Nuestra manera de interpretar el Pentateuco refleja nuestras presuposiciones teológicas sobre las Escrituras.[1]
Quizá en ningún otro género de las Escrituras se aprecian más claramente nuestras convicciones doctrinales y presuposiciones teológicas que en la interpretación del Pentateuco.[2]De la misma manera, quizá ningún otro género de las Escrituras sea más importante para un correcto entendimiento de “todo el consejo de Dios”, que los cinco primeros libros de la Biblia. Estos constituyen no solamente la base de todo lo que sigue en la Historia de la Redención, sino que todo el resto de la Escritura es un comentario aplicando, ampliando y explicando el contenido de la Torah, en el sentido de que amplia, contrasta y aplica el contenido de la misma.
Ponga usted en una habitación a un judío, un teólogo liberal y un evangélico ortodoxo. La diferencia en la interpretación que estos tendrán, o al menos deberían tener si son consecuentes con sus respectivos sistemas de interpretación, del tema y mensaje principal de estos libros varía tan grandemente entre un intérprete y otro, que a veces es difícil creer que están haciendo referencia a los mismos libros. La pregunta es: ¿por qué? Porque tienen un entendimiento diferente de quién es Dios y de su Palabra. Nuestro entendimiento de las Escrituras está intrínsecamente ligado a nuestro concepto de Dios, y presuposiciones teológicas.[3]Lo que creamos que las Escrituras “son”, afectará la manera cómo las interpretemos, y esto estará ligado directamente a la manera cómo las aplicaremos. Lo que creamos que las Escrituras “son”, afectará lo que creamos que “hacen”. Quizá en ningún otro lugar se aprecia esto más claramente que en 2 Timoteo 3:16-17:
2 Timoteo 3.16–17 Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto (apto), equipado para toda buena obra.
Es debido a que las Escrituras han sido inspiradas por Dios que son útiles para enseñar, reprender, corregir e instruir.[4] Y es a través de estas que el pueblo de Dios es apto, equipado para toda buena obra. Lo que las Escrituras son (ontología), definen lo que estas hacen (economía). Lo que algo o alguien hace, es siempre consecuencia de lo que es. Economía (o funcionalidad), es consecuencia de Ontología.[5] La diferencia principal entre dos escuelas teológicas de interpretación es su doctrina de la Escrituras. Hermenéutica es, y siempre ha sido, una consecuencia de Bibliología. Lo que creamos que la Biblia es, afectará lo que creamos que la Biblia hace. ¿Por qué una Teología del Antiguo Testamento escrita por un teólogo barthiano, otro liberal y otro evangélico luce diferente, y en algunos casos hasta contradictorio? Porque los escritores no solamente tienen diferentes Doctrinas de las Escrituras, sino también contradictorias.
Lo mismo se aplica dentro de las diferentes variaciones de la interpretación del Pentateuco dentro de las dos escuelas teológicas de interpretación principales del evangelicanismo conservador Latinoamericano: La Teología del Pacto y el Dispensacionalismo. La diferencia principal entre estas escuelas no se encuentra en sus postulados, sino en su hermenéutica.[6]La razón del porqué su hermenéutica es diferente es porque, aunque su Doctrina de las Escrituras es muy parecida no es exactamente igual. Hermenéutica es consecuencia de Bibliología, y Teología es consecuencia de Hermenéutica.[7]
Sí, es un argumento circular. Nuestra exégesis construye nuestra teología, pero al mismo tiempo nuestra teología enmarca nuestra exégesis. No podemos no interpretar las Escrituras fuera de un marco teológico y presuposiciones, pero lo que, si podemos, y debemos hacer como estudiantes de las Escrituras, es ser conscientes de las mismas. Quizá nada evidencie más sus presuposiciones teológicas, conscientes o inconscientes, que la respuesta a la pregunta: ¿Cuál es el tema central del Pentateuco? El erudito en estudios del Antiguo Testamento, John Goldingay, ha señalado que existen al menos diez escuelas de interpretación del Pentateuco. La respuesta a esta pregunta variará mucho de acuerdo con la escuela que se siga. Los ensayos contenidos en este libro siguen la escuela de interpretación conocida como “interpretación Cristo-céntrica de las Escrituras”.[8]La misma ha sido la interpretación tradicional de la teología Evangélica Reformada, y esta “comienza con el conocimiento de que Cristo es el Hijo de Dios y el Salvador, y de que su pueblo es el pueblo elegido de Dios.”[9]
Para responder a la pregunta: ¿Qué es el Pentateuco?, debemos responder en primer lugar a la pregunta: ¿Qué son las Escrituras? Esto debido a que antes de definir la parte, es decir el Pentateuco, debemos comenzar teniendo un correcto entendimiento del todo, es decir la Biblia.
