posteriormente. Está por ver si cuenta con antecedentes en Colombia, pero lo que sí parece seguro es que uno de los motivos por los que llegó a Lugo fue para huir de una vida conflictiva, en la que la delincuencia podría jugar un papel importante en su día a día.
De hecho, una prueba inequívoca de que no tenía ningún tipo de intención de volver a Colombia es que estuvo haciendo las gestiones pertinentes para poder quedarse en España. Lo hizo acudiendo a una asesoría de Lugo, con el objetivo de obtener un permiso de residencia para regularizar su situación en Galicia, ya que todavía estaba con el visado de turista, que dura 90 días.
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José Valencia Silva, el malo confeso de Cristina Cabo, entrando en la casa de la víctima para reconstruir los hechos de la noche del crimen. Manuel Guede
El malo confeso de Cristina Cabo Buján llegó a la ciudad hace apenas dos meses. Lo vieron pasear a su sobrina y era un habitual de pubs de ambiente latino. Así se conocieron víctima y verdugo
04 dic 2022. Actualizado a las 05:00 h.
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Apenas dos meses en Lugo le sirvieron a José Valencia Silva para cometer, presuntamente, uno de los crímenes más crueles que la ciudad recuerda en los últimos años. El detenido por acuchillar hasta la fin a Cristina Cabo, una lucense de 42 años, emigró desde su país natal, Colombia, el pasado mes de septiembre, con 32 años. Empezó a vivir en una casa de la rúa Miguel de Cervantes junto a su hermana y a su cuñado, que residían desde hace tiempo en Lugo y que incluso tienen una hija pequeña nacida ya en España. Nadie del barrio afirma conocer personalmente al presunto homicida, pero son muchos quienes dicen que su presencia ya se estaba volviendo habitual en sus calles.
Los negocios del entorno de la estación de trenes de Lugo estaban acostumbrados a ver pasar a José Valencia con asiduidad. Muchos dicen que era habitual verlo pasarse por algunos bares y cafeterías de la rúa Miguel de Cervantes y de la Praza Conde de Fontao. «Sí es cierto que se pasó por aquí unas cuantas veces. Cuando saltó la noticia, no me di cuenta, pero cuando vi su foto en los medios de comunicación me vino a la mente», comentan desde un local de la zona. «No recuerdo nada fuera de lo común. Fue un cliente totalmente normal. Las veces que vino, estaba con algún amigo o algún familiar, no te sabría decir», añade otro compañero.
Y es que José Valencia, a pesar de llevar poco tiempo en Lugo, no era alguien que se recluyese en casa. No se le conoce ningún empleo en la ciudad a la que llegó hace dos meses, pero sí hacía vida social siempre que podía.
«Vino un par de veces. Se tomó una cerveza, creo. O algo totalmente normal, vamos, nada especial. Estuvo un rato, parece que con amigos, y se fue. Nada extraordinario. Jamás imaginé que podría hacer algo así», explican desde otro establecimiento de hostelería de la zona.
Fue visto en varias ocasiones en un local de ocio nocturno de ambiente latino de la Ronda da Muralla, ubicado cerca de la Porta de Santiago. Se sospecha que pudo acudir allí la noche del crimen.
El presunto autor del asesinato de Cristina, durante los dos meses que estuvo en Lugo, también hizo vida familiar. «Lo tengo visto pasar muchas veces paseando a su sobrina en el carrito», cuenta una vecina del barrio. «Comentaban que la llevaba al colegio, aunque no te sabría decir», añade.
A nivel familiar, poco se sabe de Valencia Silva y su núcleo cercano. Su progenitora reside en Colombia, y se encuentra «conmocionada» por lo sucedido, según varios compatriotas. Además de su hermana y su cuñado, que viven en Lugo, la policía cree que Valencia dejó a una esposa y a un par de hijos en su país natal.
Cristina Cabo y su presunto malo se conocieron la noche del crimen y él le robó tras apuñalarla
LA VOZ
Una vida conflictiva
Las partes del proceso todavía no tienen en sus manos el informe policial que pretende conocer algo más de la vida del presunto malo antes de llegar a Lugo. En estos dos meses, se sabe que fue identificado por tratar de robarle el bolso a una mujer y amenazarla posteriormente. Está por ver si cuenta con antecedentes en Colombia, pero lo que sí parece seguro es que uno de los motivos por los que llegó a Lugo fue para huir de una vida conflictiva, en la que la delincuencia podría jugar un papel importante en su día a día.
De hecho, una prueba inequívoca de que no tenía ningún tipo de intención de volver a Colombia es que estuvo haciendo las gestiones pertinentes para poder quedarse en España. Lo hizo acudiendo a una asesoría de Lugo, con el objetivo de obtener un permiso de residencia para regularizar su situación en Galicia, ya que todavía estaba con el visado de turista, que dura 90 días.
