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✟ Católico converso ✟
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1. A menos que seas un genio militar o se alineen los astros, tu participación en la guerra no servirá de mucho. Otro civil más portando un arma no va marcar la diferencia. Como mucho salvarás la vida o heridas graves a un par de compatriotas por la ventaja de tener un soldado más en el grupo. En la otra cara de la moneda, perderás tu vida o tus piernas sin haber aportado nada de valor. Eso sí, te enterrarán con honores, supongo que para compensar el haber muerto como un perro.
2. Tus mayores intereses no coinciden con los que tu propio ejército defiende, a menudo incluso son antagónicos. Lo más importante para un civil suele ser su salud y la de su familia, pues sin salud toda actividad se torna mucho peor. Sumado al punto anterior, estarías arriesgando tu salud, tu completo futuro, por unos objetivos con una relevancia mucho menor para ti, pero no para los políticos que buscan implicarte como un número más, ellos no van a perder tus piernas. Estás salvándole el ojo ciego a los políticos, arriesgándote a hacer por ellos mucho más de lo que ellos hacen por ti. Podría ser incluso que el enemigo asalte tu casa con tu familia dentro y tú no puedas defenderla porque estás a doscientos kilómetros de distancia obedeciendo órdenes de tus superiores.
3. Mientras tú luchas, más de la mitad de la población (a quien se supone que estás ayudando) se esconde o huye. La mayoría de personas por las que se supone que luchas, aquellos que conforman tu nación, país, grupo étnico, etc, se largan, conscientes de la temeridad que supondría quedarse. Tú no solo te quedas si no que te acercas al fuego para poder quemar al enemigo. Si te quema él antes serás un mártir para todos esos que huyeron.
4. En el frente obedecerás órdenes de personal cuyas habilidades para su puesto desconoces. No eres tú quién elige a tu superior, lógicamente, es al revés, y tanto te puede tocar luchar bajo las órdenes de alguien que sabe lo que hace como de un patán o de alguien que no tiene más remedio que obedecer a sus tercos superiores y con ello poner tu integridad física mucho más en riesgo de lo necesario. Te puede tocar pringar y ser el que baile con la más antiestética, no decides tu propio destino (salvo que desertes).
No es heroísmo: alguien que defenderá intereses antagónicos a los suyos, alguien que se comerá el marrón mientras otros se libran, alguien que deja su destino en manos de otros a quienes ni siquiera conoce y para los cuales puede resultar poco más que un peón sacrificable porque de hecho es alguien de quien no se espera que sirva para mucho no es un héroe. El hacerse voluntario para ser lo anterior puede considerarse un acto romántico de lealtad y valor por tu patria, pero no deja de ser un acto humillante de traición personal, y si se tiene familia todavía peor, jugándosela al punto de poder dejar sin padre a sus hijos en vez de huir con ellos o quedarse con ellos para defenderlos si llegara el momento, en una situación donde sí puede uno marcar la diferencia.
2. Tus mayores intereses no coinciden con los que tu propio ejército defiende, a menudo incluso son antagónicos. Lo más importante para un civil suele ser su salud y la de su familia, pues sin salud toda actividad se torna mucho peor. Sumado al punto anterior, estarías arriesgando tu salud, tu completo futuro, por unos objetivos con una relevancia mucho menor para ti, pero no para los políticos que buscan implicarte como un número más, ellos no van a perder tus piernas. Estás salvándole el ojo ciego a los políticos, arriesgándote a hacer por ellos mucho más de lo que ellos hacen por ti. Podría ser incluso que el enemigo asalte tu casa con tu familia dentro y tú no puedas defenderla porque estás a doscientos kilómetros de distancia obedeciendo órdenes de tus superiores.
3. Mientras tú luchas, más de la mitad de la población (a quien se supone que estás ayudando) se esconde o huye. La mayoría de personas por las que se supone que luchas, aquellos que conforman tu nación, país, grupo étnico, etc, se largan, conscientes de la temeridad que supondría quedarse. Tú no solo te quedas si no que te acercas al fuego para poder quemar al enemigo. Si te quema él antes serás un mártir para todos esos que huyeron.
4. En el frente obedecerás órdenes de personal cuyas habilidades para su puesto desconoces. No eres tú quién elige a tu superior, lógicamente, es al revés, y tanto te puede tocar luchar bajo las órdenes de alguien que sabe lo que hace como de un patán o de alguien que no tiene más remedio que obedecer a sus tercos superiores y con ello poner tu integridad física mucho más en riesgo de lo necesario. Te puede tocar pringar y ser el que baile con la más antiestética, no decides tu propio destino (salvo que desertes).
No es heroísmo: alguien que defenderá intereses antagónicos a los suyos, alguien que se comerá el marrón mientras otros se libran, alguien que deja su destino en manos de otros a quienes ni siquiera conoce y para los cuales puede resultar poco más que un peón sacrificable porque de hecho es alguien de quien no se espera que sirva para mucho no es un héroe. El hacerse voluntario para ser lo anterior puede considerarse un acto romántico de lealtad y valor por tu patria, pero no deja de ser un acto humillante de traición personal, y si se tiene familia todavía peor, jugándosela al punto de poder dejar sin padre a sus hijos en vez de huir con ellos o quedarse con ellos para defenderlos si llegara el momento, en una situación donde sí puede uno marcar la diferencia.