1. ¿Qué son las Escrituras?
Pondré mis cartas sobre la mesa. Soy un cristiano, evangélico, ortodoxo, confesional y las respuestas que daré a continuación reflejarán dicho entendimiento.[10]La Biblia es la Palabra de Dios. Sin embargo, tanto un judío como un cristiano, o un mormón, como un testigo de Jehová estarían de acuerdo con esta definición. Elaboremos un poco más esta definición:
La Biblia es la Palabra de Dios, inspirada e inerrante de manera verbal, en las mismas palabras que usaron los escritores originales en oposición a solamente las ideas, y plenaria, en cada una de sus partes.[11]Por lo cual refleja el carácter de Dios, lo que Dios es (ontología), y la manera como Dios se relación con Su creación, es decir lo que Dios hace (economía).[12]
Sin embargo, cuando decimos que la Biblia es la Palabra de Dios, debemos también proveer una definición de aquel Dios de quien las Escrituras son Su Palabra. Es decir, del Dios cristiano. Y, el Dios cristiano se diferencia de todas las demás concepciones de Dios (ya sea judía, fiel a la religión del amora, etc.) en que el Dios Cristiano es un Dios trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo.[13]
¿Quién es Dios?
Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Tres personas, un solo Dios. Existe una unidad intrínseca en esencia en Dios: El Padre, El Hijo y El Espíritu comparten una sola esencia, son un solo Dios, y una sola unidad. Sin embargo, al mismo tiempo, aunque existe una unidad intrínseca entre los miembros de la Trinidad, también existe una diversidad entre los mismos: El Padre no es el Hijo, y el Hijo no es el Padre, ni el Espíritu. Aunque comparten una sola esencia, son personas diferentes. Es decir, que, aunque existe una unidad en el obrar del Padre, el Hijo y el Espíritu, también es posible distinguir entre las operaciones de estos. Por ejemplo, fue el Hijo el que murió en la Cruz, no el Padre; fue el Padre el que derramó su ira sobre el Hijo, no el Espíritu.[14]
La Confesión de Fe Bautista de Londres (1689), lo define de manera clara: CFB 1689 II.3:
En este Ser divino e infinito [Dios] hay tres subsistencias, el Padre, el Verbo o Hijo y el Espíritu Santo, de una sustancia, poder y eternidad, teniendo cada uno toda la esencia divina, pero la esencia indivisa: el Padre no es de nadie, ni por generación ni por procesión; el Hijo es engendrado eternamente del Padre, y el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo; todos ellos son infinitos, sin principio y, por tanto, son un solo Dios, que no ha de ser dividido en naturaleza y ser, sino distinguido por varias propiedades relativas peculiares y relaciones personales; dicha doctrina de la Trinidad es el fundamento de toda nuestra comunión con Dios y nuestra consoladora dependencia de él.
CFB 1689 II.3
Alguien se preguntará, ¿Y qué tiene que ver esta definición de la Trinidad con nuestro estudio del Pentateuco? Absolutamente toda. Lo que más afecta nuestra interpretación del Pentateuco, y la Teología Bíblica que se produzca como consecuencia de esta interpretación, está directamente relacionada con nuestro concepto del Dios Trinitario.[15]Es absolutamente relevante que entendamos que cuando hablamos de las Escrituras, y por consecuencia del Pentateuco, estamos hablando de un escrito que refleja lo que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son en su ser y al mismo tiempo su accionar en el mundo. Una hermenéutica trinitaria.[16]
A menos de que comprendamos esto, nuestra interpretación, y por consiguiente aplicación, el Pentateuco será similar a la de un judío, por ejemplo, un deísta o un mormón.
La Biblia es la Palabra, o la revelación de Dios. Las Escrituras revelan al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, esto es de su carácter. Son las Escrituras las que dan testimonio de la persona y obra de este Dios trino. Debemos dejar de leer las Escrituras de manera antropocéntrica, y comenzar a verlas de manera teocéntrica. No solo debemos creer en la Trinidad, sino también hacernos la pregunta: ¿Qué diferencia hace mi Fe en la Trinidad en mi interpretación de las Escrituras?
Decir que cada página de las Escrituras es la revelación de Dios, no significa, sin embargo, que cada página de las Escrituras habla acerca de Cristo o del Espíritu Santo o incluso del Padre. Sino que los temas principales de las Escrituras necesariamente están relacionados con la obra Trinitaria, y que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento deben ser interpretados en unidad. Esto no quiere decir, por ejemplo, que debemos buscar a la Trinidad en las paginas de Génesis, forzando el significado de los pasajes.
La mayoría de cristianos Evangélicos estaría de acuerdo en que las Escrituras son la revelación de Dios. Sin embargo, la variación entre diversos grupos comienza con la respuesta a la pregunta: ¿Cuál es el tema principal de esa revelación? Veremos la importancia de esto en un próximo articulo.
NOTAS
[1]Este articulo es una adaptación de: Jaime D. Caballero, “Introducción”, en Teología Bíblica del Pentateuco: Como interpretar y predicar la Ley de Dios, ed. Jaime D. Caballero (Lima, Perú: Teología para Vivir, 2019), 29-35.
[2]Tanto este capítulo introductorio, como el siguiente, han sido modificados de algunas de las clases que di a nivel seminario sobre hermenéutica y teología del Pentateuco.
[3]J. Goldingray, «Hermeneutics», ed. T. Desmond Alexander y David W. Baker, Dictionary of the Old Testament: Pentateuch(Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2003), 387.
[4]relleniton D. Fee, Comentario de las Epístolas a 1ay 2ade Timoteo y Tito, ed. Anabel Fernández Ortiz, tras*. Pedro L. Gómez Flores, Colección Teológica Contemporánea (Viladecavalls, Barcelona: Editorial Clie, 2008), 318.
[5]Esta es la postura defendida por el sector evangélico conservador sobre la interpretación de 2 Timoteo 3:16-17. Para una contraparte en los argumentos, en relación a que Pablo no tiene el propósito de defender la inspiración y ontología de las Escrituras, ver: Luke Timothy Johnson, The first and second letters to Timothy: a new tras*lation with introduction and commentary, vol. 35A, Anchor Yale Bible (New Haven; London: Yale University Press, 2008), 423.
[6]Michael P. Riley, «Can One Be Both a Dispensational and “Covenantal” Apologist?», Detroit Baptist Seminary Journal21 (2016): 152-154.
[7]Telford Work, Living and Active: Scripture in the Economy of Salvation, Sacra Doctrina: Christian Theology for a Postmodern Age (Grand Rapids, MI; Cambridge, U.K.: William B. Eerdmans Publishing Company, 2002), 9-10.
[8]J. Goldingray, «Hermeneutics», ed. T. Desmond Alexander y David W. Baker, Dictionary of the Old Testament: Pentateuch(Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2003), 387-389. Goldingay habla de diez escuelas de interpretación, las cuales son como siguen: Cristológica, Doctrinal, Devocional, Ética, Feminista, Imperialista, Teología de la Liberación, Midrástica (Judía), Modernista, Post-Modernista.
[9]John Goldingay, «HERMENÉUTICA», ed. T. Desmond Alexander y David W. Baker, tras*. Rubén Gómez Pons, Diccionario del Antiguo Testamento: Pentateuco, Compendio de las Ciencias Bíblicas Contemporáneas (Barcelona, España: Editorial CLIE, 2012), 432.
[10]Sale de los límites de esta breve introducción hacer un estudio comparativo de como diferentes ramas del cristianismo, y escuelas teológicas, responderían a estas preguntas. Pero sin duda habrá variaciones grandes entre las mismas.
[11]Louis Berkhof, Summary of Christian doctrine(Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans publishing co., 1938), 21.
[12]La Confesión de Fe de Westminster señala en este punto: CFW I.2: “Bajo el nombre de Santas Escrituras o Palabra de Dios escrita están contenidos todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamentos, todos los cuales fueron dados por inspiración de Dios para que sean la regla de fe y vida.”
[13]P. G. Riddell y M. J. Nazir-Ali, «Islam and Christianity», ed. Martin Davie et al., New Dictionary of Theology: Historical and Systematic(London; Downers Grove, IL: Inter-Varsity Press; InterVarsity Press, 2016), 460.
[14]Michael Horton, The Christian Faith: A Systematic Theology for Pilgrims on the Way(Grand Rapids, MI: Zondervan, 2011), 279-281.
[15]Vern S. Poythress, “Capitulo 5: El carácter Trinitario de la verdad”, en La Interpretación Bíblica Enfocada en Dios, vol. 4, Colección Aportes Lingüísticos al Estudio Teológico (Tampa, FL: Editorial Doulos, 2016).
[16]Daniel J. Treier, “Contemporary Theological Hermeneutics” en Kevin J. Vanhoozer et al., eds., Dictionary for theological interpretation of the Bible(London; Grand Rapids, MI: SPCK; Baker Academic, 2005), 791.